Partida Rol por web

La Semilla del Caos [VII KDD]

Epílogo

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31/03/2013, 19:21
Director

Kastala había muerto. Ciro también. Pero Karnak Zul vivía. Era, sin duda, un resultado mas que satisfactorio... Al menos para los que aún vivíais. En ese momento posibles aliados como la Reina de la Carroña, Scarna, no eran mas que nimiedades y, a modo de toma de contacto, llevásteis a Zul a la zona de la nave que Scarna decía gobernar. La masacre fue digna de recordar. Aunque nunca lo admitiríais, indirectamente Zul os enseño muchas formas de matar de formas tremendamente dolorosas y llamativas.

Cuando el demonio parecía un ser enteramene hecho de sangre, una tétrica recreación de las milenarias leyendas de la vieja Tierra sobre los "golems", empezásteis a pensar que quizás, sólo quizás, no había sido tan buena idea. Pero el pacto estaba hecho y retomásteis el camino hacia el puente de mando.

El inmaterium podía ser terriblemente caprichoso en sus actuaciones frente a objetos creados por mortales, como quedó patente cuando una oleada de servidores de combate os asaltó mientras cruzábais la galería de macrocañones estelares de babor. Mas máquina que hombre, mas aberración que siervo mecánico, se abalanzaron contra vosotros con una fiereza sin remordimientos. Sus viejos cogitadores, sin embargo, parecían encontrarse en perfecto estado ya que procesaban complejas rutinas de combate y evaluación de enemigos, por lo que centraban los ataques principalmente en los astartes restantes. Las carcajadas desdeñosas de Babaroth, el berserker, pronto quedaron silenciadas cuando una servo-pinza de carga prácticamente destrozó uno de sus antebrazos. Quedó claro que, aunque simples servidores, los mecanismos de potencia y las herramientas que portaban injertadas hacía de los servidores una seria amenaza. La potencia de fuego de Ciro se echó en falta, ya que Zul había mutado su cuerpo anfitrión y combatía en cuerpo a cuerpo. Pero gracias a los Cuatro Oscuros lográsteis acabar con las dos docenas de servidores sin sufrir heridas de importancia.

El camino al puente de mando estaba despejado.

Una carga frontal sería, con toda seguridad, una muerte segura a pesar de la segura arrogancia y ansia de sangre que embargaba al berserker, pues el Interrogador Crane estaría mas que preparado para vuestra llegada. Tras unos minutos de estudio, Nina encontró un pequeño respirador por donde podría acceder y, con suerte aparecer por otra sección del puente. Una lástima que la bruja, Kastala, no estuviese ya viva, pues sus descargas psíquicas serían un apoyo perfecto desde la retaguardia de Nina.

El combate contra vuestra némesis fue, sin duda, la mayor prueba a la que os habíais enfrentado en mucho, mucho tiempo. Los acólitos de nivel alfa que acompañaban al Interrogador desataron una lluvia letal de disparos laser sobrecargados contra Asrodel y Babaroth, pues estaban perfectamente entrenados y sabían del inconmensurable poder de destrucción que podían desatar los astartes si se les permitía actuar. Contábais con que la presencia de Zul causase estragos entre sus voluntades, pero únicamente un acólito sucumbio ante la visión del demonio y se voló el cráneo él mismo. Antes de poder siquiera cargar la sobreconcentrada andanada láser arrancó de cuajo el brazo izquierdo de Babaroth por debajo del codo. Pero esto no hizo mas que llevar al extremo del frenesí sangriento al berserker que, en un único y fluido movimiento se incrustró el hacha sierra que empuñaba la mano cercenada en el muñón del brazo y se lanzó a la carga. El avance de Asrodel fue, con mucho, mas eficaz y seguro, pues aprovechó toda cobertura posible y el efecto devastador de su última granda frag, para descargar una lluvia letal con su bolter contra los acólitos. El TecnoHereje Bore, por su parte, realizó unos certeros disparos contra la maquinaria tras la que se escondían los perros lacayos del Falso Emperador. Gracias a su herético conocimiento de la tecnología imperial, sus impactos sobrecargaron sendas centrales de datos y estas, en la explosión, segaron la vida de dos acólitos. Zul masacraba con las manos desnudas a un trío de acólitos mientras mantenía una saludable distancia con el interrogador Crane. Este, sin dudarlo, se abalanzó contra el berserker de Khorne, entonando un cantico sagrado de la Inquisición. Babaroth aún estando completamente poseído por una furia sangrienta, pudo comprobar con naciente horror, como el hachazo doble que descargó contra Crane fue bloqueado por lo que parecía ser un campo de fuerza. Por su parte la ornamentada espada de energía del Interrogador atravesó como si fuese mantequilla las gruesas capas de ceramita de la armadura del astarte.

Por fin Nina logró llegar al combate tras recorrer el angosto respiradero sin alertar a los acólitos allí apostados. Por suerte la entrada salvaje de sus compañeros hizo abandonar sus posiciones a los acólitos por lo que el camino estaba libre. Al llegar por la espalda del equipo inquisitorial Nian pudo causar dos bajas pasando desapercibida, hasta que llegó a la espalda de Crane. Una vez mas el campo de fuerza del Interrogador desvió la espada sierra de la renegada, pero su disparo penetró la mística protección e hirió a Crane.

Asrodel ejecutaba un avance metódico y sin piedad, acabando con los dos acólitos restantes que le cerraban el paso. Circustancia que aprovechó Hephastius Bore para llegar a golpear a Crane. La poderosa descarga de energía que crepetó por su cuerpo y golpeó al Interrogador superó, quién sabe si por suerte o por algún oscuro conocimiento tecnológico, el escudo de energía de Crane. Babaroth, mas muerto que vivo, con la mente mas allá de todo raciocinio,  se abalanzó contra el malherido Interrogador, golpeándole con la cabeza como si fuese un martillo de forja... Minutos después, cuando la cordura volvió a él, de Crane no quedaba mas que una masa ensangrentada que apenas tenía forma humana.

El balance no era nada satisfactorio. Kastala había muerto, lo mismo que Ciro y, posiblemente, Babartoh se les uniría ya que sus compañeros no parecía que se fuesen a inclinar por tener un gesto piadoso de ayuda. Asrodel había gastado todas sus grandas y su bolter había sido destrozado por un malhadado disparo de un acólito. Nina había roto su espada sierra contra el escudo del interrogador. Unicamente el tecnohereje parecía incólume.

Poco a poco una carcajada total y absolutamente diabólica fue naciendo en la garganta de Zul mientras extendía ambas manos, garras mas bien, sobre unos controles determinados. Cierto es que solo Bore entendía la magnitud exacta y completa de lo que se proponía el demonio, pero incluso el resto de sus compañeros sabía que las intenciones del demonio no auguraban nada bueno.

"El campo Geller" Logró exclamar Hephastius mientras se abalanzaba contra el demonio. Esas tres palabras bastaron para poner a todos, una vez mas en movimiento. Sin embargo fue la inesperada, blasfema y aterradora promesa de dolor que hizo Babaroth al demonio lo que hizo que se detuviese. El berserker se negaba a morir e incluso había logrado ponerse en pie señalando con un hacha al demonio.

Con un grito y una promesa de venganza el huesped mortal de Zul ardió en un fuego incoloro y la forma astral del demonio se arrastró asta el sanctum del navegante.

Un parpadeo después, desde el puente, los herejes supervivientes a los horrores de cientos de años a la deriva en el inmaterium, a la Inquisición y a un demonio taimado, contemplaban un mundo nuevo.

Extraño, retorcido y seguramente potencialmente letal...

Pero, sin duda, era un mundo del plano real...

Un mundo donde comenzar de nuevo a sembrar el Caos por la Galaxia.