La tierra está a punto de ser destruida por una raza extraterreste a la que atacamos hace cientos de años y creíamos haber extinguido, sin embargo, no todos sus ejemplares fueron erradicados, algunos simplemente se ocultaron y han estado esperando su momento, preparándose.
Ahora, con la tierra aislada por un fenómeno que interfiere en las comunicaciones planetarias, han atacado destruyendo en minutos todas las defensas de larga distancia, la población se oculta en refugios subterráneos y los militares y fuerzas de la ONU intentan ayudar a los heridos mientras esperan para contraatacar. La flota de los Daimanos se acerca y no saber lo que pasa en el resto del espacio ocupado es casi peor que saber lo que le espera a la tierra.
La tierra está a punto de ser destruida por los Daimanos una raza que se creía erradicada en la guerra de hace 300 años.
Ahora, la tierra se encuentra aislada, los Daimanos han atacado destruyendo en minutos todas las defensas de larga distancia, la población se oculta en refugios subterráneos y los militares y fuerzas de la ONU intentan ayudar a los heridos mientras esperan para contraatacar. La flota de los Daimanos se acerca en una cuenta atrás imparable.
Los personajes deberán luchar con armamento avanzado contra las fuerzas Daimanas, elaborar un plan de contraataque y ejecutarlo.
Si fallamos no habrá otra oportunidad, la tierra, nuestro hogar, será destruido por completo.
Se buscan cinco jugadores/as con buen juego demostrable y con la capacidad de postear de forma diaria
La existencia del mítico “virus zombi” es algo biológicamente imposible, pero si hacemos un poco (mucho) de suspensión de la incredulidad se puede dar una mínima base científica al fenómeno zombi. Voy a ir por partes para intentar que nadie se pierda con el pedazo de ladrillo que voy a soltar.
Tipo de zombi: nuestro sujeto será el clásico zombi Romero: lento, estúpido y pudriéndose mientras deambula por ahí. Como dieta, nada de cerebros: carne cruda arrancada a mordiscos de sus víctimas.
El virus zombi: un virus es el mejor método conocido hoy en día de introducir mutaciones genéticas en cualquier célula, lo que más adelante veremos que resulta crucial en la creación de un zombi. Bien, nuestro virus se transmite de forma similar al filovirus (el virus Ébola, para entendernos), es decir, a través de fluidos corporales contaminados (sangre, saliva, orina…). Estructuralmente el virus es débil, por lo que se desestabiliza rápidamente y por lo tanto no puede transmitirse por vía aérea. También tiene una altísima capacidad de replicación, pudiendo llegar a la fase de septicemia (infección generalizada) en cuestión de días o de horas. Por último, es capaz inducir transformaciones radicales en el metabolismo celular.
Inicio de la enfermedad: tras el contagio la víctima sufre fiebre intensa y debilidad. Esto es debido tanto a la inmensa actividad metabólica inducida por el virus como por la respuesta inmunológica. Debido a la primera causa de la fiebre los antitérmicos son poco útiles para paliar esta fiebre. Es posible enlentecer el proceso provocando una hipotermia en la víctima. Sin importar las medidas que se tomen la infección sigue progresando y destruyendo todos los órganos vitales de la víctima: aparato digestivo, hígado, riñones, cerebro y finalmente el corazón se para. Clínicamente, el sujeto está muerto. Hasta aquí, nada distinto a una shock séptico normal. Lo que sucede a partir de ahora es más especulativo que científico.
Transformación: el virus cambia de manera radical la fisiología del cuerpo infectado. Vamos por partes:
Sistema nervioso: la única parte que permanece activa es el paleocórtex, es decir, la parte más primitiva e instintiva de nuestro sistema nervioso. Por lo tanto el sujeto carece de recuerdos, personalidad e inteligencia (que residen en las zonas llamadas meso- y neocórtex) y se mueve únicamente por instinto. Puesto que el objetivo de todo organismo parásito como un virus es mantenerse sin importar el huésped, quedan activas las zonas que se ocupan del reflejo de lucha y el apetito y se suprimen las del reflejo de huida. Por esto los zombis no tienen miedo de nada ni adoptan ninguna medida de defensa o de evitación del daño. También permanecen intactas (más o menos) las vías de transmisión de impulsos nerviosos (Médula espinal y nervios espinales), imprescindibles para que el zombi siga moviéndose.
Aparato digestivo: el tracto digestivo del infectado sigue funcionando aunque de forma distinta. Puesto que ya no tenemos un aparato circulatorio funcional, el virus debe crear un sistema alternativo de llevar nutrientes a las células para que puedan seguir funcionando. Un posible mecanismo consiste en inducir la absorción de nutrientes por un complejo proceso de ósmosis masiva en el que los nutrientes van pasando de donde hay más a donde hay menos. Este proceso es altamente ineficaz, lo que explica que las partes más externas del cuerpo (la piel y los tejidos de debajo) se sigan pudriendo al llegarles pocos o ningún nutriente ya que éstos han quedado retenidos en los tejidos más cercanos al tracto digestivo. Esto incluye las fibras nerviosas dérmicas, por lo que los zombis carecen totalmente del sentido del tacto. Esto les permite moverse con normalidad incluso aunque se les inflijan heridas que incapacitarían a alguien con un sistema nervioso intacto.
Aparato locomotor: la clásica torpeza de los zombis se debe a varios factores. Primero está el hecho de que a consecuencia de su nueva forma de digerir la comida los nutrientes les llegan mucho más lentamente y en menos cantidad. Además no hay sangre que lleve oxígeno, por lo que las células deben recurrir al metabolismo anaerobio que es mucho menos eficaz. Por último las neuronas, que forman los nervios que hacen que los músculos se muevan, son las células más sensibles a la falta de nutrientes y además no pueden recurrir al metabolismo anaerobio, que tendría que ser inducido artificialmente por el virus y aún así seguirá siendo menos eficaz que el metabolismo aerobio (con oxígeno). Por otro lado, este déficit nervioso permite que el zombi ignore los mecanismos que normalmente limiten la fuerza que pueden ejercer los músculos, ya que es incapaz de percibir que se están destruyendo fibras musculares debido al sobreesfuerzo. Aunque realmente el zombi no se vuelve más fuerte, sí que lo parece sencillamente porque no tiene límites a la hora de aplicar su fuerza.
Comportamiento: ¿Por qué los zombis no se atacan entre sí? Los seres humanos somos seres sociales, lo que en los zombis se traduce en comportamientos de manada. Puesto que el sentido del olfato está muy vinculado al paleocórtex no sería descabellado imaginar que el zombi es capaz de reconocer a los suyos por el olor. Podría darse incluso el caso de que los zombis segregasen también algún tipo de feromonas que les permitiera reconocerse. Incluso en el caso de que un zombi llegase a morder a otro, la carne podrida es mucho menos nutritiva que la carne fresca, por lo que el zombi iría a buscar otra fuente de alimento.
Hábitos alimenticios: ¿Pueden los zombis alimentarse de otra cosa aparte de la carne humana? En teoría, no hay motivos por los que un zombi no pueda alimentarse de la carne de animales. Sin embargo los humanos presentan varias ventajas para los zombis hambrientos: no siempre huyen, no tienen garras ni colmillos para atacar, ni defensas naturales (Pelaje, armadura) que los proteja, no vuelan, corren menos y no caben por sitios y no pueden escurrirse por sitios pequeños. Otra posible explicación sería un comportamiento inducido por el virus para expandirse lo más rápido posible.
Variaciones: todos los virus pueden (y de hecho lo hacen con frecuencia) mutar con relativa facilidad. Un virus zombi mutante que conservase más zonas del cerebro daría como resultado zombis más astutos e inteligentes. Un sistema de nutrición más eficaz produciría zombis más rápidos (aunque no necesariamente menos torpes). Una mejor conservación del sistema nervioso periférico (en cristiano: todo tejido nervioso que no sea encéfalo y médula) hará zombis más hábiles. Inducir la hipertrofia del tejido muscular hará que el zombi sea más fuerte y resistente… etcétera.