Partida Rol por web

Kharen- haciendo una pequeña reverencia- humilde servidora de la hueste, claro que nos guiaron desde los cielos en nuestras peripecias- mientras toco mi simbolo sagrado- que mejor motivo para saber que estamos haciendo lo correcto que seamos apoyados por la hueste.

despues de eso se paso por la mesa para coger su copa de vino y beber un poco para quitarse la sequedad de la boca y esperar que emperazan con mas preguntas.

Una vez anotadas vuestras respuestas Regar se pone serio y os lanza otra pregunta:

- Es cierto que hay un noble brelio implicado en la conspiración con Karrath? Eso es un hecho sin precedentes.

Antes de que podáis responder aparece Destir.

- Me temo que no queda tiempo para más preguntas, nos tenemos que poner en movimiento si queremos llegar a tiempo a Wroat, ya habrá otra ocasión para mas preguntas.

Regar dirige una mirada sarcástica a Destir y se levanta con su ayudante hacia la salida.

- Estoy seguro de eso señor, ya sabe lo que nos gusta informar de todo...

Os dirigís a vuestro carromato y podéis observar que Lesat tiene uno propio que parece un taller de costura bien preparado, sin duda cuando lleguéis a Wroat vuestros tarjes estarán preparados.

Vuestro viaje discurre sin incidentes por la buena calzada que llega hasta Wroat, la capital os recibe con sus majestuosos edificios y sus bien cuidadas calles, sus bulliciosos habitantes apenas reparan en vuestra comitiva, sólo dando algunas miradas curiosas.

Al poco podéis ver el hermoso palacio real y sus suaves lineas destacan sobre el horizonte.

Al bajaros por una de las puertas laterales, sois recibidos por miembros de la guardia real y el servicio de palacio, se puede ver un gran movimiento de personas engalanando las paredes, limpiando, juntos con la gran cantidad de soldados dando seguridad.

Os invitan a pasar a unas dependencias auxiliares donde se os solicitan que dejéis vuestras armas y objetos posiblemente peligrosos.

Un joven adepto usa sus habilidades para investigar vuestro equipo.

- Algún objeto que declarar antes de la inspección mágica?.

Antes de respondáis le solicitan a Arraman que acuda a una sala anexa donde deben pasar los miembros del arcano.

Los sirvientes te escoltan hasta una pequeña sala, dentro sólo hay una silla enfrente de un escritorio donde se encuentra sentado un hombre maduro que porta unas extrañas gafas, flanqueado por dos imponentes figuras en armadura completa.

- Bien Señor Arraman? - te saluda mientras consulta unos documentos que tiene en la mano - me puede explicar que hace un replicante con esa identidad en la corte del rey? - y cruza sus manos frente a si esperándote.

Arraman levantó una ceja ante el comentario. 

-Yo nací "replicante" como decís, pero toda mi vida en este continente la he vivido bajo esta personalidad actual, la del mago Arraman. Tengo mis razones para no enseñar mi verdadera forma pero puedo asegurarle que no tengo ninguna intención de atentar o buscar la perdición de su rey ni de nadie de su familia. En la actualidad mi preocupación es ayudar a la corona, en realidad.

- Ummm- rezongó el forjado- Fornax nunca deja sus armas. Las armas son como los brazos de Fornax.

Compórtate como un ser civilizado, amigo- escuchó en su mente- estás en la corte, donde sabios y caballeros deciden el destino del mundo. No es lugar para matones ni bárbaros. Demuestra que tu raza ha llegado más allá de los que piensan que sólo sois trozos de acero en movimiento.

- Ummm- volvió a piafar por bajo.

La guardia observaba al forjado y su debate interno con una mezcla de perplejidad y preocupación. En un momento, uno de los guardias avanzó un paso con los nudillos blancos sobre la empuñadura de su arma. Sin embargo, Fornax no pareció advertir el gesto y desenvainó el arma.

La guardia se colocó en posición defensiva, casi lista para asestar un golpe definitivo pero el forjado levantó las manos y, con tranquilidad, posó las armas sobre la mesa.

- Está bien- aceptó.

Fornax levantó la cabeza y se hinchó con orgullo mientras su mirada desafiante retaba en silencio a la guardia.

- Un forjado también sabe cumplir normas. No soy un bárbaro, ¿sabéis? Lucho por el Rey igual que vosotros. Deberíais llamarme hermano en lugar de desconfiar de mis intenciones.

El gnomo había hecho demasiadas preguntas y lógicamente había sido despachado. Ya tendría tiempo de enterarse, al igual que el resto del reino, por lo que no era algo por lo que preocuparse y, siguiendo con esa idea, me dirigí al carromato que nos llevó al palacio.

Durante nuestro trayecto, quedó en evidencia que la gente de la capital estaba acostumbrada a este tipo de comitivas, lo cual no dejaba de ser sorprendente. Más tarde, nos tocó sufrir los requisitos de tratar con la realeza, obligándonos a entregar nuestras armas, pero tenía que admitir que era un alivio poder prescindir de tanto peso.

- También dispongo de varias pociones, ninguna dañina ¿es necesario entregarlas?

Pregunto al guardia conforme amontono los carcajs, las armas y el escudo. Imaginaba que dependería de que el examen mágico, así que me vi obligado a preguntar antes de nada.

durante todo el trayecto estubo mirando por la ventana del carromato mirando hacia el exterior mientras el aire le mecia el pelo, de vez en cuando miraba a los silenciosos compañeros, aunque puede que al alejarse de ellos hayan perdido parte de la chispa que podia haberle aportado con tanta lucha luego de pensar eso resoplo y volvio a concentrarse en el paisaje y en sus pensamientos.

Creo que no- respondi rapidamente- entonces como ha dicho sir Hurin ¿hay que dejar las armas aqui?- digo mientras señalo el lugar donde Fornax y Hurin hayan dejado las armas- lo digo porque no creo que importe mucho, las armas ya que la hueste es la que me guia y creo que si hubiera problemas ellos nos darian alguna ayuda que otra.

El hombre te mira seriamente:

- Bien, si esas son sus verdaderas intenciones puede acudir a la cena, pero tenga en cuenta que siempre habrá alguien viguilándole, no es nada personal, pero en el periodo de guerra hemos tenido muchos problemas con replicantes y no podemos bajar la guardia.

Dicho es te hace un gesto para que abandones la estancia.

Los guardias al final recogen vuestro equipo a pesar de vuestras protestas y rellenan un formulario con vuestros datos y pertenencias antes de ponerlas bajo llave, tras eso os guían por unos pasillos repletos de sirvientes llevando comida y diversos enseres a toda prisa, os hacen entrar en un estancia donde os espera Lesat con vuestros trajes, todos obras de arte por si mismos.

El traje de Kharen combina telas de diferentes tonos de azul, el contraste del mas oscuro del corpiño con los claros vaporosos del resto hace que parezca que hay olas cuando la clériga se mueve.

Arraman parece el fuego encarnado una vez se viste, el brillante rojo con ribetes dorados fulgura bajo la luz y dando un aspecto de llamaradas líquidas cada vez que da un paso.

La vestimenta de Fornax es más sencilla en apariencia, pero la túnica plateada tiene pequeñas tiras de metal y tachuelas que combinan con los componentes metálicos del forjado creando una fantasia elemental muy bien lograda.

Las prendas de Hurin en comparación parecen algo más mundanas, pero de una calidad excelente sin duda, el sastre ha seguido al pie de la letra las instrucciones del explorador.

- Que os parecen vuestras prendas?

- Fornax no entiende mucho de prendas y gustos humanos- rumió el forjado- pero Fornax cree que debilucho a hecho un buen trabajo y se siente menos extraño entre estos muros de piedra.

despues de dar una pequeña vuelta para ver el vuelo de la falda, junto las manos a la vez que miro al sastre- me encanta, por mi lo llevaria toda la semana o incluso un mes- despues de decir eso agacho la cabeza-  pero si lo hago se estropearia, mancharia y otras cosas que no me gustaria que pasara. - levanto la cabeza con una sonrisa en la boca- Me encanta, muchas gracias. Es muy buen trabajo.

Arraman giraba sobre sí mismo, complacido con la túnica. Aún así, el orgulloso mago nunca admitiría su satisfacción ni su vanidad.

-No está mal -dijo, seco. 

Un chambelán muy estirado aparece en vuestra habitación, y con un gesto os indica que lo sigáis:

- Si ya están preparados acompáñenme hasta el comedor, en un momento empezará el banquete de honor, ocuparán la mesa central, pero se sentarán en el lateral dada su condición social, señor Tajar usted también al formar parte del mismo grupo, habrá algún pequeño discurso y no se puede empezar a comer hasta que el rey lo haga, entendido?.

Dicho esto abre las puertas que dan al comedor.

Un comedor increiblemente decorado, no hay un rincón que no este bien iluminado, los retratos de los antiguos reyes de Breland y compiten por el espacios junto a los bellos tapices que narran las glorias ocurridas a lo largo de los años, las cuberterías, manteles son de una calidad excepcional, el valor de lo que veis seguramente daría para comprar un pueblo entero. 

Os indican que ocupéis vuestros asientos en el lateral de la mesa real.

Fornax se sentía absolutamente incómodo. Aquello era como invitar a un elefante a participar en un ballet. El forjado intentaba moverse lo más sutilmente posible, imitando los movimientos tranquilos y elegantes de Arramán pero la realidad es que parecía un pato tosco y ridículo a su lado.

Ve tranquilo- le explicaba el docente- no necesitas aparentar lo que no eres. Será peor. Yo estoy contigo ahora, te ayudaré.

La fastuosidad del comedor no lo maravilló como a otros. Los forjados no sentían esa fascinación por la opulencia, el oro y lo que las otras razas consideraban riquezas. Preferían la pasión del combate, el sabor de la sangre en la batalla y el sonido del buen acero.

Siguió al chambelán sin abrir la boca y se sentó en el sitio que le habían asignado. Todo pareció haber ido bien hasta que tropezó con una de las patas de la mesa, haciendo que los cubiertos protestasen mientras las copas, demasiado juntas unas de otras, tintineaban ruidosamente.

Te lo dije.

hago un pequeño gesto con la cabeza mientras digo- claro, nadie deberia empezar antes que su majestad- mientras en mi pequeña cabeza empezaba a recordar todas las clases de buenas formas que habia dado en el templo mientras miraba que cuberteria habia en las mesas y como estaban colocadas las copas, di un pequeño suspiro y espere hasta que el chambelan indicara donde debia sentarme, despues de eso hice una pequeña suplica a la hueste para que esto solo fuera un pequeño trago antes de poder hacer algo por los demas..

Arraman echó un vistazo al salón. Daba gusto ver cosas así, en comparación con la austeridad del campamento. Aún así, el mago intentó no mostrarse demasiado impresionado. En su lugar, dirigió sus pasos hacia la ventana y echó un vistazo a las privilegiadas vistas que ofrecían de la ciudad. 

Desde allí, sin mirar siquiera a sus compañeros, escuchó el tintineo de las copas.

-Por los dioses, intentad no romper nada...

Casi mejor.

Reconozco cuando me dicen que acompañaré al resto del grupo en la mesa, lo que sumado a la nueva ropa quizás consiguiera cumplir mi deseo de pasar desapercibido, aunque si debía ser sincero, no contaba con que durara mucho tiempo por simple descarte.

Sólo quedaba por averiguar quiénes asistirían, a parte de su majestad, para saber si sería una comida tranquila o un auténtico dolor de cabeza que provocara un millar de problemas. Lógicamente, empecé a contar los asientos.

El resto de invitados siguen entrando y ocupando sus asientos, hay muchos ropajes caros y joyas de todos los colores y todo el mundo os mira con extrañeza en sus rostros al veros en la mesa principal, serán nuevos nobles? Invitados extranjeros? Un forjado sentado a la mesa? Los rumores se inician nada más veros, y pronto se extienden por la sala.

Pero la gente no tiene mucho tiempo para hablar, pues las fanfarrias anuncian la llegada del rey, todo el mundo se pone en pie mientras el rey y la reina entran con su séquito.7

Su porte es magnifico, duro como alguien que ha participado activamente en las batallas,  pero no se aprecia maldad en rostro, quizás cansancio propio de la edad, pero su postura y movimientos denotan que tiene energía de sobra, su presencia ensombrece al resto de los que van con ellos.

Al sentarse el su primo y consejero Jhen se sienta a su izquierda, tiene mucho mejor aspecto desde que los rescatasteis de los hobgoblins, los sanadores reales son realmente buenos.

El rey acalla las voces y se dispone a hablar:

- Amigos hoy nos hemos reunido aquí para celebrar la recuperación de mi primo Jhen, que por poco cae en manos de Karrath, en estos tiempos las amenazas pueden de llegar de cualquier sitio, pero por suerte contamos con grandes luchadores para lidiar con todo, como los que se encuentran aqui presentes que dejaré que se presenten y os dirijan unas palabras - extendiendo su brazo hacia vuestra posición.

Su majestad, solo hicimos lo que cualquier soldado del reino habria echo.- despues de eso hago una gran reverencia y la mantengo hasta que sea correcto levantarla.

La respuesta de Kharen me obligó a contener un suspiro, no por lo que dijo, sino por no atender a las palabras del rey.

- Exactamente, majestad.

Valoro con sequedad el comentario de la sanadora para que fuera consciente de que no había respondido correctamente, aunque tampoco quería ahondar mucho más en el tema, pues los cortesanos ya se ocuparían de ello.

- Como bien ha dicho la sacerdotisa Kharen de la Hueste, ahora mismo sólo somos soldados de su grandioso ejército, que hacen todo lo posible para vencer sus enemigos. Pero es gracias a la sabiduría de sus generales que el mago Arraman el Rojo, el paladín Erebor, el forjado nombrado Fornax y yo mismo, Húrin ir'Tajar, llegamos a formar la escuadra que nos ha permitido asistir a vuestra corte.

Hablaba mecánicamente y sin pretender sonar grandilocuente, sino más bien todo lo conciso que exigía demostrar un mínimo de protocolo.