Partida Rol por web

Al poco de llegar al puerto de Sharn os indican que vayáis a una posada del Dragón Dorado de la casa Ghallanda, en cuanto llegáis a la acogedora posada, pulcramente limpia y eficazmente atendida por el personal de la casa del dragón, os dirigen a un pequeño salón privado iluminado por varias antorchas siempreardientes y una chimenea bien provista.

Al acomodaros os traen toda clase de viandas a vuestro gusto, pudiendo disfrutar de un momento de tranquilidad y asueto largo tiempo olvidado.

Al poco aparece por la puerta Arlan Ir'lon, el agente de la ciudadela que os envió al culo del mundo, su expresión parece bastante alegre y os saluda con efusividad.

- Bienvenidos! Un trabajo excelente trayendo a Verren vivo, es posible que saquemos algo de información de ese maldito traidor, no dábamos un cobre por vuestro éxito, pero habéis demostrado tener recursos, por ello la corona desea felicitaros y recompensaros, un apartamento en torres hiedra del distrito de Menthis superior, lo bastante amplio para todos os será cedido de las propiedades que Verren tenían en la ciudad, claro que con ello va una responsabilidad, se espera que trabajéis para la ciudadela, esta traición puede ser la punta del iceberg y es necesario que aumentemos la seguridad, que decís?  

Arraman observó la posada con actitud crítica, como siempre. Lucía ya la presea que le había arrebatado al mago en el combate del templo de los hombre lagarto y pensaba en lo que iba a hacer con su parte de la recompensa (probablemente, gastárselo todo en pergaminos para aprender conjuros).

La oferta de trabajo, sin embargo, le sorprendió, pues pensaba que, después de su desatrosa intervencion en la corte, no querrían verlo más cerca de palacio. 

-Mmm... a mí me interesa. No me importaría contar con una residencia fija, aunque deba hacer de lacayo de la corona una vez más.

Fornax no entendía demasiado de tratos, de beneficios o de trabajos pero sí entendía de una cosa, de lealtad. Además, Fornax era un guerrero, vivía por y para el combate, no sabía hacer otra cosa. Si no combatía allí lo haría en cualquier otro lado. Además, presentía que todavía tenía mucho que hacer allí y mucho que mejorar al lado de Arraman quien, sin duda, le ayudaría a sacar partido a aquel nuevo compañero mágico que se alojaba en su pecho.

- Podéis contar con mi acero, también- añadió dando un paso hacia adelante.

Por fin habíamos regresado a la civilización y ¿qué nos esperaba? Más problemas, como si no hubiéramos tenido suficiente con perseguir un delincuente hasta el otro lado del mundo, ahora debíamos dejar de lado la guerra para actuar de ¿guardaespaldas? ¿investigadores? Si no fuera porque dudaba de que un hombre más significara la diferencia en el frente, lo habría mandado a tomar viento, pero eso habría supuesto un millar de problemas adicionales con los que no querría lidiar, así que únicamente había una salida lógica.

- Está bien.

Accedo a regañadientes. Sólo esperaba que llegáramos pronto al final de toda esta conspiración.

Arlan Ir'lon ensancha la sonrisa en sus labios y su alegría parece bastante sincera a la luz de la chimenea que os alumbra a todos.

- Perfecto! No dudaba en que aceptaríais este nuevo reto, sólo hay que preparar un par de papeles y en un par de días os instalareis y presentaréis al servicio en el palacio, mientras podéis alojaros en esta misma posada, vuestra instancia corre a cargo de la corona... por esta vez, pero no os acostumbréis.

Una vez sólos podéis recapacitar sobre las aventuras pasadas, aunque nadie ha muerto en combate si hay varios compañeros que os tuvieron que dejar por las circunstancias, habéis estado en batallas, peleado en el mar y en la jungla, luchado contra la garra esmeralda y pasado varios desafíos tanto de etiqueta como de valor, ahora estáis tranquilos y con bastante oro en el bolsillo, el futuro nadie sabe que deparará pero de momento os encontráis mejor que cuando pisasteis el campamento como reclutas tiempo atrás, la vida es vuestra para seguir disfrutando de ella.

FIN