Partida Rol por web

Con las maletas ya en la mano me planto en la acera frente a la estación de autobuses. Hace un frío horroroso, y la verdad es que no voy demasiado bien abrigado, para variar. Me froto las manos, que apenas llevo cubiertas por unos mitones viejos, intentando retener en ellas algo de calor. Miro a mi alrededor: decenas y decenas de personas que van y vienen con aire de tener mucha prisa.

Esbozo una ligera sonrisa, se diría que sin motivo justificado. Mientras considero mi siguiente paso, extraigo un paquete de cigarrillos de uno de los muchos bolsillos de mi chaqueta y enciendo uno. A pesar del ambiente glacial de Oslo -miro de reojo al cielo y a las nubes, como echándoles la culpa- me quedo ahí parado por unos minutos, dando largas caladas y disfrutando de unos momentos de calma para reflexionar.

Cuando voy por la mitad del pitillo, lo echo al suelo y piso la colilla, como si repentinamente me hubiera aburrido de él. Cargo con las maletas -son dos, también bastante viejas, una llena de ropa y otra con mi mochila y mi equipo- y llego en dos pasos largos hasta la carretera. Una larga fila de taxis parece estar haciendo el agosto con los viajeros de la estación: voy a contribuir yo también. Me acerco al primero que pillo, sin fijarme siquiera en el modelo, y me detengo un segundo para observar al taxista y, significativamente, a la radio del taxi. "Bien, allá vamos..." susurro para mí.

Te montas en un taxi y eres reconfortado al minuto por la calefacción interior. Un hombre delgado, con cara de pocos amigos te mira mientras aprieta unos botones en el taxímetro.

-A donde vamos amigo?

Finjo pensármelo un momento y finalmente respondo "Acérqueme al Slottsparken, por favor". Hablo en un muy correcto inglés con sólo un suave acento germano.

Me acomodo en el asiento trasero, y mientras el taxi arranca y busca un hueco entre los coches que circulan por la carretera, me vuelvo para observar por última vez el ajetreo de la estación de autobuses. En un tono deliberadamente casual, comento "Vaya, hay mucho movimiento en esta ciudad, ¿eh? Parece que se ve mucho extranjero...". Ignorando la expresión reservada del conductor, añado una pregunta: "¿Ha sucedido algo, se festeja alguna cosa...?".

En ningún momento dejo de mirar a la carretera y fuera del taxi, con un aire entre distraído y aburrido. Casi como si en realidad me diera igual lo que estoy preguntando.

El taxista conduce con mucha tranquilidad por las calles de la capital.

-Sí... aunque esta época es bastante fría, es la mejor para visitar la ciudad.  Oslo no es una ciudad que se caracterice por una gran cantidad de tesoros arquitectónicos, sin embargo, en los distritos históricos de St. Hanshaugen y Frogner se pueden encontrar algunos edificios bastante hermosos

-Usted viene como turista o por motivos de trabajo? si me permite la indiscrección

"Ah, no..." respondo al cabo de unos instantes "... soy un simple turista. Me atraía esta zona. No es indiscreción, esté tranquilo." concluyo esbozando una sonrisa.

Tras una pausa prudencial, añado "En realidad planeaba realizar un recorrido por toda Escandinavia. Pero le confieso que estuve a punto de suspender el viaje. Con esas historias extrañas de accidentes aéreos y demás que han tenido por aquí, nunca se sabe, ¿no cree?"

He intentado adoptar un tono de turista ignorante, o al menos lo más parecido que he podido. No dejo de observar el exterior -la carretera, la ciudad y sus habitantes...-, pero miro de reojo al taxista al formular mi última pregunta.

El hombre no te contesta hasta que frena en un semaforo en rojo.

-Es verdad, ha sido una lástima lo del accidente... con todas esas personas muertas... de hecho un conocido mío perdió iba en el avión... ha sido una verdadera pérdida.