El capitán... el capitán parece distinto. Su forma de mirar a Snargle me produce escalofrío. Por un momento lo miro como lo miran sus víctimas, y no me gusta. No se que pasa, pero dudo que sea bueno.
«Hablaré con él. Es un hombre con una edad, eso juega a favor de su experiencia, pero en contra de todo lo demás. Tal vez sólo necesite una copa, hablar y una partida de cartas. Sólo eso» pienso mientras espero pacientemente su respuesta.
Sonrío cuando habla con cariño de la nave. Ninguno de los dos lo reconocemos, pero ella es la mujer de nuestras vidas. Dificilmente alguna mujer podría darnos todo lo que ella nos da, pidiendo tan poco a cambio. Es nuestra niña mimada. Al menos mientras se me resista Lady Blackbird.
Frunzo el ceño cuando habla despectivamente de la chica, pero evito hacer comentarios. Hoy no es el día. Tal vez delante de una buena botella.
—Claro capitán, ahora mismo— respondo mientras le doy la espalda.
Me alejo hacia los motores, pasando por el lugar en el que están las mujeres. De lejos, als escucho hablar. De nosotros, y no muy bien. Podría espiarlas para ver qué sucede, pero tengo prisa y entre los motores, y los rumores, escojo la opción que aumenta mis posibilidades de supervivencia,
—Señoritas...— saludo con una sonrisa pilla mientras paso a su lado.