Partida Rol por web

Corres todo lo que puedes sin pensar en nada mas, toda la calle se ha convertido en un caos y algunos aprovechan para intentar sustraer objetos de las tiendas, la situacion se vuelve violenta asi que decides meterte por una callejuela y escapar de la multitud, te apollas en la pared los gritos se oyen ahora lejanos y pese a seguir en el distrito comercial no sabes muy bien donde estas, te das cuenta de que has perdido a tus compañeros pero volver a esa calle es una locura.

Todo en un segundo cambia. De encontrarme tranquilamente paseando por la calle siguiendo a aquellos guardias con Gunnar y Drago a mi lado a huir corriendo, separándome de ellos y esconderme tras una esquina.

Respiraba agitadamente y mi pecho subía y bajaba mientras intentaba recuperar el aliento. Hasta que no pasó un buen rato, no me encontré con la energía suficiente para salir del callejón y continuar.

Pero, tenía un problema añadido. Estaba sola. Ni me había dado cuenta de por dónde habían corrido Gunnar y Drago y buscarlos por allí me iba a resultar un completo imposible. 

Suspiré, haciéndome a la idea de que, quizá, no los volvería a ver y no pude reprimir un sentimiento de lástima recorrerme todo mi interior. Ni me había dado cuenta del cariño que los había cogido, sobre todo a Gunnar, que llevaba conmigo desde el comienzo de la aventura cuando aquellos tipos...

Sacudí la cabeza, intentando no pensar en ello, aunque, irremediablemente no podía evitarlo. ¿Cómo iba a sobrevivir yo sola¿ Aún me quedaba algo de dinero, pero no el suficiente como para vivir más de una semana a base de comidas en posadas y noches bajo su techo. Debía conseguir dinero de alguna manera y la única solución que se me venía a la cabeza era la misma que había tomado justo antes de abandonar mi pueblo. No era la más ortodoxa, pero era una posible solución. Además, tenía entendido que por las chicas que aún son doncellas pagan mucho más dinero que por las que no lo son, por lo que podría beneficiar por ello.

Me llevé las manos a la cabeza. Empezaba a agobiarme por no tener a alguien a mi lado y poder compartir problemas, pero en ese instante me encontraba sola y debía enfrentarme yo sola.

-De acuerdo- dije, asomando la cabeza por el callejón y escrutando la calle-. Si he de buscarme mi propia supervivencia, lo voy a hacer, aunque no sea de la mejor manera - tomé la decisión de salir de allí, buscar durante el resto del día a Gunnar y Drago, pero, si no los encontraba, comenzaría a buscarme un destino en un maldito burdel.

Deambulas por las calles intentando reconocer una cara conocida sin mucho exito, ahora te encuentras en la parte mas metropolitana de la ciudad, los edificios bloquean la luz del sol y se apiñan unos contra otros creando una atmosfera cargada de humedad y fuertes olores, sigues revisando las caras de los transeuntes una a una hasta que te topas con la de un joven, lleva un pañuelo en la cabeza y melena castaña, sus ropas son urbanitas pero parecen algo gastadas, el joven te mira desde un callejon y te hace señas de que te acerques.

A medida que recorría las calles, más angustiada me notaba. ¿Cómo me podía sentir perdida en una ciudad que apenas conocía? Me encontraba tan sola y mi nerviosismo apuntaba a más. 

Seguí más de una vez a una pareja de hombres que caminaban mirando distintos tendederos pensando que serían Gunnar y Drago. Cuando los alcancé y me di de bruces con ellos, mi ánimo bajó. No eran más que un anciano y su hijo paseando.

Me llevé las manos a la cabeza y resoplaba, harta, viendo cómo el tiempo avanzaba y el sol iba cayendo, o eso imaginaba ya que no alcanzaba a verlo debido a los edificios. 

-Venga, tienen que estar por alguna parte- murmuré, mientras doblaba una esquina-. Por aquí cerca.

Me engañaba a mí misma, sabía que los había perdido y que, al ser una carga para ellos, habían decidido irse sin mí. Suspiré y sentí que el corazón se me encogía. De nuevo, sola y abandonada.

En ese momento, me fijé en el joven y fruncí el ceño. Cuando hacía señas para que me acercara, en un primer momento no me creía que fuese a mí. De hecho, miré por encima de mi hombro por si había alguien detrás de mí. Tras hacer el idiota, señalándome y mirando al muchacho, me acerqué a él.

-¿Es a mí?- pregunté, dubitativa-. ¿Qué quieres?

El chico se apoya contra la pared en actitud relajada y comienza a hablar con un tono susurrante

-Si es a ti, sin duda no eres de aqui eso esta claro solo con verte, y probablemente salgas pronto de la ciudad me gustaria proponerte un negocio que dificilmente rechazaras, veras en breve necesito salir de la ciudad el problema es que soy conocido por los guardias y diversas mercancias que poseo podrian ser un inconveniente si decidieran registrarme, en cambio una adorable joven como tu podria sacarlas de aqui sin problemas a cambio de una buena retribucion claro... 

Notas que hay algo mas que no te cuenta sin embargo parece que realmente te ofrece el trabajo si lo deseas..

Escuché lo que me decía, echando, de vez en cuando, miradas furtivas para ver si levantábamos sospechas o había alguien metiendo las narices.

La última palabra era lo que me atrajo totalmente, la que me llamó la atención por completo.

-¿Retribución?- repetí-. ¿Qué clase de retribución? No pienso jugarme el cuello por alguien a quien apenas conozco- avisé, señalándolo con el dedo-. Dime, primero, qué me darás como recompensa y, segundo, de qué clase de mercancía estamos hablando- exigí-. Si no, no hay trato- me negué-. Tengo muchas cosas que hacer y negocios a montones- mentí para hacerme la interesante y dar a entender que no podía hacer que perdiera mi tiempo-. Soy toda oídos. 

Jaker se aparta un poco dejandote ver un fardo que hay en el suelo, no es demasiado grande y esta cubierto por pieles.

-Solo son 3 libros uno de ellos es poco mayor que un pergamino, creo que son de magia yo no entiendo mucho de este tema pero estoy seguro de que pueden valer bastante, ayudame a sacarlos de la ciudad y te pagare 10 monedas de acero.

Frunzo el ceño ante la contestación del muchacho y me lo quedo mirando, dudando. 

Si tenía miedo por portar esos libros, no quería ni imaginarme lo que podía contener. Me mordí los labios, meditando la respuesta. Si bien me interesaba la recompensa, podía ser peligroso para mí y no me apetecía tener más líos, y más cuando estaba tan sola sin nadie a quien recurrir.

Sin embargo, sacudí la cabeza y sonreí.

-Trato hecho.

Jake y tu paseais por la ciudad mientras conversais relajadamente, cuando el alba empieza a caer los mercaderes comienzan a abandonar la ciudad para volver a la caravana donde pasaran la noche, ahora es el mejor momento para salir jake te entrega la bolsa y promete reunirse contigo fuera en cuanto pudiera salir, el gran porton es tan ancho que pueden pasar 5 personas a la vez y tan solo hay dos guardias vigilando muy superficialmente a la gente.

Intentaba tranquilizarme mientras charlaba con el muchacho, pero no lo conseguía por completo. Pensar que podían pillarme sacando esos libros, podía ser mi final. ¿Quién sabe lo que hacían con los contrabandistas?

Por un momento, tuve la tentación de decirle que no, que muchas gracias, pero que no me atrevía y salir corriendo de allí. Pero me lo recriminé en seguida. No era una cobarde o, al menos, podía dejar de serlo.

En ese momento era cuando más echaba de menos a Gunnar e, incluso, a Drago. Si ellos estuvieran conmigo, sabrían qué hacer y no se arriesgarían la vida por unas cuentas monedas.

Mi nerviosismo acuciaba cada vez más a medida que el sol se iba ocultando. Respiraba entrecortadamente y un ligero temblor tomó el control de mis manos. 

Vamos, Ágape, tú puedes, me dije, caminando con los libros, escondidos bajo la capa y el vestido y comencé a andar, de forma normal, sin llamar la atención, aunque yo me sentía totalmente tensa, nerviosa y que todas las miradas se fijaban en mí. 

Eché un vistazo a la los guardias y anduve sin poder evitar trastabillar un par de veces.

Tranquila, tranquila, pensé, mirando a los guardias y sonriéndolos, inocente. No pasa nada. 

Consigues salir sin problemas el que no tiene tanta suerte como tu es jake el cual caminaba una decena de pasos por detras de ti, los guardias se acercan a el con la mano en la empuñadura de sus armas y mientras uno le habla el otro comienza a registrarle, tubo mucha suerte de haberte dejado el trabajo sucio a ti, decides alejarte un poco ya que aun estas recelosa de que te capturen, una vez fuera y con los libros en tu posesion te preguntas que deberias hacer, esperar a las 10 monedas o huir con los libros, quiza estarias tentando mucho a la suerte o quizas era lo justo por haber hecho el trabajo sucio..

Oh, lo he hecho, lo he hecho, pensé, una y otra vez en mi cabeza al borde de las lágrimas. Lo he hecho.

Respiré de alivio, escondida entre unos árboles y miré al muchacho. Fruncí el entrecejo y me llevé las manos a la boca en cuanto empezaron a registrarle. 

No entendía por qué. Tenía incluso mejor presencia que yo y estaba más tranquilo. ¿Por qué a mí me habían dejado pasar y a él lo estaban torturando de esa manera?

¿Y si lo conocen ya de otras veces?, me dije, mientras no apartaba la mirada de ellos. ¿Y si resulta que los libros tienen un cierto valor?

Los saqué de debajo del vestido, mirando a mi alrededor y acaricié el lomo del primer libro, como si así pudiera saber cuán valiosos eran.

-Qué extraño- murmuré, dubitativa.

Alcé la mirada y miré al muchacho. Nunca debía haber confiado en un caerio. Nunca. 

Comencé a correr como si me persiguiera una fiera con los libros entre las manos, dejando a Jaker sólo.