Partida Rol por web

el hombre, saca su espada, "Moriras maldito Tileano" te dice con el arma fuera 

Para apagar fuegos no me ha entrenado nadie, pero cargar contra un tileano con ballesta que te está amenazando es querer morir. Apunto en cuestión de una fracción de segundo y le planto un virote en toda la cabeza. Todo sucede tan rápido que ni me he parado a pensar que debiera haber apuntado más bajo para solo herirle y enseñarle una lección. Claro, que dejar vivo a un bretoniano al que has castrado a tiros probablemente tampoco es de querer vivir mucho. 

Pese a haber sacado la espada, al hombre apenas le da tiempo de atacar al merecenario, el cual dispara la ballesta sin pestañear, acabando con el borracho de un rápido disparo.

La mujer se acerca, "Muchas gracias a vuestra merced por haberme salvado la vida" dice la joven, que por el acento, dirias que es estaliana.

- No me lo tenga en cuenta, Signorina. 

- Solo con que admita que su señora y salvadora Myrmidia es tileana, será pago más que suficiente

- Dígame, ¿qué ha pasado aquí?. ¿Porqué la estaba amenazando ese bruto?

Me fijo en ella*, no ajeno al hecho de que, a lo mejor el come-ancas podría estar enfadado por alguna causa legítima: tal como una bolsa robada o cosa similar. Si bien, el callejón es un sitio raro para que eso pase: lo más probable, me digo, es que sea una ramera y el muerto quisiera ahorrarse moneda**. 

- Al menos debería preguntarle su nombre. Nunca viene mal conocer a las rameras de los pueblos. Por varias y mul... multi... multifac.... ¡Por muchas razones, no todas ellas obvias!***

la mujer te mirad, "no lo se, yo solo estaba recogiendo unas ropas y este borracho se me lanzo encima, a pedirme que le diera "favores" a cambio de unas monedas" es lo que dice la mujer, por lo cual puedes saber que simplemente el bretoniano borracho se lanzo sobre la mujer, pero ahora tocaba otro problema, ¿que hacer con el cadaver?, pues he posible que por las fiestas alguien acabe herido o incluso muerto por el alcohol, pero no a manos de una ballesta, por lo cual podría llamar un mucho la atención.

Miro a mi alrededor un tanto confuso mientras guardo la ballesta y recupero el virote (que no van baratos). También registro al tipo a ver si lleva una identificación o papeles (no voy a poder leerlos, pero a lo mejor reconozco algún símbolo o escudo, o la señora sabe leer) Si encuentro dinero... el borracho ya no lo necesita. ¿Hay algún conveniente contenedor de basura o gran barril de lluvia? 

- Permita que me presente: Gahetano Barbaggi, soldado de fortuna. Iba de camino a un recado cuando he oído la conmoción. ¿Con quién tengo el gusto? -digo haciendo un esfuerzo por recordar como hablaba con los desconocidos el capitán Longobraccio, que había estudiado en Nuln.

la mujer parece mas calmada "gracias don Gahetano, mi nombre es Isabel de Arintero" os dice la mujer, y te pones a resgistrar al bretoniano muerto, el cual no lleva nada salvo un pequeño puñado de chelines de plata, por lo que parecía que el hombre no era muy rico, pero tal vez habría cobrado hace poco, así como el arma con la que te había amenazado antes.

y tras vuestra presentación, la mujer se despide y dice que trabaja en una posada cercana, llamada El pico descansado, regentada por un enano, por lo que decía el nombre, por si querías ir, y os despedís y cada uno continua su camino.

Retiro Monedas (por las molestias) y Virote, y me alejo para seguir con mi propósito. Con toda la conmoción del indendio, espero que tarden un poco en encontrar al fiambre y, total, no es que le haya disparado con una pistola: ballesteros hay muchos y mientras nadie me vea junto al cuerpo, no tienen motivos para acusarme. Vuelvo con el loco y reanudamos el camino al manicomio.

tras un rato de andar, salis por las puertas de la ciudad en camino al manicomio y tras un rato de andar, llegáis a un edificio que esta bastante apartado y por lo gritos, es bastante factible que fuera el manicomio, ya que se escuchan gritos, la puerta del edifico es una puerta de madera vieja pero que sigue en pie, y unos anillos* de hierro para poder llamar.

Escucho un momento los gritos, a ver si dicen algo inteligible, antes de coger la aldaba -curioso que algo tan básico sea un invento árabe- de la puerta y llamar, esperando que la estructura de la entrada no se derrumbe. 

Tras un rato la puerta se abre, tras la cual aparece una mujer de mediana edad, con los símbolos de Shallya, te mira, "¿Que les trae a este refugio?, no tratamos las heridas físicas, solo las mentales" dice la mujer, posiblemente por tu aspecto de mercenario, "¿vienes a traer a esa pobre alma?, ¿que es lo que ha hecho?" añade, señalando al hombre que esta detrás de ti.

Hago pasar al tipo para que nadie de fuera me oiga decirlo:

- Le ha prendido fuego a la posada: ¡con la mitad de mis cosas dentro!. Le encontré diciendo incoherencias en uno de los callejones aledaños. Algo sobre que se lo habían ordenado las voces o disparate parecido. Un guardia me dijo que lo trajese aquí antes de que lo linchasen. 

Respiro, pensando otra vez en la que se me viene encima

- Intentamos apagarlo, pero ha ardido como una tea. 

La mujer te mira y te responde:

- Vale, no se preocupe, ya nos encargaremos de el - intenta coger al hombre, pero este se resiste y rapidamente vienen otras hermanas a ayudarla, por lo que luego se gira a ti - Dirijase al ayuntamiento, siento lo que ha pasado con su equipo, el alcalde te dará una pequeña recompensa - te entrega un pequeño pergamino al cabo de un rato - con esto podrán darte la paga.

Asiento:

- No le quiten ojo de encima: el muy cerdo sabe prender un buen fuego. Si les empieza uno aquí, no sé si podrán apagarlo a tiempo.

Hastiado, me doy la vuelta y me dirijo de vuelta a la ciudad. Pienso que dice mucho del príncipe que tenga un lugar dedicado a estas pobres almas, y que tengo mucha suerte de solo haberme cruzado con el borracho de camino aquí. Luego me viene a la cabeza la posibilidad de que algún día algo -lo que sea- me trastorne tanto como a ese pobre hombre, y musito una plegaria a Myrmidia para que me preserve la cordura. Entonces razono que quizá no tengo el trabajo más adecuado para ello... quizá debería buscar a la Compañía Alcatani y soliticar ingresar: la paga no es muy buena, pero seguro que me sentiría bien conmigo mismo...

- ¿Desde cuando me importa eso? -Me pregunto-

tras entregar al hombre al manicomio y tener el pergamino, te diriges a la ciudad, la cual se esta escuchando ya los rumores del incendio y hay todo tipo de rumores al respecto, ya sean de que están metidos agentes del caos, orkos o simplemente competidores rivales, pero al llegar al ayuntamiento, te acercas a pedir la recompensa y por suerte, uno de los guardias que esta patrullando la zona es el mismo al que le dijiste lo del loco, por lo que no tardas en ver al alcalde y tras darte un saludo formal, te entrega cinco coronas de oro por el trabajo, 2 por encargarte del loco y las otras 3 para compensar lo perdido, y tras eso, solo te queda decidir que hacer con tu vida, pues aunque ha sido una tragedia lo de todo tu equipo, el mundo va a continuar su curso. 

Perfectamente de acuerdo. No dejes de escribirme para cualquier otra XD