Cuando Marius y Ulrik partieron, Johannes Breitner se dirigió hacia Alvart
-Bueno, ¿por donde comenzamos?-
El estaliano está en verdad cabreado por haber tenido que cargar con el finolis. Al menos le queda el consuelo de haberse llevado también a las dos chicas. -Pues por la más cercana. Empezamos por la del puerto y seguimos con las dos del distrito universitario. Primero la del Este y después la de más al norte.- Mientras se ponían en marcha se acercó a su compatriota y le sonrió abiertamente mientras le preguntaba- Es un gusto tener de compañera a una compatriota, y más tratándose de una tan bella. No es que menosprecie a las chicas imperiales pero esa belleza nórdica no es mi estilo. Hombros demasiado anchos, mandíbula demasiado recta y el carácter frío como un fiordo.
Master. quieres que no hable con los demás y me dedique sólo a las acciones?