Partida Rol por web

Sin nada más por el momento, vas a tu habitación.

Esta es discreta, pequeña y coqueta, aunque bastante hogareña. En general, aunque el pueblo desde fuera parecía un poco desastroso, te estás llevando unas agradables sorpresas...

Así que tienes un sueño plácido y relajado...

Hasta que amanece un nuevo día.

Un nuevo día, energía recargadas... Da gusto dormir de vez en cuando en una cama cómoda y caliente, sintiédose uno rejuvenecido después de este. Lo siguiente que debería hacer es ir al médico pero... ¿Cómo hacerlo? Es de suponerse que será un hombre ocupado, no recibirá a alguien simplemente para charlar. Por otra parte, la gente en el pueblo todavía no me conoce, podría hacerme pasar por un enfermo más y ver como actúa, además de poder curiosear un poco, a ver si es como los típicos médicos de estos puebluchos, a los que le encanta hablar de lo que sucede aquí.

Decidido. Busco en mi mochila alguna de mis plantas medicinales, una que me cause una pequeña ingestión... nada peligroso ni que merme mis facultades, pero si la suficiente excusa para ir a un médico e, incluso aunque sepa que yo lo soy... desde cuando un médico se trata a si mismo cuando hay otro a tiro? Si... Es una buena opción. Así pues, tomo una de mis plantas medicinales, sin tratar, y espero a que surta efecto para, inmediatamente después de tener los síntomas, dirigirme al médico para que me atienda

Con un plan en mente, decides ingerir un par de hiervas para encontrarte mal y así tener una excusa para ir a ver al médico.

Y tras una media hora, comienzas a sentir unos extraños retorcijones, dolor de tripa y cosas así. De manera que sales de la taberna dirección al médico.

El lugar es una discreta casa de madera, igual que el resto, aunque hay una pequeña bandera en uno de los postes. 

Al entrar ves que es un lugar bastante amplio, con una pequeña recepción. Allí ves a un hombre sentado.

Debería tener 40 años aproximadamente, de tez pálida y un largo pelo oscuro. Sus gafas están ligeramente caídas sobre el puente de la nariz al estar levemente inclinado leyendo un libro.

Al entrar, levanta la vista y te mira con unos ojos cansados.

- Buenos días...

El hombre te mira de arriba a abajo.

- ¿Le puedo ayudar?

- Buenos días, caballero.- Comento al entrar, entre claros síntomas de malestares gástricos , devolviendo su saludo.- Me temo que he debido ingerir algo que no ha sentado del todo bien a mi organismo...- me apoyo en una de las paredes que tenga libres, poniendo mi otra mano a la altura del estómago.- Podría ayudarme con esto? No me gusta autodiagnosticarme cuando tengo a otro médico cerca.

Con este gesto, veré primero si es un médico de fiar. De la misma forma, mientras me está tratando, intentaré averiguar todo lo posible del pueblo, preguntando por la poca gente que he podido ver en la taberna, normalmente llenas a las horas a las que se visitan en otros pueblos, además de escuchar algo sobre "rumores" por parte de los lugareños.

El hombre te mira algo extrañado.

Con calma se levanta y su gesto se tuerce al escucharte.

- ¿Es usted médico?

Pregunta sorprendido.

- Venga por aquí. - Comenta mientras entra en una habitación que parece una pequeña consulta de medicina. - Sientese sobre la camilla por favor.

El hombre saca un cuaderno y una pluma.

- ¿Me podría decir que ha comido en los dos últimos días? Al igual que si es alérgico a algún alimento o sustancia... Simplemente por descartar.

El hombre, aunque serio, tras apuntar un par de cosas, empieza a explorarte.

Comienza palpándote el estómago con cuidado, apretando y soltando en los momentos oportunos.

Gracias a tus conocimientos puedes ver que parece que sabe lo que hace.

- Si. Soy un médico itinerante que viaja por el mundo.- respondo amablemente, atendiendo a todo lo que me va comentando y me voy sentando en la camilla y me va haciendo la exploración. Parece bastante competente y que actúa como es debido, preguntándome también lo que he comido

- Pues verá, principalmente raciones de viaje a las que ya estoy bastante acostumbrado, las cuales llevan (insertar contenido de la comida aquí). Además, mi principal sospecha, es que llevo bastante tiempo sin ordenar mi mochila al llevar realmente bastante tiempo de viaje, por lo que me preocupa alguna filtración de algún medicamento con la comida. Iba a aprovechar la parada para ordenar mi mochila de viaje, pero todavía no he tenido tiempo.- además de esto, le hago un pequeño listado de las diferentes plantas y medicinas que llevo conmigo, mencionando también la planta que he ingerido a propósito para dar pie a esta situación

- Y dígame. ¿Qué tal es la vida en este pueblo?- pregunto, como cualquier paciente que habla con su médico y hacer la visita más agradable.- Parece que hay poca gente por lo que pude ver esta noche en la posada. Además de escuchar algo sobre unos rumores... tengo que admitir que soy bastante curioso.- sonrío antes de hacer un pequeño gesto de dolor cuando me está examinando, al tocar precisamente en el lugar que tengo algo más afectado

El hombre te sigue explorando con calma.

- El pueblo bien... Los mineros no suelen acudir a la posada por la noche. Se levantan temprano para acudir a la mina y suelen volver a la tarde. A esa hora sí es más fácil encontrarlos allí pasando lo que queda de la tarde. Y la curiosidad es una de las armas más poderosas de un médico... 

Sientes sus dedos presionando en tu estómago.

- Debería organizar mejor sus pertenencias entonces doctor.

Tras esto empieza a palparte la garganta.

- Parece que no hay heridas graves ni nada de lo que preocuparse... ¿Rumores? - Pregunta con sorpresa. - ¿Qué rumores?

En verdad mi curiosidad me ha llevado a seguir el camino de la medicina, aunque todavía soy algo inexperto en el tema... esa es una de las razones por las que viajo. Buscar nuevas técnicas, conocimientos... todo lo que pueda utilizar para ayudar a la gente que me encuentre- le comento mientras va presionando mi estómago y me confirma que no tengo daños internos serios. Fue una dosis controlada después de todo, así que claramente no me iba a causar daños innecesarios más que una simple molestia.-Lo de organizar mis cosas...- una pequeña sonrisa sale mientras me está explorando.- tenía pensado tomarme uno o dos días de descanso en este pueblo. Nunca hice un viaje tan largo sin parar a organizarlo, tengo que admitir que es un gran descuido por mi parte.

- En la taberna he escuchado algo sobre un tal... Pike? Si... creo que era Pike, que todavía no había vuelto. No quise parecer demasiado cotilla, así que quitando el hecho de que parece que no ha vuelto y hablaban de unos rumores que podían ser ciertos no se nada más.

El hombre se acerca un momento a uno de sus estantes y saca un pequeño frasco.

- Tomate esto dos veces al día. - Comenta mientras te lo entrega. - Purgara lo que tengas en el estómago y en tu sistema digestivo... Aunque te recomiendo que estés cerca de un baño... Por evitar situaciones incómodas. 

Después comienza a rellenar algo en un papel.

- Pike es uno de los guías. 

Comenta sin importancia.

- Desde aquí hay dos formas de llegar al otro lado de la montaña. Tienes el camino antiguo, que es más largo, y luego el camino Imperial, que es más recto y corto. Pues Pike acompañó a unos forasteros hasta el camino Imperial hace unos días... Y aún no ha vuelto... Se cree que han aparecido bandidos en ese camino... Aunque no se tienen certezas...