Partida Rol por web

Lo que no sabéis

Un cuervo solitario

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27/01/2011, 03:29
Rasheed

 

Abrek empezó a moverse discretamente en dirección a la plaza, cuando Rasheed abandonó cautelosamente su posición escondido en las cercanías y se encaminó con paso tranquilo hacia el sendero. Hizo algunas señas antes de acercarse demasiado al enorco, intentando conseguir su atención para no sorprenderlo.
 
- Parece que tenemos un problema allí delante ¿eh, compañero? – dijo sin alzar demasiado la voz. – No creo que sea prudente quedar tan expuestos, quién sabe lo que podemos encontrar. Deja que me adelante. Soy el más inofensivo de los dos, y no creo que llame tanto la atención. Ya te llegará el turno en caso de que las cosas se pongan feas.
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30/01/2011, 20:54
Abrek RompeCraneos

Como quieras... -Respondo al hombre en susurro, dejándole actuar el primero. Supongo que el estará más acostumbrado que yo a este tipo de situaciones, por lo que le dejaré actuar el primero. No obstante, no bajo la guardia. No puedo asegurar que los cosas salgan bien, y no conozco sus habilidades. Puede que la cosa acabe mal, y haya que entrar en acción.

Tras esto, tomo una posición para ver como actúa. Tal vez pueda aprender algo de él...

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31/01/2011, 18:52
Rasheed

- Mantén los ojos abiertos. – murmuró a modo de ominoso saludo de despedida. A aquel sujeto no parecían gustarle las sorpresas.

Sin agregar nada más, se enfundó en la pesada capa de pieles que le cubría las espaldas y se encaminó hacia el puente por el sendero.

Notas de juego

Rasheed se encamina hacia la cabaña.

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02/02/2011, 20:20
Director

Con cuidado, usando la loma del río primero y los restos de carros y puestos de mercado de mejores épocas te acercas a la cabaña. Sin embargo, no puedes llegar hasta ella, es imposible hacerlo sin ser visto por los goblins que hacen guardia un poco más allá pues habría que atravesar la plaza a plena luz del día.

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02/02/2011, 20:23
Director

Con cuidado, usando las casas abandonadas primero y los restos de carros y puestos de mercado de mejores épocas te acercas a la cabaña. Sin embargo, no puedes llegar hasta ella, es imposible hacerlo sin ser visto por los goblins que hacen guardia un poco más allá pues habría que atravesar la plaza a plena luz del día.

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02/02/2011, 20:24
Director

Te acercas a la posada y abres su puerta, vieja pero firme. Te saluda un aire mezclado de cerveza rancia, comida podrida y hollín. La sala principal es oscura, sólo la ilumina la luz de la calle; el carbón y la madera son demasiado valiosos para malgastarlos a plena luz del día. Sólo un leño arde en la chimenea, ofreciendo poco o ningún calor.

Allí sólo hay cuatro personas más que se callan y te miran nada más entras. Tras la barra, el posadero, un hombre ejuto de piel colgante y barba rala. Es el que te mira más directamente. En un extremo de la sala hay un hombre sentado solo delante de una escudilla de comida donde sólo queda un mnedrugo de pan. El tipo tiene el rostro muy pálido y la cabeza afeitada cubierta por un gorro de tela. Parece fuerte y sano para la época que pasamos, pero la ausencia de mochila o bastón te indica que no es un viajero sino alguien de aquí. En otro lado, maś cerca de la barra, se sienta una pareja, hombre y mujer, que beben de sus jarras o simulan beber para no mirarte directamente. Ambos tienen el rostro rojizo y als venas dibujan un mapa quebrado en sus narices.

El silencio se podría cortar con cuchillo.

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02/02/2011, 20:29
Director

Avanzas un poco más hacia el interior del pueblo hasta llegar cerca de la posada. Así, ves cómo uno de tus recien conocidos compañeros, Erbasto, atraviesa la puerta principal de la misma. No te ha visto y parece haber entrado solo.

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02/02/2011, 21:26
Erbasto Nuckewooth
Sólo para el director

El norteño, tratando de aparentar la normalidad de esta reacción en otros viajes, se acerca a la barra, hacia el anciano enjuto. Con la voz mas queda que puede con su grave gutural.

Quisiera algo caliente. - Rebusca entre sus tropas algún trozo de metal o algo de valor. - Con algo de comer.

Una vez es acomoda en la barra bajo su capucha protectora, trata de escudriñar el panorama en rededor, con lentitud, fijando la mirada en los que tratan de averiguar algo sobre él manteniendo la mirada, así conseguir harten su curiosidad. El hombre de la cabeza afeitada le resulta contradictorio en este decadente ambiente. Se fija en sus ropas y en sus manos a ser posible, tal vez eso le indique la dureza de la profesión y el rango de aquel hombre.

Observa la decoración de la taberna y los signos que la actividad de los trasgos haya podido dejar en su interior, que le puedan denotar la asiduidad con la que esos repugnantes seres se adentran en el edificio.

Notas de juego

¿Puedo averiguar algo por conocimientos previos, etc?

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02/02/2011, 23:22
Director

Lo único que puedes ofrecer es tu bolsa con dientes de caballo, que pueden ser útiles para hacer agujas o remaches. El posadero sugiere seis de ellos, pero logras dejarlo en cinco. La comida comprada es muy cara. Te pone un plato de estofado de patata, pan y un par de trozos de un ave que no logras identificar. Al lado te sirve vino caliente. Bueno, vino. Más bien mosto, mucho alcohol no tiene. Pero está bueno.

Observas las manos del hombre de la esquina: rudas y con callos muy característicos en la parte baja de la palma de las manos. Callos de guerrero como los tuyos.

Notas de juego

Ya te he quitado la mitad de tus dientes de caballo. Más te vale empezar a conseguir más cosas útiles cuando puedas. ;)

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03/02/2011, 11:33
Lyrah
Sólo para el director

El frío hacía que Lyrah temblara como una hoja, aún debajo de las pieles que la cubrían y que le daban ese aspecto de felpudo movedizo desplazándose de forma errática. La soledad en la que se había encontrado envuelta por segunda vez le deprimía, por lo que a pesar del sigilo y el cuidado que ponía en su camino, no se detuvo ni un momento ni paró a reconsiderar la ruta ni un segundo. El movimiento escaso dentro de las casas no contribuía a darle ánimos, pero lo que realmente le dolía eran esas caras que se atisbaban tan breves y efímeras detrás de los vidrios. Hubiese querido mirarlos, hablar con ellos, que las cosas fueran distintas, que alguien estuviese en la calle para preguntarle por la dirección, que no le cerrasen más puertas en la cara, que no le temiesen... que no fuese cada paso una lucha solitaria por la vida, no tener que resistir a cada momento. Le dolía, a veces tanto como en ese momento, una extraña con la cabeza baja que caminaba tratando de llegar tan rápido como podía, y a la vez tan lento. Y él ya no estaba... 

Sus ojos se dieron de bruces con el enorme hombre que estaba en la cima de la colina. Estaba entrando a la posada, y por un momento Lyrah se sintió desconcertada. Intentó ubicar en su mente la indicación que tenían, temiendo haberse equivocado o haberla interpretado mal, pero no. Tenían que ir a una cabaña, nada decía de una posada, ni de esa ni de ninguna. Se le encogió el corazón. La posibilidad de que fuese un espía era grande, cada tanto pasaba en la resistencia como en todas partes, pero... 

Se sintió compelida a averiguarlo. Se acercó a la puerta de la posada, trató de dar un tiempo prudencial. Trató, y luego entornó la puerta y se asomó, o lo intentó, o algo así. 

Notas de juego

No sé si es sólo al director... si no, ábrelo a los demás :)

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04/02/2011, 00:03
Director

La puerta de la taberna se vuelve a abrir y tras de la luz de la calle hace su aparición una mujer cubierta por las pieles de su capa. Mira a su alrededor para ver que la sala principal es oscura, sólo la ilumina la luz de la calle; el carbón y la madera son demasiado valiosos para malgastarlos a plena luz del día. Sólo un leño arde en la chimenea, ofreciendo poco o ningún calor.

Allí sólo hay cinco personas. Tras la barra, el posadero, un hombre ejuto de piel colgante y barba rala. Está atendiendo a Erbasto, sirviéndole un plato de comida y algo de beber.

En un extremo de la sala hay un hombre sentado solo delante de una escudilla de comida donde sólo queda un mnedrugo de pan. El tipo tiene el rostro muy pálido y la cabeza afeitada cubierta por un gorro de tela. Parece fuerte y sano para la época que pasamos. En otro lado, más cerca de la barra, se sienta una pareja, hombre y mujer, que beben de sus jarras o simulan beber para no mirar directamente al grandullón de la barra. Ambos tienen el rostro rojizo y las venas dibujan un mapa quebrado en sus narices.

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04/02/2011, 00:12
Erbasto Nuckewooth

Erbasto mira las ropas del hombre del gorro de tela y cara pálida. Buscando alguna confirmación de sus sospechas. Al ver entrar a Lyrah, procura no prestarla atención excesiva, pero se aparta algo para dejar hueco junto a él en la barra, para que sea más lógico que se acerque a él.

Mientras saborea la comida, por llamarle algo, el precio ha sido caro y apenas puede creer que ese vino tumbe a un hobbit ni tan siquiera. El ave, si es que lo es tiene un sabor rancio.

Al menos recobraré fuerzas. - Piensa el norteño.

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04/02/2011, 20:43
Rasheed
Sólo para el director

El sarcosano permaneció algunos momentos a cubierto, discretamente apoyado en lo que alguna vez fuera un puesto de cacharros y utensilios diversos. Algunos objetos yacían aquí y allá, indolentemente abandonados entre el barro congelado. La mayoría estaban destruidos más allá de cualquier reparación, lo mismo que el puesto en si, que apenas si se sostenía. Rasheed creyó ver marcas de algún tipo de arma de filo en la madera de los parantes.

Finalmente, cuando ya hubo descartado todas y cada una de las opciones que habían surgido en su mente, se encaminó tranquilamente hacia la cabaña, cruzando la amplia plaza con la más absoluta naturalidad.

Por supuesto, su andar no era el de aquel orgulloso noble a quien despojaran de su dignidad hacía tantos años, sino el achacoso y trémulo caminar de los despojados, aquellas pobres almas que deambulan por el mundo con la cabeza gacha y el corazón oprimido por el temor y la necesidad.

Entre la capucha de su raída capa de viaje y los gruesos harapos que cubrían parte de su rostro, poco era lo que quedaba expuesto a la escrutadora mirada de los guardias. Hubiera sido imposible determinar si se trataba de un poderoso guerrero o de un frágil anciano en los últimos momentos de su vida.

Rasheed se limitó a acercarse hasta la cabaña, pero se detuvo a varios pasos de ella con gesto de absoluto abatimiento. Para cualquier observador ocasional, era claro que semejante destrucción había causado una profunda impresión en aquel extraño.

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05/02/2011, 16:22
Halbjorn

-Eh, señorita.- dice el extraño sentado solo en la esquina, retirando su pien de un taburete y señalando este con la mano. -Siéntese aquí. Estará cansada. Noern, ponle un poco de cerveza y pan.- añade.

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05/02/2011, 16:28
Un goblin

-¡Eh, tú!- tan pronto como te acercas a la cabaña, el goblin que vigilaba esta y otro más al que no habías visto salen de sus puestos y se te acercan. -¿Qué haces ahí? ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas? ¡Responde rápido a la guardia ciudadana de Izrador!-

Observas que ambos van armados con lanzas cortas y del cuello de uno de ellos cuelga un silbato de hueso.

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05/02/2011, 16:30
Director

Atención, algo ocurre. De las cercanías del puente surge uno de tus compañeros, que debía estar por allí escondido. Se trata del que llegó el último. Se encamina tranquilamente hacia la cabaña, cruzando la amplia plaza con la más absoluta naturalidad. Su andar no es orgulloso ni noble, sino el achacoso y trémulo caminar de los despojados.

Entre la capucha de su raída capa de viaje y los gruesos harapos que cubren parte de su rostro, poco es lo que queda expuesto a la escrutadora mirada de los guardias. Para ellos será imposible determinar si se trata de un poderoso guerrero o de un frágil anciano en los últimos momentos de su vida.

Se limita a acercarse hasta la cabaña, pero se detiene a varios pasos de ella con gesto de absoluto abatimiento. Para cualquier observador ocasional, está claro que semejante destrucción habría causado una profunda impresión en aquel extraño.

-¡Eh, tú!- tan pronto como se acerca a la cabaña, el goblin que vigilaba esta y otro más al que no habías visto salen de sus puestos y se le acercan. -¿Qué haces ahí? ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas? ¡Responde rápido a la guardia ciudadana de Izrador!-

Observas que ambos van armados con lanzas cortas y del cuello de uno de ellos cuelga un silbato de hueso.

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05/02/2011, 16:33
Director

Atención, algo ocurre. De repente Razeed, que se ha acercado escondido hacia la plaza, sale de su cobertura y se encamina tranquilamente hacia la cabaña, cruzando la amplia plaza con la más absoluta naturalidad. Su andar no es orgulloso ni noble, sino el achacoso y trémulo caminar de los despojados.

Entre la capucha de su raída capa de viaje y los gruesos harapos que cubren parte de su rostro, poco es lo que queda expuesto a la escrutadora mirada de los guardias. Para ellos será imposible determinar si se trata de un poderoso guerrero o de un frágil anciano en los últimos momentos de su vida.

Se limita a acercarse hasta la cabaña, pero se detiene a varios pasos de ella con gesto de absoluto abatimiento. Para cualquier observador ocasional, está claro que semejante destrucción habría causado una profunda impresión en aquel extraño.

-¡Eh, tú!- tan pronto como se acerca a la cabaña, el goblin que vigilaba esta y otro más al que no habías visto salen de sus puestos y se le acercan. -¿Qué haces ahí? ¿De dónde vienes? ¿Cómo te llamas? ¡Responde rápido a la guardia ciudadana de Izrador!-

Observas que ambos van armados con lanzas cortas.

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05/02/2011, 17:54
Pride
Sólo para el director

Pride mira la situación, se pregunta si su colega tiene las mismas intenciones que el o vio desde su posición las intenciones del pícaro y trata de llamar la atención de los guardias para esquivarlos...

Notas de juego

Es la primera vez que me arrepiento no tener un arco, suerte para Rasheed me estaría por mandar una de las mías si no XD

Si los guardias están distraídos aprovecho para pasar detrás de ellos y entrar por una ventana

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05/02/2011, 19:56
Rasheed
Sólo para el director

Rasheed se hincó de rodillas en el barro y se llevó las manos al encapuchado rostro. Por el movimiento de sus hombros y los cortos gemidos que dejaba escapar, parecía estar llorando, o al menos muy apesadumbrado.

- Mi nombre ya no le importa a nadie. – dijo en un quedo susurro, apenas audible gracias al silencio que brindaba la soledad del lugar – Solo mi niña lo pronuncia, y ha caído enferma. Hace días que recorro los páramos desolados en busca de ayuda. No muy lejos de aquí, en una granja que hay en aquella dirección… - dijo mientras señalaba vagamente algún lugar indeterminado detrás suyo – me dijeron que aquí vivía alguien que podía ayudarla.

- Nunca lo he visto, pero dicen que es un viejo que sabe de hierbas y enfermedades, o algo así. Pero creo que tendré que seguir buscando. – Su voz era un susurro entrecortado, a punto de quebrarse en cualquier momento. – ¿Qué ha ocurrido aquí? ¿Acaso era un criminal? Si es así, creo que debería daros las gracias. Quién sabe lo que hubiera hecho conmigo, o con mi niña. Si tan solo todas las milicias de la región tuvieran vuestro temple.

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06/02/2011, 23:27
Lyrah

Mala idea, ha sido una mala idea. Lyrah se quedó por un momento quieta, como si sus ojos necesitasen acostumbrarse a la oscuridad que rodea la sala. Divisa a Erbasto y ve su gesto, cómo se aparta hacia un costado como si tal cosa. Está comiendo... está comiendo. Vamos, que era lo esperable, está comiendo. Nada del resto de la sala atrae su atención, dado que no hay nada que esté buscando. La misión es clara, el tiempo es valioso, el anonimato aunque doloroso es lo mejor. Va a dar la vuelta para salir, volver al sitio del cual venía, cuando escucha la llamada. Una voz que no reconoce. Se da vuelta lentamente para enfocar quién es. El hombre que está solo en una esquina. El anonimato ya ha desaparecido.

Por un momento se pregunta qué hacer. Salir, eso debe. Ir con Erbasto, eso quizás. No sentarse con el extraño. No, no sentarse con el extraño. Pero ahora que le ha puesto los ojos encima, si sale y la sigue, puede ser un peligro. Al menos allí estaría a la vista de Erbasto, que aunque un desconocido, era miembro de lo mismo que ella. Quizás podía ayudarla, si sucedía algo. Era mejor no forzar a que saliera tras ella si el extraño decidía seguirla.

Lyrah cerró la puerta a sus espaldas. La penumbra se ciñó sobre la sala de nuevo, y por eso cuando se quitó la capucha, fue casi lo mismo que si las pieles le siguieran cubriendo el rostro. Lo único que se destacaba era el tenue brillo de sus ojos, que lo hacía incluso cuando estaba totalmente sumergida bajo las capas y capas de piel. Se acercó al extraño, y le habló, aún de pie.

- Gracias por el ofrecimiento, tomaré... el taburete, lo demás no es necesario.