Partida Rol por web

Vuestro maestro, Erizo Protector, acostumbrado a entablar conversaciones en vuestros viajes con la intención de uniros como grupo, lideró el trayecto hacia el bosque en silencio. Cada vez que alguno intentaba decir algo, rápidamente siseaba o hacía un gesto con la mano. No tenía el humor para ofreceros su calidez característica; de todas formas, él y Loba Prudente eran los que más participaban en las conversaciones cotidianas y la chica tampoco estaba dispuesta a comunicarse. En su lugar, apreciasteis los sonidos que la naturaleza quería entregaros esa mañana de inicio de primavera, mezclados con vuestros pasos. Los pasos de vuestro maestro sonaban metálicos. 

Ahora que el silencio impuesto os acompañaba, tu observación se hizo notar, no solo para descubrir los misterios del bosque. Vuestro maestro estaba cubierto de armaduras impenetrables plegadas unas con otras de pies a hombros. Las únicas zonas sin cubrir eran sus dedos y cabeza. Por su cintura colgaban bolsillos repletos de las medicinas que él mismo elaboraba con los ingredientes que se encontraba a su paso. En su espalda, la katana que tanto ansiabas, pero que no te cedió (¿la robarás?), sujeto a un enorme escudo que podría protegerle de ataques violentos. Él era un escudo humano.

Llegados a un punto interno del bosque, descansó unos segundos, fijándose, como vosotros hacíais, en los karkarmis inquietos. Se giró hacia vosotros y antes de hablar tuvo que elevar su brazo para frenar una piedra que uno de los monos lanzó a su nuca.

—Bien, este es el plan —dijo, devolviendo la piedra al suelo sin perder la calma. Después de todo, no se le notaba enfadado—. Necesitamos rellenar la despensa de leña. Uno de vosotros irá a por ella. Mientras tanto, otro conseguirá comida. —Vuestro maestro dio dos pasos al frente, parando otra piedra que hubiese impactado en Loba Prudente—. Por último, el tercero se encargará de esquivar los posibles peligros.

Zorro Certero hizo ademán de recoger su arco para usarlo contra los primates, pero su maestro negó con la cabeza.

—Esta vez, el líder de la misión será Lobo Silencioso. —Zorro Certero quedó atónito con la decisión y un gesto rabioso se presentó en su rostro, vuestro maestro sabía cómo castigarle—. Lobo Silencioso, tu decidirás quién de los tres hará cada tarea. Serás el principal responsable del éxito o fracaso de la misión —Zorro Certero sonrió malicioso—, los demás seguiréis todas sus órdenes.

Elige bien, joven iniciado. Tienes tres tareas a repartir con tres personas, cada tarea necesita una disciplina en concreto y, si no se tiene el dominio requerido, dependeréis enormemente de vuestro destino. Rastreo, cazar, sexto sentido. ¿Conoces bien las habilidades de tus compañeros? En el fondo, sí, ya son numerosos los años que llevas con ellos. Opcionalmente, tú o alguno de tus compañeros podría sacrificar la eficiencia con su tarea principal para utilizar afinidad animal.

Toneladas de ideas que no cabían en un saco, o en una mochila con ocho huecos, por así decirlo, conceptualmente.

Toneladas de un excéntrico que iba destajando las ideas y que deseaba esa arma hermosa. Sensei era un genio del mal, y del bien. Francamente, lo respetaba como nadie, el tipo era un pro, y si bien Águila Plateada era la Gran Maestra Kai este sujeto para él, para Silencioso, era el maestro más molón, sin más ni menos. A pesar de que le hizo especialmente feliz cuando suprimió altiro al avaricioso de Zorro, pero últimamente no mostró un gesto positivo porque él mismo también era un ambicioso... ¡Necesitaba tomar la katana! Si sus ojos no estaban enrojeciendo ahora es porque era un tipo muy genial para eso... ¡Pero no tanto! ¡No realmente! Necesitaba tomar esa arma perfecta que cortaba el mismo viento con su filo, que destajaba...

Silenciosamente.

Así mismo, ah, sí, sí, podía verlo, visualizarlo, sus manos tiritaban muy sutilmente en sus bolsillos mientras entendía la situación y pensaba. Poner a Certero a leñar sin embargo era una mariconada, tan así, él mismo quería hacerlo pero él sabía que tenía la aptitud en poderes para ir a contra los peligros. Simplemente podía, y no era una jactancia ni nada, es más, pensó de inmediato en las opciones.

Y además, pensó en una serie de cosas que le hacían un renegado, y nada mejor que el buscaglorias de Certero, o la compejo-de-Cassandra de Loba Prudente. Los tres habían cometido actos inapropiados, él siendo un pervertido en la teoría, Certero siendo un arrojado por ansias y Prudente no pudiendo probar sus verdades, porque él creía en ella aunque hubiese quedado en falso testimonio justo en el momento más inconveniente. O conveniente.

Así que, cuando se le declaró líder tronó su cuello.

- Fundamentalmente, ir a por la comida es algo que puede hacer Zorro Certero. No considero que exista puntería mejor que la suya, no en el Monasterio, quizá solo entre los senpai, seguro. -Se encogió de hombros, lo decía de verdad, si él quería tomárselo como que le insultaba o mentía, allá él. Sabía que jamás podría ganarle con su ballesta como lo haría este cabronazo con el arco y en proezas, ni velocidad incluso a pesar que la ballesta era un jodido mecanismo.- Si sospecho correctamente que Cazar está en tu repertorio, irías a buscar comida... ¡Pero! -Miró a los ojos. Odiaba dañar animales, pero estos bastardos no tenían cara ni intención de parar, no les temían, había que hacerlos temer.- No sacrificaré nada, no sé si la Afinidad Animal está en tu repertorio, Loba Prudente. -Parpadeó mirándola fijamente.- ¿Debería dejarle leñar a una mujer?

¿Debería?

¿Y por qué carajo no debería? Últimamente, buscar comida solía ser... Cazar. Y eso era otro problema. Normalmente, el esquema sería este:

Lobo Silencioso → Perseguir peligros

Zorro Certero → Conseguir comida

Loba Prudente → Conseguir leña

¿Así iba, no? Pero lo evidente no es preciso. Hasta un tonto del culo como Z.C. sabía que para que una flecha hiciese el giro legítimo a través del espacio torcido, debía torcerse generosamente en un arco ligero, de ahí la palabra "arco" en arco y flecha. Disparar frontal como que parezca frontal pero es una ligera indentación que se hace con los músculos al disparar, algo que él seguramente hace por instinto a este punto y desde que practica el arco con su talento.

Sacó su única y patética moneda, que era más para elegir Cara o Sello. Sabía que al hacer esto existían dos opciones: Primero, que Erizo se molestara porque el líder tuviera cojones para elegir algo importante con una tirada de dos caras, un azar vil y aleatorio. Segundo, al hacer brillar esa moneda un mono podría saltar interesado, a lo que estaría preparado, si saltaba uno, le daría un codazo no fatal para dejarle en el piso.

Y guardaría la moneda, soltando su otra actitud indebida asociada, sin tirar ni decidir por un azar.

- ¿Usted qué hará, Maestro? -Lo miró directo, a él con su armadura, sí, tenía las pelotas de decirle: ¿Y tú, qué? Más o menos.- Si nos protegerá, lo agradezco, aunque solo deba supervisarnos.

Su esquema cambió entonces y se sonrió. ¿Estaba siendo sabio? No lo creía.

¿Estaba siendo autodidacta? Pensaba que sí.

¿Estaba siendo pragmático? Consideraba.

- Loba, a por comida. Si realmente puedes hablar con estos idiotas, hazlo, prefiero herirlos en lo mínimo. Zorro, ve a protegernos del mal. Prometo destajarte yo mismo si matas de sobra. -Suspiró y declaró.- "Cortar madera, alcanzar la iluminación."

Citó de nuevo, y alzó la mano, semi-abierta, como diciéndole a sensei: "Venga, pásemela" sin siquiera mirar. Su moneda ya había sido guardada y su declaración, sabia o no, hecha. Era mejor hoy no hacer demasiado más de enemigos que molestarse por algo que al final no importaba mucho más.

Y qué era la importancia sino el peso que le damos.

Erizo Protector te miró con sus característicos ojos añorosos y sonrió antes de que hablaras. Los demás esperaron tu decisión: uno ansioso porque cometieras errores, la otra paciente y con un aire curioso. Era la primera misión que tomabas como líder y cuya responsabilidad recaería en ti; debías dar lo mejor de ti mismo, demostrar al Monasterio del Kai tu valía como iniciado.

—Yo me quedaré aquí —dijo, sentándose en una roca tan grande, gris y pesada como él— y afilaré mis púas. Os revisaré, por si algo se sale de control. —Desarmó su katana y la dejó descansar junto a la roca—. Bien, entonces tu última decisión será de esa manera. ¡Eh! No, Zorro Certero, vas a cumplir sus directrices.

A Zorro Certero le venía en grande que tú fueras el líder del grupo. Cuando decidiste las tareas, se inclinó hacia ti con una postura vanguardista. No pareció tomarse demasiado bien que no le dejaras cazar animales con su arco.
—Espero que salga bien, chaval. Si la fastidias nos meterás en más problemas —fue lo último que dijo.

—¡Ya está, pesado! Déjale en paz. Siempre quieres ir por delante —recriminó a Zorro Certero y éste quedó atónito. La chica estaba enfadada, no recordabas una actitud parecida en ella... podría ser por la impotencia de hace un rato—. A mí me parece una buena decisión. Haré lo que me has dicho, Lobo Silencioso.

Los tres os adentrasteis cuidadosamente en el bosque traspasando la hierba, mientras vuestro maestro se quedó en aquella roca, no muy fiel a lo que prometió que haría. Llegasteis a un punto en donde no se veían caminos ni estructuras artificiales, tan solo la naturaleza. Allí fue en donde hicisteis alarde de vuestras habilidades según tu estrategia.

Rastreo

Tu tarea era sencilla: recoger madera... en un bosque. Serías un inútil y el hazmerreír de todo el Monasterio del Kai si no lo conseguías. Para tu fortuna, además de depender de ti mismo, dependerías de tu grupo en sus respectivas tareas y ellos no serían tan ciegos para no ver madera en un bosque.

No hay nada que lamentarse, pues conseguiste la labor. Hiciste una montaña con todos los troncos viejos que aún se pudrían en el suelo tras un duro invierno. La naturaleza no tenía nada que recriminar, pues a cambio de llevarte sus pieles muertas en donde crecerían algunos descomponedores si permanecían más tiempo, conseguiría llenar los huecos vacíos con más vegetación.

Había suficientes para llenar vuestras tres mochilas, justo lo que os habían mandado, ni más ni menos.

Había pasado mucho tiempo y vuestros estómagos rugían indicando que ya era la hora de la comida. Al ser la Fiesta de Fehmarn, sabíais que os esperaría un gran banquete si estuvierais en el Monasterio del Kai. Quizás todavía llegaríais a tiempo para no comer lo recién cazado. Todo dependía de vuestro rendimiento como equipo y de ti como líder.

Te reúnes de nuevo en el punto de encuentro con tus otros dos compañeros. Había que hacer recuento de lo conseguido en la misión. En el caso de fracaso, tendríais que hacer una parada para rellenar vuestros estómagos y otra ronda más para satisfacer vuestro castigo. En tu caso, todo había salido según lo previsto. Tocaba comprobar a tus subordinados.

Resultó extraño que aparecieran los dos juntos. Al contrario de lo que pudieras pensar, estaban muy separados, con caras largas y brazos cruzados. Algo había ocurrido allá dentro. Como líder, deberían informarte de todo.

Loba Prudente regresó con un conejo, tres huevos y unas setas. Había comida suficiente para tres personas, eso significaba que uno de vosotros, incluido tu maestro, se quedaría sin comer en el caso de quedaros en el bosque.
—¡Lobo! Conseguí hablar con los karkarmis, hasta que... un idiota se puso a matarlos...

Zorro Certero apareció con un karkarmi desairado como una caza. Él tuvo la misión de protegeros, con la condición de evitar los golpes como hizo tu maestro, con su Sexto Sentido. Había matado a los protectores del bosque.
—Joder... pero si al final os protegí. Además, tenemos comida para el cuarto —nunca fue muy inteligente.

La chica dejó la cesta en donde guardó la comida delante tuyo para que lo revisaras, el karkarmi cayó a un lado.
—Lobo Silencioso —te dijo, mirándote directamente—. Sé que tú me crees, lo veo en tus ojos. Los karkarmis están asustados de lo que viene. ¡Debemos avisar al maestro! Antes de que sea demasiado tarde...

Seguías siendo el líder hasta que tu maestro, Erizo Protector, dijera lo contrario. Ahora mismo debías enfrentar una nueva disyuntiva que posiblemente te diera qué pensar, o no, quizás lo tuvieras totalmente claro en tu mente. Por un lado, tu estómago quería comer y debías decidir si aprobar la misión para ir al banquete o conformarte con la comida que trajeron tus compañeros. Por otro lado, Zorro Certero no había seguido tu estrategia, hizo lo que le dio la gana para cometer un crimen como matar a un protector del bosque. Si decidías que la misión estuvo mal ejecutada, haríais otra ronda en la que probablemente conseguirías más madera y más comida. Por último, Loba Prudente insistió con su historia, esta vez contada por karkarmis. Podrías hacerla caso, lo que conllevaría perdonar a Zorro Certero y olvidarse del banquete.

Tomó su arma entonces por reflejo, era ahora en que se sentía verdadero, legítimo, al tomar esta grandiosidad, como si su cuerpo estuviese completo, legítimamente. Y con eso es que le costó poco por consiguiente ir y destajar esos árboles con lo que parecería un desliz a través del espacio para así dejar descansar sus cuerpos, pensando en si vivían conscientes por mucho tiempo mientras estaban ahí, de pie y decayendo. Solo podía imaginarlo como un sacrificio enorme o una tortura insoportable. Logró cortar hasta los trozos de raíz con un desenvaine, aunque su estilo era por decir poco, oscilante.

¿Había elegido correctamente? ¡A saber! Un destajo y otro, haciéndose sudar y relajar en la intensidad del ejercicio físico sin pensar en nada excepto sentir los sonidos del bosque o su silencio cómodo, quizá inquietante a la vez. Asumía que ninguna creatura osaría ir contra un ser que parecía desplazar su arma como si fuese pensamiento y luz pura. En la soledad su arrogancia podía dar par con la del causaproblemas aquel. Finalmente, todo cortado y segmentado, destajado y troceado en tres mochilas. Las llevó y así, se encontró con ellos.

Un problema interesante y molesto. ¿Culpa suya? Seguramente. ¿Problema suyo? Definitivamente.

Soltó un suspiro, la opción sabia era...

¿Qué era ser sabio, siquiera?

Miró a ambos con un gesto peculiar, cansado, molesto, estoico, quizá hasta pensativo.

Sujetó el mango de su katana, un solo movimiento le dejaría al arrojado arquero una cicatriz en su cara tan apreciada femeninamente que no se sacaría en ningún momento excepto tras décadas, seguro, era cosa de mover y listo. 30 años en 3 segundos, pero no, no solo un conflicto interno sería una brecha en conducta, entre estos tres idiotas poco sabios en sus distintas faltas de sabiduría, era innecesario. Suspiró de nuevo y se enderezó, tronando su cuello. Le indicó con su katana (Por puro ser dramático, lo admitía) las tres mochilas.

- Llévaselas al maestro Erizo Protector, está todo lo que se pidió.

¿Quería ir al banquete? Absolutamente, no era tanto por la comida, no era tanto por la fiesta, solo quería poder ver a su hermano mayor, a sus padres, añoranza por su familia, eso era todo. Pero no lo merecía, realmente, no por lo que hizo, hicieron. Pensó en Zorro Certero entonces y en si fue abandonado como un chiquillo como basura o si era un niño tan malo que lo tiraron al Kai pensando que era una guardería, pero cualquier lástima era no solo insulto, sino irrelevante: Uno era sus acciones, al final del día. Envainó su arma y tomó el cuerpo del karkami muerto en sus brazos.

Pensó en decirle que con su talento podría haberle disparado a las rodillas, pero incluso eso era inviable, objetivos pequeños, móviles, móviles en "vuelo" digamoslo así eran imposibles de atacar de esa forma hasta para la bestia del arco que era Z.C., sobretodo si eran muchos. Si tenía una flecha, la arrancaría directamente y la tiraría a un lado para llevar el cuerpo de la creatura. Ahora, Loba Certera...

- Opta venir conmigo o no, si deseas comunicarte con ellos para pedirles disculpas, si no lo haré yo en silencio. Volved y decidle que estamos listos, pero que me falta una cosa.

Tenía interés, sí, en saber qué decían las creaturas, pero últimamente solo tenía que rendir tributo a uno de los caídos, la misión, en sus inevitables deslices, estaba completada, conseguir la puta madera y la comida... Excepto para él, que sea el líder el que la trague. Y tragó, por hambre y algo de sed, ese ejercicio que hizo antes lo dejó precismente así. Empezó a caminar con la aptitud que había aprendido del Kai para detectar por donde debió ir y haber venido el arquero, mientras que usaba su aptitud de Camuflaje para ser uno con el bosque, si es que funcionaba en ambientes de no humanos, cosa de poder al menos ir y presentarles a los karkamis su compañero, como un gesto de respeto.

Ya si quería molerlo a piedras y rasguños, sería. No respondería, usar su katana envainada era lo máximo que podía tras dejarles a su compañero. Si salía de esa entero y hambriento buscaría volver. ¿Eso fue pragmático?

Ni puta idea, y dudaba que sabio, pero pensaba que necesario. Pensaba eso mientras volvía, o intentaba.

¿Ser sabio era una habilidad, quizá?

—Iré contigo, Lobo Silencioso, los karkarmis ya me conocen —se apresuró a decir, a lo mejor era la opción más adecuada—. Debemos darnos prisa, no tendremos mucho tiempo —avanzó hacia el bosque, indicándote el camino hacia donde murió la criatura—. Uno de nosotros debe avisar al maestro.

—De acuerdo —se colgó la carne muerta y cargó con los troncos él solo—. Informaré a Erizo Protector.
Zorro Certero os abandonó. A pesar de ir cargado y su poca flexibilidad por la versión de la chica, tu compañero tenía prisas por acudir con el maestro. En poco tiempo le perdisteis de vista, dejándote a solas con Loba Prudente.

La chica te guio por el camino y sabías que no te engañaba porque veías el rastro de sangre que el mono dejó, además de algunas flechas pertenecientes al arquero. Te resultó llamativo que esta vez no vieses ninguna de esas criaturas colgadas por las ramas, amenazantes con piedras en sus manos. Zorro Certero había hecho un buen trabajo ahuyentándoles o quizás esta vez estaban escondidos de verdad, temerosos por algo que se acercaba a ellos, o al bosque, o las tierras de Holmgard.

Sonó un crujido, como de una rama rompiéndose por algo que viajaba a gran velocidad. Loba Prudente lo detectó a distancia, dejándote un gesto desollador antes de que el objeto golpease tu cabeza. Caíste al suelo y tu visión se nubló tan oscura como el cielo que viste esta mañana. Parpadeas, no consigues recuperarte. Te desmayas.

Abres los ojos. Loba Prudente está a unos seis metros delante tuyo, se movió cuando caíste. Está tirada en el suelo y no se mueve. Puedes ver cómo de ella borbotea sangre de su cabeza que se fusiona con las hojas verdes creando un tono purpúreo. Te incorporas y antes de ponerte de pie escuchas un siseo. Te giras para verlo, era una advertencia de silencio a pocos centímetros. Es Zorro Certero.

El muchacho se veía preocupado y sudoroso, como nunca antes lo habías visto. Notaste su intento para no respirar demasiado fuerte, a modo de no hacer demasiado ruido. Se escondía de algo y no sabías qué era. El cielo había oscurecido, ¿acaso estuviste inconsciente durante largas horas? Le miraste bien, intentando comprender.

Portaba su arco y estaba preparado para dar tiro al blanco, pero su nerviosismo se apoderaba de él como nunca antes habías visto. Si tenía que usar su arco, probablemente fallara. Sería la primera vez que le ves fallar. La incógnita persiste. No comprendes cómo tu compañero, que se vestía con las bestias aladas que encontró por su camino y se deleitaba de seguridad en sí mismo con puro arte soberbio, puede estar en esa situación.

Lo ve, lo ves. Una sombra negra cruzó de lado a lado en un abrir y cerrar los ojos. Es invisible, pero su olor nauseabundo llega como un golpetazo en tus narices. Otra sombra. Luego otra. El olor es cada vez más penetrante.

—Está muerta, olvídala —te susurra al oído con dureza. No sabes si esas sombras puedan verte, olerte o escucharte. No ocurre nada y sigue hablando—. Me llamó como esta mañana y cuando llegué dejé de sentirla. No está viva... debemos avisar al maestro y al Monasterio, como nos advirtió. —Se inclinó y quizás pudiste ver alguna lágrima en sus ojos—. Tenía razón...

Por más que te quedes viéndola, sigue igual de tiesa que al principio. No se mueve y su sangre púrpura cada vez es más oscura, como las sombras que os acechan. Es posible que Loba Prudente haya muerto; si Zorro Certero dominase la disciplina Curación, podrías confiar en su veredicto. Sin embargo, lo más prudente, lo que ella hubiese querido para ti, es que sobrevivas. Tienes la oportunidad de sobrevivir y avisar al Monasterio, o de lo contrario acudir al rescate de tu amiga.

Una caída, el descenso a las sombras.

_{"Soy las sombras, me hago en ellas"}

^{- Anónimo, posiblemente Nietzsche o excerptos/paráfrases de su obra.}

Y tras el oneiros el regreso, a la realidad del sueño, en modo que se entienda. ¿Pero qué se entiende en un mundo donde la excentricidad de hacer las cosas heterodóxicamente y el pragmatismo de buscar el fino disparo de ballestao el corte más preciso y elegantemente devastador con katana entre A y B se contrastaban y conflagraban? Nada, nada se entendía ni una puta mierda y él cayó, por un ataque a traición muy sospechoso y absolutamente certero, seguido de su ascenso a una escena desgarradora. No pensaba rendirse, no era su modo, y no dejaría perder la chance de hacer pagar a estos bastardos que Loba Prudente profetizó. Cassandra, a la que no le hicimos caso.

Al alzarse, aún con el dolor en la cabeza por ese ataque bien puto pero eficiente, pragmatismo en la mariconada, digamos, es que observó a Loba Prudente pero también a Zorro Certero. O este tipo era el actor del milenio y los milenios o... O de verdad es que estaba cagado, casi la lógica le decía que alguien tan jodidamente arrogante no podía ser un buen actor al menos a la hora de jactarse y hacerse el buenazo, el humilde, lo que no es. ¿Qué hace al mal y le da forma? Tomó o apenas posó su mano en la vaina de su katana. Un solo corte hacia arriba y la mano de Certero se le alejaba de su muñeca, completamente, no costaba mucho, pero... Pero no, quería confiar, quería colaborar. ¿De eso se trataba, no?

Si bien su crueldad al respeto aún si pragmatismo era inaceptable. No podía criticarlo pero él mismo osaría ir en contra de sí mismo, muy como Zorro ahora mismo salía de sí al actuar y ser vulnerable y no el machote todo-lo-puede-lot que era, es que Silencioso osaría ser poco práctico, sin embargo pegando su katana al piso, dejándola medio curvada pero firme, clavada, como la leyenda de Camelot, pero más chafa y con un propósito.

- Tomaré mi arma apenas se acercan, cúbreme, joder, úsame como escudo humano o algo para disparar pero no impidas que la cure, no pienso dejarla. ¡ME REHÚSO, ZORRO CERTERO, ENTIENDE!

Gritó, notablemente, sin furia hacia él.

Unos versos que leyó de un origen inescrutable vinieron a él.

_{No puedo aceptar esto, hallaremos la forma.}

_{En este pozo abismal de condenación y desesperación.}

_{Más allá de la decepción y desgano se encuentran la belleza y la gracia.}

_{Un glorioso futuro hemos de...}

_{¡¡¡...ALCANZAR!!!}

Furia, furia, furia. Odio. Odio por no poder hacer más, odio por ser débil, odio por simplemente no haber podido...¡Cualquier cosa! ¡Algo! ¿Era recomendable Curar con furia? No, lo dudaba, pero ciertamente, era un tipo de combustible y entre sus propias lágrimas y dientes apretados, mano lista por si tocaba hacer una acrobacia y rajar con su katana preparada en el piso, la tierra misma como "vaina" y como "solapa" para su Artúrica arma a desenvainar en reacción es que posaría sus manos sobre Loba Prudente, en su torso, en su cabeza, mirándola. No se podía ir, se rehusaba.

_{Todo este tiempo, se le prometió su...}

_Salvación.

Camuflaje

Eres Lobo Silencioso, el camuflaje está en tu esencia; si no es lo primero que aprendiste al llegar al Monasterio del Kai, tu personalidad escurridiza lo potencia, solo que aquí no tienes ventanas por las que saltar. Tus ropajes verdes se confunden con la espesura del bosque, favoreciendo tu mimetismo. Lentamente, movimiento a movimiento, vas reptando como una serpiente hacia donde se encuentra Loba Prudente. Detrás de ti se encuentra Zorro Certero, quien rehusó de huir como un cobarde; si tan solo dejase de hacer tanto ruido o parase de acecharte de aquella manera... Arriba, las sombras navegan dejando rastros de humo pestilente. No consiguen verte ni olerte, ya que buscan cobardes y huelen el miedo. Algo que tú no eres, de eso estás seguro.

Curación

Loba Prudente está pálida y fría, a pesar de haber caído hace poco. Alguien se ha alimentado de su calor, de su vitalidad, y no le ha importado derramar la sangre con la que pudiera nutrirse. Esas criaturas cuya agonía escuchaste hace un rato la hubiesen tomado como alimento, pero en su lugar prefirieron manchar los bosques de Holmgard de rojizo. Llevas las manos a su yugular y compruebas que tiene un débil pulso. Sabes que su estado es catastrófico de no recibir operación, aunque haces lo que puedes. Te aseguras de que la herida no siga sangrando, pero sabes que morirá dentro de poco si no la llevas de urgencia ante tu maestro. Un solo rasguño más y... abre los ojos con un respiro. Despertó de su letargo gracias a tu destreza con los dedos. La dejas tosiendo, necesita respirar hondo, aunque sea un humo espeso.

Sexto Sentido

Mientras tú intentas sanar a Loba Prudente, Zorro Certero permanece quieto a vuestras espaldas. Le miras y sabes que es él, pero diferente. Su rostro está tan oscuro como las sombras que sobrevuelan los cielos. Puedes ver cómo los peores sentimientos emergen de su piel como si su esencia se evaporara. Odio, envidia, celos, ira, tu sexto sentido te lo hace saber; todos ellos bien guardados durante mucho tiempo. Es él, pero su lado oscuro tomó el control y te apunta con el arco. Ahora lo comprendes. Sabes que el camuflaje no es suficiente para engañar a los Señores de la Oscuridad, nunca lo fue; si acaso a sus monturas mortíferas, no a ellos. Debes proteger a Loba Prudente.

Combate

1.- Suma a tu destreza en el combate todos los puntos extra que te proporcionen tus disciplinas del Kai.
2.- Resta de esa cantidad la destreza del combate de tu enemigo. El número resultante es tu puntuación en el combate.
3.- Tira 1D10 (primera columna) y con la puntuación del combate resultante consulta la tabla de resultados.
4.- Aplica la resistencia perdida en ambos y vuelve al apartado 3. Apóyate con la Carta de Acción.
5.- El combate continúa hasta que uno de los dos muere, se rinde o huye.

1.

2. Diferencia destreza 22-18=4 (positivo)
3. Tiro 1D10 en la columna 3/4
4. Salió 10 (tuviste mucha suerte). ZC pierde 16 y LS pierde 0.
5. Continúa el proceso.

Apenas Lobo Silencioso, cuyo nombre ya perdido en el silencio mismo, apropiadamente y doble metafóricamente (Y redundantemente también) de uno que alguna vez fue el de un niño normal como cualquier otro antes de unirse al Kai, termina de curar a Loba Prudente y la deja en el filo de la vida en vez del de la muerte (Aunque, realmente dime, tú, Demiurgo cruel pero justo... ¿Hay diferencia? ¿La hay?) se da cuenta, o más bien, entiende algo que sabía desde que empezó su aventura tirándose por la ventana a lo Assasin's Creed, que, para meterle color, no es tal pero sí hay un libro en este mundo parecido a dicha historia que su hermano mayor le leyó a Lobo Silencioso cuando alguna vez era un crío. Quizá de ahí sacó la idea de hacerlo al comienzo de esta aventura.

Y ahora, era que aún rodeado de sombras cobardes, solo una podía enfrentarle, porque estos tenebrosos sabían lo que hacían, y quizá le temían o... O sabían cómo destruírle. Debieron haberle hecho caso a las palabras de Loba Prudente, todos él mismo, Zorro, la Gran Maestra Águila y Erizo-sensei, todos. Pero lo hicimos y pagamos el precio, ella lo hizo, Zorro lo hizo, y el mismo Silencioso lo hizo en donde posiblemente hasta todos los demás, el Kai mismo lo haría. Pero si algo no era, jamás, por raro que fuese, por autodidacta que fuese y por excéntrico y metódico/observador que fuese...

Un cobarde. ¡No era un puto cobarde! Y demostrarlo sin palabras, era hacerlo no con actos desmedidos (Saltar! Ventanas!), no, era con actos específicos, y en este bosque que les envolvía con las sombras vendría su batalla final. Ahí, en el temor nacía la valentía, eso sus padres y su hermano mayor se lo decían siempre, e incluso Erizo mismo. Quizá no conocería a sus sobrinos si existían o estaban por existir, quizá no vería los caretos bobos y sabios de sus viejos o a la gente que le conoció alguna vez, a las señoras y señores amistosos que le conocieron como niñato antes de irse al Monasterio.

Pero hoy, hoy daría todo por... ¡Porque le daba la gana! ¡Así de simple! ¿Heroísmo? ¡Me sopla dos pelotas, acá!

Solo lo hacía porque quería, como siempre.

Y un flashback (Tú sabes que todos, todos amamos los flashbacks. No tengo poder sobre tí al estar dada vuelta la cosa, pero venga... Sabes que soy una molestia incluso como Peón en vez de Amo del Tablero) aparece entonces, uno de cuando recién se habían unido al Monasterio del Kai.

- Hey, hola.

- Hola...

- ¿Y? ¿Qué hay contigo? Venga, dime.

Zorro Certero era un niñato hablador pero sociable, con apenas pizcas de su ego y deseo de gloria, pero todavía capaz de mostrar buena voluntad. Lobo Silencioso por otra parte era poco hablador, alguien que prefería mirar el entorno, actuar por su cuenta y decidir mediante el mejor curso, aún tan joven.

- ...No mucho.

- Pues a mí me han puesto Zorro Certero. ¿A que mola? ¿Y a tí? ¡Venga, dime!

- ...La Gran Maestra me ha apodado, eh, nombrado Lobo Silencioso, supongo que porque no hablo mucho.

Se encogió de hombros. Zorro Certero no parecía sorprendido... ¿O sí? Una mirada peculiar y luego ir a hablar con otros y con chicas, tras despedirse del calladito. Lobo Silencioso solo le miró pensando que era una molestia pero sin odiarle, buscando no odiarle.

Poseído por las sombras el arquero apuntó su arma hacia abajo, teniendo a Lobo Silencioso como un conejo sentado y listo, distraído... O eso creía, porque el espadachín estaba más enfocado que nunca, aún tras curar, aún tras camuflarse y gracias a su necesidad de observar el mundo, desde que era niño un lector y hacia mayor queriendo hacer cosas de aventurero, ser tan genial como su hermano mayor, ser... Ser alguien digno, hacer ruído, ironicamente. Sus ojos giraron hacia la flecha y en lenta moción es que el espadachín se había aprendido los patrones de movimiento del arquero, quizá un momento de recordar su postura, mano atrás, mano adelante y sus propios gestos, porque todos teníamos tendencias que usábamos, que no podíamos evitar. Purgar la mente y volverse invencible era solo cosas que grandes héroes o maestros podían, e incluso ellos tenían dichas aperturas.

Tomando su espada en un reflejo y luego alzándole en un tosco pero impecable, si tal oxímoron podía siquiera permitirse, causando una pequeña mota caótica de tierra al sacarle desde su "empuñadura" en el suelo mismo del bosque donde sería su campo de batalla final, es que cortó hacia arriba, destajando la flecha en la mitad, siendo la parte con la punta una que logró dejarle una cicatriz en su mejilla profunda y casi el cuello, pasando de largo sin atascarse entre sus propios pelos, cortaría hacia arriba uno de los dedos del arquero sin destajarlo completo y el mayor corte se haría hacia su hombro y rostro, derramando sangre hacia lo alto. Al verle respingar hacia atrás, el espadachín se levantó.

No, Lobo Silencioso lo hizo, y agitó hacia abajo su katana dejando caer la tierra y sangre, asumiendo posición, viéndole poseído por las sombras... Pero él ahora mismo estaba en contra de su propio compañero, el Zorro Certero sin más. Le miró a los ojos como quién ignoraba enteramente que una monstruosidad oscura le estuviese poseyendo. Ahí esaba quién no era su amigo...

No, quién era su compañero.

- ¡MALDITO IMBÉCIL! ¡A ESO LLAMAS UN TIRO! ¡PATÉTICO! MUÉSTRAME DE LO QUE ESTÁS HECHO, BASTARDO QUE PIENSA CON LA POLLA. ¿O QUÉ, ME TEMES? ¿ME ODIAS? ¿ME DESPRECIAS? PUES VENGA, TÚ, YO, ESTO HA VENIDO DE HACE RATO, CON TODO, EH. ¡¡¡¡ZORRO CERTERO!!!! 

Y daba comienzo su enfrentamiento.

Todo o nada. Si buscaría sacarle la sombra a punta de katanazo o si terminaría esto a peor y no había reversión, eso ya lo vería durante el duelo mismo, pero esto tenía que ser, y sería. En su interior Lobo Silencioso se sentía exhilarado, lleno de pasión, esto, esto era lo que quería de hace rato... ¡Y lo obtuvo!

Además, tocaba proteger a Loba Prudente, pero no le recomendaba a Zorro Certero el intentar siquiera algo, porque cambiase de objetivo y lo siguiente que perdería sería una mano, tal cual. Pragmatismo versus heterodoxia, no se andaría con cosas. Aquí es donde la humanidad toma forma y se define.

_{Ante los ojos del tiempo, no somos nada.}

_{Pero este guarda nuestros hitos aún así.}

Tras aquel embate los cuervos y otras creaturas rebuznaban alrededor. Sujetando su katana en la mano con ambas manos en una postura que otorgaba maniobrabilidad pero a su vez lentitud de ataque (Más no de movimiento del portador, asegurando precisión a sacrificio de movilidad, enseñada por Erizo mismo) miraba a su contrincante y oponente. Zorro levantó su arco entonces como si el dedo con un tajo no le importara, sacaba su flecha con destreza y estas se mancillaban con sangre, simbólicamente. Sonreía entonces. Profirió unas palabras que los ruidos del bosque no nos permitieron a nosotros, meta-Demiurgos mirones escuchar (Escuchones, vale, venga) y Lobo Silencioso quedó pasmado.

- ¿Qué? N-no me jodas. ¡NO ME JODAS! Tú siempre fuiste el popular, el hábil, el que se salía con la suya... Yo solo... -Sujetó su arma, Certero sabía que Silencioso podía rajarlo en cualquier instante muy como Silencioso sabía mejor que no perder tiempo hablando al aire, pero era necesario.- ¡QUERÍA VER A MI FAMILIA!

Un tiro preciso el cual el espadachín logró desviar en un chirrido de metal contra metal, apenas desviando la flecha, y aproximándose mientras Certero daba un ágil paso hacia atrás entre esta charla-combate. Certero iba por sus manos. Por supuesto, tendría que usar su espada como un escudo, algo que Protector-sensei le enseñó.

- ¿Tú acaso no tienes familia? ¿No los aprecias? ¿QUIERES A ALGUIEN SIQUIERA? ¿¡QUÉ PUTOS CELOS PODRÍAS TEN-...?

Y ahí ocurrió. Una sonrisa de esas molestas del arquero vino seguido de un tiro al corazón hacia su enemigo. Sin embargo en un enfoque, el espadachín entendió los nueve principios del Amakakeru Ryuu no Hirameki, porque ya como voy en mi vida narrar una de Samurai X o Rurouni Kenshin no es algo que lograré, pero venga, esto está bien cerca, eh que le tocaba actuar. Su movimiento fue ágil y osciló su katana como escudo, si bien cortó la flecha de nuevo, la punta pasó de largo, y en otro movimiento pasó hacia adelante y cortó hacia abajo después de oscilar hacia arriba. Un tajo directo en la pierna del arquero, derramando más sangre y manchándolo de más carmesí. El espadachín quería forzar al arquero a arrodillarse y no poder seguir en una pose conveniente, pero torpe era, porque habían dos factores.

Primero, que la flecha sangrienta le logró llegar, apenas, no le cortó ni dañó pero... Aquella infección de sangre más la esencia oscura afectó a Lobo Silencioso el cual sintió un pálpito oscuro. Ahora las sombras podían poseerlo pero estaba demasiado enfocado para que lo hicieran, aunque lo debilitaron. Segundo... No comió nada, así que sufría por hambre. Mentalmente buscó sacar su ración de maíz con su aptitud de Movimiento Mental pero el muy cabrón de Zortero (¿Cerro? Zortero apenas queda mejor...) le hizo un quickshot y se lo mandó volando. Eso puso muy molesto a Lobo Silencioso y su amor por el maíz, además de negarle cualquier chance de superar el hambre.

Jadeando, entendió las tácticas de su enemigo, pero no pararía. Se apartó de nuevo y Z.C. lo hizo igual.

- Vale, como quieras. Me dejo de tonterías. Te toca pagar cara. A punta de palos te la voy a dar, wevón.

Pero entonces, Zorro Certero haría algo más...

Una jodida ilusión. ¿Por qué esperaría algo menos o mejor dicho más de este maldito cabrón? Más encima potenciado por las sombras, era el peor tipo de enemigo, no un monstruo del que no conocía nada pero podía deducir, no una bestia o incluso alguien predecible, no, era un humano, consciente, y que conocía sus móviles, y tal como al comienzo él mismo pudo predecirlo para cortarle es que ahora... Zorro Certero se la entregaba de vuelta con dos cojones rebotando una y otra vez.

El arquero apuntó hacia Loba Prudente, y por supuesto, en postura de combate, lo cual le regaló al usuario de flechas un tiro seco en todo el torso del espadachín cuando se confió, porque también se sabía sus posturas, sus cambios de posición y como esa gran espada que usaba por fluída que fuese, necesitaba mucho manejo de katas y demás. Y con eso le atravesó de lado a lado el torso, el abdomen de hecho, haciendo que vomitara sangre, logrando tapársela (Lobo Silencioso) con la mano libre para no ensuciar a Loba Prudente. Al dar la vuelta, miró con desprecio a Zorro Certero y sintió la furia. No solo por el dolor, sin por el truco sucio.

- Ni puta idea cual es tu problema conmigo... ¡PERO AQUÍ SE ACABA! ¡TE ARRANCARÉ DE RAÍZ!

Y pos claro que a Zorro Certero le quedaba otro tiro, gratis. Apuntó entonces y dió un salto hacia atrás con el pie que no había destaado, ahora que estaban en igualdad de condiciones, apuntó a un lugar muy especial, e incluso si no le hacía mucho daño, acertaría, mientras Lobo Silencioso intentaba ir a destajarlo usando la espada con una sola mano algo que no tenía costumbre de hacer. Táctica sobre táctica.

Fue un flash. Zorro Certero le apuntó a la muñeca, y lo logró, apuñalándole (Con su flecha) la muñeca para inhabilitarlo... Pero la voluntad y furia psicótica del Lobo Silencioso, nada silencioso o quizá sí logró pasar de largo y cortarle apenas el torso, haciéndole una pizca de daño. Aquella flecha además dañó buena parte de su brazo, haciéndole arrodillarse.

Zorro Certero sonrió de nuevo, quizá queriendo decir algo sobre cómo estaba arrodillado ante él, como debería ser, pero la respuesta de Lobo Silencioso fue:

- ¡Y UNA MIERDA! ¡NADIE SE DOBLEGA ANTE NADIE! ¡IDIOTA EGOCÉNTRICO! ¡VUELVE EN TÍ!

Y cortó hacia arriba, aprovechando la proximidad.

Aquel corte fue patético pero a la vez eficiente. Destajó verticalmente cortando el bonito y apuesto rostro de que tanto se jactaba Zorro Certero, y al parecer, le había matado, pero a su vez el arquero mismo logró pegar un tiro más con una flecha que se había guardado entre las mangas y apuntado directo al cuello, que por no ser por el corte que recibió desde Lobo Silencioso, habría sido fatal, y solo le le llegó al hombro, pero aún así.

Jadeando, Lobo Silencioso sentía el desgaste y maréo, sin embargo las sombras le dieron a Zorro Certero un último aliento aún estando muerto en teoría. Lobo Silencioso tenía un plan, pero incluía... Un sacrificio, no, una apuesta.

Pragmatismo reverso, o sea... ¡Completo caos!

- ¿Sabes? No te odio. Te voy a salvar... O moriremos ambos, hoy.

Y la respuesta que recibió fue...

- ¿Ah sí?

Sonrió. Tomó su katana son su muñeca, hombro, torso y vientre hechos mierdas contra su enemigo con su pierna, pecho y rostro cortados igualmente. Era hora del choque final.

- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Ambos caídos, Lobo Silencioso podía ver las sombras sosteniendo a un Zorro Certero alicaído tras una batalla que pudo dar mejor, o quizá siendo sacrificado vilmene por los señores oscuros, y si él mismo caía o no quedaba en condiciones de pelear nunca más bajo el Kai, esperaba que otros héroes pudiesen seguir lo que él no podrá, seguramente. Ponía su fé en ellos, sí, él todo pasota y rarito, loco pero desposeído, sí, él. Últimamente Zorro Certero había sido...

Quizá ante circunstancias distintas.

Pudo escucharlo, sus palabras, ecos siniestros o lo que sea le decían algo como "¿Qué piensas hacer?" "¿Qué puedes hacer siquiera, Lobo Silencioso?" casi como un llamado de ayuda, pero LS solamente sonrió entonces, confiado, malherido pero cumpliendo su misión. Erizo Protector le dijo siempre. "Ante todo, tu misión, niñato, venga", y tomando aire, concentrándose, miró a su enemigo a los ojos, no a la sombra... A su...

Amigo.

- Pienso acabar contigo. Y conmigo si toca.

Lágrimas, lágrimas caían de sus ojos, no solo porque no vería a su gente nunca más, sino por... Por él. Un libro que le mosró su padre una vez decía:

¿Podrías amar a tus enemigos? ¿Podrías perdonar al que te hizo daño?

Si puedes, entonces...

- Entonces me la sopla. Ya te dije... Yo... -Alzó sus brazos, casi sorprendiendo a Zorro Certero. ¿Qué hacía?.- HAGO LO QUE ME SALE DEL...

El ruido de los dos o tres trozos de madera alrededor flotando por el aire censuraron convenientemene sus malos palabros, a lo que Zorro Certero no pudo sino hacer más que intentar alejarse, pero insuficiente. Estos empujaron su arco y su carcaj o contenedor de flechas lejos. Ya no tenía más flechas escondidas, así que poco podría hacer. Al verse contrariado, sonrió. Algo había desbloqueado, un ataque final que le daría ventaja contra su enemigo...

Ataque Psíquico, algo que había desarrollado apenas, y que las sombras le habían permitido usar.

Al apuntar hacia Lobo Silencioso este apuntó con su espada, pero entonces la soltó en pleno "ataque", sorprendiendo a Zorro Certero mientras que ahora ambos desarmados, se verían en un "enfrentamiento" final. Compasión antes que odio, como le enseñaron sus viejos, y su hermano.

Con la espada siendo arrojada, el ataque psíquico rozando por poco a Lobo Silencioso pero dañándolo y dejándolo semejantemente al borde de la muerte, este... Abrazó a Zorro Certero, como si un viejo amigo fuese, como si un estúpido compañero de casa fuese, que eso era, como un jerigonzo idiota que nunca confió en él, que lo trataba de enano y más, pero que optó por confiar en él. Casi como si una vida distinta fuese, irrelevante, sacada de alguno de esos libros o inventada por él mismo, o soñada de alguna dimensión alterna, fue ese el sentimiento.

- Por Ulnar... Perdón por traicionarte antes. Sálvate... Sombras de mierda, les gané. Por favor, Zorro, p-protégela, llévala donde Eriz-...oh...

Soltó un montón de sangre y viendo su katana ya quebradiza y en el piso, le pidió disculpas...

Y curó a Zorro Certero en aquel abrazo, entre lágrimas.

Zorro Certero no entendía qué carajo sucedía, o quizá...

Tras curarle, Lobo Silencioso caería, de nuevo, mirando al cielo.

Un cielo oscuro pero en el que recordaría los cielos claros que compartía con su familia, con la gente del Kai, con Erizo, con Loba...

Y con Zorro, claro.

Su historia llegaba a su final pero...

Muchas otras se contarían, y héroes dignos salvaían este mundo envuelto en oscuridad.

¿Tomó la decisión práctica?

No.

¿Fue observador?

Sí, un tanto.

¿Autodidacta?

999999% off the fucking charts, bro.

Poco a poco sus párpados de cerraban y el mundo se acababa, pero tomó su ballesta que todo este tiempo tuvo consigo y la lanzó hacia arriba, como una bengala no moderna en pos de ayudar, tiritando, con las pocas fuerzas que tenía y la mano que no tenía mutilada.

Y luego...

...Un cielo sin estrellas.

Eres Lobo Solitario.

En un devastador ataque, los Señores de la Oscuridad han destruido el monasterio donde aprendías las disciplinas de los Señores del Kai.

Eres ahora el único superviviente.

Juras tomar venganza de esa destrucción. Pero primero debes ir a Holmgard para prevenir al Rey del inminente peligro. Los Señores de la Oscuridad te persiguen sin darte tregua por todo el país y en cada página del libro tienes que enfrentarte a nuevos retos. Elige cuidadosamente tus disciplinas y tus armas, pues pueden ayudarte a triunfar en el viaje más fantástico y terrorífico de tu vida.

LA HISTORIA CONTINÚA