Partida Rol por web

-Oh! me parecio ver un lindo gatito XDDDDDDD

naaaaah ya en serio le tiro granadas mientras rezo por que carras no nos saque de la carretera o se bloquee.

Mis ojos se abren como platos al ver semejante aberración aparecer del agua, mi corazón casi se detiene, no puedo sino pegarme al lado opuesto de la ventanilla por donde se puede observar a... a aquel monstruo...

Dios... mio... son las únicas palabras que salen de mi boca mientras me santiguo a toda velocidad sin poder casi reaccionar...

De momento tienes una crisis aguda de ansiedad. No puedes hacer nada que no sea gritar. Interprétalo como quieras, pero es algo muy grande lo que sientes. Estás fuera de ti.

-Carras!! Saquenos de aqui!!!- le grito desesperado al cura mientras vacio el cargador del rifle apuntando como pueda a eso.

Parece que la situación no torna demasiado bien... y aquel monsturo... No no no no.... que es eso... tenéis que matarlo... no... no podemos con eso... comienzo a tirar de la palanca que abre la puerta de forma compulsiva, casi hasta el punto de estar a punto de arrancarla, y sin percatarme de que el pestillo se encuentra cerrado...

Vamos vamos !!!! ábrete tenemos que salir de aquí yaaa !!!!!VAAAMOOOOSSSS !!!! cada vez parece que mi estado es mas preocupante, y al ver que la puerta no se abre, comienzo a darle golpes con el hombro...

Al ver a la criatura que sale del agua, desvío la mirada
¡POR LA VIRGEN SANTÍTISIMA ¿QUÉ DEMONIOS ES ESO?! con una mano me santigüo mientras doy un volantazo para aljarme del bicho, pero mi poca pericia al volante hace que pierda el control del coche

Carras entra en la curva del camino a una velocidad aceptable, cuando ve a la criatura el corazón le da un vuelco, pero consigue sobreponerse y no soltar las manos en el volante.

Julián, en su locura dice palabras sin sentido y frases entrecortadas, está totalmente fuera de sí, mientras tanto, William y Kassius luchan por sus vidas, con la munición de la que disponen.

La granada de Kassius sale despedida hacia un lateral del lago, haciendo una explosión inocua, mientras William dispara al caballo de agua, quien, lejos de amilanarse, echa hacia atrás su largo cuello para acometer una embestida brutal hacia el coche.

Los tripulantes ven espantados lo que se les viene encima, y las enormes fauces se abren y golpean el lateral derecho del vehículo, justo cuando pasa por el lugar más cercano al agua.

El golpe es terrible, y el automóvil pierde el rumbo, cayendo por un pequeño talud a la derecha del camino, y estrellandose contra un árbol.

Un alarido inhumano suena en la orilla del lago, único sonido, acompañado de un claxon que pita de forma ininterrumpida, pues la cabeza del conductor reposa sobre el volante. Quizás sus compañeros pudieran ayudarle a recuperar la compostura, pero, todos están muertos, y sus cuerpos serán pasto de McAllan.