Partida Rol por web

Me quedé mirando aquella ropa… Jeans y camisas para dormir no, pantalones cortos y camisetas… dudaba, no eran de pijama… Así que me atreví a preguntarle - ¿Te molesta si duermo en ropa interior? – no había cosa más cómoda que eso

Lo observo fijamente. Recorriendo su cuerpo con la mirada y abro la boca para responder, pero ninguna palabra sale de ella. Me sonrojo. Negando con la cabeza dando a entender que no me molestaba.

Noté como se sonrojaba y no sabía si realmente la estaba molestando aunque no decía nada, me fui al comedor y me quité la ropa allí por no hacer la situación “más tensa”, ya en ropa interior fui a la habitación sin atreverme a mirarla y me metí en la cama, me cubrí con la sábana por el mismo motivo, por no incomodarla.

Me sonrojo mucho al verlo así. Pero no puedo apartar la vista de el. Mantengo la vista en la cama cuando se mete y se tapa poniéndome de pie y yendo al baño para cambiarme. Todavía era temprano, aunque seguramente cayera dormida al rato.

Una vez cambiada vuelvo a la habitación. Llevaba puesto uno de mis camisones favoritos aunque no en color. Voy a la habitación cerrando bien las cortinas y apagando la luz. Antes de meterme en la cama y ponerme de costado mirándolo en la oscuridad.

-Dime Ben... ¿Como conociste a tu esposa...? ¿Como se sintió conocerla?-

Era un tema que no había hablado con nadie. Esperaba que no le molestara el contármelo.

Contengo la respiración al verla aparecer con ese camisón que resaltaba tanto sus curvas, intenté no pensar que iba a dormir con una chica tan bella o me pondría enfermo.

Adoptó las medidas de seguridad de apagar luces y demás apenas podíamos vernos el brillo en los ojos, por eso supe que me estaba mirando. Me preguntó por mi mujer, en esta ocasión como que no me puse muy triste, es verdad que guardaba muchos recuerdos en mi corazón, pero ella se fue y sabía que le gustaría que yo fuese feliz.

Estando tan cerca de Erika nuestra voz era como más que un susurro – Pues la conocí en la universidad, ambos estudiábamos Económicas, nos sentábamos cerca, comenzamos a hablar… y una cosa lleva a la otra…

Respiré unos segundos tranquilamente para responder a su otra pregunta – ¿Qué se siente? Pues uno se siente muy bien… sólo deseas estar con esa persona, hablar con ella, compartir tu tiempo… algo así – sonreí al terminar mis palabras

- ¿Y tu? ¿Al menos no hubo algún chico que te gustase?

Lo escucho atentamente. Sus palabras sonaban tan lindas. Me hubiese gustado enamorarme o conocer a alguien que me quisiera así.

-No... Nunca vi a alguien que me gustara... Siempre fui bastante antisocial... Debe haber sido hermoso...-

Le digo con una sonrisa. Me hubiese encantado experimentar todo aquello. Me acerco a el, apoyando mi cabeza en su hombro, pegándome bien a su cuerpo. Apoyando la mano en su pecho con suavidad. Era agradable sentir el calor de otra persona. Esperaba que no le molestara aquella acción.

Sus palabras fueron muy agradables, pero cuando se acercó a mi apoyando una mano en mi pecho mi corazón se aceleró, la rodee con mi brazo acercándome más a ella, besé su frente con suavidad, inhalando su aroma, me separé un poco y besé muy suavemente sus labios apenas rozándolos, mi respiración era un poco acelerada, ¿Le sentaría mal que hiciese eso? Tanto tiempo sin estar cerca de una mujer…

Me estremezco ante su beso. No sabia como reaccionar. Me aliviaba que no me viera por que debía estar roja como un tomate. Dejo escapar un leve jadeo, mirándolo fijo. Había sido una caricia tan bella, y tan dulce. Que jamas había pensado que fuera así. Me acomodo sentándome un poco en la cama y apoyando ambas manos en su pecho antes de acercarme a sus labios para depositar un beso suave sobre ellos. Mi respiración estaba agitada y no podía evitar jadear levemente en momentos. Cerré los ojos para disfrutar de ese beso.

Esto era más maravilloso que un sueño, ni se enfadó ni se separó, me devolvió un beso que me supo a miel, sentía sus manos en mi pecho, las sentía muy calientes, llenaban un enorme vacío que había en mi ser.

Me acerqué de nuevo para darle otro beso, pero en esta ocasión no fue superficial, deslicé mi lengua entre sus labios, buscando su lengua, buscando el sabor de su boca, con mis ojos cerrados para sentirlo todo mucho mejor, buscando retener este instante.

Mi mano se desplazó por el lateral de su costado hacia sus caderas y volvió a subir para posarse muy suavemente sobre su pecho.

Me estremezco con su contacto. Sin duda era único. Sentía como mi cuerpo tomaba un calor febril haciendo estremecer de pies a cabeza. Sus labios eran tan dulces...suaves...y deseables... mi mente se ponía en blanco con solo rozarlos. Dejo escapar un jadeo cuando su mano recorre mi cuerpo y un leve gemido se escapa de mis labios cuando la deja quieta sobre mi. Me lleve la mano a la boca. Con mucha vergüenza por como me estaba sintiendo. Pero no era desagradable...sino mas bien...adictivo...