Compórtate y cierra la boca- Abrió el viejo coche usando la cerradura de llave manual y te indicó con un gesto una vez más que subieras como una perrilla amaestrada. - Hobbes desapareció, supongo que se marchó de la ciudad, los tres queríamos una espada que Udrich había traído de España, se la quedó Elsa, en vez de negociar me ensartó el cuello.
El coche arranca y os adentrais más y más en el núcleo urbano, yendo directamente a la zona externa en la que Sergei te invitara a cenar por primera vez. En una callejuela bien iluminada hay una tienda abierta o más bien iluminada. Julio aparca el coche delante y bajais, entrais por unas puertas de vidrio a una habitación casi vacía, excepto por una maceta mal regada, una máquina expendedora de refrescos y unos bancos de espera bajo un burlón dispensador de números de turno de color rojo.
Una ventanilla enrejada os separa de una cabina en la que un hombre rubio, de piel pálida y muy estrafalario os da la bienvenida - Hola buenas noches, ¿En qué puedo ayudaros esta noche?
Julio~ A ver, dame hachas, ¿cuantas tienes? Me llevo mmm... todas
Muy bien - El hombre se mantiene serio ante la extrañísima petición de Julio. Ya es raro que alguien venda hachas en la noche, más aún que no haga preguntas - Diez hachas de mano y dos de bombero, doscientos veinte dólares.
Julio te coge el maletín de las manos - Hijo de perra- Susurra Sabrina
Julio~ Hay que pagar al buen Bernard, aprovecha, usa tu dinero, compra lo que necesites.
Toda esta mierda que me sueltas no me sirve para nada, ¿Para qué coño quiero yo unas hachas? ¿Y porqué las estás pagando con mi dinero? No las necesito
Julio~Son para mí, es un préstamo que me haces. - Y te guiña el ojo, ya sabes que no te lo va a pagar.
Sabrina se acerca a las rejillas - ¿Que vende? ¿Esto es una ferretería?
Bernard te sonríe, lleva un mono de trabajo, y unas gafas extrañísimas con unas lentes enormes, colocadas en la frente - Aquí vendo lo que tengo, pregunta, y recuerda que no has comprado aquí
Sabrina se gira sonriendo a Julio - ¿Tienes algo.... - Se le corta la voz, se queda unos momentos sin habla. Su mente pasea por un laberinto al querer preguntar si tiene algo para matar a Julio, pero algo se lo impide - ¿Tienes algo para matar Sergeis?
Bernard pega un grito a través de la ventanilla -¡¡¡ NADA DE NOMBRES !!!! ¡ NADA DE NOMBRES ! Ehemm.... no quiero oír nombres, ahórratelos
Sabrina vuelve a la carga - Pueees para matar vampiros, morenos.... - La mano de Julio le detiene agarrándola de los pelos y llevándola de vuelta al coche. - No quiero que vuelvas a hablar nunca más. - Y en la mente de Sabrina, el habla, ya no tiene lugar.
Basta, arrastrándola de nuevo al coche
Eres una idiota y cuando acabe todo te pienso sacrificar - El coche arranca, vais en completo silencio rumbo a la planta de agua. Al llegar a las puertas Julio aparca el auto en el arcén, con los faros del coche se iluminan la figura de Sandra y Sergei esperando en la puerta - No te muevas del asiento - Señala Julio antes de bajar del coche, tras lo cual, empieza a hablar con ambos, señalándote en una ocasión
Tira escuchar
La había cagado y bien cagado. La broma le había salido cara y ahora Sabrina temía por su vida como bien claro le había dejado Julio. No pensaba que fuese a tener esas consecuencias, pero ahora estaba claro que se había saltado una norma muy importante. ¿Ya estaba? ¿Ahí iba a acabar su nueva vida como vampira? ¡No! ¡Ella quería ser la más fuerte y poderosa! ¡No podía acabar así, por esa tontería!
Espera callada y sumisa en el coche, y si tuviese orejas de perro las tendría agachadas. Esa conversación no auguraba nada bueno. ¿Estarían discutiendo cómo hacerlo? Esperaba que Sandra actuase como abogado e intentase que Julio cambiase de parecer y le diese otra oportunidad. Difícil. El capullo de Sergei seguro que se estaba ofreciendo voluntario para hacerlo. Se concentró y puso la oreja y la vista en ellos tres, intentando leer los labios o escuchar algo de la conversación.
Motivo: Psicoanálisis
Tirada: 1d100
Dificultad: 30-
Resultado: 3 (Exito)
Motivo: Escuchar
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 10 (Exito)
Julio parece calmado, pero no te menciona en ningún momento, parece que realmente te va a sacrificar cuando todo termine, hablan de la noche de mañana, de Elsa y un ritual en algun puesto subterráneo yendo por una línea de metro, acuerdan ir a la noche siguiente - Baja del coche y ve derecha a tu cuarto, no te muevas de allí hasta que te vaya a recoger.
Sergei no te mira cuando pasas por su lado y Sandra solo levanta las cejas y frunce los labios para luego bajar la cabeza y seguir a Julio. Los cuatro vampiros volveis a la depuradora de agua ocultos entre las sombras, cerrando con llave la puerta tras de sí, antes de bajar a lo más profundo junto a la presa.
El alba llega despacio. El día transcurrirá como el anterior, cierto malestar, sintiendo el sol moverse como si te empujara, aunque menos que en el piso superior la sensación sigue siendo espantosa. Descansas mal pero al menos has podido comer algo, y el día pasará despacio y agotador, deberías descansar.
Irá bien a Sabrina tomar nota de todo lo que Julio le contó hoy. Acerca de los vampiros de la ciudad que conoce
Narra un descanso y la llegada de Julio en el anochecer siguiente, veinte vampiros ocupan todo el pasillo.
Réstate 1 punto de magia
Horror. La cosa pintaba claramente mal. Las miradas de sus "compañeros", el tono de voz tan seco (más de lo normal) de Julio y sus órdenes concretas eran señales de que algo iba realmente mal. ¿Cómo podía hacerle cambiar de opinión? Paso una mala noche, pero no estaba segura de que fuese por el hecho de que el sol la agotase y le provocase mal estar. El mal estar ya lo tenía desde antes. Iba a morir. Se había pasado todo el día pensando en cómo arreglarlo. Y había anochecido sin que se diera cuenta. El panorama que la esperaba fuera no era mucho mejor. Unos veinte vampiros detrás de Julio, esperándola en medio del pasillo. Solo de imaginarse que iba a dejar que se lanzasen contra ella le provocaba nauseas. Si le había costado enfrentarse a uno solo... con veinte, estaba muerta.
Antes de que él pudises decir nada, Sabrina tuvo que ser su propio abogado. Julio, lo siento. No volveré a meter la pata. Seré tu sierva más fiel y no hablaré ni actuaré sin tu permiso. Te ayudaré a matarla. Puedo llegar a ser muy fuerte y útil, lo sé. Dijo con real convicción. No descansaré hasta que lo hagamos y daré mi vida por ti todas las veces que haga falta. No volveré a cagarla. Sí, había llegado la hora de lamerle el culo. Te lo prometo, no me mates. Te demostraré que valgo más la pena viva que muerta. Tampoco le estaba suplicando en lágrimas, se mantenía de pie y seria. Terminó de hablar y calló.
Motivo: charlatanería
Tirada: 1d100
Resultado: 87
¡Casi! xD En mi línea
Eso ya lo decidiré yo - Respondió Julio - La estampa era realmente apocalíptica, su veintena de vampiros se miraban entre ellos y vigilaban a Julio, todos iban sucios con restos de humedades y manchas de sangre seca, en algunos el moho había crecido en sus rostros y manos formando unas manchas oscuras, todos empuñaban una de aquellas hachas que comprasteis el día anterior.
Pudiste entonces distinguir a Sergei, llevaba una escopeta y en un cinturón que cruzaba su pecho un machete y un par de cuchillos. Julio te brindó una de las hachas grandes - Cógela- La tomaste entre tus manos empujada por aquella fuerza indeleble. - Lo siento pero ya me has decepcionado suficiente. Dame la cabeza de Elsa esta noche y reconsideraré tu utilidad.
Luna creciente, las nubes se pasean alumbradas por el fulgor de la ciudad y solo las estrellas más grandes pueden verse en la bóveda difuminada. Gotitas de humedad flotan en el aire y se ven como pequeñas partículas de niebla bajo los focos de las escasas farolas que hay por la depuradora de agua.
Salisteis al exterior donde Sandra tenía un furgón policial esperando junto al coche de Julio que empezó a dar órdenes - Sergei ve con Sandra. Señaló a la vampiresa que tan cerca habías estado de matar, aquella jovencita de corte de pelo obsoleto - Tú guapa conmigo en el coche. ¡ El resto al furgón va subid ! - Quieres protestar, quieres resistir, pero no puedes y sigues a la marea de vampiros como una más apiñandoos, usando toda vuestra fuerza para subiros por los bancos y quedaros de pie como palillos.
Los amortiguadores de la furgoneta soportan el peso pero estás rodeada de muertos húmedos, sucios, mohosos y repulsivos. Algunos de ellos te miran llenos de rabia enseñándote los dientes en alguna ocasión
Como cada noche que te levantas, resta 1 punto de magia
Hacha de bombero (2 manos) 'ase 15% 1d8+2+Bd
Sabrina tragó saliva. Cada segundo que pasaba cerca de Julio se daba cuenta lo mucho que la había cagado con él. Ahora no se atrevía ni a hablar, ni mirarle a los ojos, ni siquiera a pestañear. No pensaba que su pequeño error de abrir la boca más de la cuenta le fuese a salir tan caro. Pero estaba visto que si. ¿Traerle la cabeza de Elsa? ¿Por qué no mejor le traía la luna? Al menos tendría más posibilidades... Aceptó toda bronca y frases de decepción, pero no se esperaba lo que vino a continuación.
Claramente la había degradado a lo más bajo. Incluso la vampiresa a la que había estado a punto de matar tenía más privilegios que ella. Se juró que si volvía a salir de esta, no iba a volver a abrir la boca en lo que le quedaba de vida de vampiro. Allí en la furgoneta, rodeada de mugrosos y apestosos vampiros robots, como ella les llamaba, ya que parecían no tener sentimientos y solo atender a órdenes, tuvo mucho tiempo para reflexionar.
Estaba a otros mil baches de distancia de la muerte, probablemente. Muerte final, sin despertamientos transformada en otra cosa. No aguantaría ni dos asaltos con cualquier vampiro profesional o de rango parecido al suyo. Bastante le había costado ya acabar con la vampiresa que iba cómodamente con Julio. Con la mirada absorta, pensando en todo esto y más, se dejó llevar como una vaca al matadero.