[en la Fábrica de Paya]
El portero, un hombre grandote, de avanzada edad y cara de no ser un lince, miraba pasmado como Helena le cogía la mano mientras hablaba – Senyoreta – dijo tartamudeando- no he entés res, sembla vosté de Nova York o de París, jo no puc ajudar-la, ara mane cridar a l'amo – dijo, mientras gritaba algo incomprensible para vosotros a un zagal de cara sucia que pasaba por allí, el chico salió corriendo y tras unos minutos apareció un hombre vestido con ropa de taller – Buenas tardes señorita y señores, que es lo que desean, ¿tenían cita con el señor Payá? – les dijo con un castellano aceptable
Helena, adulación es habilidad de investigación, no hace falta tirar dado, con decir que la usas basta. Y efectivamente, Pascualet, el portero, no olvidará nunca este día y pasará el resto de su vida secretamente enamorado de ti...
Carlos, una vez dentro de la fábrica buscaremos la oportunidad de realizar fotografías