Pierot escorta a los esclavos, avanzando de espalda, mirando a los badidos, escudo en alto.
Entonces escucha un leve gruñido de dolor. No, Trêbol está herido. Dije que le protegería!
Se pone junto a él para poder ver la gravedad de la herida, no es suficientmente profunda como para acabar con el paladín.
- Continuad retrocediendo.
Cuántos quedan vivos a nuestro lado? Si no queda ninguno, puedo coger un caballo e ir hacia los que nos disparan flechas?
Creo que no sera necesario. A Lazarus se le ha ocurrido una idea.
- ¡Sus líderes! ¡Claro! ¡Son mercenarios, no pelean porque piensen ganar algo luchando hasta el último hombre! ¡Tengo a sus líderes prisioneros y si no se rinden…! – grito en voz alta para que todos me escuchen.
Al escuchar las palabras de Lazarus, los mercenarios bajaron los arcos y se miraron unos a otros rápidamente. Después de eso, sus reacciones fueron diversas, ya que servían por oro y no por lealtad.
De los 9 que aun podían luchar, 3 arrojaron las armas y alzaron las manos. Otros 3 dieron media vuelta y emprendieron una rápida carrera hacia Ahil-Thar, aunque les costaría bastante tiempo regresar a la ciudad, mientras que los 3 restantes simplemente dijeron: - Puedes quedártelos viejo. Y también a los esclavos – antes de volverles la espalda y poner a sus monturas al trote, aunque sin tomar la ruta hacia la ciudad.
Situación
1 mercenario gravemente heridos
2 mercenarios muertos
2 encapuchados inmovilizados
9 mercenarios en condiciones de luchar, 3 se rinden, 3 huyen, 3 se van por su cuenta, aparentemente han renunciado.
50 cautivos con expresion desconcertada y medio sordos