Mola. Podíamos llevar los dados y jugar una partida de D&D—bromeó sabiendo que James huiría de la casa si hiciesen eso. Violeta se sacudió el pelo y se lo recogió en una coleta como las que se hacía en el gimnasio mientras miraba su vaso. Lo que tenía claro que iba a llevar era la linterna y unas cerillas. Sí no había luz andarían jodidos.
Bueno, yo llevaré la mochila con con algo de comida, una manta y un saco. Tengo otro en casa si alguno lo necesitaís.
¿Ya estáis con esas mierdas del rol? -dije entre risas-. No te lo tomes a mal Violeta, pero prefiero tus patadas voladoras a que cargues siempre con un hacha en los dichosos jueguecitos éstos... Yo llevaré también saco... Y tengo una tienda de campaña, aunque de montarla como es debido... poca ostia...
Lo cierto es que llevaran juegos de rol, botellas o cachimbas, James tenía ganas de ir con sus nuevos colegas.
Diana se encogió de hombros, indiferente. Le daba igual si jugaban a ouijas o a rol, ella intentaría ponerle el mismo entusiasmo por el bien de sus amigos.
- Yo también tengo saco, y hasta un hornillo si hace falta. Están un poco viejos, son de los años mozos de mis padres, pero servirán. - explicó - La verdad es que, aunque el sitio esté bien... sería genial dormir bajo las estrellas. Hay tantas historias en ellas... - habló con voz soñadora, quizás un poco siniestra siendo ella - De mitología, quiero decir.
Debatieron durante unas horas mientras terminaban lo que estaban bebiendo y después cada uno se marchó a su casa para preparar las cosas. Quizás no fuera la mejor excursión del mundo pero era, al menos, algo que les sacaría de sus rutinas lo cual no es poco. Al día siguiente los cinco quedaron en la estación de autobuses a media mañana, pues el lugar solo estaba a un par de horas de viaje en autobús y no tenían prisa. El viaje comenzaba pero, en aquella alegre mañana, entre bostezos y risas, no se imaginaban en lo que se convertiría ese fin de semana...