Todo comenzó con un brillo intenso en el cielo, una luz cegadora que envolvió el mundo entero. Luego, las llamas se cernieron sobre la tierra, arrasando con todo lo que hubo a su paso. Nadie recuerda las viejas historias de antaño… Ahora todos viven a la sombra de lo que ayer fueron las tierras de Near.
Las ruinas de Maldor
Cuando cayó el Fuego del Cielo, murió el emperador Absolon y Maldor se sumió en las tinieblas. Cuando la gente volvió a los campos, el país se dividió entre varios señores locales que alegaban un linaje real, que se repartieron la tierra como si fuesen leones con un cadáver: fue injusto y sangriento. La diferencia entre pobres y ricos es inmensa; sólo las familias de aquellos con grandes fortalezas de piedra y grandes almacenes pudieron sobrevivir sin perderlo todo. Los señores de la tierra obligaron a los plebeyos a servirlos como soldados, granjeros, herreros o cualquier cosa que se les ocurriera. La guerra abierta entre dos señores no es nada inusual, pues estos intentar ganar dominio sobre los otros. Ninguno lo ha logrado aún y así la tierra sigue dividida.
Los maldorenses están aturdidos, tratando ciegamente de seguir sus antiguas formas de vida en un imperio en ruinas. Son personas de diferentes etnias, aunque los linajes nobles son todos caucásicos en apariencia. Aunque la familia es muy importante —los nobles valoran su propio linaje y los campesinos se mantienen juntos— suelen separarla la guerra, el hambre y el instinto nómada. Los niños abandonados abundan; sin objetos que poseer, la gente es en sí misma el único recurso.
- Los restos de la cultura
Maldor está en su edad oscura; el arte y la cultura no importan tanto como la supervivencia. Entre la clase noble, el arte todavía existe en colecciones del tiempo anterior a la Luna Umbría. Los tapices, pinturas y esculturas tienen gran valor entre los coleccionistas. Los señores emplean artistas, pero la innovación es escasa: contratan artistas para hacer imitaciones del arte anterior a la Sombra. Los músicos y los actores tienen buena suerte si encuentran un señor, pues tener el mejor entretenimiento en la corte es motivo de gran orgullo para estos nobles de pacotilla que juegan a ser reyes.
Hay trovadores que viajan por los caminos, de hostal en hostal, consiguiendo unas cuantas piezas de oro a cambio de su oficio. Se dice que un mercader emprendedor imprime libros con una prensa que consiguió recuperar del saqueo una ciudad caída. Desde las fronteras, llegan historias de campesinos que se unen para reconstruir sus villas; se dice que estas comunas tienen teatros de dudosa calidad, pero cuyas obras son muy divertidas.
La comida de Maldor se considera insípida en el resto del mundo, pero tiene gran valor alimenticio y llena el estómago. Se sirven papas con cada comida, desde el plato del campesino hasta el del noble. Por otro lado, la cerveza de Maldor es la mejor del mundo.
- Con hambre de guerra
La economía de Maldor puede describirse como un monstruo violento que siempre tiene hambre y se devora constantemente a si mismo para sobrevivir. Los granjeros cultivan granos, maíz, papas y otros tubérculos, y crían cabras, ovejas y ganado para obtener leche y comida, pero nunca parece suficiente, especialmente para los señores, que toman una gran cantidad de cultivos y animales como impuesto para pagar sus guerras.
La cerveza y el licor de patata son las mayores exportaciones, especialmente a Goren, la tierra helada hacia el sur. Se puede encontrar metal en las colinas occidentales y lo que no se transforma en un hacha o una armadura se vende al norte, donde el metal escasea. Para apoyar sus ingresos, la mayoría de las familias tienen que alistarse en las guerras. Los nobles prometen buena paga para sus armadas, aunque muchos jóvenes idiotas terminan en la punta de una espada antes del día de paga.
Los señores de Maldor acrecientan sus riquezas con el intercambio de artefactos invaluables y antigüedades a extranjeros. Las Casas de Ammeni son sus principales compradores. Hay buena paga en Maldor para los exploradores veteranos; las ruinas de las grandes ciudades están llenas de armas y obras de arte, junto con fieros genterrata que no tienen ningún aprecio por los saqueadores.
¿Que hay de nosotros?
Hace trece días desde que dejasteis el pequeño pueblo Brons, en la parte más céntrica de los condados de Maldor. Unidos por el azar, el destino o la necesidad de conseguir un viaje seguro por el paso de las mil leguas, emprendisteis todos juntos el camino hasta la ciudad del Baron Rin, en la zona fronteriza del noroeste del continente.
Cada uno siguiendo sus propios motivos – ya sea por falta de trabajo o por el simple hecho de obtener una aventura fácil - os unisteis a la travesía hasta bulliciosa localidad. Os lo habéis jugado todo a cara o cruz, prácticamente sin dinero y comido buscáis una nueva oportunidad en estos extraños paraje.
La ciudad no debe estar ya lejos, puede que a una jornada de camino. Se hace de noche y tocara acampara a las afueras…