Partida Rol por web

-Dios...pero que coño he hecho...- pensó Yuki aterrorizada cuando salió al exterior de la atmosfera marciana

Un repentino terror le recorrió la espalda al ver el paisaje extraterrestre que le rodeaba, como si de pronto se hubiese dado cuenta del peligro inminente que había a su alrededor.

El corazón se le encabritó en el pecho, amenazando con salirse de su caja torácica violentamente. -Calmate...calmate...- se dijo a si misma cerrando los ojos con fuerza e intentando volver a controlar su propia respiración y apagar ese pitido en su cabeza...

-Vale...vamos a ver...- dijo arrodillandose en el suelo empapado y mirando en su mochila las vacunas. Sacó una de ellas y la examinó con desconfianza, mientras se la pegaba temblorosa en el cuello y apretaba el botón. -¡Auch!- se quejó al sentir otra vez el maldito pinchazo.

Luego guardó la vacuna vacia por si acaso le servia de algo mas tarde, y se puso en pie algo confusa y mareada mirando al resto de sus compañeros intentando que no se notase lo nerviosa que estaba.

-Vale...¿Y ahora que?- dijo con voz ligeramente temblorosa

Esto es todo lo que deseaba y más. Al miedo inicial a lo desconocido y a salir del planeta que me vio nacer deviene en un intenso subidón de adrenalina que se matiza con una intensa emoción cuando veo mi planeta alejarse por la ventana de la lanzadera, tan azul y hermoso... Tan único.

El viaje se me hace corto, tal es la ansiedad que siento por ir hacia lo desconocido. Mis dudas iniciales son borradas de un plumazo mientras las estrellas se suceden invariables y frías a nuestro alrededor, hasta que la forma de Marte se torna más y más cercana y a medida que su figura se acrecenta los latidos de mi corazón se aceleran hasta que creo que va a estallarme en el pecho y tengo que hacer un ejercicio de autocontrol para serenarme.

La noche cerrada nos recibe, cómo no, con un aguacero de proporciones épicas. Una parte de mí no deja de preguntarse si con toda la tecnología que le han echado encima a este lugar del sistema solar no podrán acaso controlar el clima también, en pos de unos puntos más de audiencia y de dramatismo.

La muchachita que me había contestado desafiante se había quedado finalmente con el commlink luego de debatir con otro participante, ella había buscado una respuesta de mi parte cuando le pedí sus credenciales pero me había negado a dárselas: con lo que había dicho me bastaba. Pero algo tenía claro: si quería sobrevivir la tenía que tener cerca.

Luego de ponerme la vacuna antes de bajar de la lanzadera me acerqué a ella y le dije -Deja de gimotear, así no vamos a conseguir refugio querida -la miré de lado con una sonrisa malvada -Sígueme -le indiqué y comencé a caminar por un camino de piedras por el lodazal mientras miraba alrededor buscando un refugio, no podía estar muy lejos, a los que hacían el programa no les convenía que muriéramos tan pronto.

Yuki no lo dudo ni un instante

-Si señora...- dijo desvaneciendo toda su prepotencia anterior, y se pegó a Kylie como un chicle a una zapatilla

Caminó junto a la cientifica bajo la incesante lluvia mientras intentaba controlar su respiración nuevamente.

-Oye...- dijo jadeando - ¿Cuanto tiempo crees que tendremos que ponernos estas vacunas?, quiero decir...¿crees que cuando volvamos a la tierra tendremos que seguir pinchandonos esta mierda cada 8 horas?- rió nerviosa

Luego hizo una pausa, y su mirada se perdió un poco escudriñando la oscuridad a su alrededor

-¿Crees que volveremos a la tierra?- dijo riendo para quitar peso a la realidad

Examinó el arma intentando recordar cada una de las enseñanzas de Mac Bronson:

-Esta cargada ¿no?, ¿tiene el seguro?, ¿mejor llevarlo quitado o puesto?, ¿tendré balas suficientes?, joder...-

Se pegó una palmada fuerte en la cabeza -¡TRANQUILIZATE DE UNA PUTA VEZ, JODER!- pensó

A mi juego me llamaron, pienso mientras se abren las compuertas. Despues de tanto esperar, ya estábamos metidos en este lio. Solo quedaba hacer lo que vinimos a hacer, pasar un mes en Marte matando todo lo que se mueva.

Miro a la pequeña que me había hecho señas durante la cena, y la veo titubear. Maldición niña, que demonios haces tu aquí?, una sensación que no logro comprender todavía me genera que quiera protegerla. Será un instinto paternal? La muchacha podría tranquilamente ser mi hija, si no fuera porque tiene los ojos rasgados.

La muchacha rápidamente se unió a la colorada con la que estuvo hablando sobre quien debería llevar el dispositivo aquel. El CommLink! Eso lo decide todo!

- Niña, yo iré con ustedes. – dije sacando mi pistola, y mostrándole el mecanismo que nos había explicado Mac durante el entrenamiento. Si se puede llamar a una tarde en un hangar un entrenamiento…

Luego de mostrarle lo básico, voy junto a la colorada, que al parecer sabe lo que hace, esperando que Yuki se nos una.

No tardan mucho tiempo los participantes en formar grupos. El primero que se forma está conformado por la Doctora Kylie Simmos, por la Hacker Yuki Kimura y por el ex cazador Phoenix Trujillo. Que se meten en el lodazal, con la firme intención de cruzarlo y salir de él lo antes posible. La noche es cerrada, casi no se ve nada, y caminar por entre el lodo resulta dificultoso, y algo aterrador.

Los otros participantes quedan atrás, pero no tardan en adentrarse también en el terreno pantanoso. No mucho después se escucha el primer grito de auxilio.

-Ayuda! Hay algo en el lodo! Me mordió! – se escuchá la voz de una mujer que grita con desesperación. No es la voz de la piloto, debe ser la otra muchacha, la carilinda.

Al escuchar eso, los integrantes del primer grupo aceleran el paso como pueden, la fuerza que les toma moverse por allí resulta muy trabajosa, pero deben salir de allí antes de averiguar que se mueve debajo del lodo.

Yuki y Phoenix van por delante. Kylie, un poco rezagada, siente de pronto como algo roza su pierna. El pánico casi la invade, pero por suerte solo se trataba de una rama hundida en la profundidad del lodazal.

Con esfuerza el primer grupo llegó a la orilla del terreno pantanoso. Y pudieron ver gracias a algunos relampagueos intermitentes, los demás luchaban por salir del terreno, el que la tenía más difícil era el gigantesco hombre de color, que, si bien tenía más fuerza, también era el más pesado.  Ninguno de esos participantes parecía ir hacia el lado donde estos tres se habían dirigido, por lo que decidieron seguir camino y encontrar refugio.

La primera en encontrarlo fue la científica colorada, una caverna que se adentraba en la roca marciana, y que después de revisarla y asegurarse de que no había sorpresas esperándolos, pudieron acampar allí.

Yuki se puso en pie en la humeda y fría cueva. Tocó las paredes con las manos desnudas y cerró los ojos un instante para sentir el tacto de aquella roca alienigena -Aun no me creo que estemos en Marte...- dijo en voz alta al resto de sus compañeros.

Se dió la vuelta y se dirigió a Kylie con paso lento, abrazandose y frotandose los brazos -Joder que frio...- dijo con voz temblorosa -estos trajes molan, pero sigo teniendo frio...¿tu no?- preguntó con animo de entablar una conversación entre aquellos desconocidos.

se sentó junto a la científica y sacó su arma, la examinó con curiosidad intentando acordarse de todo lo que les habian enseñado en un miserable dia -No me acuerdo de una mierda, joder...- pensó, y la dejo a un lado suyo para sacar el Commlink

-Si joder, con esto si me siento como en casa...- dijo mirando la Commlink.

-Vamos a ver como funciona este trasto y que nos puede ofrecer- dijo en voz alta hacia sus compañeros

Al ver a los otros luchando por salir del lodazal bajo la luz intermitente de los relámpagos y sentir que algo me rozaba el pie cruzó por mi mente la certeza de que quizás esta no había sido una buena idea. Pero como decía mi madre: si estás en el baile, baila. Conseguimos refugio en una cueva y le pregunté al hombre que nos acompañaba si veía a alguien más llegar.

-Voy a tratar de encender una fogata -fue toda la respuesta que di.

Comencé a tratar de encender un fuego con alguno de los artilugios que nos habían dado en nuestras mochilas. Mientras estaba concentrada en esto oía los sonidos de la noche atenta a otros animales y a gritos... El pensamiento de que quizás los otros no volvieran me asaltó de pronto.

No hablé ni dije nada, estaba más ocupada colectando muestras, buscando flora autóctona.

La primera noche fue relativamente fácil. Descansamos como pudimos. Es cierto que después de haber salido ese pantano estábamos bastante mojados, pero los trajes hacían lo propio, y nos protegían del frío. Al menos de la mayor parte, ya que al parecer Yuki estaba resintiéndose del frío.

La doctora, tuvo la idea de encender una fogata, y para eso fui a buscar algo de leña. Con el fuego todo cambiaba, el frio se volvía más soportable, y nos secaríamos más rápido.

Decidimos tomar guardias, para que mientras dos de nosotros dormían, uno se quedara atento a cualquier peligro que pudiera acechar. Bajo mi guardia, escucho pasos afuera de la cueva. Cojo mi arma y sin despertar a nadie me dirijo hacía afuera. Son los pasos de un humano, lo sé pero aun así soy cauteloso.

Efectivamente, fuera de la cueva me encuentro con Valerie, que llegó a nosotros siguiendo el humo de la hoguera.   

Amanece en el Planeta Rojo, después del largo día anterior y de media noche vagando buscando refugio, el grupo de participantes puede contemplar en directo la magnificencia de la salvaje vida marciana. Durmieron hasta tarde, por el agotamiento generado el día anterior, y a los 3 integrantes del grupo que ya conocemos se les unió Valerie, la piloto militar. Del resto de los participantes no hay noticias.

El sol se filtra entre la copa de los árboles, de más de cien metros de altura y con troncos de varios metros de grosor en su base; el suelo salpicado de extraña vegetación, con grandes y vistosos frutos, flores del tamaño de un hombre o arbustos de varios metros de altura cuyo supuesto color verde, que debería predominar, se ve eclipsado con colores como el marrón y tonos rojizos; insectos del tamaño de un zapato que zumban por el aire o se arrastran entre las hojas en descomposición del suelo, exóticas aves que no se corresponden con ninguna especie conocida y el abundante sonido de un ecosistema rebosante de vida, que habrá dado el relevo a la lluvia y el barro de la noche anterior.

En ese momento de contemplación y abstracción se encontraban todos menos Yuki, que seguía tratando de hackear el CommLink, la noche anterior había aprendido a manejarlo y a entrar a diferentes opciones, pero el dispositivo carecía de señal, y la jovencita sabía que la señal debería ser habilitada desde fuera, desde el satélite. Pero en ese momento el aparato comenzó a funcionar. Apareció en él la cara del presentador del show.

-El primer desafío al que deberán enfrentarse nuestros héroes es a salir del monte Ulises, el volcán donde se encuentran. Es un desafío fácil, son 30 km, pero recordad brindarnos un buen espectáculo. Ya saben cómo va el show, al final del día, el que gane más puntos recibirá una ayuda especial de nuestra audiencia.

La voz de Jhonny se apaga, y Yuki comienza a manipular con soltura el dispositivo, logrando dar con un menú en el que puede prender el sistema de navegación. No pueden ver el camino ya que los árboles son demasiado altos, no pueden incluso ver las paredes del volcán, pero gracias al CommLink pueden ver la ruta para salir de allí. El desafío no parece difícil, lo complicado será pasar todo el día caminando, sin agua ni comida.