Partida Rol por web

El viaje continúa y, después de un par de horas viajando a lomos del caballo, llegamos a la zona que se supone se dividen ambos senderos. Aún sobre la montura, veo a mi alrededor y reconozco las montañas donde nací y viví hasta hace pocas semanas. Es irónico, pensar que salí buscando un lugar donde ayudar contra la Sombra, ojalá a alguna resistencia y ahora, por el mismo motivo, vuelvo a mi hogar.

"La vida es como un jodido círculo. Solo espero que no siga retrocediendo. No quiero vivir nuevamente lo que viví."

Aquel triste episodio de mi vida que me negué a contar antes y del cual mis compañeros nada saben. De todas formas y apesar de mi reticencia inicial, en vista de que mis compañeros hablaron luego acerca de sus habilidades para poder complementarnos más como equipo, yo también hablé algo más. No fui demasiado comunicativo, como siempre, pero les dije lo que debía decir:

 - "Yo saber luchar. Yo no temer hacerlo."

Eso fue todo lo que dije pero, en vista de las dos hachuelas que porto no demasiado bien escondidas por mi capa mientras cuelgan a ambos lados de mi cinto, pueden suponer que tengo las armas para hacerlo.

Ahora, frente a aquellas divisiones, Wendell pregunta como fue que el alcalde dijo que se devolviesen los animales mas le entendí al alcalde en su momento pero no estoy seguro. Las palabras de la Lengua del Comercio se me escapan a veces y no estoy seguro.

"Dijo algo de palmadas y otra palabra que no conozco. No sabría decirlo."

Por lo que me dedico a ver lo que hace el mediano, que parece ser el guía. Es un poco curioso ahora que lo miro pues nunca había visto a ninguno. Imagino que está buscando a los niños, por lo que pregunto:

 - "¿Buscar-tú críos? Yo poder ayudar-tú."

Comienzo a mirar el suelo, buscando algún rastro que me llame la atención e indicándole los sectores que me dan duda para que él juzgue si son rastros reales o no. No soy muy bueno en eso, sé encontrar solo rastros muy groseros, pero supongo que la esencia es la misma, solo que con huellas más chicas.

Pero después de unos minutos, debemos encontrar el camino alto que les indicaron, por el que podremos llegar mucho antes hacia las cavernas. Comienzo a mirar para encontrar ambos caminos y diferenciarlos bien, lo que no parece costarme mucho. Veo un camino que baja y que parece más fácil y uno más oculto, que parece más difícil y que de seguro es el que buscamos.

El cabalgar a lomos de este caballo, puede que fuera más rápido, pero mi culo lo estaba pagando, y a buen seguro que ya tenía rozaduras que me molestarían durante varios días.

De esta forma, al llegar al borde del territorio de las fatas, bajé del caballo dando un saltito sé de fulanas que acaban con el culo menos dolorido tras una noche dale que te pego digo frotándome las nalgas y estirando la espalda, echando los hombros hacia atrás.

Como eran las instrucciones del Alcalde? Dos silbidos y una palmada o un silbido y dos palmadas? -preguntó a sus compañeros- Recuerdo que dijo algo así, pero no estoy seguro. O serán dos silbidos y dos palmadas? –

Al oír a Wedell, cierro ligeramente un ojo, intentando recordar las palabras exactas: “dos fuertes silbidos para luego golpear gentilmente sus lomos” comento asintiendo, mirando al prospector.

Si atamos la brida de cada caballo de los viejos a la silla de uno de los jóvenes que saben volver, podríamos devolver todos ellos a la aldea y no hacerles perder ninguno de ellos.

En ese momento, Uffrin parece querer compartir parte de sus conocimientos. Sabiendo cómo eran los enanos, ya era algo que hubiéramos sacado esas palabras, si bien, luchar era algo que tenía claro que sabían hacer todos los enanos.

Satisfecho por haber resuelto el tema, me pongo a buscar los caminos deben de estar por aquí. No deben de ser muy visibles, pero si sabemos que están, debería de ser más fácil murmuro mientras voy separando la maleza, ramas y demás foresta con la mano mientras buscaba el camino.

Manfred ayudó en el rastreo de las huellas para encontrar a los niños, rastreando él mismo las posibles huellas, ya que se encontraba capacitado para poder encontrarlas sin ayuda alguna... - Soy bueno en el bosque, digamos que sé sobrevivir en él, también sé algo sobre sanación como habéis visto, y de preparar hierbas. Puedo descifrar algún mapa y tengo algo de conocimientos sobre la naturaleza. Soy pésimo en el combate tanto cuerpo a cuerpo como a distancia, ya que nunca me he visto envuelto en un combate, ni he practicado, ni tengo cualidades de guerrero ya puede ser los reflejos o la fuerza como bien se ha comentado.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

- Creo que el Alcalde dijo que solo lo dejáramos aquí que ellos ya volverían por sí solos, en cuanto al camino os ayudaré a interceptar el camino alto. Manfred empezó a investigar esa parte para encontrar el camino alto.

Es una pena que Jonad no haya logrado rastrear hasta dar con los muchachos, quizás le hemos exigido demasiado con tan poco tiempo. Me imagino las caras de las madres, si nos ven regresar sin ellos. Seguramente habrán puesto sus esperanzas en nosotros, pese a no haberles prometido nada.

Eso me hace pensar en mi propia madre, el desgarro cuando perdió a mi padre, y el que podría sufrir si me pierde a mí. Y no es para menos, ésta misión no es como las que solía hacer yo, implica demasiada exposición y ni yo mismo sé cómo acabará todo. El enano nos deja claro que lo que sabe es luchar y no lo dudo, he escuchado historias sobre su gente... pero... ¿será suficiente?

La idea de Girolamo es buena.

-Tienes razón, atemoslos y que vuelvan juntos. Había pensado en dejar uno aquí por si lo necesitábamos, pero nada nos asegura que a la vuelta ya no estén, o peor, que los haya devorado algún animal salvaje.

Sin embargo no puedo de dejar de dar vueltas en esas madres, mientras busco el camino, les comento.

-A la vuelta, si hay una vuelta... quizás podamos pararnos a revisar el rastro de esos muchachos de nuevo. Preferiría darles esa alegría. Siempre que eso no entorpezca nuestra empresa.

Sorprendentemente la cabalgata fue bien, quizás hoy pese a todo sea nuestro día.

-Ah... parece que he encontrado los dos caminos que buscábamos...

- Por aquí niños pasar. Dijo el montaraz al encontrar el rastro de los pequeños, animado por el hallazgo se esmero más si cabe en seguir con la búsqueda, pero al cabo de un tiempo tuvo que reconocer que los había perdido totalmente.

Con el trasero algo dolorido por la el trayecto a caballo el mediano desmonto para encontrarse como abruptamente el camino daba paso a las montañas, debían de encontrar por donde proseguir a pie.

Antes de ayudar con la búsqueda de los senderos, Jonad se acerco uno a uno a los caballos comenzó a despedirse de aquellos animales que tan bien les habían servido, deseándoles buen viaje de vuelta. Después intento golpear al primero en la grupa, pero tras darse cuenta que no llegaba sonrió y lo dejo estar. - Me parece que al menos deberíamos intentarlo, aunque corremos el riesgo que los caballos viejos acaben siendo un ancla que los más sanos... No sé no me termina de convencer. Respondió a Girolano en mediano.

- Intentar buscar rastro nuevamente, quizá perdidos en el mismo sendero que tomemos nosotros, ser bueno saberlo y mi amigo el enano ayudar. Dijo palmeando la espalda de su nuevo amigo.

- Si, lo de atarlos en una buena idea - consensuó con el resto - Yo me ocupo - añadió abandonando su búsqueda antes de realmente empezarla, al ver que sus compañeros se habían puesto con esa tarea

Mientras sus manos se ocupaban, en forma automática, de anudar las riendas de los caballos menos fogosos a la silla de algunos de los otros le contestó a Arvin - Creo que todos estamos de acuerdo con eso. Si volvemos, perdón, cuando volvamos... - se corrigió a si mismo en un esfuerzo por mantenerse optimista - ... podemos dedicarle algo más de tiempo a la búsqueda. De cualquier manera, sin caballos iremos más lentamente. Y eso seguro que ayuda -

Tras escuchar al mediano, Wendell sonrió, confundiendo las dudas de Jonad por culpa de su poco conocimiento del idioma. Tras asentir a sus palabras y en su chapurreante mediano le contestó- Si, seguro convencer caballo ir vuelta. Pueblo estar contento -

El hosco norteño no se había hecho cargo de las palabras del gnomo, instando al grupo a exponer algo de su historia personal y sus habilidades. Y en lugar de contestar, simplemente había espoleado su montura para volver a iniciar la marcha, mascullando por lo bajo un apenas inteligible:

- Quizás alguna vez pude empuñar un arma... pero ahora no soy más que un viejo errante, que solo sabe de curtir de pieles...

Luego de ello, el huraño personaje había permanecido todo el resto del viaje sumido en un incómodo silencio, escrutando el camino con aquellos profundos ojos claros y aire distante, mientras su espíritu parecía librar algún tipo de lucha interna.

Por supuesto, ninguno de sus camaradas podía adivinarlo. Pero aquella inocente pregunta del gnomo había desatado un verdadero huracán de sensaciones encontradas en el taciturno sujeto. Pues luego de tanto tiempo recluido en la soledad de la tundra... ¿realmente podía volver a confiar en sus capacidades?

De todos modos, cuando por fin llegaron al final de la senda, el ánimo del dornita parecía haberse recompuesto, pues de inmediato se apeó de su montura y comenzó a recorrer las inmediaciones en busca de rastros y otros detalles que pudieran serles de utilidad.

Nunca había destacado como un gran guerrero entre los suyos. Pero estaba seguro de que todavía tenía un par de trucos que podían ser de mucha utilidad para sus nuevos compañeros.

Tarde del 2° de Halail del año 101 de la edad oscura (Turno 3)

El grupo de aventureros y futuros héroes había llegado al final de su sendero. Desmontando, se encontraron ante el inicio de una zona con vegetación mucho más densa, un pequeño bosque de montaña, el cual probablemente se nutria de riachuelos, los cuales mismos podrían tener relación con las cavernas. Desde donde se encontraban se podía ver de hecho un pequeño riachuelo que pasaba cerca del sendero, el cual no tendría más de treinta centímetros de ancho, y cuyo origen era difícil de descifrar sin tener que internarse un largo tramo en las montañas.

Ya en tierra, los ocho viajeros procedieron a bajar sus cosas y prepararse para continuar su camino a pie, con la salvedad de que no había más camino, o al menos no de forma clara. Tendrían que buscar el sendero a las cavernas; pero antes, tendrían que despedir a los fieles corceles que les habían llevado hasta allí. Los seis caballos se mostraban sanos, aunque claramente los más viejos ya estaban algo cansados, mientras que los corceles ligeros aún se notaban frescos.

Tras una corta conversación, Wendel y Girolamo logran dar con el recuerdo de la secuencia clave que les diera el alcalde para hacer que los corceles regresasen a su hogar en el poblado de Koln, pero su astucia no quedó allí, y pronto Girolamo, quizá debido a su multiple experiencia viajando con bestias, considero que era lógico atar a los corceles viejos para que los más jóvenes les guiaran de regreso. Y así lo hicieron, fijando bien las ataduras de los dos corceles viejos a dos de los corceles jóvenes, procedieron a dar dos fuertes silbidos para luego golpear gentilmente sus lomos. Los corceles entonces empezaron a andar de regreso siguiendo el camino por el que los héroes habían llegado, el camino que iba directo a Koln.

Con los corceles ya en camino a Koln, los ocho aventureros se apresuraron a buscar el camino alto a las cavernas, el cual habían decidido que habrían de seguir. Así, separándose en parejas, iniciaron su búsqueda por los lindes de las montañas. El camino bajo, el cual no deseaban tomar, fue muy fácil de encontrar por Arvin y Manfred, y luego confirmado por Jonad y otros. Aunque realmente el primero en divisarlo había sido Ulfrin, aunque nada dijo pues no era necesario, había sido tan fácil para él, además que suponía que los demás lo encontrarían con facilidad, tal como el lo había hecho; y eso sin considerar que realmente estaban buscando el camino Alto, él cual tampoco le tomó demasiado tiempo encontrar pues reconocía fácilmente el andar de los enanos, y aunque nunca había estado allí antes, tenía familiaridad con los surcos en el camino y las viejas piedras colocadas antaño, quizá haría más de mil años.

El enano, al encontrar el objetivo, no se demoró en informar a sus compañeros para reunirlos de nuevo y retomar la marcha, pues el tiempo apremiaba y no sabían realmente si el legado habría de descansar. Después de todo era un sacerdote de Izrador y contaba con un total de veinte orcos; era probable que no le tuviera miedo a un puñado de rebeldes escondidos en una cueva.

Jonad se había adelantado ya algunos metros sobre el camino alto buscando cumplir su labor como montaraz, emprendiendo así la formación que habían planeado para su marcha con el al frente, el resto se encontraban aún detrás reagrupándose y preparándose. Hamil por su parte pensativo, les habló entonces de sus temores, temores que ya todos albergaban, pero que nadie se había atrevido a decir.

– Realmente estamos condenando muchas vidas, ¿verdad? – preguntó el joven ereño, quien, al ver la cara de incertidumbre y sorpresa de sus otros compañeros, intentó explicar sus palabras – si llegamos deprisa y borramos todo rastro de los rebeldes en las cavernas, solo conseguiremos salvarlos a ellos, su escondite y sus recursos de guerra. En nada ayudaremos al poblado de Koln, que seguramente sufrirá la ira del legado. No quisiera imaginar lo que le harán al alcalde por no haberle dado información clara – exclamó Hamil quien miraba a Jonad que ha cierta distancia paresia alerta ante algo que había percibido.

No entendiendo lo que aquello implicaba, el ereño continuó hablando – y si llegando temprano o tarde, logramos milagrosamente vencer al legado y sus tropas, solo provocaremos que una fuerza mayor venga y se asiente en la zona hasta erradicar a todo sospechoso que encuentren en la región – lo que de momento el ereño no alcanzaba a dilucidar era el que podría pasar de si tenían un éxito parcial o si llegaban a fracasar. Fue entonces cuando el mediano a señas llamó la atención de todos, cortando de golpe las palabras y pensamientos de Hamil; el mediano había descubierto algo.

El pequeño montaraz trato de agudizar su oido abstrayendose de la conversación de Hamil, le había parecido... . Al principio parecía tenue y lejano, pero por momentos parecía tan cercano... 

Agudizando su vista en dirección al sonido, logro avistar a lo lejos algo que se aferraba a un arbol. No quería precipitarse en su conjetura, pero sus oidos percibían aquel sonido como el de un niño llorando...

- Llanto de niño. Allí, colina. Dijo señalando a la izquierda del camino alto y se quedo mirando al resto. En sus ojos podía percibirse que de un momento a otro correría en aquella dirección si nadie le detenía.

Cuando los caballos salen cabalgando camino de la aldea, suponía, me quedo mirando unos segundos, asintiendo para mí. Si, los volveremos a ver muy pronto, seguro.

En ese momento, Hamil comienza a hablar, mientras jonad andaba investigando y buscando, tirado en el suelo, lo que hace que me acerque al joven.

Amigo mío, estás confundido. Tú mismo estás exponiendo los hechos, por lo que nosotros no estamos condenando a nadie. Realmente, desde que Izrador se hizo con el gobierno de los cielos y esa escorio tomó el dominio de Aryth, estamos todos condenados comento con una sonrisa irónica, moviendo levemente la cabeza de arriba a abajo. Lo que único que intentamos hacer es sobrevivir. Sobrevivir y, algunos valientes, que no han perdido la esperanza, luchar contra la sombra. A esos son a los que vamos a ayudar, para que la chispa de la rebelión siga viva, para que ese Legado presuntuoso tenga algo en que pensar. Me acerco palmeandole la espalda la aldea ya estaba condenada, y el Alcalde ha hecho su elección. No se puede hacer una tortilla sin romper unos huevos.

Solo rezaremos para que podamos ayudar a la mayor cantidad de gente posible, pero recuerda esto: Retirarse y sobrevivir es poder combatir otro día.

Justo en ese momento, Jonad se acercó y, por las pocas palabras que dijo, sabia que había localizado a los muchachos ¡Los ha encontrado! ¡los ha encontrado! digo moviéndome nervioso, acercándome donde estaba Jonad Corred chicos, corred. mientras hablo, hago gestos al resto para que muevan, esperando que Jonad nos guíe.

Trato de ayudar tan rápido puedo a gestionar uno de los nudos, mientras otro compañero hace lo propio con el otro. Aquí el tiempo corre y sino nos damos prisa, quizás sea tarde. No sólo para los rebeldes, también para nosotros.

Las cuestiones de Hamil reflejan duda. Por eso no debía venir, debió quedarse con su padre tal como le pedí. Me desoyó, y ahora busca consuelo y una palmadita en la espalda. Yo no se la daré, es un necio, que ha preocupado innecesariamente a su padre.

Sin embargo, el gnomo si lo apoya, por lo que finjo hacer oidos sordos de todo eso, mientras observo a las monturas finalmente alejarse.

Es entonces, cuando Jonad nos advierte de un llanto.

A mi me resulta sospechoso y preocupante, en teoría el rastro había quedado atrás ¿no? ¿Tan lejos fueron los chavales? ¿Son estos nuestros crios?

-Eh.. esper.. dita sea.

Tanto Jonad como el gnomo se han excitado y se dirigen hacia allí (aunque quizás se frenen y me oigan). Hago gestos a quién me esté mirando negando con la cabeza a modo de advertencia. Y en vez de ir en línea recta, doy un rodeo agazapado, sólo por si una emboscada les espera... poder advertirles o por lo menos estar en una situación ventajosa.

Mientras Wendell se dedicaba a atar a uno de los viejos caballos a los que parecían en mejor estado, no pudo menos que escuchar las palabras de Hamid y la respuesta de Girolamo. Sus dedos siguieron trabajando mecánicamente mientras pensaba en ambas cosas y añadía su propio punto de vista.

- Quizás una opción es tratar de ocultar todo lo que parezca realmente útil, pero dejar pequeños rastros como para que parezca que hubo gente hace tiempo. No sé exactamente qué. Quizás algunos trozos de cuero, un montón de leña apilada, cosas así. Con un poco de suerte el legado descubrirá que realmente ese fue un escondite de los rebeldes aunque ahora no estén. Por lo menos no podrá acusar al alcalde de mentir -

Al terminar de hablar, y por la fuerza de la costumbre, pegó un tirón a la cuerda que había intentado asegurar y descubrió que la misma se desprendía sin dificultad "Esto me pasa por no concentrarme en lo que hago" se planteó a si mismo mientras volvía a intentarlo, pero esta vez en silencio y dedicado toda su atención a la forma que que movía y acomodaba las cuerdas entre sus dedos - Ahora si - exclamó al volver a verificar la solidez de sus ataduras.

-------------------

Al escuchar al mediano, en su entrecortada lengua de comercio, el recio defensor se dispuso a lanzarse al rescate de los pequeños que aparentemente había descubierto. Efectivamente al seguir la dirección del dedo del pequeño montaraz Wendell fue capaz de distinguir una pequeña silueta en un árbol. No tenía claro que fuera un niño, pero Jonad parecía bastante seguro, por lo que decidió aceptar sus palabras. Por un momento pensó en lanzarse a la carrera en esa dirección, pero las palabras de Arvin, lo hicieron recapacitar.

El Sarcosano se internó en la espesura, tratando de pasar desapercibido y Wendell, al verlo, recordó las veces en que sus viejos aliados habían guiado a las patrullas orcas a una emboscada. Rápidamente decidió que no correría el riesgo de ser el emboscado en vez del emboscador por lo que comentó rápidamente a los presentes - Asegurémonos que no es una trampa - comento - Y tratemos de no mantenernos demasiado juntos -

Luego se adentró, también, en la espesura, pero intentando mantenerse apartado de sus compañeros. Si realmente se trataba de una emboscada, era mejor que en caso de que alguno fuera detectado no descubriera también a los demás.

Las palabras de Hamil hacen entender que cree que nuestra labor no beneficiará en nada al pueblo humano, pero creo que no es así. Girolamo dice lo mismo pero de una forma que da a entender que está dispuesto a ello. Diría lo que creo, pero no hará diferencia y me cuesta mucho expresarme en Lengua del Comercio, por lo que solo se lo digo al gnomo en el idioma Enano Antiguo:

 - "Ese Legado no parecía muy importante. No creo que sus superiores le permitan masacrar un pueblo si no tiene prueba alguna. Más aún, si perdió su Astirax pero no hay pruebas de que haya una Resistencia, solo él quedará mal y no creo que sus superiores le sigan teniendo en estima. Que él se retire derrotado y sin prueba alguna de que haya habido una Resistencia es la mejor oportunidad para el pueblo pues si cree que hubo Resistencia alguna vez, les culpará de sospecharlo y no reportarlo antes."

Digo, en respuesta igual a lo dicho por Wendell, que no me parece una buena idea.

Entonces, Jonad dice escuchar el llanto de unos niños y corren varios para ver qué es mas lo primero que pienso es que por algo los niños lloran y dudo que sea nada. Miro a Wendell, quien parece pensar lo mismo que yo. Sin dudarlo un momento, saco mis dos hachuelas urutuk y las empuño a medida que sigo al grupo, preparado por si hay que defender a alguien.

Justo cuando iba a contestar a Uffrin, aprovechando el momento en que habia hablado más que durante todo el viaje, fue cuándo Jonad oyó al niño.

Cuando miré al resto para ir hacia allí, fue cuando me di cuenta de la reacción de Arvin, y luego la de Wendell y Uffrin, cautelosos, de forma que asentí gnomo estúpido. No te dejes llevar, precaución

Con este pensamiento, imité a Arvin, sacando mi pequeña hondo y usando la maleza para intentar esconderme.

Comprendía el porque sus compañeros se movían cautelosos, pero ese llanto había tocado algun resorte en su cabeza, haciendole pensar... Y si fuera Zefyra.

Aunque sabía que su mente le estaba engañando no pudo evitar moverse sin demora hacía el lugar.

Antes de dejar su montura cogió su cantimplora, su mochila donde llevaba ración de viaje para una semana, también la antorcha, ramita yesquera, y tres viales para poción y la lanza.

Después escuchó a Hamil hablar, y comprendió que el muchacho hablaba sabiamente así que le contestó: - Sabias palabras Hamil, tienes razón, nuestra misión no puede solo centrarse en quitar los rastros, debemos de encontrar una forma de parar al Legado y a sus orcos, después creo que deberíamos encontrar un nuevo sitio para los habitantes de Koln, es todo muy arriesgado pero podríamos salvar muchas vidas.

A continuación escuchó al mediano, y donde señalaba... Manfred no era muy silencioso pero aún así no podía dejar de acercarse para ver qué sucedía.