Era una suerte que pudieran dejar a Spike en el canasto de la bici. Siguiendo cotilleando por la casa, les llegó el sonido de una voz femenina, al parecer era la dueña, que se habia topado con el husky correteando por otra estancia. -¿Qué vamos a hacer? – dijo Angelo preocupado. Se habia portado como un macarra alentando a Joss a entrar en la casa, pero no iba buscando problemas extra.
Joss le quitó las gafas de sol y se las puso pidiéndole que le siguiese el juego. -Pero… pero… - ¿Qué pretendía hacer? Abrió los ojos y la boca hasta el suelo. -¿Qué imite a Ronaldo? Vale, es panetone comido. – pues si, bastaba con hacer un poco de memoria y sacar a relucir la mejor palabra del simio portugués.
Pensó que quería hacerle creer a la mujer que era un niño con un problema de locura fanática por Cristiano, y tal vez Joss se convirtiese en su padre. Aunque eso no explicaba el hecho de que estuviesen en su casa. Unos segundos después Joss se convertía en el presentador de la televisión y Angelo que relajó las compuertas* de su mente vio como un espectador que de repente tenia manos varoniles de hombre, y su altura estaba por encima de lo habitual. ¡Era el fucking Cristiano!
-¡SIIIIIIIIIIIIIIII! ¡SIIIIIIIIIIIIIIIII! ¡SIIIIIIIIIIII! - gritó Angelo imitando como un loco a Ronaldo.
Eso era suficiente, la actuación coló y salieron fuera de la casa de la señora metiendo a Spike en el canasto y unas provisiones. -¿Quieres pedalear tu y estar cerca de Spike? Lo que prefieras. – su amigo igual estaba cansado tras haber usado su poder. -Ha sido increíble tio, no me gusta Cristiano pero su novia Georgina es muy guapa. Si alguna vez Leo me deja, te pediré que me vuelvas a convertir en él. – bromeó. -Pero cuando sea mayor de edad.
Al final Angelo se puso delante pedaleando, y a medio camino se intercambió con Joss. No tardarían mucho en llegar a la estación de tren. Al bajarse dejaron la bici aparcada entre los arbustos que rodeaban el parking de clientes. Una estación vieja, de pueblo, de estilo mediterráneo.
-¿Para onde vais? – dijo uno de los revisores del tren mientras los críos sacaban de la maquina sus billetes. -Lo que faltaba. – susurró Angelo por lo bajo. -Yo no hablo portugués.
XDDD que bueno lo de Cristiano.
*me niego a usar la palabra esfinter, me parece soez XD
Joss se encoge de hombros mirando a Angelo. Después mira al revisor. -Lisboa. Aeropuerto. -Le dice. El hombre levanta las cejas. Su rostro es de extrañeza, no solo por ver a dos niños viajando tan jóvenes, sino porque además son extranjeros. No obstante, entiende sin dificultad las palabras Lisboa y aeropuerto. Quizás Angelo aún no lo sepa, pero Joss ha aprendido rápidamente que para comunicarse en otros países cuando estás viajando, no es necesario conocer el idioma local.
-Um adulto náo viaja com vocé? Sim é assim, o bilhete para filho deve ser comprado por um adulto. 48 horas antes da viajem. É Primeira Classe. -Dice el revisor. Ante la cara de limón que muestran Angelo y Joss a las palabras del hombre, éste les dice, con la mano, que esperen un momento. Del lateral de la máquina de tickets coge unos panfletos del montón, comienza a buscar el que está en inglés, lo abre y les muestra la página en la que pone lo que él les acaba de decir en portugués. Efectivamente, según las normas del tren, los niños solos no pueden viajar sin un adulto excepto adquiriendo un billete especial de primera clase para niños, que debe ser adquirido por un adulto 48 horas antes de la salida. Durante el viaje, los niños serán controlados por el personal del tren, y solo puede ser un viaje sin escalas.
Joss mira a Angelo. El revisor apunta con el mentón a la máquina. -Desculpe meninos, mas essos bilhetes náo valeráo nada. É melhor vocé náo comprá-los. -Los niños saben por el tono de voz y los gestos del hombre, que los tickets que pretendían comprar no podrán usarlos en el viaje. Seguidamente, el hombre se marcha para seguir atendiendo a otras personas.
-Pfff... Joder ¿Y ahora qué hacemos? El tren sale en diez minutos ¿Cogemos un taxi o nos colamos? -Dice Joss. Spike mira a ambos sentado en el suelo, con la lengua fuera.
xDD Me parto con Cristiano.
Ok, compuerta me parece bien, xD. Hoy ha sido un post más cortito, pero tampoco he querido avanzar hasta ver qué decides, y por una cosa que no te quiero contar, ni Leo tampoco, ;)
Angelo no entendía ni papa de portugués, pero alguna palabra suelta parecida al italiano si que pilló. No resultó difícil darse cuenta de que dos críos no podían viajar solos y el revisor no les iba a dejar subir así como así. -¿Y ahora qué? – respondió cuando su amigo le comentó que solo tenían dos opciones.
Pilló a Joss de los hombros mirándole de frente. -¿En serio me preguntas que si un taxi o colarnos después de haber cometido allanamiento de morada y tener que imitar a Ronaldo? – sonrió. -Si nos vamos a por un taxi vamos sobre seguro. Son unos sacadineros, la nonna nunca coge taxi, siempre transporte público pero dentro del tren puede haber otro revisor, y si pregunta el revisor de dentro aunque tengamos los billetes no colará que nuestra madre está en el baño y ya está. – esa era la opinión de Angelo sabiendo que el viaje a Lisboa costaría hora y media, y puedes vacilar un poco a un revisor pero no todo el rato.
-A no ser… que te conviertas en un adulto cuando se nos acerque a comprobar los billetes, entonces si, solo tenemos que colarnos en el tren. Y lo demás saldrá bien. – le dijo a Joss que no se quitase las gafas de sol por si le brillaban los ojos. Acarició la cabeza y el lomo de Spike esperando que llegase el momento de subir y partir hacia el aeropuerto.
Joss es una mala influencia para Angelo XD
Ah bueno, pues venga adelante esa sorpresa ^^
Cuando Angelo insinúa que Joss se puede hacer pasar por adulto en el viaje en tren, el muchacho levanta las cejas y abre sus ojos azules de par en par exagerando una expresión de pánico.
-¿¡Qué!? No, no, no. Otra vez no, tío, necesito descansar un poco, ¡me va a explotar el cerebro! ¿Recogerás tú los trocitos? ¿A que no? -Pregunta con un gesto dramático de más. Casi teatral. -Y no me recuerdes que nos hemos metido en una casa. Eso tiene que ser ilegal incluso en Europa. -Habla rápido, embalándose como siempre. -Aunque ha sido muy cool, jajaja. Imitas a Cristiano de puta madre, no te lo he dicho. Pero será mejor que nos reservemos para el viaje en el avión. Además, también tendría que ir ahora y comprar los billetes del tren como un adulto. Te lo decía por si nos colábamos... No sé. Colarse sin ticket, ya sabes. No, no es buena idea y tenemos prisa. Puede que se hayan dado cuenta y nos estén persiguiendo. Aunque sean unos sacadineros los taxistas, esto es una emergencia. Si no gastamos el dinero en esta situación, ¿en cuál lo haremos? -Para de hablar y se queda pensativo, dándose cuenta de la increíble frase que acaba de soltar. Saca una tarjeta VISA del bolsillo trasero de su pantalón y se la muestra a Angelo con una sonrisa de medio lado. -Es de Verónica. Estamos cubiertos.
Habiendo elegido la opción del taxi, la más rápida sin duda, no les cuesta demasiado tiempo conseguir uno en la puerta de la estación. El pueblo es pequeño y los taxis ni siquiera se diferencian de los coches normales salvo por el indicador luminoso superior, que es de quita y pon para que el taxista pueda usar su vehículo con normalidad cuando no esté ejerciendo su trabajo.
Tras indicarle al taxista en inglés que pretenden dirigirse al aeropuerto, el hombre sube al taxi, los niños también y se ponen en marcha. Mientras el vehículo recorre calles y carreteras portuguesas, los niños están tranquilos y a salvo por una vez en mucho tiempo. Y todo sin ayuda de nadie que no sean ellos mismos, gracias al valor e ingenio de ambos, de la colaboración y de no dejar a un amigo atrás. Por fin durante el viaje pueden hablar de sus cosas tranquilamente.
Joss avisa de cada movimiento que hace con Angelo en el grupo común de la app WeRSpecial que comparte con los demás niños especiales y con Verónica. Los niños notan el apoyo moral que ofrece estar conectado con otros como ellos, otros con los que pueden ser ellos mismos, personas de confianza, aunque sea en la distancia.
El trayecto hasta el aeropuerto se hace corto y ameno. El taxista, con un palillo en la boca, mira de rojo a los niños a través del retrovisor de vez en cuando, aunque no parece entender mucho el inglés. A la llegada al aeropuerto ya ha caído la noche. Los jóvenes y Spike se dirigen a intentar resolver sus próximos trámites: Comprar un transportín para Spike, pasar por el control de acceso, comer algo... Finalmente, Verónica ha tenido todo en cuenta, y los niños pueden viajar solos gracias a la modalidad de billete que ha comprado la mujer. No va a ser necesario que Joss se haga pasar por adulto, y eso le alegra. Recorren pasillos y pasillos, Duty Free y toda la parafernalia aeroportuaria.
Ahora se encuentran sentados en el suelo junto a Spike, que está encerrado dentro del transportín lloriqueando. Están cerca de su puerta de embarque esperando a que la abran para subir al avión, aunque aún queda mucho tiempo. Debido a la hora que es, la zona no está muy concurrida. Ambos están comiendo unos sándwiches y tomando un zumo.
-Eh, tío, mira lo que dice Verónica en el WeRSpecial. -Joss muestra su móvil a Angelo. En ese momento, Angelo echa de menos el suyo. Lo tendrán esos malditos ¿Qué ocurriría si la nonna, Leo, Amadou, o cualquier otra persona de su entorno decidiera ponerse en contacto llamándole o enviándole un whatsapp?
Otra cosa, chicos. Ya habéis visto lo del vórtice en Georgetown, Texas. Eugenia y yo lo estamos viendo desde aquí con las cámaras de tráfico hackeadas. Me da la impresión de que tiene que ver con la niña que está secuestrada. Son demasiadas coincidencias. Eugenia me está diciendo que quiere ir hasta allí... No sé qué podríamos hacer nosotros allí, pero desde luego, si las respuestas están en alguna parte, posiblemente sea en aquel lugar. No quiero volver a poneros en peligro ¿Qué opináis?
-¿Tú irías a ese sitio? -Los ojos azules de Joss miran fijamente a los de Angelo. En ese momento, Joss sabe la respuesta que le dará su amigo. -Yo... tengo ganas de que todo acabe, en serio. De que los gilipollas de la orden nos dejen en paz y que podamos hacer nuestras vidas. Cuando estaba en Whitehorse quería salir de allí y ver el mundo, pero no pensé que fuera a pasar esto. Ahora... echo de menos a Will, a Kate, a mi madre, incluso a Mike. -En ese momento, Spike deja de lloriquear y mira atento e impotente a Joss, como conociendo sus sentimientos. Es inevitable pensar en cosas en las que hasta el momento no has podido. -Por lo menos te he conocido, y va a estar muy guay conocer al resto, pero... en fin. -Se queda pensativo, mirando al vacío.
Angelo se imaginó la cabeza de Joss explotando en mil pedazos como un marciano de Mars Attacks. -¡Agh! – respondió mirando con los ojos abiertos a su amigo. -La verdad es que no, seria asqueroso y además no la puedes palmar, ahora que somos amigos no puedes. – sonrió dándole una palmadita en el hombro y luego mirando a Spike. -Y él también te echaría a faltar. Entonces vamos en taxi. – Angelo fingió una reverencia por lo que dijo Joss felicitándole de haber imitado tan bien a Ronaldo. -Ha colado muy bien, pero el disfraz ha ayudado gracias a tu poder.
WHOA. Al ver la tarjeta de Verónica, el crio sonrió llevándose las manos a los ojos, imaginándose que eran ricos y porque precisamente iban a Nueva York, la ciudad de los rascacielos, las tiendas y las luces de neón dijo entusiasmado: -¡Tio somos como Macauley Culkin en solo en casa! – los cacos eran los malos de la orden que les pisaban los talones.
Finalmente subieron al taxi y mientras le daban las indicaciones al taxista, hablaban en voz baja de lo ocurrido mientras Joss le transmitía los mensajes de la app donde otros niños especiales estaban conectados. Angelo pensaba en todos los suyos. ¿Cómo estarían? Miró a Joss de reojo. -¿Crees que sería bueno si hablase con mi abuela o es mejor que no sepan donde estoy para que no sufran? – la verdad era que no sabía muy bien que hacer. A Leo seguro que no porque era una cría como ellos. -Igual cuando lleguemos a Nueva York… y estemos lejos de aquí. Podrían estar siguiéndonos o… tener a alguien que esté espiando a mi familia.
Ya en el aeropuerto siguieron todos los pasos pertinentes para el embarque de Spike y el suyo propio. Comieron algo de la cafetería mientras esperaban la llamada que anunciaba el momento de subir al avión y dejar atrás todo para embarcar en otra nueva aventura que no sabían como terminaria. Angelo le dio un bocado a su sándwich y luego bebió del zumo mirando las letras en portugués de la etiqueta. -No parece un idioma difícil, como el español que se parece en algunas palabras al italiano. – comentó el chico. -¿Estás incomodo Spike? – preguntó al pequeño cachorro husky. -Tranquilo. -lo siguiente fue que Joss le enseñó un mensaje de la app. Alzó las cejas ante la pregunta retorica de su amigo y bufó pegándole otro sorbo al zumo.. -Yo también echo de menos a mi familia, incluso al cazzo de Flavio, mi hermanastro, creo que si me pasase algo lloraría alguna lágrima por mi, aunque no mucho. Y luego están todos mis amigos, mi novia, mi hermanastra y abuela. – se puso triste. Ya no quedaba apenas zumo así que aplastó el brick pequeño en su mano. Lo que daría por ser normal…
-Tio, no pensemos más en ellos, o no vamos a ir a ese sitio por miedo. Si no hacemos algo no nos van a dejar en paz. ¿Nos escucharía la policía, los gobiernos? Están infiltrados entre ellos. Hay que destapar lo que ocurre, y enterarnos de lo que podamos sobre nuestros poderes, nuestro origen y el de otros niños.
Me llevas a la boca del lobo y luego me dices, no, pero si no quieres no vengas, jajajaja XDDD.
Ambos siguen sentados en el suelo y, tras las palabras de Angelo, Joss asiente con la cabeza mientras mastica el último trozo de sándwich. Luego mira a su amigo. -Es verdad, tío, estamos solos. No podemos recurrir a nadie, tenemos que parar a esta gente nosotros o nadie lo hará. -Algo empieza a removerse en su interior. Son nervios que nacen en el estómago y se expanden provocando un frío inesperado y temblor en las manos. Traga saliva. -Como super héroes pero para salvarnos a nosotros mismos. -Joss se viene abajo ante esa terrible idea. Hunde la cabeza entre sus manos, con los codos apoyados en sus rodillas. Aunque Angelo le ofreció palabras de ánimo, Joss no puede evitar sentir que todo eso es demasiado grande para él. Para ellos. Decide no decir a Angelo lo que piensa, pero Angelo puede averiguarlo sin mucha dificultad. Por lo visto, le toca ser el fuerte. Spike se remueve en la jaula al ver a Joss triste y suelta un pequeño y agudo quejido.
La zona de la puerta de embarque empieza a llenarse de gente que forma una cola. Poco rato después, se oye por los altavoces el llamamiento a los pasajeros y el aviso de que se abre la puerta de embarque del vuelo a Nueva York. Los niños pueden embarcar sin mayor problema dejando atrás lo ocurrido en el palacio de Sintra y en el Vaticano. Angelo puede pensar que fue buena idea coger el taxi. Con el tren hubieran tardado más y, quizás, hubieran dado tiempo a Alpha Omega a encontrarlos.
Menuda forma de viajar al extranjero. Menuda manera de visitar Nueva York, la ciudad que nunca duerme, la ciudad de las películas. Así son las cosas ahora para Angelo. Así lo serán hasta que todo termine.
Joss escribe en WeRSpecial a Verónica para avisar de que Angelo y él parten hacia Nueva York. La mujer responde con un mensaje:
¡Eso es estupendo, Joss! Significa que habéis podido embarcar sin problemas. No sabéis lo alegre que estoy por la posibilidad de veros pronto. Typhos está en problemas, espero que pronto esté con nosotros. Y la Adalid.... No me ha dicho nada, pero creo que va todo bien.
Una cosa, no os puedo recoger en el aeropuerto. No solo es peligroso para todos que yo ande por la calle, sino que además debo quedarme a monitorizar a Typhos hasta que esté a salvo. Eugenia se ha empeñado en ir a buscaros, pero también es peligroso para ella. Ya la conoce la policía y su cara está en todas partes. Lo siento mucho. Os envío la ubicación a la que debéis llegar. Coged un taxi hasta el número 518 de la calle 49, en Hell's Kitchen, Manhattan. Al lado de la Cruz Roja Americana. Avísame cuando estéis allí.
Mientra avanzan a través del túnel de entrada hacia la entrada del avión propiamente dicho, Joss abre los ojos de par en par al terminar de leer el mensaje en voz baja, para que sólo Angelo lo oiga, y gira la cabeza para mirar a su amigo. Su rostro muestra una expresión de sorpresa enorme. -¡Tío, tío, tío, tío... esta imagen me suena! ¡He... he soñado con esto, Angelo! -Levanta la cabeza haciendo memoria. -¡Aquí fue donde me metí en mi sueño en el que volaba, en este túnel! O en uno muy parecido ¿Recuerdas que te lo conté por Facebook*? Cuando también te dije que me gustaría jugar a hockey...
*Puedes leerlo en la conversación con Joss en la escena Medios Digitales.
Subidos en el avión Angelo tuvo tiempo para pensar en toda la movida que él y Joss tenían encima. Sabia que estaba actuando por el bien de todos, porque nadie iba a solucionar las cosas por ellos pero eso no quería decir que no tuviese presente a todos los suyos. Desde que lo raptaron en el Vaticano no sabían nada de él, ¿como no lo iban a estar pasando mal? Le carcomía por dentro imaginarlos a todos preocupados. Tenía miedo de que la nonna se pusiese mal del corazón otra vez. Pero si llamo a casa y tienen pinchado el teléfono la he cagado. Solo podría… comunicarme usando mi poder. - ¿y en el avión lo iba a hacer para que se le pusieran los ojos brillantes y llamase la atención de la gente y las azafatas?
Fueron unas cuantas horas de vuelo en las que al final por puro cansancio físico y mental terminó cayendo rendido. Y menos mal. Al despertar, Joss le enseñó un mensaje de Verónica.
Parecía ser que alguno de los niños superdotados estaba bien, otro en problemas, y una de ellas era reconocida por la policía. ¿No sería alguien a quien había visto en las noticias? Estaba confuso respecto a toda la información, la memoria le fallaba un poco y no podía recordar ahora mismo los detalles exactos de las noticias. Entonces Joss le comentó sorprendido que el lugar donde tenian que ir era el mismo que habia visto en su sueño. -¿Qué? ¿Estás seguro? – abrió mucho los ojos recolocándose nervioso en el asiento. -¿Crees que será peligroso si vamos ahí? ¿Que sensación te daba en el sueño? - quizás era algo así como una premonición.
-¡Si, si, estoy seguro del todo! Bueno... eso creo, al menos. -En definitiva, Joss no está seguro, pero él cree que ese es el lugar que aparecía en el sueño. Es normal ¿Quién puede acordarse de algo así con tanta exactitud? Cuando intentamos recordar nuestros sueños solemos meter en ellos algo de nuestra cosecha que tal vez no estuviera allí, para rellenar las lagunas que no podemos recordar. -Iba volando y me metía ahí. Estaba todo abandonado y hecho mierda, con basura por todas partes y las paredes pintadas. He estado pensando en ello. No, no creo que sea peligroso. -Dice mirando a su amigo a los ojos. -No me da mala espina ni mala sensación. Durante el sueño creo que no me sentí mal, ni nada, pero no lo puedo asegurar. Pero bueno, es la dirección que nos ha dado Verónica, quizás ella vive al lado de ese sitio, no lo sé, ¿no confías en ella? -Pregunta de forma llana, simplemente para saber su opinión, sin juzgar.
-Menos mal que te has despertado, estaba deseando hablar con alguien ¿No estás nervioso? Yo sí. Me tiembla todo. Ojalá tuviera tu poder para comunicarme con mi madre o mis amigos. Le contaría a Will todo lo que ha pasado y fliparía, te lo aseguro. -Vuelve a mirar a Angelo. -¡Hey! ¿Te gustaría que un día fuéramos a pescar? Te enseñaré todo lo que sé. Mike me enseñó algunos trucos de su tribu, ¿te hablé de Mike Wolsynuk? Es un nativo Kwanlin Dün, y un crack en el hockey, el mejor. Tal vez llegue a ser un profesional, eso me gustaría... -Se nota que Joss está deseoso de hablar, pues enlaza un tema con otro sin parar, tal vez por los nervios, aunque Joss no necesita estar nervioso para hablar. -Creo que todo este tiempo desde que salimos del palacio ese hasta ahora, es el máximo tiempo que he estado sin usar mi poder, y no veas cómo se descansa. -Se recuesta sobre el asiento y sonríe satisfecho. -¡Eh, mira! ¿Aquello es Estados Unidos? -Señala hacia la ventanita del avión. Efectivamente, así es. La silueta continental se aprecia a lo lejos.
Entiendo que Angelo crea que se le pueden iluminar los ojos porque ya le ha pasado antes, pero como jugadora te digo, por si no lo sabías (soy muy repetitivo, lo séee) que lo más probable es que no le vuelva a pasar cuando hace un viaje astral de esos suyos, porque ya ha hecho varios y los tiene dominados. Volverían si se esfuerza demasiado, como por ejemplo si se tira mucho tiempo, si intenta interactuar con algo físicamente y ese tipo de cosas.
¡Último post antes de llegar a Nueva York! :)
Estaba escuchando a Joss hablar concentrado sobre los detalles de su sueño. -Yo también vi como una especie de vías de tren y todo sucio, lleno de basura. Luego estábamos como en un ático o un desván, creo recordar. Puede que ahí viva Verónica o el otro niño que aparecía en el sueño. Porque estábamos los tres aunque me parece que tu no lo viste. – frunció el ceño. Se recolocó otra vez en el asiento estirando las piernas y los brazos hacia delante como si fuera un gato. -Que pesado se hace volar tantas horas. Por lo menos aquí estamos a salvo, no parece que nadie nos haya seguido. – esperaba que Spike no estuviera pasándolo muy mal encerrado.
La pregunta de su amigo sobre su confianza en Verónica le pilló desprevenido. -¿Eh? No, si, si. – respondió medio atontado. -El sueño me ha dejado k.o. Perdona Joss es que… no me quito de la cabeza a toda la gente que quiero. Tengo como un nudo en el estómago y a ratos es como si me faltara el aire. – Angelo estaba viviendo episodios de ansiedad como era lógico. Él y Joss estaban en una situación limite jugándose sus vidas, yendo a un lugar que no sabían si podía ser peligroso. -He intentado ser fuerte todo este rato… pero me estoy viniendo abajo a medida que llegamos a Nueva York. –Joss le contó que echaba de menos a los suyos, le habló de su amigo nativo y mientras le hablaba de su afición por la pesca y pescar juntos, Angelo se preguntaba que seria él de mayor, si llegaría a la edad suficiente para plantearse tener que estudiar algo o si antes de eso estaría muerto. -Sería genial Joss. – dijo sonriendo emocionado. - cuando todo esto acabe me gustaría que vinieras de vacaciones a nuestras bodegas, y yo podría ir a verte a Canadá.
Asintió cuando ya estaban llegando y se veía “tierra” a la vista. -Creo que voy a … ir al baño un momento, aunque sea un cuchitril, ahí podré concentrarme y hablar con alguien de los míos si mi poder no está fuera de cobertura. – bromeó. -Apaga el móvil antes de que la azafata te eche la bronca si te ve con él. – aún no habían aterrizado. Angelo se levantó del asiento y fue hacia el pequeño wc. Al llegar cerró la puerta tras él y se quedó de pie mirando el espejo. -Esto es una locura… ¿y si nos pasa algo? No nos verán nunca más. - cerró los ojos apoyando sus manos en el lavabo. Pensó en ella, en Leo. Bufó nervioso imaginando que estaba en su casa, junto a sus madres, a salvo. -Quiero verte Leo. Decirte que estoy bien, agarrarte de la mano y no soltarte. – poco a poco se fue sumergiendo en su pensamiento intentando visualizarla, no lograba “ver” si lo estaba consiguiendo.* -Estoy con Joss, estamos en un avión de camino a Nueva York… te quiero mucho… - un par de lágrimas cayeron por sus ojos humedeciendo su piel. Eres la mejor chica que he conocido, cuídate y no te fies de nadie extraño. – todavía no había abierto los ojos porque seguía pensando que acariciaba los dedos de Leo en la distancia, notando su calor y energía.
*lo planteo así porque él no sabe donde está :3
Son las 8:00 de la mañana en Arezzo, Italia.
El fondo lavabo recibe un escupitajo, mezcla de saliva y pasta de dientes. Es Leo la que ha escupido. Está mirándose al espejo, vestida con su pijama, mientras se cepilla los dientes, en el cuarto de baño de su casa. Ahora ha terminado y se inclina sobre el lavabo para llenar su boca de agua del grifo, y enjuagarse.
Angelo está también en un cuarto de baño, en el del avión que está a punto de aterrizar en Nueva York. Su mente vuela, desaparece de su cuerpo. Primero visualiza los campos de la Toscana, después, el pueblo. Más adelante ve la casa de Leo, todo ello en seguidos flashes. Por último, aparece en el cuarto de baño de la casa. Leo está delante de él, pero le da la espalda. Está agachada frente al lavabo llenándose la boca de agua. Apenas le da tiempo a decir nada cuando la niña se incorpora para volver a mirarse al espejo, y entonces lo ve reflejado tras ella. Angelo puede ver a través del espejo que ella abre los ojos como platos, expulsa el agua y se gira rápidamente.
En ese momento, Angelo descubre lo que es que una persona enamorada le mire con amor. Leonora titubea sin saber muy bien qué decir. A decir verdad, ella ya esperaba que tarde o temprano Angelo se le apareciese, pues ya lo hizo una vez. Verlo en ese momento le da a entender que él está bien, pero necesita saber más, necesita saberlo todo. Entonces, Angelo habla:
"...Decirte que estoy bien, agarrarte de la mano y no soltarte. Estoy con Joss, estamos en un avión de camino a Nueva York… te quiero mucho… -Un par de lágrimas cayeron por sus ojos humedeciendo su piel. -Eres la mejor chica que he conocido, cuídate y no te fíes de nadie extraño"
El rostro de Leo refleja la pena y también empiezan a correr lágrimas por sus mejillas. Se acerca lentamente a su chico, aunque solo le separan un par de pasos del espectro. -Angelo... Te he echado mucho de menos, estaba muy preocupada. Yo también te quiero, te quiero mucho, y eres el mejor chico del mundo. -Dice, sollozando mientras intenta sonreír. Da otro paso hasta ponerse justo delante del avatar de Angelo y lo mira con curiosidad. Es muy extraño estar a pocos centímetros de su chico, pero que no sea él, sino una especie de holograma. Una de sus manos la acerca despacio para intentar tocar la mano de Angelo. El muchacho nota el calor y la energía de los dedos de ella, aunque lo que sucede en realidad es que la mano física de Leo pasa a través de la de Angelo. Leo mira a los ojos a Angelo. Ya no llora, está contenta.
-¡He notado tu mano! Pero no puedo tocarte. -Se queda en silencio un momento, mirando con curiosidad. -¿Vendrás a verme más a menudo? Por cierto, ¿qué haces en Nueva York? ¿Conseguiste escapar? Supongo que ya no puedes usar el móvil... Aunque no te hace falta. Espero que todo esté bien... cariño. -En ese momento se le pasa algo por la cabeza. Se pega un poco más a él, llevando su mano en lo que sería la mejilla de Angelo, se pone de puntillas y, lentamente acerca su rostro al de Angelo, que ve cómo ella cierra los ojos suavemente y sus labios se forman para darle un beso. Lo siguiente que nota el muchacho son los labios suaves de Leo, su calor y su energía como si estuvieran haciendo contacto con los suyos, aunque realmente no es así ¿O sí?.
¡POM, POM, POM!
Alguien golpea la puerta del WC.
Bueno, me tomo la licencia de esperar al aterrizaje porque creo que esto se merecía un post, :)
No sabia si lo estaba consiguiendo, si ella podía escucharle o verle porque Angelo estaba tan concentrado que aún no era capaz de ver nada hasta que su poder le llevó a casa de su chica, concretamente el baño donde estaba lavándose los dientes ajena a todo.
-¡Leo soy yo! – dijo emocionado al verla de nuevo, sentía que su corazón latía deprisa y era un montón de emoción sabiendo que estaba bien. Se alegraba mucho de verle a salvo, empezando su día con normalidad como tenía que ser. Angelo era un niño superdotado que estaba viviendo una aventura increíble con una secta de locos pisándoles los talones a él y su amigo Joss. Un niño al fin y al cabo que quería ser normal y vivir sin más preocupaciones chungas que elegir en Netflix la película guay del finde que veía junto a Leo mientras se hartaban a palomitas y Coca-Cola. -No llores por favor … – dijo acercando su mano a su mejilla, limpiando las posibles lágrimas que cayesen de sus ojos, con su dedo pulgar. No funcionaba porque no podía tocarla, solo sentir ese calor o energía no material que traspasaba el canal tiempo/espacio. -Estoy bien te lo prometo. – le sonrió animado creyéndose la mentira, no podía prometerle que después estaría bien. Que va, ni de coña.
Al decir que notaba la calidez de su mano Angelo sonrió de oreja a oreja, feliz. -¡Está funcionando! Aunque sientas que no podemos tocarnos, la energía si que llega. Yo también te he echado mucho de menos, he pensado en todos… no os olvido a ninguno. Dile a mi nonna que estoy bien, estará muy preocupada, y a todos los demás. – quizás no era buena idea ponerles más presión diciéndoles donde estaba. -Es de locos, Leo, escapamos de una secta, me tenían atado en un sitio… Joss me ayudó. – versión resumida de la odisea. -Olvídalo ¿vale? Ahora vamos de camino a Nueva York a ver a una mujer que tal vez nos ayude a entender esta movida. El móvil ya es historia, en otro momento me comunicaré contigo.
Se tenia que despedir ya. Quería abrazarla muy muy fuerte, pero sabia que seria como abrazar un fantasma. Abrazando aire entre sus brazos. Lo que no esperaba es que Leo se acercase. Que lo que él creía imposible, funcionase, pudiendo sentir el calor de sus labios también. Pusó la mano en su otra mejilla y le devolvió el beso con cariño. -Te quiero, no lo olvides… nunca me olvides pase lo que pase, yo no te olvidaré.
De repente la magia llegó a su fin. Angelo despertó sobresaltado, agarrándose fuerte al lavabo, estaba ligeramente doblado, con las piernas flexionadas, su cuerpo perdía estabilidad cuando se proyectaba y se quedaba solo.
Escuchó que alguien golpeaba a la puerta, seguramente queriendo entrar para hacer sus necesidades. -¡Si, si, ya salgo, perdón!
Ains, que bonito <3
Cuando Angelo regresa a su asiento tras de salir del minúsculo WC, segundos después el avión comienza el descenso para aterrizar. Joss le sonríe, y si Angelo no lo conociera no sabría que está nervioso, pero le conoce lo suficiente como para saberlo. A través de la ventanilla junto a Angelo, se puede ver cómo el aparato sale de un cúmulo de nubes en un cielo encapotado. Se puede ver cómo la ciudad de Nueva York, vista por el niño muchas veces en las películas, se va haciendo cada vez más grande y detallada. Sobre todo, se ven las luces bastante bonitas, pues es de noche aunque el reloj marque las seis de la tarde.
Tras un aterrizaje sin problemas, los niños recogen a Spike y se dirigen a la salida del gran y abarrotado aeropuerto. No les cuesta demasiado encontrar un taxi. Tras dar la dirección a la taxista, ésta los mira con extrañeza y les pregunta si están seguros de la dirección. Joss mira su móvil y responde a la mujer que sí, que es correcta. La taxista se encoge de hombros y conduce a través de las calles.
En el trayecto, se pueden ver en vivo esas enormes avenidas, los altos edificios y los clásicos taxis amarillos. En los bordes de las aceras reposa nieve antigua de hace unos días. Las calles están mojadas y en el suelo se reflejan las luces y colores de los carteles luminosos que hay por todas partes. Efectivamente, hace frío, aunque los adornos y luces navideñas otorgan cierta sensación de calidez.
Momentos después, el taxi les lleva hasta el mismísimo corazón de Hell's Kitchen, al sureste de Manhattan y al oeste del río Hudson. El taxi reduce su velocidad y termina por detenerse frente al edificio de la Cruz Roja Americana. -Hemos llegado, chicos. El número 518 no existe, pero supongo que es aquí donde queríais venir. -Sin decir nada, y antes de que Angelo reaccione, Joss paga a la mujer y se bajan del vehículo.
Al llegar al supuesto número 518 (su destino), se dan cuenta de que no existe. La taxista tenía razón. El número más próximo es el 520, la Cruz Roja Americana, pero a su izquierda, donde debería encontrarse su destino, tan sólo hay una pared baja pintada con grafitis que oculta una vía de metro abandonada. También hay una puerta metálica y, a su izquierda, una alambrada que guarda un descuidado descampado.
Una vez allí delante sin saber a priori dónde dirigirse, mientras miran aquí y allá y Joss se dispone a escribir un mensaje a Victoria, alguien llama su atención desde las sombras, oculto entre los árboles y maleza que hay tras la puerta metálica, junto a la pared de los grafitis.
-¡Psst! ¡Chicos! ¿Os han seguido? -Joss diría que es la voz de Verónica.
Cuando los niños respondan, aparecerá tras la valla una silueta de mujer con una capucha puesta para ocultar su rostro. Después de cerciorarse de que en ese momento no pasa nadie por allí, la mujer abrirá el candado y dará paso a los niños y a Spike, que se muestra bastante tranquilo, para que se introduzcan en el descuidado lugar, bajo los árboles. Una vez que los niños están al otro lado de la valla que hace las veces de puerta, se puede ver el rostro sonriente de Verónica entre las sombras de la maleza y de la noche.
-Bueno, ya estáis a salvo. -Sonríe de nuevo y en sus ojos se ve un brillo de emoción. -Esta es la entrada a mi refugio. -Si los niños miran a su alrededor, verán que bajo sus pies se encuentra la vía de metro abandonada que la mujer envió en WeRSpecial junto con la dirección, y que Joss conoce de sus sueños. A ambos lados del lugar, la vía se introduce en la oscuridad, bajo el suelo. Todo está lleno de basura y de grafitis antiguos. Todo neoyorkino ha oído historias sobre gente que vive bajo el suelo en túneles abandonados de metro, y que raptan personas para llevárselos. Leyendas urbanas ¿O no? -Lo siento mucho, Angelo y Joss, por todo lo que está pasando. -Susurra. -¿Cómo estáis? -La mujer hace un gesto para que comiencen a bajar hasta la vía, ayudándoles en el proceso si es necesario.
Efectivamente, Verónica es la mujer que tan presente ha estado siempre en la vida de Angelo. Ahora es más mayor, casi como la vio por última vez, mientras estaba en la eucaristía del padre Gennaro.
Verónica agarra la mano de Angelo y los tres bajan el terraplén que les lleva a la vía de metro abandonada. La mujer los dirige por el túnel de la derecha y se internan en la oscuridad. -El olor es algo desagradable, pero en seguida te acostumbras. Y no temas, ninguna de las personas que veréis os harán nada. -La mujer enciende una linterna y avanza por los túneles, sobre las antiguas vías. A ambos lados hay sacos de dormir viejos y rotos, montones de basura, grafitis en las paredes, cartones que hacen las veces de refugio, y algún que otro indigente. Tal como en el sueño de Angelo.
De vez en cuando, en las paredes retumban los ecos de los sonidos de alguien que tose. Según avanzan, se ven personas sin techo que parecen tener ahí su residencia, esparcidas por una estación abandonada, y con aspecto de haber sido construida en el siglo pasado. Algunas personas miran con curiosidad. Uno de ellos, un hombre anciano sentado sobre una caja de plástico, hace un gesto con la cabeza a Verónica en forma de saludo. Esta le devuelve el saludo. Parece que por aquí la respetan.
Después de un buen rato caminando entre húmedos y sucios túneles y estaciones antiguas, llegan a una entrada que está en una de las paredes. Es un pasillo de servicio que da a una puerta metálica con aspecto de ser bastante gruesa y resistente. Ese pasillo parece que antaño podría haber sido usado por la persona que se dedicaba a mantener las vías o estaciones.
-Hemos llegado. Ahora conoceréis a Eugenia, que su nombre real es Victoria. -Dice la mujer, y abre la gruesa puerta metálica. La empuja y enciende las luces, que iluminan una enorme estancia con suelo, techo y paredes de hormigón. Al entrar, se ve que al frente hay un escritorio amplio, con un par de servidores a los lados con leds que parpadean, conectados a unos enormes cables que van hacia el techo. Sobre el escritorio hay una computadora con tres monitores y un teclado, todo conectado a los servidores. Junto al impresionante centro multimedia hay un par de taquillas metálicas y un archivador, también metálico. En la pared derecha hay un pequeño mueble metálico sobre el que descansa un televisor. Frente a éste, una mesa con un par de sillas, sobre la cual parece que alguien ha comido hace poco. En la pared izquierda, unos cuadros eléctricos muy altos y antiguos que parecen en desuso. En la pared de la derecha, junto al televisor, hay un pasillo que se interna hacia la oscuridad.
-Esta es mi humilde morada y también mi centro de operaciones. No es muy cómoda, pero hago lo que puedo. Es un lugar discreto que solo conozco yo, y alguno de esos que has visto fuera. Os enseñaré vuestras camas. -Avanzan y se interna en el estrecho pasillo junto a la tele. A la izquierda, una puerta que da a un cuarto de baño. A la derecha, otra puerta que da a una pequeña estancia en la que Verónica ha instalado una moderna cocina de forma ingeniosa. Al frente, una especie de gran sala de maquinaria antigua y tuberías que vivieron tiempos mejores. Junto a una de las paredes de esta sala de máquinas, una cama que parece bastante cómoda. Unas taquillas metálicas y una mesilla. En la otra pared, frente a la cama, hay tres literas con dos camas cada una. Junto a la puerta de entrada, una hilera de varias taquillas que se asemejan a las del colegio. -Ahí podéis dormir. Las he preparado para vosotros, son nuevas, no os preocupéis. -Dice Verónica señalando las camas. -Mira quiénes están aquí, Victoria. -Sonríe la mujer. En una de las camas, Victoria, una niña de unos doce años, rubia y bastante guapa, está sentada leyendo un cómic. Los mira con curiosidad, amplía la sonrisa y se levanta para saludar.
-¡Hola! Mucho gusto en conoceros, soy Euge... Bueno, podéis llamarme Victoria. -Tiene un acento totalmente norteamericano. Sus ojos brillan al ver por fin a otros como ella. Es increíble la confianza que trasmiten. Joss, ni corto ni perezoso le da un abrazo.
Después de aterrizar y pillar un taxi emprendieron su camino hacia el lugar donde Verónica les esperaba. Durante el trayecto Angelo le contó a Joss lo que había sucedido en el interior del baño. Estaba sorprendido porque no se le habían encendido los ojos, puede que porque ya iba controlando lo que sucedía con su poder de proyección. Cuando terminó de hablarle sobre Leo prestó atención a la ciudad que les acogía. Todo era totalmente nuevo, la emoción de estar en la ciudad de las películas le hizo abrir bien los ojos fijándose en las calles y la gente de Nueva York.
-Guau, esto es alucinante. – dijo a Joss atontado, observando las coloridas luces de neón que decoraban los carteles de anuncios luminosos de espectáculos y tiendas. -¡Que fuerte, Times Square! ¡La quinta avenida! – pasaron por delante de la torre Trump y al lado Central Park. -Os-tras, tiene pinta de ser grandísimo. Por algo lo consideran el pulmón verde de la ciudad. – por un momento el chico se había olvidado de porque estaban allí. Se habia convertido en un turista más, flipando al ver todo lo que esa ciudad les ofrecía.
-Vale, vale, ya vuelvo a la realidad. – dijo en voz baja a su amigo, volviéndose a centrar cuando llegaron a la dirección indicada. Al parecer no existía pero Angelo supuso que debía ser solo una tapadera para que no descubrieran su escondite. Estaba nervioso, le latia el corazón ligeramente deprisa y le sudaban las manos. ¿Cómo seria Verónica?
Al verla se quedó pasmado. Notó como le daba una subida de adrenalina y los nervios le dejaban estacado en el suelo sin fuerzas o capacidad para caminar. La mujer era la que él siempre había creído que era su madre. Ya sabia que no lo era, aún así, la asociación de que era su madre seguía muy fuerte instalada en su cabeza y tuvo una extraña sensación al verla. Como ganas de abrazarla. -Bi-bie-n... – respondió nervioso cuando Verónica les preguntó como estaban.
Siguieron sus pasos, adentrándose en aquel refugio bajo tierra donde parecía que vivían otras personas indigentes, Angelo se tapó la nariz debido al fuerte olor que desprendía el pasadizo en los primeros metros de internamiento. Miraba todo con curiosidad y algo de inquietud, las entrañas del metro no le parecía un lugar bueno para vivir, claro que era un escondite bajo tierra. No se podía pedir mucha higiene ni cosas bonitas.
-Esto me está recordando mogollón a la película de Stallone, pánico en el túnel. – dijo a Joss por lo bajo, cuando se metieron a través de una puerta maciza en otro segmento del túnel. Por fin llegaron a donde Verónica se mantenía a salvo y escondida junto a otra niña con poderes, Victoria. La decoración se parecía mucho a lo que Angelo había soñado, una computadora, la mujer rodeada de cables… todo ese tiempo había tenido frente a sus narices la información de donde estaba.
-Está perfecto, gracias. – dijo con una sonrisa a Verónica ya más tranquilo. Las camas eran nuevas, limpias. La comodidad, aunque no fuese la mejor al estar bajo tierra, importaba menos porque estaban seguros en ese lugar, al menos de momento podían respirar sin preocuparse de si les seguían. Delante de ellos, la niña mencionada, se levantó enseguida y los saludó amablemente.
-Me parece increíble conocer a otro de los nuestros, Victoria. Yo me llamo Angelo, encantado. – estaba emocionado y se podía ver en sus ojos. Estrechó su mano saludándola. Era pronto para preguntarle que tipo de poder tenia, aunque le daba mucha curiosidad. -Espero que no me entre la claustrofobia en este sitio. – miró a su alrededor dando una vuelta a todo el espacio. -Yo vivo en Arezzo, Italia, con una familia adoptiva. Tienen una bodega. – esa era su presentación corta. Seguramente después de aquello los niños se hicieran amigos si seguían en contacto y… nada malo les pasaba.
-A mí también me parece increíble -Sonríe. -Pensaba que estaba sola en el mundo. Aunque... era muy feliz en mi vida anterior. Y saber que tengo tan cerca a mis papás, que también son adoptivos. Imagino que comotodos aquí, ¿no? También extraño a mi... amiga Katarina. Todo se ha truncado por esos malditos. -Deja de hablar y mira a los niños. -Lo siento. Italia tiene que ser muy bonito, me encantaría visitarla alguna vez ¿Lo habéis pasado muy mal hasta llegar aquí?
-Bueno, tú no lo sabes, Angelo, pero mi nombre es Verónica. Verónica Escudero. -Ahí se da cuenta Angelo de que el acento de la mujer tiene un deje bastante parecido al suyo. O tal vez cercano al español. Angelo recibe la mirada a los ojos de Verónica, esa mirada con la que tantas veces ha soñado, esa mirada cálida ahora frente a él, en la realidad... de repente, vibra el móvil de la mujer. -Es Typhos, acaba de llegar. Ha salido del aeropuerto y le están persiguiendo... joder... En seguida vuelvo, chicos. Voy a esperarlo fuera y a darle algunas indicaciones.
Verónica se marcha dejando solos a los tres niños especiales.
-Tio, ¿qué te pasa? Está buena, pero contrólate un poco, jajaja. -Susurra Joss dando un codazo a su amigo. Se ha dado cuenta de cómo Angelo mira a Verónica. -Además es muy mayor para tí.
Victoria también ríe al oír el comentario de Joss.
Angelo sonrió a Victoria, pues no era lo mismo saber de otros niños con poderes, conocerlos de oídas, que verlos en frente suyo y tratarlos como a Joss. -Yo… no era muy feliz, mi abuela adoptiva creía que estaba enfermo por mis visiones, y yo también lo creía, pero no tenia ningún trastorno mental. Solo es que estoy en el grupo de… niños especiales. – dijo con una sonrisa. Estaba cogiendo confianza rápidamente para hablar porque sentía que podía hacerlo con ellos. -Soy capaz de ver el pasado y el presente más cercano, tocando objetos, estando en un espacio cargado de mucha energía o concentrándome en ello, hablo con gente que está en sitios remotos y me ven como a un fantasma. – miró a Victoria. A él le habían causado mucho malestar las visiones. Poco a poco iba adaptándose a ellas.
La broma de Joss le sacó los colores después de que Verónica fuese a recibir a otro de los suyos.
-Que va… es muy guapa pero yo… no la veo de esa manera. – las pecas de la nariz se le volvieron más marrones debido al sonrojo de la piel. Le dio vergüenza que Victoria también se riese, vaya primera impresión iba a causar si la niña pensaba que le gustaba una mujer tan mayor. -Yo creía que Verónica era mi madre. – cambió la cara y su mirada se volvió seria, incluso entristecida. -Desde pequeño tenia visiones con ella, salía en mis sueños también y la dibujaba. -no podía demostrar que le dolía que no fuese cierto porque verla en persona y saber que era real le seguía recordando su esperanza de conocer a su verdadera madre. -Pero bueno, supongo que en algún lugar están nuestros padres biológicos. ¿No? No vamos a ser el producto de unos fetos creados en un laboratorio… ¿verdad? - esa idea le espantaba. Haber nacido artificialmente y nunca conocer a las personas que formaban parte de su origen real.
Victoria mira a Angelo sorprendida. -¿En serio eres capaz de hacer todo eso? Wow, qué impresionante. No sabía que podíamos ser tan distintos. Ahora entiendo por qué viste a Verónica. Debe de ser... uff, es que no me lo imagino, increíble.
-Vaya, lo siento por que no hayas sido feliz. Estoy segura de que cuando vuelvas todo será mejor. -Sonríe. -A mi me da igual de dónde venga. Tengo claro quiénes son mis padres, cual es mi familia. Solo quiero que estos malditos nos dejen en paz. Acabar con todos para que mis seres queridos estén a salvo y podamos seguir con nuestras vidas. -Victoria no se puede creer que esté diciendo eso. Ha sufrido mucho estos últimos días. Se sonroja un poco.
En ese instante, la puerta metálica se abre con un chirrido y entran Verónica y el niño nuevo, Trenty.