Partida Rol por web

NakaUra

Aterrizaje forzoso en Kawasaki

Cargando editor
18/01/2022, 13:17
Yarandrala Ianlana Loggervia

Me quede durante un momento mirando los televisores sobre los que Laius me había llamado la atención y entrecerré los ojos.

—Son como los orbes de alta hechicería que se usan para comunicarse pero no hay nadie cerca lanzando el hechizo y…— Mire todo el expositor y variedad de ellos.—Hay muchísimos. Laius, no sé dónde nos ha mandado Vastin, pero ten cuidado. Todo parece demasiado distinto.

Mientras caminábamos iba fijándome de todo lo que nos rodeaba. Había muchísimas cosas que no reconocía y, si bien parte de la arquitectura era parecida a la nuestra, el modo de edificar era diferente. Además, todas las calles por las que pasábamos estaban empedradas con adoquines exactamente iguales.

Finalmente llegamos a la residencia de aquellos chicos y la bienvenida fue un tanto extraña mire cada uno de los actos que hacían sin decir palabra. Con una inclinación de cabeza salude a aquella mujer.

—Yandra.—Me presente con el diminutivo de mi nombre.— Perdone las molestias que nuestra presencia pueda provocar. Somos nuevos en la ciudad y estábamos un poco perdidos hasta encontrarnos con ellos.

Cuando finalmente las presentaciones estuvieron hechas y la mujer nos dio permiso para avanzar alargue un brazo para detener el avance de Laius y después señalar un rincón del suelo en el cual todos los que habían entrado habían ido dejando el calzado.

—Creo que es como los templos de Klactrin, hay que pasar sin calzado. —Murmure a mi compañero mientras procedía a quitarme mi calzado de fibras trenzadas y dejarlo en paralelo a los que ya descansaban en aquel rellano. No tenía ninguna tela cubriéndome los pies como ellos tenían, pero esperaba que eso no incumpliera la etiqueta de aluna forma.

Cargando editor
19/01/2022, 13:15
Director

—¿Son europeos?

—Eeh, sí.

—¿Pendragon no es el apellido del rey Arturo?

—Lo es, pero el nombre no me suena de nada. Vamos a dejar que nos cuenten lo suyo, a ver cómo los podemos ayudar.

El saludo tremendamente formal de Laius llega a la casera, que se pone algo colorada, sonriéndole.
—Oh, vamos, ustedes dos son visita, pónganse cómodos y dejen que nos encarguemos de la merienda. ¿Quieren algo de té?

Y se sientan todos a comer un tentempié. El primero en hablar de nuevo es Takuya, preguntando otra vez por la situación.
—A ver si entendí bien. Vastin los ha transportado a este mundo usando su magia, pero también lo ha hecho con el malo. ¿Es un rey demonio entonces? Siempre es un rey demonio. Es fácil de decir y abarca muchas acepciones.

—Pero para, este payaso apenas pudo conmigo, ¿cómo se supone que vamos a darle a un rey demonio de esos de los videojuegos? Son jefes finales.

—Estoy seguro de que la transición de planos les ha hecho perder fuerza. Quién sabe, quizás el rey demonio esté en las mismas circunstancias.

El chico hace una pausa y luego se dirige a ustedes:
—¿Cómo se sienten? ¿Están mareados o algo?

—Me sigue sorprendiendo la naturalidad con que te estás tomando todo esto.

—Sabes que no hay más remedio. Y si no hay más remedio, ¿para qué quejarse? Vamos. Hasta puede ser divertido.

—No creo que sea divertido si empiezan a llover bolas de fuego en Kawasaki.

—¿Ya están hablando de bolas de fuego? ¿De qué me perdí?
Gakuto aparece por la puerta, tan pronto Momoyo termina la última frase. Trae bolsas con verduras, pan y leche.

—Están hablando sobre videojuegos. Ve a dejar eso en la cocina y siéntate.

Cargando editor
19/01/2022, 14:48
Laius Pendragon

—Acepto la invitación. Gracias por su amabilidad— respondo encantador a la invitación de la señora.

Tomando nota de lo que dijo Yandra y recordando la vez que visité un templo de Klactrin, me quité los escarpes quedándome con los calcetines que llevaba puestos, y de paso me quité las partes de mi maltrecha armadura para quedarme solo con el gambesón, el cual está ajado por la zona de brazos y piernas. También dejo con cuidado mi espada, si es como ese templo no estará permitido entrar con armas.

Tras sentarme pruebo el té y busco con la mirada a la señora.

—El té está delicioso. La felicito, señora— digo cortésmente.

Tras darle otro sorbo pregunto a Takuya.

—¿Qué es un europeo? Da igual, seguramente tampoco necesitaremos saberlo— retomamos la conversación —¿Rey demonio? No, era un Señor Oscuro, un ser muy poderoso que antaño fue un hechicero o nigromante que abandonó su humanidad utilizando artes oscuras y prohibidas— miro a Yandra un poco inseguro —¿O tal vez Diego sí era un demonio? A mí me parecía humano... ¿quizás estaba usando algún conjuro de polimorfismo?

Frunzo el ceño al escuchar a Momoyo.

—En primer lugar, solo estaba intentando reduciros sin causarle daño, me estaba conteniendo. De hecho ni siquiera blandí mi espada contra usted— me observo la mano mientras la abro y cierro repetidamente —Pero sí que es cierto que me siento más débil, ahora que lo decís. Un momento...

Vuelvo rápidamente hacia la entrada, para revisar mi espada y desenvainarla un poco. Regreso después bastante consternado.

—Tenemos un problema: el Fragmento del Alba ha perdido su poder— miro a Takuya serio —Esto no es ningún juego, y lo último que quiero es que vuestras vidas se pongan en riesgo. Juré proteger a los habitantes de la malicia.

Tras esas palabras vuelvo a probar el té. No sé qué tiene pero logra tranquilizarme un poco. Tras escuchar el comentario de la señora a Gakuto enarco una ceja y miro a Takuya calmado.

—Ya hay demasiadas cosas "innecesarias" que no entiendo. Por favor, ayúdeme a entenderlas. Tengo el presentimiento de que si queremos encontrar a nuestros compañeros primero tendremos que conocer y comprender mejor el lugar donde estamos.

Cargando editor
19/01/2022, 17:57
Yarandrala Ianlana Loggervia

Me senté junto aquellas personas y agradecí con un movimiento de cabeza cuando me ofrecieron y sirvieron té. Escuchaba como dialogaban pero cuando Laius empezó a duda no pude reprimirme.

—Nos traicionó y disparo a Vastin por la espalda, independientemente de su aspecto es un demonio.—Mi puño estaba cerrado evidentemente pensando en lo mucho que habrían cambiado las cosas si nos hubiéramos percatado de ello.

Di un pequeño suspiro ante la pregunta de cómo nos encontrábamos

—Estoy bien pero todo es… diferente. El aire es más pesado, muchas plantas parecen enfermas.

Cuando Laius volvió de comprobar su espada yo ya estaba dando vueltas al anillo de mi mano y respondí con un ligero asentimiento.

—El crecimiento del ramaje elfico era más lento de lo que debería ser. Por lo habitual no habría tenido problema en extenderla para atrapar a cientos de personas.—explique mientras dejaba de hacer rotar el anillo y sostenía la taza de té para darle un pequeño sorbo.—Creo que es por la acumulación de partículas mágicas, es como si fuera menor.

Torcí durante un momento el gesto cuando empezaron a hablar de bolas de fuego al recordar como había acabado mi hogar consumido por las llamas.

—No, no es divertido.—Susurre con algo de tristeza mientras calentaba ambas manos con la taza de té.

Cargando editor
19/01/2022, 23:39
Director

—Em, sí, supongo que habrá que explicar cosas. Tendrán que vivir aquí y necesitan saber cómo funciona todo.

—Estos extranjeros salen cada día más raros. ¿Tan diferente es el estilo de vida que llevan?

—S-sí, en este caso sí —responde Moro, poniendo cara de circunstancias—. De hecho, señora Shimazu, habríamos de pedirle si no tiene lugar para ellos.

La señora asiente, pero se queda mirándolos a ustedes dos con los ojos entornados.

—Bueno, primero que nada, necesitan cambiarse. No pueden andar por la calle así o llamarán demasiado la atención.

—Ya me parecía. ¿Son entonces indigentes?

—No no no, señora, son... ee... son amigos míos de internet. Es una visita sorpresa, por eso, lo siento, no pude avisar a tiempo.

—Ya veo... Bueno, necesito saber cuánto tiempo se quedarán, para hacerles el presupuesto.

—Aah, pues... sí. Em... Eso te lo diré esta noche, ¿vale?

Takuya suspira y se acerca a ustedes dos, tratando de llevárselos a una de las habitaciones vacías. Se meten en la primera del pasillo. Es de estilo tradicional yamatés, como el resto del edificio, y no tiene casi muebles. Sólo hay un armario en la pared donde están guardados los futones.

—Aquí les dejo ropa de Gakuto, creo que al muchacho le quedará bien.
La señora Shimazu deja sobre el tatami algunas prendas, prolijamente dobladas. Dado que la estatura y físico de él son similares a los de Gakuto, la ropa le queda más o menos bien y puede usarla sin problemas.
—El problema sería la muchacha, no tengo nada para ofrecerle.

—Yo sí.
Momoyo se baja el petate del hombro y lo abre. De allí saca un chandal y pantalones, que conforman un equipo deportivo, y se los entrega a Yandra.
—Parece que tenemos la misma talla, más o menos.

—Ahora queda explicarles... —empieza a decir Takuya, pero se agarra la cabeza, soltando un bufido—. Por dónde empezar, por dónde...

—¿Qué tal si damos una vuelta y les vamos mostrando la ciudad?

—Que se cambien primero.

Los han dejado solos en el cuarto. Al otro lado de la puerta pueden oír a los chicos hablar sobre lo que dijeron sobre la magia, la espada de Laius y las enredaderas, pero ninguno parece tener idea de nada acerca de esos temas.

Cargando editor
20/01/2022, 00:04
Laius Pendragon

Dejo que Takuya hable por nosotros, y cuando nos van a llevar a las habitaciones aprovecho para recoger las cosas que dejé en la entrada (los restos de la armadura y mi espada). Cuando la señora me trae ropa nueva inclino la cabeza cortésmente.

—Le estoy muy agradecido, señora. Prometo recompensarla debidamente por las molestias y por su amabilidad.

Cuando ella se retira empiezo a observar aquella ropa extraña.

—Caramba, estas prendas son muy extrañas no había visto nunca nada igual.

Antes de empezar a vestirme vuelvo a mirar mi armadura, la cual dejé cuidadosamente en una esquina. Está muy dañada.

—Vaya, voy a tener que trabajar mucho para poder repararla. ¿Saben si hay alguna fragua o herrería cerca? Me gustaría ver alguna mientras me mostráis la ciudad— saco mi bolsita y saco algunas monedas de oro para enseñarlas —¿Creen que con esto podré comprar los materiales que necesitaré? Necesitaré un buen fragmento de adamantita.

Cargando editor
24/01/2022, 17:46
Yarandrala Ianlana Loggervia

Durante un momento dude en aceptar la ropa que me ofrecía la joven pero finalmente hice un pequeño asentimiento y di las gracias antes de recoger las prendas. Cuando las cogí me sorprendí levemente por el tacto de estas y mientras íbamos hacia las habitaciones mi mano tocaba la tela como si quisiera identificar que estaba hecha.

—Son…. Muy raras.—Respondí a Laius.—No es algodón, no es lino, no es tampoco piel o lana.—Hablé confundida mientras caminábamos hacia las habitaciones..

Cuando llegamos y mientras Laius pregunte donde podía reparar la espada hice un pequeño gesto explicando que entraría primera a cambiarme. Tras unos breves momentos finalmente Salí de la habitación vistiendo la camiseta blanca y los pantalones de chándal azul que me habían ofrecido.

—Creo que no es del todo en la talla.—Resople tirando de la parte baja de la camiseta.

Si bien la camiseta había entrado y ajustado bien, o bien mi busto era mayor, o mi torso era ligeramente más largo que el de la chica que me había dado la ropa.  Por encima de los pantalones, un palmo de cintura quedaba al descubierto antes de llegar a la camiseta. Mi ombligo quedaba al aire.

—¿O quizá tiene que quedar así?—Pregunte dubitativa a la joven

Cargando editor
26/01/2022, 13:47
Director

—Ya te acostumbrarás. Estoy bastante seguro de que son más cómodas que lo que sea que usen ustedes en de donde vie...nen...
Takuya y Gakuto se quedan pasmados al ver salir a Yandra del cuarto, coloreándoseles las mejillas a los dos. Momoyo alza las cejas.
—Vaya...
Y suelta unas risas.
—Sí. Eres algo más alta, aunque no es tanta la diferencia, te queda de maravillas. Tratándose de elf- europeos igual no me sorprende tanto —dice, sonriente—. Tienes un ombligo espectacular, así que no te hará daño lucirlo un poquito, ¿verdad?
—Tampoco tiene nada que envidiarle a su Monte Fuji.
—Para nada. ¿Qué categoría será?
—Timpanogos. Son más pequeños, pero tienen una forma increíble.
—Me sorprende que sepas tanto.
Gakuto infla el pecho, dándose aires y riendo entre dientes. Momoyo trata de pretender no estarlos escuchando.

—Oh, no hace falta que me lo agradezcas, querido —le responde la señora Shimazu a Laius, pero luego añade, con algo menos de dulzura—: Y me lo compensarás pagando la cuota del alojamiento, como todo el mundo.

—Incluso a mí me cobra...

—En fin, ¿salimos y regresamos para la cena? —sugiere Takuya, pero la mención de la herrería le hace soltar una carcajada que trata de contener—. Imposible, imposible. De hecho, iba a mencionarles que no deberían enseñar esas armas en público, podrían arrestarlos. Em, creo que con el arco no habría problema, quizás, porque puedes decir que es para hacer deporte, pero preferiría no arri... arriesgarnos...

Otra vez los chicos quedan anonadados cuando el guerrero saca las monedas. Les brilla en los ojos el reflejo de ellas.
—Ejem. —La señora Shimazu se aclara sonoramente la garganta—. Digamos... Que con unas... ahm... diez de esas, podrían quedarse todo lo que quieran, quizás, tal vez...

—¡Mamá! ¡Pueden comprarse el dormitorio con eso!

Cargando editor
26/01/2022, 20:26
Laius Pendragon

Observo a los chicos sin entender absolutamente nada de lo que están diciendo. Bueno, supongo que ya me lo explicarán. Cuando menciona que no deberíamos ir con las armas miro fijamente a Takuya.

—¿Cómo que no puedo llevarla encima? ¿Y si nos atacan, tengo que defenderme con los puños? Supongo que al menos podré llevar la armadura, que es lo que necesita reparación, ¿verdad?— tuerzo la boca al ver el gesto del chico —¿Tampoco? Definitivamente vivís en un lugar muy extraño, solo espero que sea más pacífico que el nuestro. Aunque viendo las fuerzas que se gasta cierta señorita...

Eso último lo digo mirando a Momoyo.

Me quedo extrañado al ver la reacción ante mis monedas.

—¡Esperad, no quiero comprar el lugar! Nos conformamos con cubrir el alojamiento y las comidas— aclaro sin comprender bien el problema.

Cargando editor
28/01/2022, 14:14
Yarandrala Ianlana Loggervia

Sentí algo de vergüenza cuando todos los ojos se posaron en mí y, efectivamente, comprobé que la prenda que me habían facilitado no era así como debía de quedar. Mi mirada paso de Laius a los otros jóvenes hasta que finalmente me resigne de dejar de tirar de la parte de abajo mientras hablaban de algo que no entendía.

Me quede pensativa respecto al problema de la espada yo tampoco quería que Laius se desprendiera de ella, sobre todo sin saber dónde estaba Dion.

—¿Quizá en este reino las armas están prohibidas para la gente de a pie? ¿Solo los nobles pueden llevarla?—Pregunte en algunos países que sabia en la que únicamente aquellos nombrados por el rey como guerreros podían portar armas.—¿No hay alguna forma de conseguir un permiso? Dion es un oponente difícil incluso con armas, si tenemos que derrotarle sin ellas…

Sin embargo el movimiento de dinero por parte de Laius y el alarmismo ante esto de aquellas personas me hizo entrecerrar los ojos. Quizá uno de los primeros aspectos que teníamos que averiguar en aquel lugar era su economía y si esas monedas que había sacado tan descuidadamente podían equivaler a comprar el lugar donde nos alojábamos quería decir que no las usaban para intercambios comunes.

—¿Que moneda usáis? ¿Plata?—Pregunte con curiosidad si aquellas monedas de oro valían tanto, no quería imaginar las de platino y otras divisas superiores.

Cargando editor
29/01/2022, 23:04
Director

—Digamos... digamos que sí, están prohibidas —responde Takuya, a falta de mejores palabras.
—Usamos esto.
El muchacho saca del bolsillo un estuche que se abre, revelando su contenido. Dentro hay papeles de tonalidades opacas y algunas tarjetas de colores.
—Si quieren podemos ir al banco a cambiar algunas de esas monedas por esto, aunque debería entrar sólo uno de nosotros, para evitarnos percances.

—Yo voy y lo hago en un triz.

Gakuto, con una sonrisa amistosa, le tiende una mano abierta a Laius, esperando recibir un par de monedas.

—¿Qué?
Momoyo devuelve a Laius la mirada, con desdén.
—Mira, ¿sabes qué? Puedes pagarme con dos o tres de esas moneditas tuyas y quedamos a mano, ¿te parece?

Takuya saca una risa incómoda y trata de seguir explicándoles las cosas.
—Pueden estar tranquilos de que aquí no tendremos problemas de... de violencia. No hay monstruos ni brujos malvados. Bueno, a excepción de ese Dion, si dicen que vino con ustedes.

Se disponen a salir mientras continúa hablando.

—Por ahora van a tener que conformarse con el equipo en el estado en que está, dudo que encontremos a alguien por aquí que sepa repararle la armadura a Laius. Mucho menos la espada, que parece hasta mágica.

—¿Y si se quedan en el templo en vez del dormitorio? Es el lugar más seguro de Kawasaki.

—Puede ser, pero no me pidas que le explique todo al maestro Kawakami, de eso te encargarás tú.

—Sí, sí —responde Momoyo, suspirando.

—A todo esto, un buen punto para comenzar a investigar, podría ser la tienda de empeño del señor Osaku.

—Es verdad, ese tipo siempre tiene una respuesta para todo. Aunque ese lugar me da escalofríos.

Cargando editor
30/01/2022, 01:31
Laius Pendragon

No me hace ninguna gracia el hecho de no poder llevar encima la espada. Este mundo es bastante extraño y me desconcierta. Al ver las monedas y billetes japoneses miro a Takuya incrédulo.

—¿Eso usáis como moneda? Definitivamente vivís en un mundo muy extraño.

Tras escuchar a los chicos le dejo un par de monedas a Gakuto.

—Si no fuera porque sabemos que estamos en una circunstancias extrañas estaría pensando que estáis intentando tomarnos el pelo. Sin embargo confiaré en vosotros— miro a Momoyo —Si lográis alojarnos en ese templo os daré esas 2 monedas como agradecimiento, aunque puede tomárselo como quiera— digo eso último siendo consciente de que podría ser una chica muy orgullosa.

Acto seguido miro a Takuya.

—Si no hay nadie que pueda reparar mi armadura siempre puedo hacerlo yo. Solo necesito los materiales y algo que pueda calentar el metal. De todos modos vengo de una familia de herreros y conozco bien el oficio— reflexiono sobre lo de visitar la casa de empeños —Creía que lo mejor para obtener información era preguntando a los conductores de carruajes y a los posaderos, pero podemos probar vuestra sugerencia.

No podía irme sin antes darle un par de monedas a la señora.

—Gracias por su amabilidad.

Tras eso termino de colocarme bien la ropa y por fin estoy listo para salir a conocer este nuevo mundo. Es extraña, se ajusta a mi cuerpo pero también es muy cómoda.

Cargando editor
02/02/2022, 13:45
Yarandrala Ianlana Loggervia

Mire durante unos momentos los papeles que enseñaba Takuya inclinándome hacia delante para verlos más de cerca

—Pero no es… ¿papel? De dónde venimos tiene valor pero lo usamos para escribir, no para comerciar. No tiene valor suficiente como moneda de cambio…—Explico aun confundida de que hayan basado su economía en un objeto con tan poco valor.

—Además no entiendo, a excepción de los grandes alquimistas replicar los metales preciosos es difícil sin embargo ese papel, no debería ser muy difícil replicarlo ¿no? ¿O están encantados?—Pregunte por ultimo intentando encontrarle sentido.

La siguiente conversación me hizo perder el hilo, no tenía muy claro hacia dónde íbamos, ¿Un templo que actuaba como casa de empeños? Cada sitio manejaba las religión de una forma diferente, peor aquello era muy raro. Aun con ello, no nos quedaba otra que seguirlos.

Cargando editor
02/02/2022, 18:32
Director

—Pues sí, es papel —responde Takuya a ambos, poniendo una sonrisa que denota que se esperaba ese comentario—. Y bueno, el valor de las cosas depende de cómo la sociedad en que vivimos se ponga de acuerdo. Hace tiempo se resolvió que es más práctico esto que llevar montones de monedas en el bolsillo, además... no, nada.
—Se llaman billetes y no es cualquier papel. Obsérvenlos con más detenimiento.

De hacerlo, notarán que tienen un diseño intrincado que es probabel que sea difícil de reproducir, con diferentes marcas muy precisas, incluso hasta relieves sutiles.

—No son los primeros en pensar que serían fáciles de falsificar, por eso se han tomado medidas ya casi desde el principio.

Takuya atiende a lo que dice Laius y asiente con seguridad.

—Bien, entonces vayamos con el señor Osaku, con suerte encontremos algo allí que te sirva para reparar tu armadura. Y... siendo sincero, me interesa mucho ver cómo lo haces.

—También podremos cambiar el dinero allí —dice Gakuto, guardándose en el bolsillo las monedas que le da Laius—. Será menos sospechoso que ir al banco o a un joyero cualquiera.

—Gakuto, hoy te levantaste especialmente inteligente, ¿te has dado un golpe en la cabeza o algo?

El camino hasta destino les lleva unos quince minutos, mientras los cuales van mirando alrededor y conociendo otro tanto la ciudad. Cuando llegan, encuentran una tiendita que, como el resto de los edificios, está pegada a los colindantes, que son una panadería a la izquierda y un edificio de apartamentos a la derecha. Pasa medio desapercibida allí, tampoco el cartel que indica su presencia es del todo grande como para verse de lejos. Lo único que destaca es un cartón con forma de peón de ajedrez colgado cerca de la puerta.

Al entrar suena una campanilla. Ven que el interior tiene un suel ode madera algo viejujo, con un mostrador igual de antiguo. Alrededor está lleno de de todo. Objetos extraños que jamás han visto en sus vidas, pero otros que reconocen, como, por ejemplo, una armadura de samurai yamatés, también vasijas, herramientas de campo y una herradura de oro.
Una de las paredes está enteramente cubierta por estanterías llenas a petar de libros.

—Buenas.
La cortina de detrás del mostrador se hace a un lado y allí aparece un tipo de lentes redondos, barba de dos días y gesto gentil. Tiene una pequeña cicatriz debajo del ojo izquierdo.
—Moro, llevabas tiempo sin venir. ¿Cómo está tu familia?

—Hola, señor Osaku. Eh, en casa están bien. Ahora mismo soy yo el que se ve metido en un lío raro.

—¿Lío raro? —Osaku ríe—. A ver si adivino, ¿tienen algo que ver estos dos amigos tuyos?
Se dirige ahora a ustedes, apoyando las manos en la superficie del mostrador.
—Mi nombre es Suei Osaku, ¿en qué puedo servirles?

Cargando editor
02/02/2022, 20:40
Laius Pendragon

Observo el billete con suma curiosidad.

—Oh, ya veo... tiene patrones muy pequeños y transparencias que no son fáciles de replicar.

Esbozo una sonrisa al escuchar a Takuya.

—¿Nunca habéis visto trabajar a un herrero? Cuando me ponga a ello podéis mirar cuanto gustéis, e incluso podría enseñaros el oficio— se nota que me entusiasma hablar de herrería.

Al llegar a la tienda de empeños saludo con una cortés reverencia.

—Buenos días, señor Osaku. Soy Laius Pendragon, mucho gusto— procedo a explicarle nuestras circunstancias con la ayuda de Yandra y los chicos —Y básicamente eso es todo. Estamos tratando de localizar al resto de mis compañeros y a Dion. Tenemos que detenerle antes de que se recupere.

Cargando editor
04/02/2022, 13:55
Yarandrala Ianlana Loggervia

Cuando entramos en la tienda mi mirada empezó a pasear por todas aquellas extrañas cosas como si de un gato curioso me tratara. Habia demasiadas cosas fuera de mi comprensión y conocimiento y a cada una mas extraña o extravagante. Fue entonces cuando vi tola la librería llena y me acerque a los estantes inclinando la cabeza a un lado para leer los títulos de los libros allí presentes.

Era curioso el hecho de que, en un lugar que no conocíamos casi nada, habláramos el mismo idioma y la escritura fuera la misma. Era cierto que había palabras que no comprendía, pero sabía interpretarlas de una forma u otra.

Así mientras Laius se encargaba de explicar toda la historia con alguna intervención momentánea por mi parte para aclarar algún punto, me entretuve viendo todo lo que ofrecía aquel lugar.

En cierto momento una de las palabras del dorso de uno de los libros llamo mi atención y saque el libro para encontrarme con algo no esperado. ¿Qué tenían que ver los satélites con aquella criatura metálica que aparecía en la portada el libro? Aun no había pasado un día y quería saber si ellos también tenían las mismas tres lunas que nosotros, pero parecía que su satélite era una masa metálica con cuatro brazos.

Me encogí de hombros dejando el libro en su sitio antes de acercarme al mostrador justo cuando Laius terminaba su historia.

—También nos gustaría saber el valor que tiene nuestro dinero aquí. Nos han dicho que para comprar cosas necesitamos de esos papeles con grabados y esas cosas rectangulares de colores, pero nosotros solo tenemos esto.— Con cuidado deposite dos monedas sobre el mostrador, una de oro como las que había mostrador Laius y una de platino, más pequeña, pero con más valor que la de oro en nuestro hogar.

Cargando editor
05/02/2022, 13:30
Director

Osaku se los queda mirando, medio entre perdido y perplejo. Parpadea un par de veces y se limpia los lentes con un pañuelito.
—Em, sí, es un lío pesado, sí —responde, a falta de saber qué decir—. Verdaderamente, no tengo ni idea de qué hacer para ayudarlos, chicos, pensaba que esto sólo se daba en las novelas ligeras.

—Bueno, ya ves que no.

—Y en cuanto a esas monedas... 
Toma la de platino y se pone a observarla detenidamente.

—Ah, ¿te interesan las sondas espaciales, Yandra?
Al retirar el libro de la estantería, la elfa oye una voz muy familiar, un tanto femenina, pero más como si se tratara de un niño que de una mujer. Viene de uno de los libros.
—Ya era hora de que aparecieran, no se hacen idea de cuánto tiempo los he estado esperando. Yandra, Laius. ¿Dónde están los otros? No puedo sentirlos.

El libro en cuestión es uno de cobertura gruesa, negra con detalles plateados y relieves. Hay una cara extraña dibujada en la tapa, blanca y redonda, con ojos blancos, redondos y vacíos y una sonrisa ancha que enseña los dientes. La nariz son dos puntitos negros.
—Les juro que es la primera vez que oigo hablar a uno de mis libros.

—Perdone si lo he asustado, señor Osaku, pero ya no podía aguantar más. En el instante en que oí las voces de mis amigos sentí un alivio enorme.

—¿Amigos? Es obvio que no se trata de nosotros, pero, ¿cómo es posible que los conozca a ellos?

—Claro que los conozco, son mis amigos de la infancia, aunque puede que ahora les cueste reconocerme, lo comprendo. Mi nombre es Vastin Emil Ozax, es un placer conocer a los que están cuidando de mis amigos. Tienen unas voces muy lindas.

—E-es la primera vez que alguien me dice eso —responde Takuya, frotándose la nuca con timidez.

—Laius, Yandra, ¿están bien? ¿No están lastimados? Este mundo puede ser más pacífico que el nuestro, pero no quiere decir que no haya gente mala. Tengan cuidado.

Cargando editor
05/02/2022, 14:10
Laius Pendragon

Me sorprendo mucho al escuchar esa voz tan familiar, y me giro para buscar con la mirada el origen hasta que encuentro el libro cuya portada tiene dibujado algo muy familiar. Lo cojo con sumo cuidado y lo sostengo en mis manos.

—¿Vastin? Menos mal... estás... ¿estás bien? ¿Acaso estás transformado en este libro o estás hablando a través de él?— los chicos pueden notar que no hablo de manera tan formal, sino que lo hago con más confianza al igual que cuando hablo con Yandra. Y además se me ve muy aliviado al saber que sigue con vida —Nosotros dos estamos bien pero nos sentimos algo debilitados, y para colmo el Fragmento del Alba ha perdido todo su poder. No sabemos nada de Stella ni de Lionhardt, pero tú eres el que más me preocupaba. ¿Cómo están tus heridas?

Frunzo el ceño serio al escuchar su advertencia.

—Siempre hay gente maliciosa por todas partes, pero gracias por la advertencia. Nunca está de más recordar eso— reflexiono un poco respecto a nuestra situación —Ahora estamos tratando de entender un poco mejor este mundo mientras buscamos pistas de Stella, Lionhardt y ese maldito de Dion. ¿Tienes alguna sugerencia?

Espero la respuesta de Vastin. Siempre he confiado mucho en su intelecto y en su criterio.

Cargando editor
07/02/2022, 20:24
Yarandrala Ianlana Loggervia

—¿Sondas espaciales?.—Pregunté como si la aparición de un libro hablante fuera algo común antes de darme cuenta que no, que aquello no era normal.—¡¿VASTIN?!.—Exclame tras un pequeño lapsus en mi mente tras reconocerlo mientras buscaba el libro del que salía la voz y lo sacaba de estante.

—¿Pero donde estas? ¿Y Como que ya era hora? Si apenas hemos llegado aquí.—Hablé tan confundida como intrigada por saber exactamente qué era lo que pasaba.

Ante sus preguntas no dude en asentir y tras un momento sin saber si nos podía ver o solo escuchar finalmente respondí.

—Estamos bien, fuera cual fuera el hechizo que lanzaste parece que resulto pero… ¿Qué hay de ti?.—Pregunté angustiada por saber cual había sido el destino de nuestro compañero. Había lanzado semillas curativas en el ultimo momento, pero como bien había dicho no estaba segura de que le hubieran alcanzado.

Cargando editor
10/02/2022, 00:40
Director

Grimorio Vastin—Estoy... bien, sí, como puedes ver, ya no hay heridas —responde Vastin, con una risilla floja—. Es una larga historia. Pero no hay tiempo de preocuparse por mí, los aburriré con los detalles después, por ahora, lo importante es encargarse de Dion, que está aquí, en Kawasaki.

—Aquí, Yandra, gracias por tus semillas. Ni me transformé ni estoy hablando a través. Soy el libro que tienes en tus manos. Como dije, no quiero entreverarlos con los detalles, sólo necesitan saber que estoy bien y que... sí, llevo mucho tiempo aquí. Mucho.

—Hmm... Vamos a ver.
Osaku saca un libraco enorme y grueso, deposita sobre el mostrador y lo abre. Se trata de un recuento de compras, ventas, empeños y demás. 

—¿Sigues sin comprarte un ordenador? Te repito que te hará la vida más fácil.

—La gente confunde lindo con fácil —responde el señor, con una amable sonrisa, para luego ponerse a escudriñar en las largas listas que tiene escritas ahí.
—Vale, no aparece.

—¿Ves? Por eso te digo...

—Tampoco es que pueda buscarlo bien, no tiene título ni nada. ¿Qué tiene escrito?

Grimorio Vastin—Ah, em, le sugiero, señor Osaku, que no me abra bajo ninguna circunstancia.
Si se fijan, tiene un sello con un orificio en el que entraría una llave pequeña, de la que no hay rastro.
—Ninguno de ustedes.

—Bueno.
Osaku se encoge de hombros y se pone a revisar las monedas que le tendió Yandra.

Grimorio Vastin—Primero que nada, no deben estar nerviosos, lo mismo que les afecta a ustedes, como la espada de Laius y la magia mermada de Yandra, también está dándole problemas a Dion. Si lo encuentran ahora podrán vencerlo, probablemente.

—Es lindo oír eso.

Grimorio Vastin—Pero ese es el problema, hay que encontrarlo. No dudo que sea capaz de encontrar aliados, de la misma forma que lo han hecho ustedes, así que deberíamos localizarlo lo más rápido posible, para que no tenga tiempo suficiente.

Mientras Vastin hace una pausa, Osaku suelta las monedas sobre el mostrador.
—Ah, lo lamento, chicos, estas monedas no valen nada.

Los tres universitarios se giran a la vez, con un ruidoso "¿¡qué!?" inmediato.

—Esto no es oro de verdad. Es... es curioso, porque lo parece, mucho, pero miren.
Osaku coloca las monedas en un aparatito y lo enciende.
—¿Qué jolines es eso?

—¡Es de lo último! Para Moro, que dice que no me actualizo. Es un analizador de espectro electromagnético, lo compré precisamente para este tipo de cosas.

—Ah, como eso que usan los viejos en la playa para buscar cosas de valor.

—Bueno, algo así. En fin, lo curioso es que el espectro no coincide, pero, más allá de eso, estas monedas son de oro y de platino, pero tal cual.

—No entiendo... y soy yo el inteligente.

—Yo tampoco...