Partida Rol por web

Tormentas, no es que no me gusten. Pero en este momento casi preferiría estar entre las paredes de un motel y con una cama, no en este lugar perdido, a punto de desaparecer. El grito, el golpe, el gruñido ¿un cerdo? Imposible no puede haber un animal alli abajo, significaria qie hay una granja cerca, con una salida al exterior o que se ha caido por un agujero en la superficie. 

Verlos salir hace que un resorte salte en mi interior y voy a mi mochila sacando el pequeño paquete que hay dentro. De su interior saco una 9mm, la amartilleo quitandole el seguro y apuntando a la trampilla. 

-¿Que ha pasado ahi abajo?, parece que habeis visto a un fantasma. 

Gloria sale despavorida de la trampilla del sótano, como si la gravedad actuase ahora mismo sobre ella. Está demasiado asustada como para prestar atención a las leyes de la física. Aunque Sharpay comienza a hacerle preguntas, ella no hace más que golpearla con el hombro —seguramente sin querer, pues no le desea mal, únicamente no le interesa— y pasa a través de ella y del padre Flaherty. 

Se dirige hacia la cocina y comienza a registrar entre cajones y armarios en una crisis nerviosa. Mueve la cabeza mientras susurra para sí misma en bucle algo así como «Un hombre-cerdo, lo que me faltaba por ver. Después del hombre decapitado, de los niños locos y de los cuervos asesinos. Habrase visto...».

El señor Gambetta estaba claramente afectado por lo sucedido allá abajo, tanto, que nada mas salir busco por la estancia toda puerta descolgada de su goznes que pasaran sus últimos días en el sucio suelo de la cocina y las recogió para llevarlas hasta la misma entrada al sótano, también reparo en las estanterías vacías y las arrastro hasta poder tumbarlas frente a la puerta del suelo y siguió trabajando sin descanso y tan rápido como pudo, hasta crear una pequeña barricada encima de la trampilla en pos de que nada volviera a salir de allí, nunca mas.

Poco después respiro profundamente, recuperando el aliento y observo las caras de asombro de aquellos quienes tuvieron la única buena idea de aquel día, no bajar.
-Hay... algo allí abajo, algo horrible, blanco, como si nunca le hubiera dado el sol... Y es fuerte, le golpee con la llave tan violento como pude cuando intento alcanzarnos con sus garras y... solo se tambaleo y callo... -Se miro la mano aun aferrada a la llave, sin poder soltarla. -Y no era solo uno, mas ojos, mas ojos rojos detrás de eso... este lugar esta... es peligroso debemos irnos de aquí ahora. -Se giro para mirar la salida de la cocina y buscar a Gloria con la mirada. -Tenemos que salir de aquí, esas cosas saben donde estamos, no se quedaran quietas, son depredadores, esas garras... -Se llevo la mano a la frente para secar el frio sudor que le recorría toda la cara.
-Y esas horribles, palabras... ¿Por que aun las recuerdo? Que significan...

Frank parece nervioso, su voz parece temblar mientras explica a sus compañeros lo que ha visto allí abajo, su relato parece fantástico, propio de una cabeza delirante, pero sus ojos abiertos reflejan que por lo menos para el ha sido todo tan real como la lluvia que cae persistente. Gloria, por su parte parece totalmente desquiciada, balbucea palabras que no sois capaces de distinguir, mientras rebusca por la cocina alguna cosa con la que defenderse, si es posible de esa cosa. Esta tan desesperada que se hace pequeñas heridas en los dedos mientras rebusca entre objetos metálicos y oxidados de los viejos cajones, hasta que finalmente encuentra un gran cuchillo de cocina, algo afectado por el tiempo.

-¡¡BUM!!-

De pronto un fuerte golpe interrumpe la explicación de Frank, la trampilla bloqueada, una nube de polvo, cuando algo o alguien la golpea desde el otro lado. A ese golpe le siguen otros, continuos, incansables, lo que sea, intenta escapar del sótano. Y la madera comienza a resquebrajarse.

Frank salto como un niño al escuchar el golpe y tenso mas los músculos del brazo que sujetaba su improvisada arma, si es que eso fuera posible.

-Ya están aquí... -Murmuro a pesar de que deseaba gritarlo, pero el reciente recuerdo de aquella cosa le ahogaba sin dejarlo respirar. -Hay que largarse de aquí ya. -Acomodo su mochila con un aspaviento, antes de caminar aprisa hasta la misma puerta de la cocina e instigar a los demás a seguirlo.

-Es mejor una pulmonía que enfrentarse a eso, ¡VÁMONOS! -Miro a los tres compañeros, en especial a Gloria quien parecía la mas rehacía a escuchar nada que no fueran sus propias palabras y de ser necesario la arrastraría fuera de allí, es mas, lo haría con cada uno de ellos de tener brazos suficientes.

- ¿No hay forma de bloquearla? dijo el asustado sacerdote, - si logran salir pueden darnos caza pronto... comentó y tomó el hacha que había cogido por si aquella criatura o criaturas los atacaba... Se puso al lado de Frank que es el que veía más avispado, y lo siguió...

Mientras los demás discuten acerca de qué hay bajo la trampilla, Gloria sigue rebuscando entre la cocina hasta encontrar un cuchillo en mejor estado que los demás y que no está puto oxidado. Se trata de un cuchillo de tamaño medio de los que se utilizan para cortar cebolla u otras verduras.

Sin prestar atención a su alrededor, ella sigue murmurando y se levanta la manga de la chaqueta vaquera para dejar al descubierto su antebrazo izquierdo. Coge el cuchillo con la mano derecha y comienza a hundir el cuchillo en su brazo con el rostro desencajado.

Tiene el pelo alborotado, está sudando y su camiseta es ya de todo menos blanca. Pronto comienza a mancharse con el color carmesí que la hace sentir viva. Cuando la sangre comienza a fluir mientras traza un círculo, sonríe. En efecto, está viva. «Todavía no estoy loca», piensa.

Otro relámpago esta vez mas lejano, ilumina con un destello el pueblo, la lluvia sigue cayendo, otro golpe en la trampilla, las bisagras metálicas y medio oxidadas se doblan por la presión. 

Con el rostro desencajado Gloria hunde el cuchillo en su brazo, y empieza a rasgar su piel, la sangre espesa, roja chorrea por su antebrazo, empapando su ropa, goteando en el suelo de la cocina.

La puerta no resistirá por mucho mas, y lo que quiera que haya escondido alli adentro, será libre.

Arnold guardó su hacha y fue donde estaba gloria para evitar que siguiera profundizando el cuchillo en su brazo... intentó quitárselo y sacarla de allí. Por algún efecto la muchacha parecía en ese momento estar poseída. - ¡No Gloria!, parece estar poseída... 

Gloria da un paso hacia atrás esquivando al sacerdote mientras termina su obra: dos círculos concéntricos en el antebrazo. Tiene la piel en carne viva y la sangre rezuma hasta el codo. Se lleva el brazo a la boca y la chupa, sonriendo de forma siniestra.

—No se preocupe, padre —tranquiliza, por decir algo, y entonces sale Frank de la trampilla. Gloria abre sus ojos como platos—. No me jodas, ¿el cerdo ha explotado? Mierda. ¡Mierda! ¡Vámonos! ¡Atrancad las puertas!

Y la arquitecta echa a correr hacia fuera del edificio, en sentido contrario a la trampilla y con su cuchillo en ristre.

Frank, quedo mirando la trampilla, mientras el Padre y Gloria se tomaban su tiempo para charlar.
-¡Venga ostias! -Arengo a ambos, antes de que la rubia saliera corriendo, sin llegar a fijarse en su herida, o mas bien pensando que le había pasado algo mientras subía las escaleras, pero nada realmente malo, si aun podía correr de esa manera. -Síguela, ¡que no nos separemos! -Advirtió a Arnold antes de buscar a la cuarta presente.

-¡Sharpay! -Alzo de nuevo la voz, a la vez que se hacia con el hombro de aquella mujer y la empujaba a su lado. -¡Venga, VÁMONOS! -No sabia si la mujer se había paralizado de miedo o era de esas personas demasiado racionales que antes de salir corriendo pensaban en una razón por lo sucedido y perdía el tiempo creando hipótesis antes de ver la fuente de sus teorías.

Y tampoco tenia tiempo para preguntárselo, por lo que si no se movía por si sola después de llamarle la atención, se la llevaría a la fuerza de la mano, no pensaba dejar a nadie, no al menos todavia.

Aterrados por aquello que han encontrado allá abajo Frank y Gloria salen de la cocina corriendo sin mirar atrás, en su locura la mujer se ha herido con un viejo cuchillo, formando una extraña marca en su brazo, que seguro dejara una cicatriz en su piel. El padre Flaherty ha intentando en vano detenerla, pero ha sido testigo en primera persona de como se marcaba a si misma mientras murmuraba palabras ininteligibles. 

Por su parte Sharpay sujeta una pistola en alto, apuntando hacia la trampilla que sigue recibiendo continuos golpes, uno tras otro, combando y haciendo crujir la vieja madera de la portezuela.

De pronto las bisagras oxidadas ceden, la puerta se desencaja y de las profundidades del sótano emerge una criatura espantosa, de piel blancuzca, sin ningún tipo de pigmento, las venas azuladas recorriendo por debajo esa dermis albina, una criatura con cara porcina, pero con colmillos deformes amarillentos y afilados que se alinean irregularmente por su hocico babeante. En un lado de la cabeza tiene un golpe amoratado. Tiene unos brazos largos que acaban en cuatro dedos largos con unas garras sucias, mas parecen patas que brazos. Sus ojos son pequeños, enrojecidos, su mirada rezuma maldad y gruñe amenazadoramente hacia la dirección de Sharpay mientras se agazapa sobre sus cuartos traseros, dispuesto a abalanzarse sobre la mujer.

Viendo al espantoso monstruo y que iba a abalanzarse sobre Sharpay... el sacerdote la tomó por detrás y por la cintura para auparla y sacarla de allí. Iría por donde habían salido sus compañeros para salir de la casa, esperando que la criatura una vez fuera no se sintiera acorralada, y por tanto no los atacara.

-¡Espera Gloria! enciende una puta luz! -La mujer ensangrentada no le costo superarle y seguir adelante, después de todo Frank esperaba que sus otros dos compañeros le siguieran, que hubiera sido lo suficientemente convincente en sus palabras para que no quisieran comprobar con sus propios ojos el horror que se escondía en el sótano, pero al sobresaltarse por el ruido de la cocina, instintivamente miro atrás y vio que aquellos dos aun estaba lejos de decidir hacer lo mas sensato posible, correr por sus vidas.

-¡Jo...joder! -Al sentirse en parte responsable por la seguridad de todos los presentes, quiso volver para sacarlos de allí, pero el simple hecho de recordar aquellas garras y ojos le paralizaban por completo, como si hubiera un muro invisible que le impedía regresar. -¡¡Ven aquí cabronazo!! ¡¡Aun no hemos terminado de bailar!! -Gritaba mientras tiraba al suelo todo a su paso o golpeaba con fuerza las paredes para llamar la atención lo máximo posible. No quería volver a verlo, ni enfrentarse a eso, pero tampoco deseaba ver morir a nadie mas.

Gloria coge a Frank del brazo y trata de evitar que haga más ruido. 

—¿Pero qué haces? —le dice manteniendo un poco la histeria—. ¡¿Qué haces?! —inquiere. Está empezando a sentir un cierto vínculo con el constructor y, si pueden salir los dos de allí con vida, mejor que ella sola—. La luz, a ver, párate un momento. ¡Párate un momento, joder! —intenta mover la linterna que ambos llevan en el casco y que seguramente se ha apagado en algún momento. La estancia se ilumina frente a ellos y, como están el uno frente al otro, probablemente se deslumbren durante un instante.

—Venga, vamos, no podemos hacer nada por Flaherty y Wong si no espabilan... —respira hondo y se limpia la sangre del antebrazo que sigue manando.

Gloria sigue hacia adelante, aunque los demás no le sigan, agarrando fuerte su cuchillo.

El padre Flaherty frena su carrera cuando ve que aquella criatura emerge del sótano, Sharpay parece paralizada y aquel monstruo albino se agazapa para saltar sobre ella, Arnold agarra a su compañera y la aparta justo en el momento justo en el que la criatura se abalanza, interponiendo su cuerpo logra salvar a Sharpay, sin embargo nota como las garras afiladas rasgan la chaqueta y su espalda, causando una fea y dolorosa herida que sangra abundantemente.

Frank se pone a gritar, golpea las paredes intentando provocar a la bestia, Gloria intenta calmarlo mientras su brazo gotea sangre en el suelo, y poco después aparece el padre Flaherty tirando de Sharpay, huyendo de la cocina. Se escucha el estruendo de platos y cacharros metálicos rebotando contra el suelo mientras aquel ser avanza a trompicones.

Un gruñido porcino hace que todos desviéis la mirada hacia la escalera que lleva a los pisos superiores, otro de esos seres olfatea el aire. A cuatro patas en la parte alta de la escalera, sus ojos rojos, hambrientos os miran y suelta un nuevo gruñido cuando comienza a bajar por las escaleras a toda velocidad.

Casi rodeados por completo, tan solo una vía de escape, salir de aquel edificio abandonado hacia la plaza del pueblo, la oscuridad y la lluvia os esperan. O quizá enfrentarse a ellos, aunque no sabéis de donde han surgidos esas criaturas, no parece que sean pocas.

La luz le cegó por un instante, recordando así que el también había salido a ciegas de la cocina, pero el ruido producido dentro de la misma de devolvió instantáneamente a la horrible realidad, mas aun cuando la copiosa sangre de su compañera goteo levemente en su camisa mientras estuviera manipulando el casco.

-¡Joder Gloria! Eso no es un simple corte. -Pero su preocupación, así como su interés por el bienestar de la misma se quedaron en un segundo plano, cuando vio acercarse con la luz de la linterna otra de esas criaturas desde lo alto de las escaleras. -¡¿Y ese de donde coño a salido?! -Grito a punto de lanzarse su llave como quien intenta asustar a una molesta paloma, pero ver llegar Sharpay y Arnold le dio ese empuje de esperanza que necesitaba para tomar la decisión correcta de seguir corriendo y salir de allí; al frio y la lluvia, antes que quedarse con la oscuridad y lo que mora en ella.