Todavía hay gente que habla de la vieja mansión de la llanura. Nadie se acerca, por supuesto, pero los más viejos del lugar hablan de ella con recelo. Los jóvenes de aldeas cercanas han buscado sus restos sin haber encontrado nada más que una vieja estatua de un angel arrodillado, quizás el resto de un pateón... Y a su alrededor nada más: un vacío tan amplio que amedrenta al más valiente. Pero en la Gran Guerra, según los ancianos, hubo una mansión en aquel lugar. No falta quien diga que un bombardeo la destruyó completamente. O quien afirme que tras la batalla un campesino demente, lider de una secta de flagelantes, hizo que sus seguidores la desmontaran pieza por pieza para luego volver a reconstruirla en cierto lugar secreto.
Lo que pasara en realidad con la mansión sigue siendo un misterio, aunque las leyendas abundan. Hablan de un grupo de soldados alemanes que se resguardaron en llevando a dos prisioneros de la tierra. Allí descubrieron horrores sin nombre derivados de los pactos de la antigua señora de la mansión con demonios del abismo. Pero incluso esa historia era posterior a la verdadera caída en el infierno de aquel recinto, pues dicen que antes fue el feliz hogar de una familia joven y adinerada. Una mala noche la enfermedad se llevó de golpe a los dos hijos pequeños, la luz del hogar, y las tinieblas se apoderaron de todo... Fue entonces cuando la madre, loca de dolor, pactó con un viejo demonio que encantó la casa y a todos los que estaban dentro... Y quizás llegase más lejos si no fuera porque al mujer, en su último hálito de razón, encerró a la criatura en la casa con los espíritus de quienes habían sufrido tanto en su interior.
A ese lugar llegaron los soldados y sus prisioneros. Dentro de la mansión se encontraron con la locura y, finalmente, con el mismísimo demonio bajado del abismo. A fuego y metralla intentaron enfrentarse con una criatura que estaba creada solo de caos y maldad, intangible como los malos pensamientos, mientras que los dos rusos, que habían escuchado la voz de madre a través del tiempo buscaban una llave con la que enfrentarse al Mal.
¿Qué pasó finalmente? Las historias varían en este punto. Hay quienes dicen que todos murieron, otros que algunos lograron encontrar un Santuario en el cuarto de los niños mientras los demás se batían entreteniendo al monstruo y, desde allí lograron activar el conjuro que devolvió al ser a su mundo natal, sobreviviendo. Otros cuentan que en el último momento fueron alcanzados por los celosos espectros de la casa que los arrastaron con ellos a las tinieblas, o que fueron presa del mismo diablo.
Pero alguien debió sobrevivir ¿no? Porque la leyenda, al menos, ha llegado hasta nuestros días. Algunos afirman que un soldado alemán acabó regresando a su patria portando un terrible secreto. Otros dicen que el mismo campesino demente que se llevó las piedras de la casa fue uno de los rusos. También se menciona a una anciana que viaja por la estepa con el secreto de la eterna vida y el eterno sufrimiento... ¿Quién puede decir que es cierto y quién no?
Y ahora que la historia se repite y los alemanes cruzan nuestras fronteras para intentar subyugar a nuestro pueblo nuevamente los más ancianos miran hacia la estepa y solo desean que la mansión vuelva a alzarse para convertirse nuevamente en una trampa. Porque el invierno ruso siempre aguarda al invasor desprevenido. Y cosas peores que el viento se ocultan en la nieve...