La puerta abierta mostró, efectivamente, una enorme cocina. Había, tal y como Grüber pensaba, una chimenea al lado de una gran cocina de hierro. Una alacena abierta mostraba un sinfin de enseres de cocina: platos, ollas, cubertería variada: todo lleno de polvo y suciedad. Algunos frascos contenían líquidos amarillentos. Sobre una mesa de madera de gran tamaño reposan varios cuchillos de carnicero.
Pero la mirada de los soldados se dirige hacia el charco de sangre. Hay una pequeña puerta que, al parecer, conduce a una estancia interior de la cocina. Quizás se trate de un lavadero o de una despensa adicional. De la puerta abierta se asoma un brazo descarnado, a medio roer. La piel está apergaminada y huele realmente mal. Pero esa no es la fuente de la sangre. El origen de la sangre es un enorme pero esquelético mastín que yace al lado del brazo roído. Un perro que debió quedar encerrado en la casa y ahora se estaba alimentando del cadáver que yace oculto en esa dependencia interna. Varios impactos de bala han acabado con el animal y esparcido su sangre por toda la cocina. Los ojos vacuos del can observaban a los militares desde su posición en el suelo.
- Un... perro... era solo... un perro... Hahahahaa...- Karl lanzó una sonora risotada. De pronto se calló y miró hacia arriba - ¿Qué ha sido eso?
PNJ.
Todos aguzaron el oído ante la indicación de su superior. Efectivamente se escuchaba algo: algo bajaba las escaleras desde la planta más alta. Algo enorme y muy pesado... Aunque parecían pisadas el cuerpo que las provocaba tenía que pesar un quintal. Se escuchaba claramente el crujido de las escaleras de madera sufriendo el peso de alguien de tamaño considerable. Las pisadas se detuvieron un instante y luego se aceleraron, en esta ocasión caminando por el piso de arriba... ¿Eran los rusos? Improbable: ninguno de ellos tenía un peso tan considerable.
Pieter avanzó despacion hacia las escaleras, luego con la mano indicó a sus compañeros que iba a subir al piso de arriba agarro con fuerza su rifle y comenzó a avanzar escaleras arriba esparando que sus compañeros le cubrierar comenzó a subir.
No, no, no. Tenemos que dejar de correr detras de cada ruido. Parece que asi nos conducen a su terreno.
El medico esta francamente asqueado. La vision del perro le habia dejado un amargor en la boca y en el resto del cuerpo. Y de repente. Alguien mas. Si que parecia que hubiera un gigante en el piso de arriba. Pero que mas daba. Alli solo quedaban los granjeros rusos que tenian como rehenes. Nada le importaba si morian o vivian. Se habia prometido pegarles un tiro en cuanto los viese.
Volvio la mirada una vez mas hacia la cocina ensangrentada. Si que era posible encender un fuego, pero el tufo a sangre aria imposible estar en aquella habitacion.
Al menos el perro no habia tenido oportunidad de atacarles. Seguramente estuviera contaminado por la dieta que llevaba y fuera portador de muchas enfermedades. Era sin lugar a dudas una amenaza menos.
Agito un poco la cabeza, con la idea de despejarse rapidamente y pensar que hacer.
No podemos ir corriendo tras cada ruido. Tenemos que hacernos fuertes en algun lugar. Y luego hacerles venir. Si vamos tras cada ruido, nos terminaran matando.
Miro al sargento expectante, creia con todas sus fuerzas que no deberian de ir tras los rusos o lo que quiera que hubiera arriba. Y solo la voz de un mando militar podia hacer desistir a los soldados de saciar su curiosidad.
Tras ver al perro, Hans no pudo evitar sentirse aliviado en cierta forma, pero no se tranquilizó del todo. Ese perro se debió quedar encerrado, y se alimentó de otros soldados. Quién dejaría un perro aquí dentro, encerrado? Y que motivo tendrían? Acaso lo usaban para que se comiese los cueros sin dejar marca, pero ese olor... Era demasiado para que no pasase desapercibido.
Muchas otras preguntas, algunas sin sentido, pasaron por la mente de Hans, hasta que oyó un ruido que le heló la sangre. Se puede saber que es esto? Parece que está bajando! -susurró a sus compañeros, apremiándolos para que le siguieran dentro de la cocina- Huyamos, Gruber, llévanos donde quieras pero escondámonos antes de que ese monstruo nos encuentre! Quizás en esa despensa estemos seguros, aunque, hay otro cuerpo... Pero no podemos quedarnos aquí!
Hans, maldita sea, cubreme, viniste aqui para protegerme, pues cubreme y no pienses en salir corriendo. La poscion superior es mejor para ser defendida, pero si voy solo estoy acabado hermano, necesitare fuego de cobertura, por si acaso y si arriba no hay nada sera mejor sitio que esta cocina...vamos, jamas vi a unos soldados con mas apego a una existencia tan triste como la que nosotros vivimos ahora...esto no puede mejorar quedandonos quietos...Comentó Pieter mientras seguia subiendo por la escalera...
Al oír a su hermano hablarle, Hans salió de la cocina, a la que estaba intentando hacer entrar a sus compañeros. Salió de ella con la tez blanca por el estrés de la situación y por lo que su hermano le había dicho. Tenía razón, Hans estaba allí solamente para evitar que su hermano hiciese locuras. No le importaba quién ganase la guerra, tenía una vida tranquila y acomodada y ahora estaba rodeado de cadáveres, luchando por sobrevivir a algo que ni siquiera entendía. Su primer pensamiento fue en agarrar a su hermano por el cuello, meterlo en un armario de la cocina y cruzar los dedos para que el supuesto gigante no tuviese el raro impulso de querer ordenar los botes de las especias.
Pero se contuvo, y lo que hizo fue subir las escaleras que Peter ya había subido, parándose a medio camino. Intentando no alzar la voz, llamó la atención de su hermano y le contestó.
Que no puede mejorar? Sea quien sea el que está bajando se conoce la casa mejor que nosotros. Si lo vamos a buscar nos acorralará! -le dijo mientras mantenía el fusil en alto, esperando no tener que disparar por encima de los hombros de Peter- Atrincherémonos, quizás no nos encuentren y podamos salir de aquí cuando amanezca...
-A la mierda con todo...
Octavius cambio el cargador al arma el cual estaria en las ultimas y una vez echo esto cogio con fuerza el arma y se dirigio hacia donde provenian los ruidos
-Yo no me voy a quedar esperando a que me encuentre, se lo pondre dificil.. JA, estoy arto de que las pesadillas me encuentren, esta vez sere yo el que las encuentre
Con determinacion Octavius avanzo hacia aquel peligro pesado que parecia avecinarse sobre ellos
si alguien mas sale hacia alli pues voy con el xDD, o que se venga, vamos a darle marcha que si no no acaba nunca esto xDD
Tenemos granadas master?? di que si porfis plese
El sargento Karl parecía colapsado por la situación. Observaba el perro muerto con ojos cansados, ajeno totalmente al movimiento de sus hombres y a sus palabras. Estaba claro que algo en su mente se había roto totalmente y ahora ya no le dejaba ni actuar. Grüber comprobó que sus palabras no habían convencido a sus compañeros ya que se dirigían a toda velocidad hacia el distribuidor, subiendo escaleras arriba.
Mientras tanto Karl ya estaba alcanzando la primera planta. Las escaleras se cruzaban con otras que subían a la segunda planta y varias puertas conducían a puntos conocidos: a la izquierda hacia el recibidor, hacia la derecha hacia el comedor. Otras dos puertas, al frente, iban a lugares desconocidos. Algo se había colado por una de ellas. Karl no había alcanzado a ver que era, solo una sombra difusa, casi una neblina... Algo tan intangente que de ninguna forma podría provocar aquel ruído de pisadas... Y sin embargo lo provocaba. Había desaparecido por la primera puerta.
Octavius subía por la escalinata cerca de Karl, con las armas prestas, mientras Hans avanzaba casi a trompicones... Su hermano estaba arriesgando tanto...
Solo Grüber permanecía todavía en el umbral de la cocina, en la planta inferior...
Sí, tenéis dos granadas cada uno.
Pieter comprobó con cierta satisfaccion que a todos les ocurria lo mismo que a él, por un lado una sensacion de terror y un deseo de salir de aquella endemoniada casa le atenazaban y por otro, no podia resistir el ser presa, preferia morir siendo cazador...en eso se habian convertido, ya no eran soldados, aquello, desde luego, distaba mucho de una unidad del ejercito aleman, este maldito frente ruso....es lo unico que llegó a pensar Pieter mientras de vez en cuando comprobaba que sus compañeros le seguian escaleras arriba.
Mierda, mierda ,mierda.
Eran las palabras que se repetían una y otra vez en la cabeza del médico. La gente que lo acompañaba se había vuelto completamente majareta. Si bien Hans parecía estar desacuerdo con él, no titubeo ni un instante para seguir a su hermano escaleras arriba.
Todo el jodido mundo se había vuelto una locura, y aun se preguntaba que hacía en el todo aquello. Solo tenía que seguir vivo en aquella estúpida guerra y sobre todo sacar su culo de aquella mansión y volver a su pueblo, un lugar tranquilo, con problemas que fuera capaz de afrontar, y donde su palabra fuera escuchada por alguien.
Parecía imposible que una unidad de soldados estuviera tan fuera de sí, como para buscar en territorio enemigo a algo o alguien indeterminado, no era sensato. Pero qué demonios la sensatez había desaparecido de su vida minutos antes, cuando aquella niña venida de los más hondo de los infiernos de Dante le había tocado la mano.
No le quedo más remedio que subir las escaleras algo mas rezagado. No le hacía gracia subir, no le gustaba ese plan. Era un suicidio. Pero quedarse abajo con aquel extraño perro mirándolo a los ojos, tampoco parecía un buen plan.
Así que escalón a escalón desando lo andado. Subió viendo las espaldas de sus compañeros. Y llego para ver que la casa seguía igual de tétrica y silenciosa como cuando bajo. Era normal que una casa en aquellas condiciones les hiciera sentirse incómodos. Pero las cosas que se sucedían parecían ir a peor por instantes.
Tomo una decisión en aquel momento. Seguiría al grupo y abriría fuego sobre cada cosa que no fueran ellos. Y quizás la tormenta y la noche dejaran paso a un nuevo día y a la libertad. Pero para eso aun tenía que pasar por mucho.
Su decisión fue férrea. A partir de aquel instante no gastaría mas saliva, no daría más recomendaciones o instrucciones, a pesar de que parecía evidente que era el único cuerdo en aquella casa. No diría nada, se limitaría a actuar como lo hicieran los demás, y cuando todos menos el hubieran muerto, tomaría sus decisiones sin sentir que obligaba a ningún aliado, a ninguna alma a seguir su propio destino.
Acabemos con esto muchachos.
Después de aquella última frase, Corrió como un loco hacia la puerta abierta por donde podría estar aquel ser tan pesado. Solo tenía una vida que perder, y parecía que no fuera suya en aquellos momentos.
Corría y disparaba intentando matar algo que quizás ni siquiera estuviera allí.
Mientras Octavius corria hacia lo que parecia su sino, por su cabeza volvieron a pasar una y otra vez las imagenes horrendas que como siempre torturaban al soldado, seria algo normal a lo que ya estaba mas o menos acostumbrado si no fuera por la tension del momento, aquella casa no deberia de estar alli, pero les habia tocado a ellos vivir la situacion. Agarrando el arma tan fuerte como pudo y provocando que sus nudillos se volvieran casi blancos Octavius imprimio a su ritmo mas veloz una determinacion que seria implacable: seguiria hacia delante como hasta ahora. No era de los tipicos rendidos aunque aquello le costara la vida, -quizas asi me una a las horrendas-
Los pasos le estaban llevando hacia lo que fuera que hubiera alli...hacia el final de aquello o hacia su propio final? Pero si moria, moriria con un arma en la mano, una granada en la otra y una gran mueca de asco ante la vida que le habia tocado vivir
Pieter siguió avanzando, ponia un pie delante de otro y siempre comprobaba que el escalon donde ponia el pie fuera lo suficientemente solido, no le gustaba la idea de quedarse varado en aquella escalinata y menos en aquella casa, a merced de lo que quiera que hubiera alli.