Partida Rol por web

Nieve Carmesí V

La Mansión

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10/03/2009, 13:16
Karl

Un nuevo rayo ilumino aquel caserón mostrando una posible vía de escape para aquella fatídica noche, mientras el trueno ensordecía el silbar de la artillería en la batalla, el Teniente alentaba a sus soldados a gritos.

-¡Ya lo han oído, muévanse vamos, vamos! Usted también Grüber, ayude a la prisionera a correr y no se separe de ella, yo cerrare la marcha.-Gritaba mientras los demás no perdían un segundo mas y empezaban de forma rápida pero ordenada a correr hacia aquella casa.
Karl no disfrutaba llamando prisionera a una mujer a la que se vieron obligados a capturar en mitad de su huida. Pero eso era exactamente, una simple prisionera usada de guía.
Aunque aun desconocía el porque una campesina estaba en mitad de la nada sola, y esa fría mirada... era la misma que el resto de rusos a los que habia abatido durante la guerra, ahora se preguntaba si todos los rusos eran de carácter tan férreo, pues hasta ahora no se había parado a pensar en el enemigo, como algo distinto.

Con el rifle al frente y la mirada fija en sus hombres, corría el ultimo cerrando la formación, procurando que su casco se mantuviera en su cabeza el máximo tiempo posible.
-Que nos deparara esta agria noche...

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10/03/2009, 15:37
Grigori
Sólo para el director

Los  perros alemanes estaban asustados, no sabian que estaba ocurriendo, ni donde estaban realmente, tal vez los habia despistado mientras nos moviamos. Hacia frio, se que no lo soportarían, ni ellos ni esa debil mujer a la que no había echo caso en ningun momento desde que la habian capturado, podrian atacarla los lobos que no la ayudaria a menos que fuera algo que me diera algun beneficio. La sonrisa se volvio mas amplia en el rostro mientras la ocultaba y volvia a ajustarme mi chaqueta, no solo era por frio sino por saber que seguia mi oro ahi dentro cosido, a salvo de los cerdos.

Alli, no habia heroes, nunca los hubo, solo los que querian sobrevivir como ese estupido que se ofrece voluntario, pero no, no lo seria, no le dejarian. Los obuses de nuevo, surcaban el cielo nocturno entre la niebla, acabarian por destruir a tan insolita compañia, solo era una situacion que no esperaba ver ni en el futuro inmediato, miedo tal vez pero su rostro no lo mostraba, no de momento, fingir mas bien ante todo mientras sigo a esos locos a su funesto destino.

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10/03/2009, 15:45
Grigori

Una vez mas ajustaba su chaqueta para reguardarse del frio mientras ignoraba a todos los que habia a su alrededor, y solo se centraba en la vision de esa luz que habia no muy lejos, pero tampoco cerca.  No entiendo que decian, su idioma es raro, extraño para mi. Sopla de nuevo sus manos para entrar en calor mientras comienzan a oirse los obuses, un nuevo ataque, un nuevo  dia en el que sobrevivir.

Solo quieren marcharse, un golpe en mi espalda, uno de esos cerdos hablandome, asintio sumisamente mientras comenzaba a avanzar todo lo rapido que sus maltrechos pies en las botas humedecidas por la nieve dejaba entre la nieve virgen amontonada hacia la salvacion o la destruccion.  Las manos a la vista de posibles habitantes de la casa, que supieran quien era el peligro y quien el sumiso, el que no haria nada. 

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11/03/2009, 02:02
Alexeva

Alexeva jadeó un momento, y al siguiente, recuperó el aire y se irguió como si nada hubiera pasado. Las explosiones la habían mareado en primera instancia, pero ahora sólo eran otros golpes más, de los tantos a los que estaba siendo sometida. Uno más junto con la nieve impiadosa, el viento con el filo de un cuchillo, las astillas de madera clavadas como flechas, y el incesante griterío de los alemanes detrás de los ruidos de la batalla. Avanzaba como podía, en parte agachada y protegiéndose la cabeza con los brazos, con los ojos fijos en todas partes buscando sin éxito de dónde vendría el siguiente. Con esa niebla y aquel cielo sin ninguna luz, sólo iluminado por las saetas de la pólvora y el fuego de las explosiones, le era imposible divisar más allá que a siete u ocho pasos. La luz allí delante parecía, en medio de aquel infierno, un delirio.

Escuchó al soldado que se había dirigido a su compatriota. Su gesto se volvió más frío que la propia nieve en la cual se estaban hundiendo. Tardó un solo segundo en darse vuelta, con los dientes apretados, deteniéndose en su avance. De pie sin moverse en medio de las esquirlas y las bombas, cuando todo sentido común indicaba que debía correr por su vida, Alexeva rompió su mutismo de repente. Su mirada se clavó en la del soldado que estaba amenazando al otro ruso con la muerte, cruel amenaza infundada, cuando de todas formas pensaba matarle pronto. Su grito se perdió entre los estallidos, pero el tono de su voz fue más claro que cualquier otro sonido.

- ¡Sviniye!

Tras decir eso, y apenas mirando el terreno, Alexeva no esperó al soldado asignado a su lado. Las bombas caían una tras otra, los estruendos se sucedían cada vez más seguidos, y en aquel escenario, correr por su vida o huir quedaban totalmente confundidos. Entonces se echó a correr tras los gritos del alemán jefe, como pudo y lo más rápido que logró, sin dejar de proteger su cabeza de los estallidos. Su mirada estaba fija en la casa, pero su atención estaba totalmente dispersa. No podía concentrarse cuando el ataque venía desde tantos lados, ni cuando el peligro la encerraba en todas direcciones y la ameanzaba con un fusil en su espalda. Ni se fijó si el alemán que le habían asignado había reaccionado y estaba corriendo a su lado. Su dirección era la que el alemán jefe había dictado. Alexeva no iba a esperar más.

Notas de juego

Sviniye: Según me han dicho, es algo aproximado a "cerdo" en ruso. La página no me lo deja copiar en cirílico, aparentemente, pero me parecía bueno así por ser una única palabra.

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11/03/2009, 04:12
Hans

Motas de barro cayeron sobre la gélida cara de Hans. El infierno estaba sobre sus cabezas, si no avanzanban de una vez por todas hacia la luz, algún proyectil daría en el blanco y acabaría con todos ellos. Sin discriminación ninguna.

A las órdenes del teniente, el artillero comenzó a correr a marchas forzadas, mirando a cortos intervalos de tiempo al resto de sus compañeros. Parecía que todos estaban a salvo de momento. Movió sus piernas una vez más intentando avanzando lo más posible que estás le permitieran. No había salida salvo la luz.

- Corramos! - Fue lo único que llego a pronunciar Hans. Ahora avanzaba en el centro del grupo, eso sí, lo más cerca  posible de su hermano. Si Pieter caía el también lo haría.

Por un momento volvió a su mente una preciosa sonrisa en una tarde de primavera. Era la sonrisa de su esposa, Helen. Hasta en los momentos más difíciles estaba presente. Esa imagen, provocó una leve muega de felicidad en su cara, a la vez que le llenaba de fuerzas para seguir adelante.

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11/03/2009, 10:03
Dieter

-¡CORRED!...¡CORRED!... - el soldado Dieter ya jadeaba, como todos, por el esfuerzo y la tensión -. ¡Este jodido bombardeo va a acabar con nosotros! ¿Son los rusos o son los nuestros? ¡MIERDA!... ¡CORRED!

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11/03/2009, 10:06
Teniente Diederick

-¡NO PERDÁIS LA FORMACIÓN!... ¡VIGILAD LOS FLANCOS!...¡CONTROLAD A LOS PRISIONEROS! - el Teniente Diederick no paraba de soltar órdenes a gritos mientras corría de espaldas con doscientos ojos puestos en tantas direcciones como podía.

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11/03/2009, 10:24
Director

La alocada carrera les acercaba cada vez más y más a la luz, y al hacerlo, una sensación de ominosa irrealidad iba penetrando en sus mentes, pero no dejaron de correr. Finalmente el resplandor tomó forma y una enorme Mansión solitaria, erguida en medio de ninguna parte, salida de la nada, creciendo ante sus ojos.

El viento aullaba aún más, henchido de tormenta, henchido de lamentos ululantes arrancados de gargantas inexistentes. Un paseo flanqueado de álamos desnudos conducía hasta la puerta que coronaba la impresionante reja que presidía el muro que rodeaba toda la casa. Los árboles batían sus ramas, agitaban los dedos faltos de hojas, azotándoles cuando paso a paso avanzaban hacia ella, venciendo con dificultad la ventisca, soportando apenas el aguijón de la arena, la tierra y la nieve mezcladas, que hería sus rostros, sus manos, y doblegaba sus cuerpos.

.. y las bombas seguían cayendo a su alrededor..

Aunque la visión era inquietante, aunque a medida que se acercaban una impresión de desasosiego, de vida latente a pesar del evidente estado de abandono era más y más palpable, no se detuvieron tampoco por ello, no volvieron atrás ni tan siquiera una mirada. Esa luz era un refugio en las tinieblas, un oasis en el desierto.

Llegaron a la reja, una magnífica pieza de hierro forjado que mantenía un color negro profundo entre los claros que los densos zarcillos de enredadera seca, espinosa, dejaban entrever. Se alzaba hasta muy por encima de sus cabezas, y a lo largo se perdía en la niebla, rodeando sin duda toda la casa. La puerta estaba abierta de par en par, desencajada una de sus mitades, inclinada y atrancada en la nieve, y firme la otra en el suelo helado. En ella el hierro forjado se retorcía en unas caprichosas formas simétricas, estrellas y espirales acabadas en sendas puntas de lanza, al igual que las que erizaban la parte superior de toda la reja.

Desde allí se divisaba ya en toda su grandeza la Mansión, un edificio imponente y regio, que algún día había debido brillar en toda su gloria, pero que ahora sólo lucía apagado en el resplandor mortecino de la nieve. Y se vislumbraba también lo que debía haber sido un frondoso jardín, pletórico de fuerza. Ahora los cipreses y los cedros vencían sus ramas por el peso de la nieve acumulada, y a un lado, más lejos, las ramas de unos sauces llorones se inclinaban, agotadas, tristes, llorosas. Algunas esqueléticas, despojadas de las hojas, rozando con sus huesos la superficie helada de un pequeño estanque... una fuente de piedra, gris, rota...

...y aún más lejos, en un rincón, entre volutas vivas de niebla cambiante, una estatua. Una mujer, pálida la piedra, quizá mármol, una hiedra trepando en su base. Y, tras ella, adivinándose apenas, pero inconfundibles, las cruces y lápidas de un cementerio...

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11/03/2009, 10:34
Director

Conforme te vas acercando a la carrera hasta la reja de entrada a la mansión comienzas a sentir algo extraño, una inquietud que crece y crece en tu interior como una fatiga incontenible que surge de tus propias entrañas. Es un sentimiento perturbador, incómodo y desagradable. La certeza de que algo va mal.

No puedes explicar en qué se asienta. Simplemente lo notas, como ya te ocurriera tantas veces en tu vida. Tu espíritu es capaz de captar cierto tipo de cosas: ¡como el mal! Y eso es precisamente lo que te golpea en el alma al acercarte a la mansión. En su interior puedes percibir una presencia ancestral, un poder irresistible, apenas contenido entre sus muros. La impresión de un mal puro, innato, total.

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11/03/2009, 12:28
Pieter

Pieter flanqueó las verjas de hierro forjado corriendo de espaldas.

Una vez dentro del helado jardín volvió la vista al frente y se paró en seco al observar la mansión. Esperaba cualquier cosa menos eso.

Notas de juego

Post editado

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11/03/2009, 13:21
Octavius

Una punzada, un dolor, un "alfiler" metafórico, pareció traspasar el cerebro de Octavius, dejando por unos segundo su mirada vacia, observando la mansión.
El continuo corriendo hacia la vivienda, pero sus pasos flaqueaban mas y mas, mientras se acercaban a esta.

-¿Y ahora como se los explico?, me creerán loco.- Meditó unos segundos hasta que modifico su primera idea. -Pueden estar esperándonos adentro. Posiblemente sea una trampa.- se excusó.

-Nada bueno proviene de esa casa, nada bueno.-

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11/03/2009, 18:30
Grigori

Atraviesa las verjas de hierro mientras siente como si estuviera pasando a otro mundo, a otro lugar en este caotico sitio. Descuidado como era por esta maldita guerra, por todo lo que estaba pasando. Un rapido vistazo a todo lo que habia alli, a todo lo que se podia ver entre la niebla, entre la oscuridad que nos atenazaba, intentando llegar a un lugar seguro.

Habla por fin y solo para decir una palabra asi, creo que puede que se lleve una sorpresa luego con esos alemanes, seran lo que ella quiera pero tambien son los que tienen las armas, no deberia olvidarlo.

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11/03/2009, 21:43
Grüber

 

A Grüber No le gustaban las armas, como todo soldado estuvo obligado a usarlas durante la guerra, pero las circunstancias no las hacían necesarias.
!Señora por favor sígame!.
Dijo       Grüber      marcando el paso y intentando guiar a la mujer rusa hacia su la casa.
!Permítame velar por su bienestar!
Dijo   Grüber         manteniéndose férreo pero respetuoso, mientras corría asustado por el silbido de las bombas  en ningún momento dejo a la mujer rusa desprotegida.
Esta eran las ordenes y el juramento hipocrático no le permitiría tampoco dejar a otro ser humano tirado frente a la adversidad, cuando finalmente se adentro en la mansión su corazón pareció llenarse de tranquilidad
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12/03/2009, 00:01
Karl

Y tras ser el ultimo en pasar por aquella triste verja, de quien sus días gloriosos solos son recordados por los arboles que ahora lloran al suelo, echo un ultimo vistazo hacia atrás asegurándose de que era el ultimo y no había nadie mas a quien recoger, un nuevo rayo ilumino la zona como si su curiosidad hubiera sido complacida por la tormenta dejándolo ver: arboles caídos, barro removido y luces intermitentes producidas por la guerra, una visión a la que estaba acostumbrado y en al no ver soldados medio enterrados en aquel páramo lluvioso, gritando de dolor o pidiendo a sus madres que no les olviden, llegaba a ser hasta agradable.

La voz del medico le saco de su mutismo, dejando atrás aquella entrada para adentrarse en el triste jardín y acercarse a el.
-No quite sus ojos de ella, obsérvela, vele por su bienestar y mantengala con nosotros, se que no es tonta y no intentara huir, pero tal vez si intente otro tipo de argucia distinta, no entable conversacion alguna con ella, ni deje que se le acerca, tan solo mantengala vigilada.-Le ordeno antes de palmear su hombro y seguir adelante entre sus hombres, indicando con un ademan de mano que se mantuvieran quietos y en silencio, tan solo se dirigió en palabras a uno de ellos aquel que no conocía personalmente pero al fin y al cabo ahora era parte del pelotón.
-Octavius ¿Verdad? No pongo en tela sus palabras pero ahora su cometido es el vigilar a este hombre, sea su sombra, no se separe de el, pero tampoco se sobrepase, no necesitamos movimientos innecesarios.-Asintió con la cabeza antes de dejarlo atrás.

Continuo hasta al Teniente Diederick, un hombre nervioso y enérgico, eso era bueno en la batalla siempre que tuviera cabeza y el la tenia, así pues, pensó en acercase a el y esperar sus ordenes.
-Señor la casa puede estar fácilmente habitada por cualquiera de los bandos, tal vez mas gente que haya buscado refugio antes que nosotros o inquilinos que no supieron escapar de la batalla a tiempo por tener apego a su casa, que hacemos. ¿Un reconocimiento previo, un ataque directo?-Pregunto sin mirarlo, alzando la mirada para observar desde que ventana o entresijo salia aquella luz que los llamaba como canto de sirenas.
-Que se supone que haremos de estar habitada, ¿Ocuparla por la fuerza? No es una idea que me guste.

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12/03/2009, 04:26
Alexeva

Alexeva traspasó las rejas con la velocidad de su propia inercia. A su lado había llegado el alemán asignado, que le gritaba mientras intentaba arriarla como si fuera ganado. Las bombas y los gritos habían cedido ante el soplo del viento, y en sus oídos habían quedado lejos, como aplacadas. Dentro de ese perímetro, el sonido parecía refractarse sobre sí mismo y le llegaba como a través de un muro de imposible dureza. O quizás era que el latido de su pecho ocupaba toda su atención, o la adrenalina llevándose todos sus sentidos, o era que su concentración había vuelto a fijarse de repente.

Aquella mansión era algo totalmente inesperado para Alexeva, e hizo que se detuviera en seco. Las palabras del alemán ya habían pasado, y no había manera de asociar su movimiento con las indicaciones. Se sucedió un diálogo al que la mujer pareció no prestar ninguna atención, pues no reaccionó en lo más mínimo; pero cuando volvió su cabeza para mirar a quien hablaba, Grüber pudo creer con toda certeza que no les entendía ni una palabra. Los ojos de Alexeva volvieron a la mansión, y se quedaron en la estatua lejana. El hombre que se dirigía al jefe de los alemanes apenas había terminado de hablar.

Hizo su propia evaluación de la casa mientras perdían el tiempo deliberando, para llegar a la conclusión de que al menos por rusos aquella no debía estar habitada. Trató de divisar huellas en la nieve que terminaran en la entrada del lugar, aunque con poca esperanzas dada la lluvia de cosas que las habrían borrado de seguro. Miró al cementerio: las cruces le indicarían cuál era la procedencia de los habitantes de aquel lugar; jamás los animales alemanes enterrarían sus muertos de la misma forma que ellos, los rusos. Luego miró a las ventanas, observó como pudo los posibles accesos, y se hizo una idea de cuánto aguantaría la estructura si era impactada por una bomba. Desconfiaba de estar dentro de una cosa como esas cuando el peso de todas las piedras se desplomara, sin control ni aviso, tras un ataque.

Miró al fusil de Grüber, que estaba tan cerca de ella que casi podía tocarlo. Lo miró a los ojos, como si le estuviera desafiando a usarlo contra ella. Sin embargo, por algún motivo, Alexeva desistió de ponerlo más nervioso y se parapetó detrás de la primera barrera natural de protección que encontró. Desde allí, de nuevo protegiéndose la cabeza, esperó a que sus captores decidieran si querían morir dentro o fuera de aquel lugar.

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12/03/2009, 08:56
Director

La Vieja Mansión, La Casa Maldita, El Hogar de los Muertos... ahora que se encontraban tan cerca los dos rusos identificaron la tierra en la que se hayaban. Aquel lugar tenía tantos nombres como historias circulaban sobre él. Casi todo el mundo por la zona había oído alguna o varias de ellas y sabía que aquella es una casa prohibida, donde nunca va nadie y de la que nunca sale nadie. La mayor parte de estas historias coincidíann en que la mansión perteneció hace décadas a una familia influyente y adinerada sobre la que cayó una horrible maldición. Es a partir de ahí donde las lenguas difieren. Hay quien dice que se volvieron locos y se mataron entre ellos, otros afirman que fueron castigados por el tipo de vida que llevaban, por poseer más de lo que Dios les había entregado en suerte, hay quien cuenta que fue cosa de brujería, magia negra, el demonio y un sin fin más de patrañas. Por supuesto todo esto son leyendas, supersticiones del pueblo, pues nadie se ha atrevido, que se sepa, a internarse en ella.

Pero la guerra lo cambia todo y los alemanes se creen superiores incluso a la muerte... y hacia allí se dirigen ahora.

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12/03/2009, 09:28
Pieter

Con el movimiento del resto de la compañia Pieter salió de su ensimismamiento.

Se fijó entonces en el profundo rastro que habían dejado hasta la verja, como el de un animal herido que huye del cazador. Por suerte la tormenta arreciaba y sus huellas pronto serían cubiertas por una capa de nieve virgen.

Volvió su mirada de nuevo a la mansión y observó las ventanas superiores, si alguien los seguía al menos desde allí tendría un buen ángulo de tiro para abatir a quien pudiera acercarse.

Se acercó hasta Karl al trote, sin soltar su fusil en ningún momento. Se cuadró ante el superior.

-¡Señor! ¿Quiere que tire la puerta abajo, Señor?

 

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12/03/2009, 10:49
Hans

Miró hacia un lado y otro hasta que la vió, una imponente mansión estaba frente a ellos. Siguió avanzando con su fusil mirando hacia uno y otro lado. Parecía que nadie había conseguido llegar hasta ellos. Pero eso no era del todo seguro.

Llegó con el resto a la uerta forjada. Y entró, no dejo de apuntar a todo lo que se movía, por si acaso, posiblemente quizá hubiera alguien allí todavía, cus compañeros tenían razón. No debían apresurarse.

Contempló la mansión con toda su atención posible, en verdad era maravillosa, pero estaba ya demasiado deteriorada. Se quedó esperando las ordenes de su superior mientras se aproximaba a lo que antaño sería la puerta principal de la mansión.

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12/03/2009, 11:30
Director

La carrera que habían mantenido durante los últimos minutos se refrenó levemente al llegar ante la construcción. Se encontraban ya a las puertas del terreno que rodeaba la mansión. Frente a ellos se levantaba el muro que delimitaba el mismo y la reja de acceso.

Uno tras otro fueron atravesando el límite del muro y entraron en el jardín de la casa. Despacio, paso a paso. La mirada fija en las ventanas. La mitad del grupo se encontraba ya en el interior del recinto, mientras que otros aún permanecían en el exterior.

De nuevo los silbidos de los proyectiles volvieron a sonar sobre sus cabezas. Aquel sonido resultaba desgarrador, una promesa de muerte, una tirada al azar, como una gigantesca y macabra ruleta rusa. ¡Qué término más apropiado!

Uno de aquellos silbidos se prolongó más de lo habitual. Sonaba cerca. Muy cerca... cada vez más... parecía que iba a caer...

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12/03/2009, 11:36
Teniente Diederick

-¡¡TODOS A CUBIERTO!! – el grito del teniente, acompañado de un salto a tierra, les confirmó lo que ya parecía inevitable. El proyectil caería entre ellos.

Notas de juego

Tirada de agilidad para todos.