Partida Rol por web

Nieve Carmesí V

La Mansión

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20/03/2009, 06:54
Grüber

!Si mi Sargento!

Dije acercándome  mi maltrecho compañero

Tendrá pulso?......
Pensé mientras comprobaba sus signos vitales.
!Compañero por dios! respira.....
No seria el primer compañero que muriera en acto de servicio pero como buen medico la supervivencia de todos, sobretodo la mi misma era importante.
Creo que...........

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+8)
Motivo: Conocimientos 8
Resultado: 5(+8)=13

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20/03/2009, 12:11
Director

La Guerra es el Infierno.

Lo decían los que regresaban del frente, escupiendo sangre, con los pies gangrenados, con los nervios quebrados por las semanas de bombardeos constantes. Lo decían los que transportaban las municiones a través de kilómetros y kilómetros de trincheras atestadas de ratas, de cuerpos, de soldados con ojos vacíos que no sabían si estaban vivos o muertos. Lo decían los que llegaban a retaguardia con la piel escaldada y los ojos licuados, escupiendo sangre por el gas mostaza.

La Guerra es el Infierno.

Pero incluso en el Infierno hay lugares terribles.

La tormenta. La niebla. El bosque. La confusión de no saber dónde estaban, a dónde ir, qué hacer. El peso del arma en sus manos ese lastre, segundo a segundo, haciendo que les dolieran los músculos, entumeciéndoles los dedos.

La tormenta y los obuses. Las explosiones.

No puede haber un lugar peor.
No puede existir nada peor.

La guerra es el Infierno.

En ese momento, todos pensaron lo mismo... o quizás no. Un repentino escalofrío navegó por su columna vertebral cuando escucharon el golpe seco y sordo que provocaron las puertas al cerrarse, antes incluso de que Hans y el Sargento Karl llegasen hasta ellas. El eco del impacto se extendió por salas vacías y pasillos abandonados, al mismo tiempo que un reloj comenzó a sonar en la mansión...

Una... dos... tres... hasta diez campanadas, marcaron las diez de la noche.

El sonido de la última de ellas quedó cortado de repente con la explosión de un obús en las cercanías de la casa.

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21/03/2009, 15:26
Grüber

Notas de juego

Llegue ha comprobar si pieter estaba bien?

Bienvenido al nuevo master

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22/03/2009, 11:27
Pieter
Sólo para el director

Los ángeles llevaron al soldado, que ya no vestía uniforme sino una brillante túnica blanca, hasta las puertas del cielo. Atravesaron el umbral y aquella reja de oro y piedras preciosas se cerro tras ellos suavemente.

Una vez dentro Pieter pudo escuchar las campanas celestiales, como dándole la bienvenida.

Solo lamentó que su hermano no estuviera allí, con él, pues sabía que donde se encontraba solo había sufrimiento y dolor. Aquí sin embargo... esas palabras ni si quiera existian, empezaban a diluirse en su mente, perdiendo su significado.

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23/03/2009, 02:44
Hans

Apoyó a su hermano en las escalinatas lo más despacio que pudo. Intentando no hacerle más daño del que ya tenía. Sobre su frente caían grandes gotas de sudor que no tardaban en solidificarse debido al frío en el que se encontraba.

Nervioso y con las manos temblorosas, se rascó la cabeza con insistencia sin saber cual sería su siguiente paso. Tenía miedo por Pieter, no había podido cumplir lo que sus padres le habían encomendado.

- Hermano, estás bien? Por Dios hermano levantate. Soy yo Hans, todo está bien, estamos a salvo, despierta... - Repetía una y otra vez mientras le daba pequeñas bofetadas en la cara.

Una y otra vez seguía diciendo las mismas palabras, desesperado. Que su hermano despertara es lo que más deseaba en ese momento...

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23/03/2009, 13:39
Director

Notas de juego

El estado físico de Pieter es de extrema gravedad. Para salvarlo necesitarías un quirófano completamente equipado y gran cantidad de material del que no dispones ahora mismo.

No crees que sobreviva más allá de unos minutos.

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23/03/2009, 17:41
Alexeva

Alexeva giró sobre sí misma. Las puertas se habían cerrado, y con ellas, se había ido su primera posibilidad. Algo dentro de sí, más grande y fuerte que los rumores o las leyendas, le dijo que aquellas no se abrirían de nuevo. Convencida de lo que dictaba su instinto, dirigió a los alemanes una mirada helada, más fría y más cortante que los propios hielos eternos de su amada patria. Su arrogancia había cavado sus propias tumbas, y demonios como lo eran y no podrían dejar de serlo, habían arrastrado con ellos a todo quien estaba a su alrededor. Ahora le restaba a ella caminar entre el enemigo, que ya no sólo eran ellos, si no también aquellas paredes y su propia memoria. Le tocaba cargar contra la experiencia de quienes habían pisado ese territorio y no habían vuelto para contar sus horrores.

No se movió: permaneció a la expectativa de cada movimiento, mientras que volvía a explorar lo que había más allá del arco. El exterior era un infierno, como sólo los hombres podían genrarlo. El interior pronto se transformaría en un infierno, como sólo podía suceder cuando dos depredadores, convencidos de que el otro es la víctima, se hallan de pronto encerrados en una misma celda. Pero, mientras daba uno o dos pasos tentativos, probando la libertad de sus movimientos bajo la amenaza del arma que la apuntaba, Alexeva sabía la verdad de ello.

Alemania era el infierno.

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24/03/2009, 06:54
Grüber

Sigue vivo!!!!Pero....
Tras un análisis exhaustivo de la situación grüber tenia  muy claro que eso era solo un estado temporal...... sin un quirófano morirá pronto.
!No durara!, Hans despídete rápido apenas durara unos minutos mas.
Tras esos minutos (el siguiente trozo de texto esta ubicado tras la muerte de pieter minutos después)
Maldita guerra!!!! estoy HARTO de enterrar buenas personas ¿de verdad merece la pena mi Sargento?, que se nos perdió en estos helados paramos rusos.....!hace solo 4 días eran nuestros malditos aliados!.

Finalmente miro  alexeava y con un tono mas conciliador, pero consumido por grandes dosis de amargura

Y tu niña !solo somos hombres!, los tuyos no son mejores que nosotros, tanta sangre inocente podemos tener nosotros como vosotros por tanto por favor no nos mires con esos aires de superioridad.

Tras recuperar la compostura solo dice.
Descanse en paz

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24/03/2009, 08:52
Director

Con las primeras palabras del doctor, y siguiendo las indicaciones de Octavius, trasladaron al herido al interior de la sala cuyas puertas estaban abiertas.

La estancia en la que entraron era una gran habitación que en su día debió estar dedicada tanto a la lectura como a la música. Un gran número de estanterías recubrían las paredes y entre ellas y repartidos por toda la habitación había al menos doce altos candelabros macizos de cuatro brazos que darían en su día abundante luz a la estancia. El ala opuesta de la estancia estaba dominada por un piano y un arpa, que se mostraban imperturbables al paso del tiempo, estáticos sobre una tarima de madera. Tras el piano había un pequeño banquito, y sobre sus teclas, una hoja de partitura.

Las estanterías se mostraban repletas de libros, la mayoría bien ordenados, uno junto a otro, aunque cubiertos por una gruesa capa de polvo. A pesar del paso del tiempo y del estado general ruinoso de la vivienda, aquella habitación en concreto mostraba un buen aspecto. Excepto quizás en una de las estanterías pues en ella los libros estaban tumbados y desordenados, esparcidos sin criterio y bastante maltratados.

Una gran lámpara de araña, profusamente decorada, colgaba del techo. Sus patas no acababan en bombillas como era de esperar, sino en labrados candelabros que representaban a unas criaturas a las que únicamente se las podía definir como damas de la noche, mujeres con el rostro alargado, gesto lascivo, largos colmillos, un par de rubíes por ojos y que sostenían las velas entre sus brazos con total devoción como si de la propia fuente de la vida se tratase.

En la pared del fondo, a un lado del piano, había una puerta de madera cerrada. A la derecha, a mitad de la pared, una segunda puerta también cerrada completaba los accesos a la estancia, junto con la que ellos mantenían abierta.

Como la habitación no tenía ventanas, la única luz existente es la que se filtraba a través de la propia puerta que ellos estaban ocupando, así pues toda la estancia permanecía en penumbras.

Colocaron a Pieter sobre una mesa que había en el centro de la habitación y el doctor Grüber dedicó todos sus esfuerzos a mantener en su interior la poca vida que le quedaba... parecía un trabajo en vano.

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24/03/2009, 10:13
Grüber

..............

- Tiradas (1)

Tirada: 1d8(+8)
Motivo: Conocimientos 8 (intento desesperado)
Resultado: 3(+8)=11

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24/03/2009, 19:56
Grigori
Sólo para el director

Una sonrisa perdida mientras la casa nos llama, una pena que la mujer no se de cuenta que este es un buen lugar no solo para morir, sino para algo mas, para sobrevivir, no creo en las viejas leyendas, ni en historias de locos.

Entrar, si, sobrevivir lo primero. Las campanadas, no me preocupan mucho, al menos se que hora del dia es. Que se ocuparan de sus muertos, es como iban a acabar todos. Si solo se diera cuenta que es la hora de hacer cosas y de ser paciente, muy paciente, demasiado paciente. Todo con calma y se vera como acaba todo.

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25/03/2009, 02:22
Hans

- Nooooooooo!!!!! - Su voz era desgarradora y seca.

Unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos cada vez con más frecuencia. Esas pequeñas gotas caían sobre su hermano una y otra vez. Quizá era demasiado tarde, pero no podía aceptar la muerte de su hermano todavía.

- Grüber, porfavor, haz algo, lo que sea...mi hermano se vá y no podemos hacer nada más...Por Dios...haz algo...

No pudo articular palabra alguna después de aquello, rompió a llorar desconsoladamente, sin poder hacer nada más. Su mundo se iba lentamente...y no había nada que lo remediara.

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25/03/2009, 14:30
Octavius

Octavius permaneció impávido ante los gritos y el pedido del Hans. Continúo monótonamente observando la habitación, como si el resto de los sonidos, que crecían en potencia en la habitación, fueran solo un eco de la guerra.

Se acercó al librero desordenado. Sintió curiosidad por el mismo. -¿Cuál será el libro que habrán estado buscando?- Se pregunto mientras intentaba leer los lomos de los mismos, cuya tierra volvía casi ilegibles. No sin antes decir en ruso: -Tú, campesino, busque algo para encender las velas, que no podemos quedarnos en la oscuridad total.-
-Recuerda.- e hizo una pausa, -que si no podemos vigilarte, te convertirás en una amenaza, y ante una amenaza….- otra pausa realizó y se dirigió a la campesina. –Tú también podrías ayudarle, que tu futuro esta ligado también al del él.-

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25/03/2009, 15:46
Karl

Karl quedo sorprendido al ver que las puertas se cerraron solas antes incluso que sus manos cayadas pudieran rozar su madera.-Sera el frió viento de Rusia.- Pensó, y volvió la mirada a sus camaradas con los brazos en jarra buscando un lugar donde asentarse y pensar con tranquilidad.

Octavius; aquel extraño soldado, pareció darle la respuesta al declarar la biblioteca como nuevo campamento, el sargento accedió y ayudo a Grüber a desplazarse hasta allí, mientras el resto ayudaba con el cuerpo del hermano de Hans.
Una vez tumbado el cuerpo y dado el diagnostico por parte de aquel pobre doctor, obligado como muchos otros a esta absurda guerra, torció la nariz a modo de disgusto, un hombre menos significaba un punto de apoyo menos, así como la disminución de moral de su tropa, que a pesar de no estar entablados en batalla parecían desesperados al igual que el.
Pronto llegaron las preguntas por parte de alguno, del porque esta guerra y para que fin, unas preguntas que ya estaba cansado de escuchar y a las cuales nunca tenia una respuesta clara.
El era uno mas de ellos, acataba ordenes y seguía su instinto, que iba a hacer sino, era lo que se esperaba de el al nacer entre una familia militar.
Resignado resoplo y miro al furibundo apoyando una mano en el doctor.
-Somos soldados hijo, estamos aquí para servir a nuestra patria y ir alli donde se nos necesita, las ordenes eran claras, el problema es la mente de los que las dictan.-Dijo mirando las heridas de Pieter.

-Parece que sufre, si va a morir, puede darle algo, ¿Para que muera en paz, ¿Soldado?-Pregunto antes de que los gritos desesperados del hermano mayor lo obligaran a mirarlo.-Soldado, céntrese, la perdida del soldado Pieter la sentimos todos, pero morirá por su patria, es tal y como el quería morir, por su nación, por la gloria de Alemania. Lo mejor que puede hacer ahora es admitirlo y asistirle en sus minutos finales.-Dijo antes de alejarse de ellos para observar lo que sus dos hombres restantes hacían.

Octavius parecía nervioso, al contrario de Dieter; un soldado callado pero obediente, un soldado que nunca le gusto demasiado, era poco humano incluso para la guerra misma donde ser frió era un requisito obligado.
-Buena idea hijo.-Asintió ante las amenazas que procuraba a los rehenes, no por sus palabras, sino mas bien por sus ideas.-Dieter acompañe a Octavius y a los dos Campesinos en busca de una luz, supongo que una vela serviría, yo mismo tengo un mechero.-Palabras que acompaño con un cigarro encendido entre la comisura de sus labios.
-Que va a ser de nosotros...-Pensó mientras daba la primera calada a ese placebo alargado y buscaba con la mano libre aquel diario del teniente que se había guardado, asegurándose de que aun seguía con el.

Notas de juego

Siento mi retraso.

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26/03/2009, 05:01
Alexeva

La poca luz que entraba a la habitación pegaba en los ojos de Alexeva, volviéndolos dos fuegos enormes encendidos a la mitad de la penumbra. Los gritos de desesperación de uno de los soldados eran coronados por comentarios fríos del jefe, a los que ella no prestó ninguna atención. Al alemán médico, que le había dirigido la palabra, le contestó con una mirada fría sin ninguna emoción parecida a la amargura, sin nada parecido a la arrogancia, con algo muy parecido al odio. ¿Cómo podía ser tan hipócrita, de gritar por el sinsentido de la guerra, y aún así aceptar la idea de cargar con prisioneros de la misma? ¿Cómo podía escudar su contradicción detrás de su aparente humanidad? ¿Cómo se atrevía ese hijo del infierno a ponerlos al mismo nivel, a pretender justificarse, acusándolos de defenderse cuando ellos eran los que habían empezado la guerra?

¿Cómo se atrevía?

Alexeva frunció las cejas mientras el otro alemán continuaba gritando, de modo cada vez más desgarrador. Toda ella estaba oculta en las sombras de aquella habitación sin luz, pero lo poco que tenía iluminado daba una perfecta cuenta de su ubicación y de todos sus movimientos. Su compatriota seguía sin tener reacción alguna, y ante su total inacción y entrega, ante su total falta de dignidad frente a la situación extrema, Alexeva tuvo la sensación de que podía ser un doble informante caído en desgracia. Aquello no era ninguna certeza alentadora, pero de pronto la creyó la más adecuada para describir la situación. Fuera eso o fuera un cobarde, incapaz de luchar por sí mismo y menos aún de luchar por Rusia, para la situación era lo mismo: era una ausencia. Alguien en quien no se podía contar, y alguien a quien no valía la pena salvar. Trató de mirarlo a los ojos para verificar su pensamiento, al menos para cerciorarse de que estaba equivocada y todo aquello sólo era una pantalla, como eslabón de un plan final. Pero el alemán asignado a él se le acercó y le habló, le amenazó sin conseguir una reacción notoria. Alexeva lo estaba mirando aún cuando el alemán se dirigió a ella.

- Mi futuro no está ligado al de nadie - pronunció en ruso con toda claridad, y lo miró directamente a los ojos - Pero el futuro estaba afuera. Aquí adentro lo han regalado, todos ustedes. - hizo una pausa, semejante a la que el alemán había hecho dirigiéndose al otro ruso - Como lo hizo su jefe.

Dio la vuelta, con la iluminación siguiendo cada uno de sus movimientos. Echó una mirada a lo que podía ver de la habitación, reparando en cada uno de los candelabros, y la disposición de los muebles. Llevó sus manos a las estanterías, y empezó a tantear con cuidado y suavidad, concentrada en su tarea. Se fue desplazando hacia el costado, y así salió de la luz directa, quedando sumergida en la penumbra misma. Buscó aberturas o cajones, lenta y deliberadamente, desplazándose así hasta el piano mismo y buscando dentro del banco si había alguna vela de emergencia. Al final, se quedó de pie a unos pasos del piano, mirando a la lámpara de araña del techo. No indicó su hallazgo: no era el perro de caza de nadie. Sólo su mirada y repentina atención comunicar a los alemanes que tenía cerca de aquella posibilidad, que aparecía como única al menos por lo pronto.

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26/03/2009, 05:35
Alexeva
Sólo para el director

Notas de juego

Mientras busca una vela o algo parecido, Alexeva también está tanteando por algo que pueda servirle de arma cuerpo a cuerpo. Un cortapapeles, una pluma, un trozo de madera afilada... Cualquier cosa de esas.

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26/03/2009, 09:01
Grüber

Y Peter se apago..........
Llevaba un buen rato inactivo, seguramente muerto , todos sus esfuerzos por salvarlo quedaron en un leve suspiro , la sangre perdida y el extremo dolor causado por la quemadura total de parte de la epidermis hacían ese su salvación algo casi imposible pero todo y con eso sus compañeros pudieron ver algo en GrÜber ......una pasión desbordante por salvar vidas, pero  ni todo eso parecía vastar.
Y Peter se apago.......

tras eso solo la rabia de fracasar.

 

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26/03/2009, 11:55
Director

Las manos del doctor Grüber estaban cubiertas de sangre. Incluso su rostro mostraba alguna salpicadura debido a la celeridad con la que trabajaba sobre el maltrecho Pieter. El sudor cubría su frente, su rostro e incluso su pecho, a pesar del frío reinante. Se afanaba nervioso por hacer todo lo humanamente posible. Las venas de su cuello se mostraban hinchadas por la tensión.

Mas todo fue en vano.

A pesar del esfuerzo y de los muchos minutos que dedicó a tratar de reanimarle después de que su corazón dejara de latir por sí mismo, finalmente el soldado Pieter se sumió en la oscuridad. Sus ojos permanecían abiertos, la mirada perdida, el gesto contraído en una mueca de dolor. Quieto, muy quieto.

Todos dejaron escapar el aire contenido y se hundieron un poco más allí donde se encontraban. Los hombros cayeron, las cabezas apuntaron al suelo. Alguna lágrima escapó de los ojos de aquellos que más le conocían. Hans gritaba desconsolado al doctor Grüber para que hiciera algo más, para que salvara a su hermano.

Pieter había muerto.

Justo en ese momento, un sonido procedente del piso superior les sobrecogió el alma.

Se aferraron a las maderas del suelo con los dedos y las uñas. Apretaron los dientes y abrieron desmesuradamente los ojos. Alguien dejó escapar un grito: ¡Dios! ¿Qué es esto?

Una mujer lloraba en la habitación que se encontraba inmediatamente encima de ellos.

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26/03/2009, 12:31
Grüber

Ningún medico podría haber echo más en estas condiciones....
Pense mientras los chillidos de Hans resonaban en mi cabeza.
Con Peter llevo 16 pacientes perdidos en esta guerra, pero el computo con vidas salvadas aun era positivo y era lo único que me permitía no llorar.
Hans yo......
en ese momento un llanto que parecía arrancado del mismísimo infierno parecía atraparnos, como si de una tela de araña se tratara supe que ese sonido no era exactamente humano.
Sus ojos se cruzaron unos segundos con los de alexeava y a pesar de la oscuridad, estaba seguro que ella podría captar sus pensamientos:
Tenias razón, estamos condenados y esto es la puerta del mismo infierno.
Pero era un hombre de ciencia y no podía permitirse esos pensamientos.
seguro que tiene alguna explicación

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26/03/2009, 17:16
Director

Notas de juego

La habitación está llena de velas y cualquiera de os alemanes tiene un encendedor, creo que el propio sargento está sacando el suyo.

En cuanto al arma... mmmm... en esta habitación está complicado. Libros todos los que quieras, pero armas... a no ser que utilices uno de esos pesadísimos candelabros de metro y pico, pero como que no te veo yo a golpazos con todos los alemanes, ¿no?