Partida Rol por web

Le hago a un Bluestone un gesto de silencio, como el que él ha pedido, y e intento observar con más detenimiento a los trabajadores en los momentos en que alguna rendija lo permita. Y sé que no es -aún- lo que buscamos, pero también aprovecho, conforme avanzamos todos con sigilo, para hacer alguna fotografía. Ese equilibrio extraño entre estar atenta al instante presente y dejar fijado el pasado. Pruebas. Nos han pedido pruebas y aún no sabemos lo que vamos a encontrar. 

Atrás dejé el arma principal, para hacerme con la pistola y el silenciador que Bluestone nos hubiera dado, no parecía la mejor de las armas contra el pequeño ejercito personal del brujo, pero mientras estuviéramos en sigilo buscando el objetivo, entendía la razón de llegar simples pistolas.

De nuevo en ultimo lugar deje espacio a Palmer para que sacara sus preciadas fotos, esperando que el ruido de la lluvia tapara nuestras pisadas mientras nos adentrábamos en busca del objetivo, preguntándome si Lepus sabría hacer su trabajo.

No hay ninguna trampa ni alarma en la puerta de vuestro almacén.

Observando con el objetivo de la cámara a través de las rendijas, Palmer divisa varias cosas interesantes:

Están apilando cajas y sacos bajo un cobertizo abierto (es decir, solo techo y columnas de madera) en lo que parece una plaza. Como si estuvieran preparando para cargarlos en algo.

Hay unos tipos que no parecen laosianos, más bien contrabandistas camboyanos. Parecen ser invitados a los que miman con mujeres y comida. Están en una mesa tomando el fresco y jugando a las cartas distraídos. ¿Habrán venido a por opio o heroína? El gran río Mekong está cerca, y es una ruta del tráfico de droga.

Dos milicianos empujan una carretilla cubierta con una manta. Tienen una mueca de asco en el rostro. Y al pasar por delante de vuestro almacén veis que una mano ensangrentada cuelga fuera...