Partida Rol por web

Voláis de Washington a Seattle. De Seattle a Alaska. De Alaska a Okinawa (Japón), donde dormís unas horas. Tras unas seis horas en la isla (lo justo para dormir un poco), cogéis un vuelo a Manila. Son casi catorce horas de vuelo. Clase turista. Comida de avión.

Tantas horas de vuelo os dan tiempo para hablar y conoceros un poco. 

En la base de Clark (en Manila) un avión Hércules de carga os espera. Es incluso menos cómodo que volar en turista. Llegáis a Indochina sacudidos, pero no agitados.

El aeropuerto militar de Da Nang, en Vietnam del Sur, es una inmensa explanada llena de hangares redondos de uralita. Tras un traqueteante aterrizaje, salís por la compuerta y estiráis las piernas. La humedad es del 90 por ciento, y el calor de unos 33 grados. Esperáis que las tierras altas de Laos sean más saludables... 

Un joven teniente va a recibiros.

- ¡Hola! ¿Han tenido buen vuelo? Soy el teniente Ingalls. Ustedes irán conmigo en el vuelo a Laos.

Alguno de vosotros menciona que esperabais al capitán Hunt. Ingalls explica que fue herido en un atentado callejero (algo habitual en Saigon), así que él está al mando de la sección de marines*.

En la base recogéis ropa de camuflaje y equipo para la misión. Cantimploras. Raciones. Botas. Binoculares. Rifles de asalto. Etc.

Solo os falta una cosa: el francotirador. El Cabo Lepus. ¿Dónde se habrá metido?

Preguntando por él os informan que tenía un permiso de 24 horas (que terminaba hoy). Seguramente se fue a la ciudad de juerga.

Horas y mas horas de viaje, de un aeropuerto a otro, de un avión a otro. Ya por fin estaba en Vietnam, no lo echaba de menos, pero estaba mas cerca del destino final. Con la cantidad de horas necesarias para llegar, es imposible no charlar con el resto del equipo, charlas superfluas, y banales, las típicas de la hora de la cena. No me parecían mala gente y tenían experiencia y conocimientos si las cosas se torcían. Algo que solía suceder en esta pare del mundo con mucha facilidad. Un joven teniente nos recibe al salir del avión, nos da una breve charla y recogemos el equipo. Todo va según lo planeado, claro que muchas veces, las palabras planear y militar no pueden ir en la misma frase, y esta no iba a ser diferente. El francotirador que debemos escoltar resulta que no esta, tenia un pase o no se que historias, resoplo, empezamos bien pienso para mi. No quería hacer de niñera y tener que ir a buscar a un soldado por los antros de Da Nang, si es que todavía estaba en la ciudad. ¿Que hacemos?, pregunto a los demás. Aunque lo que de verdad quería preguntar es si es el único francotirador en los Marines.

Procure dormir lo máximo posible o al menos aparentarlo, por dos razones: no sabíamos cuanto tardaría la misión en ser completada y algo me decía que allí no conseguiría descansar presa de los nervios; siempre es lo mismo por más veces que repita, siempre estoy nervioso durante un trabajo. Y bueno, la segunda es que no soy bueno para las charlas superfluas, supongo que ser tímido seria la palabra adecuada, pero simplemente creo que no tengo conversación que ofrecer y prefiero que no me pregunten por el tiempo o alguna estupidez parecida, si no hay nada que decir para que forzarlo. -Por un demonio... -Me lleve la mano a la frente al escuchar sobre el capitán Hunt, si tu superior no aparece en un principio, teme lo peor y mas si estamos hablando sobre sectas y locos. Y aunque no tuve intencion de confirmar sus palabras, no dejaba de dudar de las mismas. Supongo que soy desconfiado por naturaleza pero prefuiero no mostrarlo tan pronto. -¿HaceR? -Me pase una vez mas la mano por la frente molesto por aquella falta de profesionalidad. -Pues ir a buscarle supongo y rezar para que nuestro francotirador no este tan borracho que no sepa ni donde tiene las manos. Espero que su retraso se deba a una cama ajena, que a una melopea.-Me re-coloque el chaleco nervioso. -Habrá que preguntar donde es la zona de fiesta. Joder. ¿Tenemos una foto del susodicho?

Preguntando en la base, os dicen que Lepus se fue con un grupo de soldados a uno a un bar conocido. Tomáis prestados un jeep para buscarle allí. Pero se ve que ese lugar solo fue la primera etapa de una noche de farra. Así que seguís el rastro de antro en antro, hasta que finalmente encontráis al grupo. Pero Lepus no está allí. Dicen que aunque hacia lo mismo que ellos, pero parecía estar ausente. 

Preguntar sin pausa y alguna propina os lleva hasta una chabola infecta al lado del río Song Sai Gon. Allí está Lepus, sentado en una esterilla en el suelo fumando, con su petate preparado al lado. Está contemplando el cadáver de un soldado americano, por encima del cual corretean las cucarachas, que se alimentan de la sangre y el vómito que manan de su nariz y su boca. Tiene una jeringuilla aun clavada al brazo.

Lepus os cuenta que el pobre desgraciado se ha metido una sobredosis ("no pude hacer nada por él"). 

Le explicáis quien sois, coge sus cosas y viene con vosotros.

Por fin encontramos al cabo Lepus. ¡Joder!Exclamo cuando veo la escena, el tipo de rodillas delante de un muerto por sobredosis con la aguja aun clavada en el brazo. El cabo nos mira y nos dice que no pudo hacer nada por el. No se, no parece estar muy centrado, intento ver si sus brazos tienen alguna marca de pinchazos o de agujas pues no me gustaría estar bagando por la jungla con un drogadicto. Recuerdo fumar marihuana y divertirme con los chicos cuando no teníamos misiones. Borracheras, peleas y algún que otro cigarro de marihuana, pero eso era todo, no conocía la heroína, pero si que conocía los efectos que causaba, me habían contado de soldados totalmente idos que se levantaban y simplemente corrían hacia las balas, otros sufrían alucinaciones en pleno combate, mil y una historias que no sabia si eran ciertas o no, pero tampoco quería averiguarlo. Mierda no pienso poner mi vida en riesgo por un maldito Yonki

Al final acabamos haciendo de putas niñeras para un tipo que ni conocíamos y tal y como iba el tema, me esperaba lo peor. Pero ni por todos los peniques del mundo hubiera llegado a la conclusión de que nuestro francotirador era un maldito yonki, como esos pilotos que esnifan antes de cada vuelo o marineros que en vez de pillarse un pedo y romper un par de muebles de bar y acabar con los nudillos sangrando y la cara hinchada, se van en busca de ganar el record en enfermedades venéreas. -¡Por un demonio! ¿Tu eres el francotirador que tenemos que escoltar? Un capullo que duerme cerca de un cadáver aun caliente? -La visión de aquel hombre era diferente a otros que había visto, este no tenia un tiro o cuchillada, este no había muerto en combate o por sus ideales, el cadáver, simplemente se suicido por querer tener un momento de "subidón", era un capullo, uno que no conocía pero un capullo como muchos otros. -Me cago en todo... -Me gire, para patear lo primero que estuviera a mi alcance y alejarme un par de pasos para intentar tranquilizarme o toda aquella búsqueda acabaría en un acto inútil.

- Ha sido un puto accidente.- Lepus tiene una mirada fría como el hielo. Tal vez esa crueldad suya es útil para un francotirador de élite.

No habláis en el trayecto de vuelta al aeropuerto. En el avión los marines ya han cargado las cajas. Os embutís todos en la cabina y despegáis.

El vuelo es aun más incómodo que el de Manila a Saigón. Hablais un poco con los marines, excepto por Ingalls, que acaba de llegar de la academia militar, tiene todos cierta experiencia en la guerra. Juegan a las cartas y intercambian historias.

A mitad del vuelo, veis que una caja mal apilada se va a caer encima de un marine...

Tras varias horas de sobrevolar bosques, montañas y aldeas de bambú y madera, llegáis a una pista de aterrizaje... Poco más que una área despejada de arbustos y árboles, donde un campesino hace señales con una bengala.

El avión aterriza a trompicones. Los marines descargan las cajas. El campesino tiene varias mulas escondidas. Unas cajas pasan de las mulas al avión, y mientras se cargan las armas en los cuadrúpedos.

El piloto, de aspecto hippie, con camisa hawaiana y barba, os dice que volverá en 60 horas a recogeros... Y sed puntuales. No espera a nadie.

Nos metemos en el avión, un cacharro de transporte grande y gordo, donde la comodidad y el lujo brillan por su ausencia. Fijaciones de remaches a la vista, partes del fuselaje con manchas y pintura saltada, correas de sujeción deshilachadas, esto podía llevar cajas de fruta, soldados, maquinaria, bidones de combustible o cualquier otro tipo de carga pero eso si, todo con el mismo grado de comodidad. Veo una caja suelta y que esta a punto de caer sobre un Marine, y rapidamente intento evitar que caiga sobre el. Intento descansar, pero no puedo, y tampoco puedo sacarme de la cabeza al Lepus, por lo que miro y lo observo de vez en cuando. Por fin llegamos, y el piloto, igual que su avión, ambos toscos y desagradables.

- Gracias amigo.- dice el marine cuando Bluestone le salva del accidente. Le da un cigarrillo.

Lepus ha pasado todo el vuelo silencioso mascando chicle. 

El avión se va, y es hora de mirar los mapas.

Tenéis unas 12 horas de marcha por la selva, en dirección Oeste, y cruzar un río antes de llegar al complejo del general Bao.

El teniente Ingalls y sus marines van al Sur a una aldea de la tribu Hmong a entregar los paquetes. Luego regresarán al mismo punto para esperar al avión.

Si deseáis que los marines os asistan, tenéis que ir con ellos y luego convencerlos de que os sigan. 

Me mantuve al margen todo el tiempo de viaje, todo a lo que fuera posible, aun tenia mis reticencias sobre el francotirador que debíamos escoltar y por eso me acerque al resto del grupo para discutir un tema, que pensaba importante. -¿No creéis que deberíamos mantener cuento mas gente con nosotros? Al menos hasta que estemos seguros que él. -Señalando al cabo Lepus. -¿Este en el punto indicado y con la mejor de las formas? -Sin conocer el escenario aun tenia mis dudas si esa misión seria rutinaria, dentro de lo que puede llamarse en esta división rutina, o acabar siendo un dolor de huevos.

Finalmente conseguimos llegar a nuestro destino. Y no ha sido un viaje fácil precisamente. Lo sentí mucho por Pete y Charlie que tuvieron que ir a buscar al francotirador ellos solos, pero había cosas que tenía que preparar. En cualquier caso reviso que tengo todo lo necesario antes de bajar del avión.

Desde luego un tipo encantador el piloto. Tenemos una misión que no sabemos el tiempo que nos va a llevar y encima con esas prisas. Apenas nos dan dos días.

Escucho a Charley pero niego un poco. Tenemos dos días y medio para ir, cumplir la misión y volver. Sin saber la distancia que hay hasta donde van los marines no podemos saber si nos va a dar tiempo a todo o no. Estaríamos arriesgando la misión casi sin haberla empezado. Yo soy partidario de ir directamente y por el camino este ya se espabilará.

Preguntando a Ingalls averiguáis que tenéis uns 8 horas de caminata hasta la aldea donde entregan las armas.  Serían 8 horas y luego 12 hasta la base del general, y luego 12 horas de vuelta.

Hago un recuento mental de las horas mientras miro los mapas y, sin levantar la cabeza, les digo a los muchachos:

-Sé que voy a parecer la misma pesada y tarada de siempre pero... -ahora sí levanto los ojos, marcando con el índice la base del general-, recordad que también voy a necesitar tiempo para las otras mierdas...

Miro primero al cabo Ingalls, y hago un gesto con los brazos como de disparar un fusil invisible:

-Después de bang bang... Estoy segura de que os vais a empalmar y os pondréis a bang bang también a todo lo que se mueva... Pero yo voy a necesitar tiempo, y cobertura, para buscar las cositas raras... Ya sabéis. 

Miro ahora a mis compañeros, mientras hago un gesto como de ponernos en marcha.

-No son solo traficantes y chulos. Ahí deberíamos encontrar mucha mierda. Rara. Chunga. Y la querré ver toda...

Os separáis aquí de los marines. Ellos se van con sus mulas a su misión, y vosotros a la vuestra. Os espera una buena caminata por escarpadas colinas. La guerra ha provocado que muchas aldeas queden abandonadas, así que no os crucéis con nadie. 

No es una caminata agradable. Hay nubes de insectos, serpientes, senderos traicioneros y una combinación de ambos.

Tras pasar la mayor parte del día marchando con el equipo a cuestas, llegáis a las marismas cercanas al río Kha al anochecer. Decidís que la zona más boscosa es la más adecuada para evitar centinelas (la base según el mapa no está muy lejos). 

Quieter está admirando el paisaje cuando se acerca demasiado al borde de una ladera... Una serpiente se escurre entre sus pies y está a punto de despeñarse cuando se sobresalta. Logan lo agarra de la mochila a tiempo.

- Cuidado.