Partida Rol por web

Karl escuchó a Sandra cuando pasó el brazo por detrás de su cuello. Para su sorpresa, notó un leve calor en el rostro, pero esperó que nadie se diera cuenta.

—Deja las bromas para cuando salgamos de aquí —refunfuñó con voz torpe.

Cuando la técnico respondió a Valerie y le pidió que la durmiese, el soldado respiró hondo y asintió.

—Está bien. Tal vez sea lo mejor para estar seguros.

Y sin demorarse más, clavó la gruesa aguja en el brazo de la chica, a través de su traje. Lo había hecho mientras hablaba, para cogerla desprevenida y reducir la impresión del pinchazo.

—Vamos, no perdamos tiempo —se impulsó hacia la ventana destrozada del laboratorio, arrastrando a Sandra.

Utilizando el sistema del traje para recibir intravenosas¹ Karl durmió Sandra, que se desplomó entre sus brazos. El soldado la sostuvo con una inusitada delicadeza² para, usando los propulsores de su traje, regresar hasta la Cira.

Desde la nave de exploración Robert monitorizaba todos movimientos y preparaba el sistema para la criogenización..

— ¡¡Eh!! ¡¡Karl!! ¿¿Vas a dejarme aquí?? ¡¡Vuelve a por mi, muchacho!!

Desde la pantalla de su casco Val seguía los movimientos del soldado, y su dulce transportar a Sandra. Comprendió la prioridad del joven militar, pero esperaba que realmente no se olvidara de ella.

Por lo demás, la decisión de dormir a la técnico había sido inteligente, por encima de los sentimientos. Y ahora ya sólo faltaba huir de allí. Los toques en la puerta, tal como habían quedado, abrir la puerta, salir por el boquete, y regresar a la Cira. Y regresar... con la Cira.

El médico observó, sorprendido, la extraña escena de intimidad entre el militar y la ahora dormida técnica de comunicaciones.

Tratando de disimular sus propias sensaciones habilitó un par de las cámaras de hibernación de la Cira y se preparó para realizar su tarea de control lo más rápido posible. Sin embargo, en su interior, sabía que no encontraría nada. Solo el hecho de que Sandra hubiese permitido que la inyecten le daba la tranquilidad de que lo que iba a encontrar en su mente era solo a ella misma. Pero no por ello pensaba dejar de asegurarse. Solo esperaba que con Doble-R tampoco hubiera sorpresas.

— Valerie, fíjate si puedes abrir la puerta de seguridad y seguir a Karl. Con las botas imantadas debería poder hacerlo sin problemas. Y yo esperaría a que estemos todos juntos antes de comenzar a recuperar la información de lo que pasó aquí , para lo cual necesitaremos a Sandra, y luego para poder irnos, para lo que necesitaremos a Doble-R —

— Realmente, dejar a la estación sin aire no es algo que me preocupe demasiado — completó — Quizás hasta es más seguro que sea así —

EPÍLOGO

El infante se cuadró al entrar en la sala, haciendo el saludo militar.

— Señor: han pasado todas las pruebas psi. No hay peligro de contagio.

Douglas McKer era el comandante en jefe del Protectorado. La máxima autoridad militar de esa zona de la galaxia. Era un hombre curtido en todo tipo de batallas, tanto del espacio como de los despachos. Seguía mirando el informe del 'Incidente Hécate'.

— Gracias soldado. Puede retirarse.

Cuando quedaron a solas se dirigió a la otra persona que estaba en la sala. Sirana Louer era la Directora General de Investigaciones del Protectorado:

— Hemos tenido suerte de haber ubicado en ese lugar la estación. Será más fácil mantener la contingencia para su estudio. El equipo de rescate será debidamente promocionado y todos han firmado el acuerdo de confidencialidad previo. De hecho esperamos que tras un merecido descanso se reincorporen al servicio porque son, sin duda, una unidad de élite. Hará falta tiempo para que se recuperen de lo sucedido pero si han logrado sobrevivir a esto sin conocimiento previo de lo que se enfrentaban están preparados para cualquier cosa.

Luego encendió una holopantalla que representaba aquel sector, remarcando la posición del planeta E505:

— He instaurado una zona de contención con un perímetro de naves en los sistemas adyacentes. Tengo un destructor en el sector 505 para actuar en caso necesario.

— No será necesario. He preparado un equipo de psíquicos del más alto nivel para esta misión. Sabemos que como mínimo queda un huésped en uno de los cuerpos, Timothy Summers. Lo extraeremos y retendremos en una Cápsula de Negación.

— ¿Cómo podemos estar seguros de que eso lo contendrá? ¿Se da cuenta de lo que podría pasar si un huésped domina a uno de los psíquicos más poderosos del universo?

— Entonces su destructor cumplirá su labor. Por muy alto que sea el alcance del poder de esas... mentes no podrá cubrir el espacio entre el destructor y la base Hécate.

— ¿Está dispuesta a sacrificar a un equipo con los mejores psíquicos que ha tenido el Protectorado?

Louer suspiró, probablemente haciéndose la misma pregunta, pero luego respondió con firmeza:

— Cada persona de ese equipo sabe a lo que se enfrenta. Están preparados. Y están dispuestos a sacrificar sus vidas con tal de poder estudiar a un huésped. ¿Sabe el potencial que tendría el conocimiento del sistema usado para viajar por el tiempo a través de la mente?

— Pero no sabemos exactamente a que nos enfrentamos, ni siquiera sabemos que son exactamente los huéspedes.

— Esa es la labor de los científicos comandante. La de los militares es asegurarse de que si algo sale mal los huéspedes no puedan abandonar jamás el sector 505.

El comandante se quedó mirando fijamente ese pequeño punto de la galaxia. Un lugar lejano, inaccesible, sin importancia. Y una flota capaz de empezar una guerra planetaria cercándolo. ¿Por qué sentía un escalofrío?