Karl avanzaba por el pasillo circular. Las marcas de desgaste de la estación eran más notorias. No sabría definirlo bien pero tenía la sensación de estar en un pecio espacial que llevaba abandonado décadas.
Entonces, repentinamente, perdió la señal de sus compañeros. Enarcó una ceja y llamó por el pasillo. No estaban tan lejos como para no oirlo, pero nadie le contestó. Así que retrocedió unos metros.
Se sorprendió cuando no los vio allí. ¿Había logrado abrir la puerta Sandra? Alumbró con su haz hacia el punto donde los había dejado y entonces vio que la puerta, efectivamente, estaba abierta. Dio unos pasos hacia el pasillo llamándolos de nuevo ¿por qué no respondían?
Lo que vio a través del pasillo abierto fue el laboratorio principal. Desde donde estaba, en el pasillo circular, podía ver una gran maquinaria que ocupaba la zona central del mismo. Pero estaba totalmente destrozada como si alguien se hubiera llevado la circuitería y sus componentes internos. Había escuchado las historias de los Carroñeros Siderales, piratas y contrabandistas que se dedicaban a asaltar estaciones y naves abandonadas llevándose todo lo que hubiera de valor para reutilizar. Pero normalmente lo hacían con lugares que llevaban años fuera de control, lejos de rutas comerciales. Le parecía imposible que un grupo de carroñeros hubiera llegado allí cuando hacía dos semanas esta estación se comunicaba sin problemas.
Pero eso sería un tema a tratar luego. Porque lo que de verdad empezaba a preocupar a Karl era que no veía a sus compañeros y que nadie contestaba a su llamada. ¿Qué podía haber tan importante en el laboratorio como para que lo ignorasen?
Desde que habían perdido el contacto con la Cira, Karl había presentido que algo no iba bien en ese sitio. Pero aquello ya era demasiado extraño... Comprobó su sistema de comunicación y volvió a llamar.
—¿Hola? —dijo pronunciando con claridad—. ¿Me recibe alguien? ¿Hola?
De pronto, tuvo una angustiosa sensación de aislamiento, como si fuera el único ser humano en un área de un millón de kilómetros. Pero aquello no podía ser, el resto del equipo no podía haberse desvanecido sin más. Aunque claro, la Cira tampoco y sin embargo...
Karl se obligó a serenarse y recordó su entrenamiento. Se dio cuenta de que estaba respirando más deprisa de lo normal, y se forzó a hacerlo de forma acompasada. Casi por acto reflejo chequeó el estado del soporte vital del traje, para saber cuánto oxígeno y energía le quedaba. Después se dispuso a cruzar la puerta del laboratorio. Tenía que volver a establecer contacto con sus compañeros.
Karl atravesó el pasillo con cautela, con el arma preparada, enfocando hacia el interior del laboratorio. A esas alturas de la situación ya no daba nada por seguro y cuando alcanzó la puerta se giró rápidamente para cubrir ambos lados y asegurarse de que no había nadie acechándole. Aquello estaba totalmente vacío.
Revisó las constantes del traje. Tenía autonomía de aire y energía para 3 horas, que era lo que normalmente proporcionaba un traje básico en un entorno que inicialmente no se había considerado hostil o para larga duración.
Había dos enormes cápsulas redondas, una a cada lado del laboratorio, que todavía permanecían conectadas por tubos y cables a la pared. Igual que otros paneles de la estación el óxido parecía haber hecho mella en ellas. Esto desconcertaba al soldado: sabía que existían posibilidades de que corrosión si el lugar había tenido atmósfera en algún momento. Pero normalmente el material usado en la construcción espacial solía estar preparado para aguantar dicha corrosión durante décadas. No quería pensar en ello porque era una locura. En lugar de eso recorrió la sala con cuidado, atento a cualquier pista que le dijera algo del paradero de sus compañeros. Y entonces, al aproximarse al ventanal norte, se dio cuenta de que había una nave conectada al puente de entrada. Y aunque tenía un tamaño similar no era la Cira. Era una nave extraña, un modelo desconocido, casi esférico. Diversas luces demostraban que estaba encendida aunque no se veía ninguna cristalera que mostrase a sus habitantes. En lugar de eso Karl se dio cuenta de que había un par de drones flotando en el espacio, rodeando la Hécate con sus luces y cámaras. Y uno de ellos venía hacia donde se encontraba él.
Casi simultáneamente escuchó un ruido lejano el pasillo circular, como si algo hubiera golpeado el interior del casco de la nave.
La lectura del soporte vital del traje no resultó menos aterradora por esperada. La última vez que la había consultado, Karl había dado por sentado que el equipo y él podían regresar a la Cira en cualquier momento, con lo que tres horas parecían casi excesivas. Pero en la situación en la que se encontraba, resultaban agobiantemente cortas...
Entonces reparó en la nave extraña y los drones, y obedeció el primer instinto que apareció en su mente. Esconderse. Buscó la esquina más próxima y sólo cuando estuvo parapetado tras ella, se escuchó a sí mismo soltar un escueto "¡mierda!". Trató de mantener la calma y asomarse con cuidado para no ser visto, intentando identificar la nave que estaba fuera para ver si podía reconocerla o tener al menos alguna idea de qué demonios era.
Karl se parapetó rápidamente en un lateral del laboratorio, intentando apartarse de la 'mirada' de los drones. Sin embargo fue consciente de que una de las cámaras le había enfocado de manera directa, iluminándolo con su haz de luz desde el espacio hacia el interior de la Hécate. Maldijo no haber sido un poco más rápido mientras calculaba la distancia que le separaba del dron. Si quería salir de su vista debería moverse, aunque al parecer ya había sido detectado1.
Tirada de Protagonista
Motivo: Sigilo de Karl
Dado principal (1d6): 3 = 3
Dado salvaje (1d6): 4 = 4
Total: 4 = 4
Dificultad: 4
Resultado: Exito
Tirada de Protagonista
Motivo: Notar de los drones
Dado principal (1d6): 5 = 5
Dado salvaje (1d6): 3 = 3
Total: 5 = 5
Dificultad: 4
Resultado: Exito
La tirada de Sigilo contra guardias activos en Savage World se resuelve así:
Los guardias activos hacen tiradas de Notar opuestas contra el resultado de las tiradas de Sigilo de los personajes que intentan evitarlos. Fallar una tirada de Sigilo frente a un guardia activo indica que el personaje ha sido detectado.
Pg. 26 del manual
[1] El dron saca la tirada contra tu sigilo (sacaste un 4 en Sigilo y el dron 5 en notar). Opciones: gastar un beni para intentar repetir tu tirada de sigilo o seguir adelante con tus acciones. En mesa tendrías que haber decidido si gastar el beni antes de que yo tirase por el dron, pero para no ralentizar esto demasiado te doy la opción si quieres de repetir la tirada a ver si sacas más de 5. Claro que también puedes optar por conservar tus benis, que son un bien muy preciado (tenéis 3 cada jugador).
Karl no perdió el tiempo. En cuanto comprobó que uno de esos drones le había localizado, se apresuró a desandar sus pasos y a ocultarse en un lugar alejado de cualquier ventana. Si el pasillo del laboratorio no bastaba para salir de la vista de esa cosa, retrocedería hasta el corredor circular. Cualquier sitio en el que pudiera pensar sin estar frente a la cámara de un chisme que ni siquiera sabía qué era...
Mientras tanto, volvió a intentar contactar con sus compañeros.
—¿Alguien me recibe? —dijo—. Maldita sea... Hicks, Martell, Fens... Doble-R... ¡quien sea!
Tirada de Protagonista
Motivo: Agilidad
Dado principal (1d8): 6 = 6
Dado salvaje (1d6): 2 = 2
Total: 6 = 6
Dificultad: 4
Resultado: Exito
No sé si he hecho bien la tirada, pero bueno... De momento los benis se quedan quietecitos donde están. xD
Retrocedió hasta el pasillo para ocultarse de la búsqueda del dron. Vio como el haz de luz iluminaba el laboratorio a través de la ventana pero, tal como estaba situado, no lo alcanzaba. Mientras tanto intentaba contactar con sus compañeros a través del comunicador sin obtener respuesta.
De pronto vio un movimiento a su izquierda. Se giró apuntando con el arma y se sorprendió al ver a un individuo, también en traje de vacío, que acababa de aparecer por el pasillo circular. Era un traje de vacío pesado, de combate. Karl se dio cuenta de que era un modelo bastante moderno, de última generación. Un traje caro y muy elitista. Y sin embargo parecía desgastado, mal cuidado, casi parcheado, como si hubiera pasado por mil batallas. Su portador era una persona alta y fornida, que se movía pesadamente usando los anclajes magnéticos para avanzar. Al parecer no se había percatado de la presencia de Karl ya que se giró sobre si mismo como si hablase con alguien a través del comunicador. Movía sus brazos mostrando algún tipo de disconformidad, pero el soldado solo tenía ojos para el rifle de asalto blaster que llevaba en sus manos. Equipo de lujo, último modelo, pero nuevamente pintarrajeado como si fuera propiedad de un carroñero cualquiera. Fuera como fuera un arma peligrosa, sin duda.
El tipo está de espaldas a ti en el pasillo circular.
La luz de los drones está recorriendo la sala del laboratorio.
Y tú estás en el pasillo de conexión pensando en que es el último lugar donde te gustaría estar, supongo.
Hay sitios donde resguardarse en el laboratorio si sacas una tirada de sigilo para esquivar a los drones.
O puedes hacer otras cosas, ¡yo que sé!
Los sentidos de Karl se agudizaron al máximo en cuanto vio al hombre equipado para asaltar un crucero de combate. Había visto equipamiento similar en unidades militares avanzadas y sabía muy bien lo que podía hacer. No tenía ninguna duda de que él, armado con una pequeña carabina para misiones de escolta y un traje de vacío de exploración estándar, estaba en franca desventaja si decidía enfrentarse a quien quiera que fuese ese tipo. Además, no tenía ni idea de quién era, ni de si tenía intenciones hostiles. Pero por el aspecto descuidado de su equipo, desde luego no parecía un miembro de una misión de rescate...
Sin pensárselo dos veces y con cuidado para no alertar ni al desconocido ni a los drones, se dirigió hacia el lado opuesto de la estación a lo largo del corredor circular. Su mejor apuesta era tratar de llegar hasta la puerta que daba acceso a los camarotes y refugiarse allí. Al menos tendría las espaldas cubiertas. Si se quedaba en un pasillo circular, podrían rodearle y no habría manera de que sobreviviese a un fuego cruzado. No tenía ni idea de qué se encontraría en la sección de alojamiento de la Hécate... pero no tenía elección. A las malas, podría hacerse fuerte en uno de los camarotes o en la sección de cables.
Tirada de Protagonista
Motivo: Sigilo
Dado principal (1d6): 5 = 5
Dado salvaje (1d6): 5 = 5
Total: 5 = 5
Dificultad: 4
Resultado: Exito
Asumo que el tío armado está viniendo desde la escotilla exterior, como si acabase de entrar en la Hécate.
Los drones seguían rastreando la Hécate desde el exterior y uno de los fogonazos de luz iluminó parte del pasillo circular aunque no de forma directa porque el generador del laboratorio ocupaba gran parte del espacio frente al ventanal. Aún así eso sirvió a Karl para correr hacia la puerta de la zona de tripulación aprovechando que no tenía que usar su propia linterna.
Al cruzar el pasillo por detrás del individuo de espaldas vio que éste hablaba con otro equipado de manera similar, pero que tenía su traje pintarrajeado con unos graffittis que no reconocía. Aún así estaba claro que eran carroñeros espaciales. Ése era el estilo de sus trajes. Lo que no dejaba de dar vueltas en la cabeza del soldado era ¿cómo habían adquirido material tan vanguardistas unos tipos que se dedicaban a asaltar la chatarra espacial abandonada? ¿y cómo es que habían llegado tan pronto a la Hécate? Eso sin contar, por supuesto, con la desaparición de su propio equipo y la Cira. ¿Estaba todo relacionado?
Por un momento pensó que el tipo que tenía de frente lo estaba viendo, ya que tuvo que cruzar el espacio que separaba el corredor de la puerta de acceso, pero si lo había hecho no lo parecía. Parecía más bien, por forma en que movía sus brazos, que discutía de algo con su compañero por el comunicador.
Sin pensárselo dos veces Karl alcanzó la puerta que daba a la sala de recreo abandonada de la Hécate. Con un vistazo rápido comprobó que el lugar estaba en el mismo estado lamentable que el laboratorio, con paneles destrozados y material desaparecido. No estaban las sillas, mesas, ni el más que probable panel de juegos digitales. Todo había sido desmontado y sacado de allí.
Frente a él tenía otra puerta que, sabía, conducía a la zona central de la estación espacial.
Sí, efectivamente, venía del exterior.
¿Vas a cerrar la puerta a tu paso? ¿Sigues? ¿Te escondes? Cuéntame, cuéntame...
Cuando, por fortuna, Karl logró llegar a la zona de recreo de la Hécate, pensó por un momento en cerrar e inutilizar la puerta a su paso para que no pudieran seguirlo. Pero enseguida se dio cuenta de que no era una buena idea. Significaría quedar encerrado en la zona interior, lejos de las escotillas que permitían entrar y salir de la estación. Su única vía de escape hubiera sido a través de las cristaleras reforzadas del piso superior, lo cual no invitaba demasiado al optimismo...
Mientras tanto, volvió a activar la radio. Si tenía alguna esperanza de salvar el pellejo, era contactando con alguien de su grupo o con la Cira, estuvieran donde estuviesen. Y si no lo lograba, al menos debía informar de la situación...
—Al habla el sargento Karl Malstrom, número de serie M-5784, de la nave de rescate Cira a bordo de estación de investigación Hécate —habló en voz queda, antes de darse cuenta de que en el vacío del espacio nadie podría oírle. Alzó la voz—. Me he visto separado de mi grupo de abordaje y... de algún modo he perdido contacto tanto con ellos como con la Cira. La estación Hécate parece estar en un avanzado estado de deterioro, e incluso falta equipo de investigación, como si el lugar hubiese sido saqueado. No lo entiendo... es como si hubiera pasado mucho más tiempo del que...
Creyó ver algo por el rabillo del ojo, pero comprobó que era una falsa alarma.
—Quizá haya habido alguna anomalía relacionada con el objeto de estudio de la Hécate —continuó el soldado—. No sé... algo que haya causado alguna... perturbación espacio-temporal o algo parecido. Hay actividad de procedencia desconocida en la estación. Una nave que no he logrado identificar ha atracado en el puerto principal de acceso y varios drones están escaneando la Hécate. Además hay dos sujetos a bordo, equipados con material militar de asalto. Parecen carroñeros, pero no tengo ni idea de quiénes son. Seguiré intentando reunirme con el grupo de rescate y con la Cira...
Después de informar a quien quiera que pudiese recibir su mensaje, Karl evaluó su próximo paso. La verdad es que su situación se había convertido en una verdadera mierda. Podía esconderse en la sección inferior de la nave, pero sería meterse en una ratonera complicada. Y lo mismo podía decirse de las cabinas o el baño...
—No te acorrales tú solo... —pensó.
Desechó la idea y optó por comprobar el hueco del ascensor. Si llegaba al piso superior, al menos contaría con la ventaja de estar en una posición elevada, con sus asaltantes teniendo que pasar por un cuello de botella. Sólo tendría que mantenerse lejos de las cámaras de los drones una vez que alcanzase la sala de reuniones. Al menos tendría más opciones que si se quedaba donde estaba ahora...
Tirada de Protagonista
Motivo: Sigilo
Dado principal (1d6): 6+(6+5) = 17
Dado salvaje (1d6): 3 = 3
Total: 17 = 17
Dificultad: 4
Resultado: ¡Exito con aumento!
Dejo tirado un Sigilo por si hace falta...
¡Yeah, soy un ninja! Pero aún así voy a morir... xDDD
Atravesó el cuarto de descanso para colarse por la puerta de enfrente, que daba al punto central de la estación. Allí estaba el módulo de ascensor que conectaba todo de forma vertical. Aunque sabía que la energía estaba cortada contaba con poder usar las escalerillas laterales con las que contaba el sistema.
Y así fue. Tras empujar ligeramente la puerta de apertura lateral para hacerse un hueco, intentando hacer el menor ruido posible, se acercó a la escalera de mano lateral que le permitiría subir a la compuerta superior.
La escalerilla le permitió acceder a la planta superior a través de una compuerta del suelo. Al moverla, sin embargo, notó algo raro. No podía definir exactamente que fue, pero le recorrió un extraño escalofrío. Había salido a una sala semicircular de la que destacaban unos enormes ventanales que ocupaban todo el espacio visible. Había una gran mesa de reuniones, con sus sillas alrededor, y una tablet flotando por el aire. Pero lo que sorprendió a Karl fue ver, a través del ventanal, a la Cira conectada al túnel de abordaje tal y como la habían dejado unos veinte minutos antes.