Partida Rol por web

Otros Mundos I : Los Chicos de Jim Hopper

Día 1. Infierno esmeralda.

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08/07/2022, 14:08
Morgan Merl

En veinte años de relación, Merl nunca había sido infiel a su esposa. Y quería creer, estaba seguro, que a la inversa tampoco. No sería por falta de oportunidades para ambos. Se amaban, compartían intereses, creencias, la forma de entender la vida. Diana no solía hacer preguntas,  sabía que el "trabajo" de su marido era necesario, que les permitía mantener su estilo de vida, que defendía la patria, sus valores, el matrimonio, la familia. 

Si ellos no salvaban el mundo de caer por el retrete, ¿quién lo haría?

Pero con Linda siempre sucedía lo mismo. Esas bromas entre ambos, esas miradas fugaces y sugerentes, los gestos disimulados. Mantenían una tensión sexual pero de ahí no pasaban. A ambos les gustaba ese punto travieso, ambiguo, descarado. ¿Hasta cuándo? ¿Qué pasaría si un día Linda, tomando unas cervezas, se decidía a dar un paso más? Morgan no pensaba en ello. No quería pensarlo.

-¿Qué, entonces, un beso? Soldado, mantén los ojos alerta en la selva y no en mi culo.

Marcharon. Pisando sus botas una selva antediluviana, misteriosa, enigmática, que guardaba celosa sus secretos. Merl en ocasiones se detenía, daba alguna orden, comentaba algo con los chicos o con Hopper. Atendía a cada palabra de información de Linda, pero resultaban evidentes las huellas y rastros de ambos grupos a los que perseguían. 

No le gustaba. Se repetía la historia de otras misiones semejantes, luego resultaba que se encontraban con un equipo especial de marines, o los boinas verdes o su puta madre. En ocasiones habían estado a punto de matarse entre ellos. Intentó centrarse en la misión, perro viejo. ¿No había dicho Jim que se matasen entre los dos grupos? Pues eso.

-Yo esperaría a ver qué hacen los cabrones que van por delante -estaban en franca minoría en relación a ese grupo y a los guerrilleros. -Tomamos posiciones, controlamos, abrimos las birras y las palomitas.

Miró al capi. Esperaba su parecer.

Y luego qué, cuando ese grupo se cargase al enemigo, ¿se presentarían para la barbacoa?

-Qué te dicen las huellas, Linda, alguna idea más que corazonada que te de seguridad de que son de los nuestros? -Era forzar un poco a la chica, lo sabía. Podrían ser enemigos, propios o ajenos. -Ya escuchasteis al capitán, para nosotros por ahora son una fuerza hostil. 

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08/07/2022, 17:47
Gustav Bergström

Cuando indicaron que habían localizado el campamento de guerrilleros, Gustav sintió como un cosquilleo le recorría la espalda por la emoción. Siempre era así antes de comenzar la matanza. Sin embargo, parecía que seguíamos teniendo el problema del tercer grupo. Morgan sugirió esperar.

- Jim, aunque sabes que nunca digo que no a arrasar un campamento de desgraciados, tampoco me gusta meterme en la boca del lobo sin saber donde están todos los participantes. Creo que Morgan tiene razón y deberíamos dar un rodeo e inspeccionar la base antes de lanzarnos a lo loco. Localizar el objetivo, puntos de interés y ese jodido tercer grupo –

Todo esto lo dijo apenas susurrando. Estaría loco, pero no era gilipollas. Sabía comportarse en el campo de batalla.

- Pero si quieres que llueva fuego… -

Y levantó levemente los cañones de su arma y esbozó una sonrisa.

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08/07/2022, 20:59
Rico Flores

Todavía quedaba un buen trecho hasta la posición marcada en el mapa, aun así Rico prefería mantener la cautela.

El rastro y las trampas que habían dejado eran muy evidentes, podria tratarse de una encerrona pero ¿De quién?

 

El segundo grupo era el que más le intrigaba, había escuchado las hipótesis de sus compañeros, que si armas experimentales, que si rusos, que si alguna agencia del gobierno… Intentaba no darle más importancia, había un objetivo que cumplir, lo demás, sólo eran obstáculos y, a juzgar por cómo se desenvolvían los demás, no parecía que les importase mucho. Entrar, coger y marcharse, esas eran las órdenes, pero por lo poco que había visto, las variables siempre aparecían…

 

Por fin llegaron a la localización de la base enemiga. En un primer vistazo, pudo observar a un par de guerrilleros con Kalashnikovs, nada fuera de lo normal, por el momento.

 

Hora de los planteamientos: Observación de la zona, identificación de objetivos, plan de acción y…paciencia.

 

Se deslizó del árbol en el que se había parapetado con agilidad felina, un reguero de resina resbalando por el tronco del árbol hubiera sido más escandaloso que él. No era un buen lugar de observación, demasiada vegetación, habría que echar un vistazo más de cerca.

 

Retrocedió hasta la posición de su equipo. No era la primera vez que al hacer esto y aparecer de repente, alguno diera un respingo y acabara delatando su posición por una chorrada como aquella. Claro que la gente que le acompañaba ahora no eran los mismos que en esas ocasiones, éstos estaban mucho más curtidos, pero aún así, las reacciones son impredecibles…se imaginó a Gustav ametrallando la jungla sólo por haber escuchado un ruido que no sabía de dónde venía. Parecía el típico que pegaba primero y preguntaba después.

 

Así que, a pocos metros, alzó la mano poco a poco, para terminar poniéndose erguido, todo lo que su corta estatura le permitía, para dejarse ver sin sobresaltos. Con tono marcial, aunque en tono de voz bajo, se dirigió a Hopper - Señor, no disponemos de mucha visilidad desde aquí, pido permiso para rodear el campamento y hacer un reconociento de la disposición, identificar sus fuerzas y localizar al objetivo.- Todavía no tenía la suficiente confianza como para dirigirse a ellos con la familiaridad con que lo hacían. Sabía que de todss maneras esas serían los órdenes que tocaba, pero quería mostrar algo de iniciativa. Descubrió que estaba ansioso por cumplir con aquella misión. Las dos anteriores habían sido simplemente de vigilancia y observación, y sólo llevaba una baja registrada. Quería...necesitaba curtirse.

 

De hecho, no había conseguido hasta la fecha tomar confianza ni con sus anteriores compañeros… No había durado mucho en sus anteriores destinos.

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Deja ya la tirada de Percepción para la observación del campamento, etc.... 

Movimientos tan lentos que los caracoles me sacan las pegatinas, así que poneos cómodos, no tengáis prisa XD

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09/07/2022, 10:56
Jim Hopper

Avanzaron a través de la exhuberante maraña de plantas, ramas, hojas y trepadoras, tan alejada de la jungla que los hombres habían tejido para sí mismos con acero, cristal, hormigón y cables e igualmente letal para los que no eran nativos de ella. 

Junto a ellos, casi invisible entre el laberinto selvático, una columna de hormigas cortahojas marchaba, custodiada por sus feroces soldados, empeñada en conseguir territorio, alimento y devorar todo aquello que amenazara su colonia.  Encontrar paralelismos entre los insectos y el grupo de Hopper no era difícil.

No tardaron demasiado en llegar al campamento.  El equipo se desplegó, bien engrasado, alerta y prudente, interiorizadas sus sugerencias como si fuesen órdenes. Normalmente, eran ellos los que decidían la forma de llevar a cabo las órdenes; a Jim le gustaba rodearse de gente resolutiva y con iniciativa.

Si, dejaremos que salgan todos a bailar primero — dijo, reafirmando lo que dijo Merl —. Luego elegiremos nuestra pareja de baile.

Sacó los prismáticos y los enfocó sobre la edificación. Gruñó imperceptiblemente.  El hombro le crujió al hacer ese movimiento brusco.  

Tiene que haber más edificios.  Alguna tienducha donde fabriquen coca, un par de cobertizos para vehículos y armas, otro donde se acuesten unos con otros. En alguno de ellos estará el prisionero. 

Se giró hacia Rico para ladrarle algunas órdenes, pero éste se le adelantó.  

Bien — ocultó una sonrisa —. Vaya hacia el este, soldado.  Tiene veinte minutos para volver — comenzó a girarse para hablar con Gustav, pero volvió sobre el novato un instante antes de hacerlo —. Y otra cosa, Rico.  No se confíe, si hay trampas difíciles de encontrar será aquí, junto a su campamento.  No intente ser mejor que Linda, no nació usted comadreja.

»Gustav, nunca pensé que diría ésto pero tienes razón.  Seamos razonables. Y dicho esto, ¿Crees que podrías cargarte a esos dos en silencio, con cuchillo y tenedor?  Me molesta tener esos maricas tan cerca. Quizá nuestro hombre esté dentro, después de todo.  Eso sería coser y cantar.

» Linda. Al otro lado.  Tienes diez minutos.  Evita riesgos innecesarios.

 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Llevo el arma,  rifle de asalto, a punto. ¿Hay algo en el cobertizo que me llame la atención,?

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09/07/2022, 14:13
Gustav Bergström

Decían que los niños que se portaban bien recibían los regalos y así era ahora. Gustav se había portado bien y ahora Jim le daba permiso para distraerse con dos nuevos amiguitos. Soltándose la ametralladora y dejándola en el suelo con cuidado, sacó entonces su enorme machete y esbozó una sonrisa sádica.

- El tenedor me lo he dejado señor, pero seguro que algo puedo hacer con esto. – Se giró hacia tortuga señalando su arma pesada – Vigílame que no se la lleve ningún mono loco –

Y entonces se puso en movimiento. Buscando moverse en silencio, aprovechó la selva para acercarse lo máximo posible hasta sus objetivos. No le resultó demasiado difícil, la selva parecía estar de su lado. La selva siempre estaba de su lado. Le encantaba la emoción de la caza. Su hija ahora limpia parecía reclamar sangre. Y se la daría. Ya los veía, tan cerca suya. Iba a ser rápido y limpio. Solo lamentaba que no podía dejarlos gritar. Siempre era divertido oírles gritar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Siguiendo las órdenes me acerco en sigilo a los dos guerrilleros con mi machete y dejo donde está el equipo el arma pesada para evitar penalizadores de movimiento. Entiendo que el sigilo es con destreza porque es más moverse con cuidado. Con un 17 entiendo que la paso. Luego para el ataque, tengo 85 en Fuerza más habilidad con armas cuerpo a cuerpo, ¿eso sería una tirada de 95? Si es así... pobrecitos guerrilleros jajajaja

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09/07/2022, 18:32
Rico Flores

Tan importante era conocer todo lo relativo del enemigo, como saber los movimientos de los propios compañeros para no equivocarse, por lo que, en lugar de salir disparado a cumplir la orden, se quedó unos instantes para escuchar las órdenes de los demás.

 

Se le abrieron los ojos como si hubiera visto un fantasma, apretó los dientes para reprimir un improperio, que resonó en su mente como un trueno <¡MIERDA!> 

 

No quería parecer impertinente ni un sabelotodo, eso ya le había costado disgustos anteriormente y la animadversión de algunos oficiales, lo que daba lugar a que su expediente estuviera adornado con la etiqueta "conflictivo". Un hormigueo nervioso le sacudió desde las puntas de los pies hasta la cabeza y se le aposentó en el estómago. Si no hubiera sido por la pintura de camuflaje, se le hubiera notado el rubor intenso en su rostro. 

 

No pretendía faltar al respeto a Hopper ni se le había ocurrido cuestionar su profesionalidad ni experiencia. Pero la orden para Gustav, en ese momento, era un error… 

 

Abrió la boca, titubeando al buscar las palabras, que no querían salir, tal niño que se esconde tapándose con las sábanas al ver una sombra y pensar que hay un monstruo en el armario, pero que tímidamente va asomándose porque sabe que es lo que tiene que hacer. Vio cómo Gustav se aprestaba para cumplir y la urgencia tiñó su tono de voz… - Señor... permiso para hablar libremente -

 

***

 

Se cuadró, para hacer notar que lo decía con el mayor respeto posible. - ignoramos sus rutinas de vigilancia ni la frecuencia de las patrullas... - Esperaba que Hopper se diera cuenta de eso sin tener que exponer la lógica y consecuencias de ese planteamiento mientras seguía con la mirada al gigante rubio. Era el novato, pero su experiencia, aunque corta, le había enseñado varias cosas, y siempre tomaba buena nota de ello…

 

 

Notas de juego

 

*** (OFFROL: Voy a suponer que Hopper por lo menos asiente con un gesto y lo concede, más que nada para ahorrarnos un post para una acción tan simple ^^... si es que no, pues ya edito y hago otra cosa :P )

 

Quería postear tras Hopper, pero no he tenido tiempo y ya voy tarde, aún así, ahí lo dejo. Lo dicho, si hace falta, modifico el post :)

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09/07/2022, 19:06
Jim Hopper

Solo le preguntaba si podría hacerlo, Rico.  Como verá, Gustav es más que capaz, es un supersoldado.  El polaco ya estaba listo para salir hacia el cobertizo y partir a los guardias a machetazos. No tenían helicóptero Apache pero le tenían a el

No les mandaría a explorar la zona si hubiese diversión aquí, soldado — rió como un viejo conejo —. No soy tan malo.

—Y tú, Gustav — al enorme soldado le trataba de tú, como a un igual . Eran más hermanos que muchos que tenían los mismos padres —. Tranquilo. Algo me dice que vamos a tener guatemaltecos para todos. ​​​​​​

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12/07/2022, 01:23
Director

Un entramado de ramas, raíces, tierra y fauna. Un enredo de mentiras, jurisdicciones, operaciones negras e individuos top secret. Secretos, esmeraldas vivientes. El aroma de la pólvora, el ruido del silencio después de la tempestad, cuando se vela a los muertos y se maldice la suerte. Un tupido velo natural, Guatemala y sus entrañas. En ninguna parte. Un punto rojo en unas coordenadas olvidables. Un grupo de personas que conocía su paradero, todos con corbata, alrededor de una mesa, fumando, esperando. Una carpeta con todos sus datos dispuesto a ser quemada. Secretos. Lo habitual.

Y algo más. La selva, violada, ultrajada, tomada por los hombres para su propia satisfacción. Esta vez tenía algo que decir, fuerza con la que contestar. Los hombres jugaban a sus guerras. Niños con juguetes sofisticados que escupían muerte y perdición. Creían saberlo todo, señores del universo, el centro del mismo. No sabían nada, tan centrados en sus juegos. Se olvidaron de mirar arriba, a las estrellas.

 

Rico empezó su ronda por el este, invisible. Uno con la selva. Linda hizo lo mismo por el oeste, acordaron encontrarse al sur de las instalaciones de los guerrilleros. Ella era menuda, la selva se la tragó como a una píldora contra la tos. Hopper, sin ver nada más que la inmundicia que se pegaba a sus gafas, no logró captar nada nuevo. Se quitó las gafas y las limpió. Tocaba esperar. Gustav no era de ese tipo. Había dejado su arma pesada atrás. Tortuga se había puesto tenso. Pronto empezaban los fuegos artificiales.

Hopper intentó contener al toro. Pero una vez la maquinaría de destrucción se había puesto en marcha, era imposible detenerla. Gustav era como un misil arrojado desde un crucero. Estaba en el aire, ya solo podía caer, explotar, reventar algo.

El sargento se adelantó, siguiendo a Gustav. Le tocó el hombro y en silencio le indicó que mirase arriba. Por encima de las copas de los árboles asomaba el pico de madera de otra construcción; una torre de vigilancia. Si Gustav avanzaba para acabar con los dos hombres que todos habían visto, le verían desde la torre. Había más allí de lo que parecía a simple vista. Mejor esperar al reconocimiento.

 

Rico, por el este. Lo primero en lo que se fijó fue en la empalizada de madera y en la puerta. Allí se encontraba los dos hombres que todos habían visto, Gustav tenía el hilo de sus vidas entre sus dientes prietos. El murete era una burda protección de madera, otros dos tipos allí, en lo alto, uno con prismáticos. Traje militar, AK-47, el cigarrillo en la boca, la camisa por fuera, los rostros cetrinos, cansados. Más guaridas en la empalizada, recorriendo todo el contorno de la base, de uno en uno. Erráticos, aleatorios. Al menos otros cinco. Rico vio la torre, elevándose desde una esquina. Una construcción irregular, de madera, inclinada hacia un lado. Un foco en ella, un tejadillo y dos vigías. Uno de ellos una mujer.

Había zonas ennegrecidas en la empalizada, agujeros de bala. La torre presentaba síntomas de haber sido atacada y reparada con rapidez.

Rico tomó el camino hacia el este. Daba la sensación de que no se movía, que era la selva la que se desplazaba a su alrededor como una pereza serpiente de jade. En verdad, no estaba allí. Un fantasma. Trepó a un árbol. Era evidente que la base guerrillera había sido atacada. La empalizada allí había sido reventada por ese flanco. Había una cuadrilla reparándola. Aún se veía la metralla y los restos del explosivo utilizado. Dentro de la base había una especie de plaza. Habían colocado varios vehículos a modo de barricada. Habían ardido hasta el motor, ahora eran fuselajes negros e inservibles. Detrás de ellos, tapado con una lona, un helicóptero. Se había salvado de la quema pero presentaba agujeros de bala. Había dos hombres debajo de él. Cuando uno de ellos salió para tomar agua Rico vio que no era un guerrillero. Su tez era más pálida, su uniforme, ruso.

Había varios edificios, todos habían sufrido el beso del fuego y los explosivos. Era una zona de guerra. Había agujeros en varias paredes, barricadas improvisadas. Vio a Edwin García dando órdenes. Tenía el brazo herido, su vendaje estaba marcando en rojo. Gritaba, furioso. Pudo haberle metido un tiro entre ceja y ceja pero no tenía esa orden. Le siguió hasta una pequeña caseta donde un tipo grande y barbudo, Sergei Basilev, le estaba esperando. Esa caseta no tenía ventanas. El centro de mando.

A Rico no le costaba mucho imaginarse a un grupo de hombres fuertemente armados escupiendo plomo y haciendo saltar todo por los aires. Habían destrozado la empalizada, entrado en la base y pateado tantos culos morenos como habían podido. Había un par de edificios quemados hasta los cimientos; el centro de comunicaciones que seguramente usaban como centro de mando original y la prisión. Puede que su hombre ya hubiera sido rescatado. O secuestrado por segunda vez.

Giró hacia el sur. Desde allí las cosas no tenían mejor aspecto. Se veían impactos de bala y algunas explosiones. Fuera de la base, entre la selva, había otra cuadrilla. Estaban enterrando los cuerpos de los caídos. Cubiertos con lonas verdes, Rico contó al menos veinte. Y había otras veinte tumbas. Todas recientes. Había sido una carnicería. Desde esa zona pudo ver el interior de varios edificios más. Los barracones, donde varios hombres dormían, y el salón de juegos, donde una docena de hombres jugaban a las cartas con desgana escuchando viejas canciones latines.

Vio una puerta, la única de metal, que daba a un cobertizo con una pequeña ventana con rejas. Había dos guardias en la puerta y otro más llevando una bandeja con comida. Menú para uno. Un prisionero. ¿El hombre que buscaban o uno de los atacantes que había sido apresado? Imposible saberlo.

Rico sintió entonces la amenaza. Era difícil describir esa sensación. Como francotirador había desarrollado un sexto sentido que le permitía saber dónde había una fuente de peligro. Tortuga veía las minas antes que los demás, Hopper fruncía el ceño cuando intuía una emboscada. Deformación profesional. Si ese sitio boscoso era el lugar donde ellos pondrían una mina o donde tenderían una emboscada, también lo era para el enemigo. En su caso era diferente. Se sentía observado, con la muerte encañonándole. Así debían sentirse sus víctimas cuando las alcanzaba. Estaba casi seguro de que había alguien  detrás de él, en la copa de los árboles. Se giró, lentamente, invisible. Miró arriba. Nadie. Sus ojos se posaron en el suelo con rapidez, movimiento. ¿Por qué estaba tan tenso? Entonces la vio, apuntándole.

Linda.

—Jesús, casi te pego un tiro novato.

Le hizo bajar. Extraño. Linda estaba en el suelo, pero él había notado algo en la copa de los árboles. Cuando llegó a su posición Linda seguía mirando arriba, como si aún esperase que bajase otro tipo de entre los árboles.

—Sería un mono — dijo, no muy convencida, más para sí misma que para Rico —. Esos tipos no parece que sean capaces de trepar tan alto —negó con la cabeza —. Un comando, quizás. ¿Esos tipos tienen especialistas?

Se sacudió sus dudas, intercambiaron sus pesquisas.

—Les han atacado. En el oeste he localizo el almacén con los víveres. Saqueado. Un pozo y un depósito de combustible. Les han dado fuerte. Hay un nido de ametralladora, cuatro guerrilleros y un bípode. Armas rusas. La enfermería y el arsenal los han volado. Fuego de mortero. Volvamos con Hopper.

Se detuvo de nuevo mirando a las copas de los árboles. Allí solo había calor.

—Cúbreme, ¿Vale? Hay algo que no me gusta de todo esto.

 

Regresaron con los demás, informaron. Linda añadió algo más.

—Les atacaron. Hace ocho horas, puede que más. Les dieron duro. Profesionales, armados hasta los dientes. Muy mala hostia. Se marcharon hacia el noroeste, rápidos. No será difícil seguirlos.

Se detuvo unos momentos. Iba a decir algo más pero luego enmudeció. Merl la conocía mejor; la miraba más que los demás también. Linda se mordía el labio. Algo le preocupaba. Seguramente no sería nada, pensaba. La veía nerviosa, como a un novato que ve enemigos en todas partes. Rico tenía la misma mirada, la misma inquietud. En él era normal. Pero ¿Linda? No había nada que pudiera inquietar a Linda. Siempre lo tenía todo bajo control. Como todos ellos, había sufrido de todo, había visto de todo. Pero ¿Qué esa sensación que recorría a los muchachos? Solo era un ligero nerviosismo, nada más. En Linda, era como ver derretirse el fuego.

—Nada más, señor.

Todo bajo control. Niños con sus juguetes bajo estrellas con otras historias que contar.

Notas de juego

Unas cosillas:

 

Esos son los soldados que veis, pero podría haber más. Lord Azzun sacó una buena tirada…para mis intereses, claro.

Rico y Linda han encontrado más minas y trampas. No habrá problema con eso, pero tened en cuenta que están ahí. Algunas están desactivadas y otras han sido activadas de forma remota (no veis restos de víctimas). Alguien hizo un buen trabajo ahí, y no fueron los guerrilleros.

Todos los soldados que veis llevan al menos Ak-47 o rifle similar, traje militar, botas, etc. Algunos llevan granadas, otros cuchillos, algún arma pesada, pero pocas. No parecen tener ni el mejor equipo, ni los mejores soldados.

Fretharu, si tiras por sigilo como has hecho, y luego haces una tirada de fuerza, o de destreza, para acuchillar en silencio, y la pasas, por supuesto que puedes pelarte a esos tipos. Podéis hacer una tirada por turno, pero en turnos de guerra, podéis hacer dos tiradas; parapetarse y disparar, moverse a una posición elevada y disparar, esconderse y emboscar, etc.

Recordad que estamos en los ochenta, si os separáis solo podéis comunicaros mediante silbidos, señas, espejos, palmadas, guiños o pedos. No hay comunicadores.

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12/07/2022, 08:49
Gustav Bergström

Si algo le molestaba a Gustav era que le interrumpieran cuando iba a “hacer lo suyo”. Incluso aunque fuera Jim. Estuvo a punto de increparle cuando este señaló arriba y le hizo ver la torre de vigilancia desde la que, si duda verían lo que hacía. Algo molesto, asintió.

- Vale, coordina un ataque sobre la torre y yo me encargo de estos pobres desgraciados. Me quedo a la espera –

Oculto entre la maleza, el hombretón sentía la emoción embriagándole, deseando salir. Casi podía oler la sangre en el filo de su hoja. Pronto, muy pronto.

Notas de juego

¿Ya que la tirada de sigilo está hecha pero no ha servido para nada puedo quedármela para la acción que haga? Tirar por tirar...

Jim, coordinemos un ataque contra la torre y estos soldados para que nadie nos vea. En cuanto los mate, vuelvo por mi ametralladora y ya podemos jugar al tu la llevas con estos desdichados XD

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12/07/2022, 15:52
Jim Hopper

Parece que alguien ha golpeado el avispero — Antes de tiempo. Se trataba de una situación compleja.  Por una parte, los guerrilleros y sus jefes estaban completamente alerta, vigilantes frente a amenazas externas... y por otra, ese otro grupo les había dado realmente duro: Cuarenta bajas, sin contar heridos, daños en los vehículos, empalizadas y diversos edificios.  Tardarían en recuperarse, pero si lo hacían o no, no era de la incumbencia de Hopper.

Esto complica un poco la situación.  Con el cuchillo, trazó una serie de figuras en el negro suelo de la jungla.  Un largo trazo semicircular era la empalizada y una serie de cuadrados las diversas edificaciones. 

Estamos aquí — una "X"  — Aquí está la atalaya — Una opción extraña para un campamento rebelde. Sólo servía para vigilar el campamento y no la selva circundante, demasiada vegetación dificultando la visión.  Y además señalaba la posición del campamento desde el aire. Debían tener muy claro —hasta hoy — que nadie les atacaría aquí.

Inutilizar la torre de vigilancia nos da acceso a toda ésta zona — Un arco que incluía el cobertizo vigilando por los dos maricas de los AK-47.

Aun así, tendriamos que movernos de cobertura a cobertura como putos fantasmas y crear una distracción en otro lado del campamento para poder acercarnos a esa celda. 

Volvió a limpiarse los cristales de las gafas, dándose unos segundos de reflexión.

Se puede hacer —sentenció, mostrando una confianza y un aplomo genuinos. Matizó su optimismo con un poco de prudencia que no sería del agrado de Gustav.  Pero que el polaco entrase en acción era un camino sin retorno hacía la destrucción.  Una autopista al infierno que no admitía correcciones tácticas. 

Pero antes... Deberíamos capturar a uno de ellos y preguntarle a quién tienen prisionero. Me gusta jugar para ganar, eso de «lo importante es participar» solo lo dicen los perdedores.  Rico, Linda ¿Podemos traernos a uno de ellos? Me gustaría preguntarle donde comprar un souven...

La expresión de Linda llamó entonces la atención de Hopper, cuya eterna sonrisa se extinguió un microsegundo.

Soldado. Si tiene algo que decir, dígalo.  No ponga cara de estreñida y escúpalo.

 

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13/07/2022, 10:41
Gustav Bergström

Jim no parecía dispuesto a dejarle matar a esos desgraciados y con una señal le hizo seguirle de vuelta con el grupo. Una vez reunidos, Gustav claramente molesto, el oficial explicó el plan de ataque, Si algo odiaba el Polaco más que no poder matar, era tener que escuchar verborrea inútil. Jim dibujaba X y líneas mientras la mente del hombretón luchaba por prestar un mínimo de atención. Escuchó algo que no le gustó. Más que lo escuchado, era como lo dijo Jim. Quería que tuviera paciencia. Le miró sabiendo que eso no le gustaría a Gustav y este le hizo ver que, en efecto, no le gustaba.

Estaba a punto de quejarse cuando calló en la cuenta de una parte del plan que podría darle lo que quería. La distracción.

- Vale Jim. Si quieres a un pipiolo vivo, que se encargue otro. Pero si quieres esa distracción, déjamelo a mi. Si Tortuga se quiere venir, siempre es divertido que haya alguien más para que la diversión sea doble. Solo dame una señal y podréis entrar caminando a por quien sea que esté ahí dentro. –

De nuevo sintió la emoción. Crear distracciones era su especialidad.

- ¿tenéis alguna mina claymore? Sabía que tendría que haberme traído alguna. Solo tengo estas –

Y señaló las granadas que llevaba encima.

- ¿Te parece bien Jim?

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13/07/2022, 14:52
Morgan Merl

Escuchó con atención los informes de Rico y Linda. Con esa información y su propia exploración, para el sargento Merl, algunas cosas no cuadraban. El ataque. Demoledor. Esa atalaya. La marcha del primer grupo hacia el noroeste.
Noroeste. Zona "prohibida". ¿Por qué? 

¿Quién era el prisionero?

Atendió al "mapa" de Hopper y a sus indicaciones. Gustav quería actuar. Rico estaba intranquilo. Linda, preocupada, extrañamente inquieta. 

Asintió con la cabeza.

-Estoy de acuerdo en capturar a alguno con vida. O dos. Con vida y sin mutilaciones, Gustav. -lanzó una mirada intencionada al coloso-. Ese grupo fantasma ha hecho su trabajo, ¿sin bajas?, y se han largado. ¿Con nuestro hombre?

Ahora sus pétreos ojos se pasearon por todos sus camaradas, deteniéndose en Jim. - Han marchado hacia el noroeste. A la tierra de la que debemos olvidarnos. Otro interrogante. Y si han dejado a uno de los suyos atrás... -hizo una pausa reflexiva- Quien esté ahí les importa una mierda.

Levantó la cabeza - Y esa atalaya, controla el espacio aéreo sobre la selva, pero no la selva en sí misma. Desde la empalizada se controla el perímetro, ¿para qué la torre?
Se rascó la barba, los engranajes en su cabeza chirriando sobre el sonido animal de la jungla.

-Yo digo que nos olvidemos de estos mierdas y sigamos sin demora a los otros cabrones. Es una apuesta. Pero es lo que huele mi instinto. Podemos movernos más rápido que ellos. 

Sus pupilas reflejaban una determinación tan dura como un bloque de cemento. 

Giró la cabeza hacia Linda cuando el capitán le pidió explicaciones. Los ojos de Merl se relajaron un cuarto.

-Algo te ronda por la cabeza, Linda. ¿Qué es? -Morgan fue más cercano, el escalafón con Hopper se notaba; el sargento era el puente. -Lo mismo para ti, Rico. Lo que sea, nada aquí sobra, toda información es esencial. El instinto y las sensaciones son más reales que las imágenes de vuestra vista.

 

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14/07/2022, 01:16
Director

—No te diré que no, Gustav, muchacho —le dijo Tortuga al polaco tras su invitación —. Siempre me toca bailar con la más fea, pero carajos ¡Cómo me gusta bailar!  — Aunque últimamente ya no tanto —. Yo tengo Claymore, amigo. Y algún petardo más grande. Y puedo conseguir alguna más por el camino, esos zopencos no han hecho un buen trabajo proteguiendo su base.

Gustav quería entrar en acción, Hopper quería un pajarito que le contase todo lo que quería saber. Guardaba la carta del negro Dillon para más adelante. Merl hacia sus conjeturas, quería apostar, jugárselo. ¿Quién era el prisionero? No era tan sencillo como apretar el gatillo, enviar a algunos hombres a la tierra y echar abajo una puerta. Había preguntas, sibilantes, insidiosas, que les aguaban la diversión.

Linda no habló cuando Hopper le preguntó directamente.

—No es nada señor, solo necesito unas vacaciones.

Merl intentó hacer de puente. Ella se revolvió, le costó más. Todos la miraban. Era el soldado perfecto, verla nerviosa, inquieta, levantaba suspicacias de todos. Tortuga se había quedado callado, ahí podían ver la gravedad del asunto. Ella obvió el tema, ya había dado su respuesta. Nunca la habían visto reconocer un error o cambiar de opinión. Claro que, tampoco la habían visto cometer un error. Cambió de tema.

—Por experiencia, solo hay dos tipos de guerrilleros; los fanáticos que creen todo lo que les cuenta su líder sobre su causa, o los mierdecillas que están ahí porque no tienen otra cosa que hacer. Ninguno es una fuente de información fiable. Puede que uno de los rusos, pero nadie habla ruso ¿No? —ya lo sabía, les conocía al dedillo, se había leído sus historiales —. Si quiere respuestas, cojamos a su jefe. Pero yo no pienso interrogarlo. Ya no hago eso.

Notas de juego

Solo para aclararlo, y disculpad si os ha llevado a error. La torre no es más alta que las copas de los árboles. Si da, lógicamente, una visión más elevada de la situación, y de la base. Pero como habéis mencionado, la selva es una malla muy tupida.

Fretharu, te mantengo la tirada en el caso de que el siguiente movimiento de Gustav sea una acción de sigilo. ¿Cómo dices? ¿Cómo puedo ser un máster tan generoso que cuida a sus jugadores? Ya ves, soy un trozo de pan.

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14/07/2022, 10:47
Jim Hopper

Esos otros cabrones no son de los nuestros. Buscan otra cosa — recapituló. Era necesario a veces dar un paso atrás y reenfocar la misión, cuando las opciones eran demasiadas y las dudas atenazaban al equipo. Jim pensaba que había armamento experimental, puede que un Mig o un satélite derribados —. Buscamos al agente derribado y sus papeles.  No nos vamos a meter hacia el noroeste, Merl. Si quieres, cuando volvamos, te presto un VHS de las tribus perdidas de Centroamérica. 

Cambió de tono, a uno más didáctico, con Linda.  Puede que sonase condescendiente, pero para Jim la alternativa era decirle alguna grosería.  Y nunca se mostraba grosero con Linda, aunque ella les restregase por la cara su superioridad moral. «Yo no hago eso» ¿Qué le pasaba a ésta? ¿Algún lío con Merl? 

Linda, vaya con Rico y consígame a algún guatemantero. No quiero que ese mierdecilla que capturen que me de el número de cuenta de su jefe ni que me recite a Karl Marx, sólo que me diga si tienen a un americano prisionero.  Cualquier retrasado sabrá eso.

»Gustav, Tortuga, Merl. Apoyo por si algo sale mal y tenemos que sacarlos de ahí.  En ese caso, tiramos la torre con explosivos, Gustav se carga a los del cobertizo y nos movemos como hemos hablado.  Granadas y fuego automático hasta que les saquemos de encima a esos piojosos.  

El plan era el mismo de antes, pero con el condicionante de que tanto Linda y Rico saliesen bien parados de su incursión. Para Jim, sus hombres eran siempre lo principal.    Ya habría tiempo de rescatar al prisionero cuando no quedase ningún guerrillero vivo. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Uso liderazgo para bonificar a los chicos

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21/07/2022, 13:53
Morgan Merl

Linda se mantenía cerrada a explicar lo que pasaba dentro de su cabeza. Morgan tenía claro, y seguramente todos, que algo preocupaba a la chica. Tampoco Rico soltaba prenda, aunque aquí podría ser simple "miedo", era novato y lo habían tirado a la  piscina helada, desnudo y sin salvavidas desde el trampolín. 

El sargento arrugó el entrecejo observando a Linda. Su mirada parecía decir, de acuerdo, te damos tiempo y espacio, pero no tardes en soltar esa bilis. Por otra parte, Jim quería ir sobre seguro. Cabeceó, aceptando la orden del capitán.

¿Qué diablos buscaba el otro grupo y habían encontrado? Si no era el mismo agente que representaba su misión. ¿Otro agente? ¿Capturar a uno de los rusos? ¿Y luego para qué se dirigían al noroeste? A su mente le gustaban la cábalas y enigmas, darle al coco, preguntarse el sentido de todo. No era buena cosa para un soldado, pero no podía evitarlo. Pensaba, reflexionaba, y después siempre actuaba común militar. Más parecía un entretenimiento de su mente. 

-Lo vemos juntos, con unas cervezas bien frías.

Siguió a los dos exploradores -Gustav, Tortuga, cobertura a Linda. Yo cubro a Rico. 

Se ocultó entre el denso ramaje buscando una buena posición de visión, tanto de Rico como de los guerrilleros. Se arrastró hasta el lugar idóneo, comprobó su fusil, observó con los prismáticos. Concentrado, preparado para la acción, calmado. Frío como esas birras heladas que les esperaban en el porche de su casa. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro percepción, buscar, por si sirve. Si es negativo, no se tiene en cuenta :P

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24/07/2022, 11:14
Rico Flores

El campamento había sufrido un ataque devastador… Aún así, vio comportamientos dispares, mientras unos parecían nerviosos y trataban de recomponerse, en un barracón había otros jugando tranquilamente a las cartas.

Podría significar que no esperaban otro ataque, por lo menos en un corto espacio de tiempo, y eso les brindaba una ventaja. Podrían aprovechar ese elemento sorpresa…

 

Sintió cómo se le erizaba el vello de los brazos, a pesar de estar chorreando de sudor debido a la intensa humedad. Observó su alrededor, algo parecía acecharle… ¿Quizá un vigilante?

Una sensación extraña… Recordó la primera vez que fue a colarse en una casa para robar un fardo de heroína de una banda rival. Todos habían salido, no quedaba nadie, pero, con todo y eso, le parecía que los ojos de las personas de las fotos le seguían, que cada paso que daba retumbaba como un trueno en mitad de una silenciosa noche en el desierto… 

Entonces no vio nada, tal como ahora.

Linda le hizo aumentar su ritmo cardiaco a niveles de infarto. Consiguió mantener la compostura, pero no lograba zafarse de aquella sensación, estaba enraizada en su cabeza. La sacudió un par de veces, intentando espantar esos pensamientos como si fueran moscas. Se centró en la misión y volvieron con el resto.

 

El plan de Hopper le pareció más razonable esta vez, la zona prohibida, tal como indicaba su nombre, era territorio vetado, y hacía falta saber quién era el rehén que tenían en el campamento. No había manera de saber si el ataque fue por él o por otra razón. Imaginaba que tanto Edwin como Sergei deberían tener más de un enemigo, y las casualidades pueden ocurrir. Lo mejor era aprovechar el momento, estaban distraídos y debilitados. Aunque…esa inquietante sensación seguía instalada en su mente…

 

Linda proseguía con su mutismo, y él no estaba seguro… quizá fuera simplemente que estaba nervioso, rallando la paranoia, pero se convenció de que aquello no era sino otro sistema de alarma, algo que le podía ayudar a mantenerse centrado y alerta… emuló el mutismo de Linda al respecto y atendió a las indicaciones. Seguro que pensaban que, siendo el novato, como no paraban de recordarle, estaría nervioso, incluso que se estaba cagando encima… Bien, ahora se vería.

 

Tomó aire, centrándose (*tirada de concentración), era hora de pasar a la acción. Comenzó a moverse, lentamente, fundiéndose con la vegetación, esa sensación anterior se había alejado como el recuerdo de un sueño inquietante que se desvanece al despertar.

Debía encontrar un guarda solitario para interrogarlo. Viendo sus erráticas idas y venidas, la dificultad radicaba en elegir el momento preciso, pero al mismo tiempo, era una ventaja, si el guarda no aparecía, lo mismo tampoco le echarían en falta…

 

- Tiradas (1)
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25/07/2022, 19:58
Director

 

Linda y Rico se perdieron en la espesura. Gustav y Tortuga siguieron a la mujer, Merl al novato. No más chistes, tampoco bromas. Linda no se giró para increpar a los dos gigantes o soltar un chascarrillo provocador.

—¿Qué le pasa? —preguntó Tortuga al polaco —. Es como si estuviera tensa.

Su mandíbula perfectamente cincelada, prieta como un candado, sus músculos entrenados, contraídos como si estuviera sujetando el cielo sobre sus hombros. Merl lo había visto antes, ahora todos lo notaban.

—¿Recuerdas Ruanda? ¿Los putos helicópteros? Me cagué en los pantalones. Linda iba haciendo una muesca en su cinturón según iba derribando las máquinas. No, nada pone nerviosa a esa mujer.

Ahora era él quien estaba nervioso. Hablaba en susurros. Se quitó el sombrero de cowboy, se secó el sudor. Miró a los árboles, a la nada verde que engullía su visión como si quisiera abarcarlo todo; sus horizontes, sus metas, sus destinos. Un único color, un único sentimiento. Rodearon la base. Atrás quedó Hopper, las órdenes claras, los nervios de acero. Nada podía perturbar su semblante. Inmaculado, en mitad del mundo salvaje, el último retazo de civilización en un mundo de locos.

Merl trató de percibir algo de su entorno. Sudor, calor, monos en los árboles, un vergel exuberante, una ramera de pechos frondosos y naturales que no dejaba ver nada más que lo que ella quería. Un agujero más que sumar a su lista de viajes.

Linda iba al frente, Rico trataba de seguir su ritmo. Era un fantasma, se movía como si no estuviera allí. Rico también, era su especialidad, pero Linda hacia que pareciese fácil. El novato estaba concentrado, ni un solo error, ni un solo descuido. Hopper había dado sus órdenes pero Linda las cambió.

—Quédate atrás y cúbreme. Cogeré a uno de esos guatemanteros. Vigila. Dispara a matar si ves…algo raro.

No esperó un asentimiento, escupió sus palabras y se perdió en la selva. Linda había elegido a su presa. En la zona sur de la base había unos hombres cavando tumbas. Sudorosos, cansados. De vez en cuando uno de ellos se separaba, llamado por la naturaleza, buscando una botella de agua o echarse un cigarro. Uno de ellos se escabullía de vez en cuando. A nadie le gustaba cavar. Con ese calor era más un castigo que un trabajo.

Hopper no veía a sus hombres. Miró su reloj. Había enviado a Linda y a Rico. Le daba quince minutos a la mujer para capturar a uno de los guerrilleros. Entre la maleza, Tortuga y Gustav veían a moverse a Linda igual que si estuviera nadando. Su cabello rubio se confundía perfectamente con los rayos dorados que atravesaban la maleza. Rico también tenía su ojo de cristal puesto en ella. Merl le vigilaba a él. Una cadena, si uno fallaba, los otros se moverían como una gran ola dispuestos a arrasarlo todo.

Uno de los guerrilleros, tan tostado como Rico y de su misma edad, dejó la pala, soltó una maldición por el calor y llevó su agotado cuerpo al interior de la selva. Miró atrás para evitar ser visto. Era su sexto cigarrillo en menos de una hora. Fumar no le importaba tanto como descansar los brazos. Se colocó el tabaco en la comisura de los labios. Sacó el encendedor. Una chispa. Un golpe, un parpadeo. Un cuerpo cayendo. En silencio, sin violencia, como si uno mano benévola lo hubiera mecido hacia el suelo. Nada de benévola. Linda había aplicado una práctica llave. Era como una palanca. Si sabias que puntos presionar, los hombres se postraban a tus pies. El tipo, que le sacaba una cabeza y quince kilos, se encontraba contra el suelo, comiendo tierra. No podía gritar.

Gustav y Tortuga se acercaron en silencio. Colocaron una venda en los ojos del guerrillero, le metieron un trapo en la boca. El guerrillero estaba asustado. Temblaba de miedo. Gustav lo alzó con una sola mano. Linda regresó, recogió el encendedor que se había caído y lo guardó. En un parpadeo, ya no quedaba nadie allí. Fueron retrocediendo.

El prisionero no emitió grito alguno. Estaba llorando. Además, a pesar del bozal de tela, le escucharon rezar. Había en él una desesperación que rodaba lo macabro, como si en un solo instante hubiera pasado de estar enterrando a sus compañeros a entender que él sería el siguiente. La  siguiente tumba sería la suya. Estaba hiperventilando, casi podían oír su corazón como un mono rabioso dando golpes dentro de una caja de cristal.

Lo arrojaron a los pies de Hopper. Le quitaron la venda. El prisionero tenía lágrimas, también mocos por todo el rostro. Sus ojos enrojecidos se abrieron de par en par al ver a Hopper. Sus pulsaciones empezaron a bajar. Les resultó extraño a todos pero el hombre parecía aliviado. Aliviado de verles.

—Vigilaré que nadie nos haya seguido —dijo Linda, no se quedaría a ver el espectáculo.

Hopper miró su reloj. Doce minutos. Un nuevo récord.

Notas de juego

¿Qué mejor que una ola de calor que volver que nuestra pequeña partida de Predator?

Ya estoy por aquí. Perdonad que os haya cortado el rollo, he roto el ritmo. Lo sé. Vuelvo a estar operativo para vosotros hasta el siguiente verano, pero no creo que vayamos a vivir tanto...jeje

Notas; el prisionero no habla inglés. Rico será vuestro traductor. Si él no está en escena, no entenderéis nada de lo que se diga. Daremos por hecho que el prisionero habla español y que Rico lo traduce.

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25/07/2022, 20:54
Morgan Merl

En aquellos tensos minutos, mientras vigilaba y protegía los movimientos de sus hombres, el sargento seguía dándole vueltas a la cabeza. El derribo al helicóptero, la carnicería incomprensible, el segundo equipo militar, el ataque a la base de los insurrectos...la marcha a toda prisa hacia el noroeste. No le cuadraba. No encajaban las piezas del puzzle que tenía delante, les faltaba justamente las que se unían y le darían un sentido a todo. 

Aparte de la inquietud anómala de Linda. 

El equipo de Hopper era un ecosistema sin fallos, diseñado por sus mismos componentes misión tras misión. Durante años habían perdido a muy pocos de los suyos, y en los últimos cinco ninguna baja. Fortuna, suerte, trabajo en equipo, sin heroicidades,  la maquinaria perfecta de un reloj atómico. Pero hoy, ahora, una de las piezas se salió un mínimo de su movimiento establecido; casi imperceptible. Ahí estaba, sin embargo. Linda. Quizá también Rico. 

No le gustaba nada.

Regresaron con un hijo de perra de la selva. Tan aterrado, tan en pánico, que resultaba patético. Cuando fue liberado de la venda, Merl vio una nueva pieza del puzzle que no era la que necesitaban, en los ojos del prisionero. La puta hostia. ¿Tan bestias fueron los otros? ¿A quién coño esperaba esta mierda? , se preguntó, a sí mismo. Mercenarios, el otro equipo son mercenarios hijos de puta pagados por tío Sam. Joder. Ya lo sospechaba.

Tal vez sí. Tal vez, no.

Aunque su rostro no mudó de expresión. Sus pensamientos eran nubes negras, cirros, que flotaban dentro de su cabeza y no salían al exterior. 

-Tortuga, Gustav, acompañad a Linda. Mantened los ojos bien abiertos. Si oléis problemas, comunicación por signos. Sin delatar posición. 

No tenían mucho tiempo. Extrajo su enorme cuchillo y colocó la afilada hoja en el cuello del tipo. El dedo índice de la otra mano a su propia boca, en señal de silencio. Eso era de conocimiento en todas las lenguas, si gritaba, le cortaba la garganta en un microsegundo. 

Le tocaba preguntar al capi las preguntas que todos tenían en mente. Y las que no. 

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26/07/2022, 10:33
Jim Hopper

41 años atrás.

—¡Mátale, Tom, pégale con la barra de hierro! —varios chiquillos sobreexcitados animaban a Tom Brockner, el matón de clase a dar un paso más, a subir el nivel, a hacer daño de verdad a alguien.

Reluctante, pero sin detenerse, el repetidor se acercó al escuálido cuatro ojos al que habían arrinconado en uno de los retretes.  La violencia era el único lenguaje que había aprendido.

—Reza tus últimas oraciones, saltamontes —dijo. Había oído una frase similar en un western, en casa del nuevo novio de su madre.  Y le golpeó, con el puño. Una y otra vez.  Hasta que Jim Hopper deseó que lo hubiese hecho con la barra.

Hoy.

Mirad, se alegra de vernos — Hopper sonrió, achicando los ojos.  Su cabeza corría rápido, anticipándose a sus adversarios, usando la sorpresa a su favor.  Del bolsillo sacó un cigarrillo, un Camel, que ofreció al prisionero.  Se lo pondría en la boca y lo encenderia.

Prisionero —dijo vocalizando lentamente —americano —señaló el campamento —¿? —gesticuló animando al prisionero a hablar.​​​

—¿Hay un prisionero americano en vuestro campamento? Si o no dejó entonces que Rico tradujese sus palabras—. ¿Cuantos sois?¿Funciona ese helicóptero? 

Él mismo se encendió un cigarrillo y ofreció otro a Tortuga.  Luego volvió a sonreír, afablemente, como si hablase con un niño que no encontrase a sus padres.

Te voy a despellejar y colgar de los árboles si no me dices lo que quiero saber. ¿Me has entendido?  

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26/07/2022, 11:52
Director

Linda miró de soslayo a Gustav y a Tortuga cuando estos la siguieron, pero la mirada en llamas se la ganó el sargento. Por norma general, ahora era cuando decía “No necesito unas niñeras tan feas” o algo similar. Linda era una mujer en medio de un mundo de hombres y era bastante celosa de su intimidad. Cuando tenían que hacer sus “cosas de chicas”, se limitaba a desaparecer y a volver sin decir nada. No quería que sus compañeros pensasen que era débil solo porque ella tenía que cumplir con ciertos rituales biológicos y sus compañeros no. Nunca llevaba protección. Sabía cuidarse sola. Una vez un ex Delta Force había tratado de seguirla a una de sus tareas, por poco le rebanó el pescuezo. Linda. Y sin embargo esta vez no dijo nada sobre la escolta. Se sentía más cómoda con ellos que sin ellos.

No se alejó mucho. Escucharía el interrogatorio, pero ya le había dejado claro a Hopper que esas cosas ya no eran algo que hiciese. Una lástima, si uno tenía estómago podía ver el arte que Linda había tenido en ir arrancando pedazos a la gente sin quitarles la vida.

 

El alivio que pudiera sentir el prisionero se fue por su vejiga cuando Merl le enseñó su reluciente y afilado cuchillo. El olor a orina era algo familiar para todos ellos también, el olor al miedo. Hopper habló y Rico fue traduciendo. No necesitaron mucho, la verdad. El prisionero se había convertido en un pajarito con los pantalones mojados. Empezó a cantar.

—Os…os…os…—aire, necesitaba aire.

Cerró los ojos, dejó de ver el cuchillo bailando. Miró a Hopper. Curioso, el hombrecito con aire de oficinista daba más miedo que los tipos grandes con cicatrices o el pirado del cuchillo.

—Os llevasteis al americano. Matasteis a mis amigos —agachó la vista —. No sé cuántos quedamos. Nos han estado asesinando. Ramírez, Diego el Loco, Cinco Rayas, Pedro Barato, los mejores. Luego las explosiones, vosotros, con vuestras armas automáticas y vuestros explosivos. No sé cuántos quedamos. Mis amigos están muertos —empezó a llorar, un petardeo ominoso de lágrimas y mocos, el shock aún duraba —. Se ha puesto todo bien clavado, señor.

Rico tuvo que repetir las preguntas.

—Están arreglando el helicóptero. Los rusos pajeros se irán en cuanto lo consigan —tragó saliva, dejó de hablar cuando Hopper mencionó que podría despellejarle y colgarle de los árboles.

Su instinto de supervivencia estaba buscando una escapatoria. El prisionero estaba confuso y aterrador a partes iguales. De vez en cuando lanzaba miradas a la jungla y se veía en su rostro la misma aprensión que cuando Merl hacía girar su cuchillo en la mano. Si les decía lo que querían le dejarían en paz. Quizás. Era un cartucho que tenía que gastar. Para él, en su ignorancia, era evidente lo poco de valor que podía ofrecerles. El último interés militar que quedaba en su denostaba fortaleza.

—Tenemos a su espía, a Gonsalves. Los rusos se la llevarán cuando la maquineta esté arreglada.

Notas de juego

Para agilizar el interrogatorio, os voy añadiendo cositas, pero no pasaré de escena hasta que todos hayáis respondido. Ya veo que sois gente sutil que entiende de diplomacia.