Partida Rol por web

Siguió con la cabeza la pokeball cuando el mareep la pateó con toda facilidad, bajandola a tiempo de ver como le miraba unos segundos antes de seguir con su comida. -....- Miró algo sorprendido al pokemon, esperando una reacción más enérgica, antes de alejarse de nuevo, intentando seguir la trayectoria de la pokeball. Quizá no se hubiera roto y podría recuperarla para volver a intentarlo.

Aún con el mal sabor de boca de comprobar como aquel Mareep había evitado su captura, decidiste ir a comprobar el estado de la pokéball que rechazó. Tan solo te llevó unos cuantos pasos encontrar el paradero de aquella bola, la cual se encontraba abierta y por desgracia inhabilitada para ser usada de nuevo, hasta algo se movió bajo la pokéball.

De repente, algo salió de debajo de la hierba donde se apoyaba la esfera, la primera impresión fue bastante alarmante porque no esperabas que "algo" saliera de allí, cuando pudiste centrarte en lo que había allí delante, viste a un alegre Togepi, que sujetaba la pokéball rota en sus pequeñas manos mientras jugueteaba con ella

Habías escuchado rumores sobre estos pequeños pokémon, los cuales van ligados a la buena suerte de aquel que posea uno y sepa hacerlos felices.

Suspiró un poco al ver la pokéball hecha polvo en el suelo tras su recorrido aéreo, agachándose para recogerla cuando el pequeño Togepi salió del suelo para adelantarse a su movimiento. Miró unos momentos como el pequeño pokemon jugaba con la pokéball estropeada, girándola entre sus manitas. -Mmm...- Sacó la otra pokéball de su bolsillo, haciéndola rodar hasta el Togepi para no asustarlo, esperando que al tocar sus pies lo capturara aprovechando que estaba distraído con su improvisado juguete.

Togepi notó como la pokéball rozó su pequeño pie. Éste miró la esfera mientras sonreía, después te miró a ti y sonrió eufórico

- ¡Togepi! - y tras aquel pequeño chillido de euforia, la pokéball que lanzaste con tanto cuidado se abrió y absorbió por arte de magia a aquel pokémon.

Observaste como la bola ni siquiera se movía, era como si el Togepi no estuviera ofreciendo resistencia, fue así como sonó el bendito "click" que confirmaba que acababas de conseguir atrapar a tu primer pokémon.

Parpadeó un poco mientras se aseguraba de que la luz que indicaba la resistencia en el interior de la esfera se apagaba, recogiendo la pokeball como si ardiera. No se creía que acabara de capturar su primer pokemon, al menos hasta que lo comprobó. -Adelante, togepi!- Dijo, tirándo la pokeball unos metros delante suyo, sonriendo ilusionado al ver como el pokemon aparecía dando un gritito ilusionado. Se acercó enseguida, levantando al pequeño pokemon para abrazarlo suavemente. -Ahora ya soy un entrenador...- Se dijo. acariciando al pequeño en sus cuernecitos. No parecía ser un gran combatiente, pero seguro que se convertiría en uno tarde o temprano. -Muy bien...vamos a la ciudad..alli comprare un par de pokeball más, al fin y al cabo necesitaras compañeros, ¿no te parece?-

Togepi parecía muy contento con tu presencia, así que aceptó gustoso en ser tu pokémon y te acompañó hasta Costa Zafiro para visitar la tienda.

Allí pudiste ver que había estanterías con artículos, aunque no demasiados.

Había que reconocer que la pokétienda de Costa Zafiro no era demasiado grande y eso repercutía en su tock

- Bienvenido querido cliente, adquiera nuestros productos con total garantía - comento sonriente la dependienta. Observaste que no eras el único cliente, parecía que había otro muchacho más adquiriendo artículos.

-Buenos dias.- Dijo, sujetando al pequeño Togepi en brazos. Su peso y sus sonidos mientras caminaban le ayudaba a recordar que ya tenía su primer pokemon, además de que el pequeño parecía haberle cogido cariño a la trenza que colgaba a un lado de su cabeza con la que no paraba de jugar. Miró los estantes, cogiendo un par de pokeballs y una poción por si acaso la necesitaba más adelante. Dejó el dinero sobre el mostrador con una sonrisa, saludándo educadamente al otro entrenador.

Salió del centro pokemon tranquilo sabiendo que Zlatan escucharía su recado y podría buscarlo mientras el aprovechaba para entrenar a su equipo. Volvió a la ruta, bordeando lo más lejos posible el faro que tan malos recuerdos le traía.

En cuanto te adentraste en la ruta, notaste como varias sombras comenzaban a pasar rápidamente sobre tu cuerpo. En el instante que miraste hacia arriba viste como había una bandada de pájaros a gran altura surcando los cielos, pero uno de ellos, atraído por algo que vio en ti, no dudó en bajar a gran velocidad y comenzar a revolotear a tu alrededor con graznidos.

No sabías si se trataba de una amenaza pero estaba convirtiéndose en algo muy molesto. Te bastaron pocos segundos para identificar al pokémon como a un Murkrow

Se agachó instintivamente cuando una sombra le pasó por encima, mirando al cielo con cuidado para encontrarse a los pokemons cuervo graznandole sin parar  con un ruido ensordecedor. Cogió la pokeball de snorunt, preparandose para e l combate. -Adelante Snorunt! enseñales de que estas hecho!.-

-Doble Equipo, Snorunt!- Dijo, quería asegurarse de que el murkrow no le alcanzaba con su pico o sus garras.

Snorunt comenzó a moverse con gran velocidad, algo que provocó que acertarle fuese más complicado sin embargo eso no provocó que Murkrow se sintiera intimidado.

En un rápido gesto el pokémon volador comenzó a moverse a gran velocidad alrededor de Snorunt, en un intento por provocarlo y hacer que atacase, sin embargo Snorunt era demasiado rápido para caer en un juego de tal calibre.

-Snorunt, canto helado!!- Le indicó, así podría aprovechar que lo tenía cerca para que el golpe no fallara

Murkrow ascendió por los aires para evitar con total facilidad el ataque de su contrincante, sin embargo pudiste ver como desde aquella posición el pokémon echó una mirada bastante siniestra a tu Snorunt, no sabías de qué se trataba pero había dejado en el ambiente una sensación bastante oscura.

-No te desanimes, Snorunt! usa de nuevo canto helado!- Le ordeno, quiza podría impactarlo cuando descendiera.

Murkrow volvió a agitar sus alas para evitar el ataque de Snorunt, aquello provocó que hiciera un graznido que no sabías si se trataba de una burla o algo peor, aún así parecía que el resto de los compañeros del pokémon volador lo estaban reclamando, ya que del cielo comenzaron a escucharse más y más graznidos.

En tan solo unos segundos, Murkrow ascendió aún más para reincorporarse con el resto de la bandada, los cuales volaron rumbo al oeste a gran velocidad.