- Ahá, adelante pues. Yo no soy especialmente sigiloso, asi que si queréis avanzo detrás de vosotros. - Dice Ighar que por su actitud despreocupada claramente no había visto ninguna cueva o droide hasta que sus compañeros lo han señalado.
Miro a mis compañeros y les digo: Bien, aproximemonos a la entrada lo mas sigilosamente posible. Cubrid los flancos y la retaguardia.
Y empiezo a caminar lentamente hacia la entrada de las cuevas, pegado a la pared del cañón, atento tanto a la entrada como a la parte alta del acantilado.
Sin añadir nada más, me pongo la capucha y sigo a Erf'ea lentamente, y girándome de vez en cuando para vigilar la retaguardia.
Mi túnica de ocultación añade un dado negro a las tiradas para percibirme.
Rolen sigue a sus compañeros, tomando el tercer lugar y procurando moverse sin hacer demasiado ruido, atento a sus alrededores.
Ighar saca su arma y se coloca en el flanco derecho de Erf'ea antes de seguir el camino.