Partida Rol por web

Keller vuelve al almacén y revisa las cajas que antes dejó sin mirar en busca de cosas que le puedan ayudar a rescatar o a constatar el trágico fin de sus compañeros. Cuerdas, arneses..... de todo un poco, que pueda ser útil....

Poco después de empezar a revolver, encuentras un gran rollo de cuerda gruesa, imaginas que lo bastante como para sujetar tu peso, con un par de mosquetones en sus extremos. Y en una de las paredes, como olvidado, cuelga un arnés en buen uso. 

Casi esperas que te sorprenda otro de esos engendros blancos. Pero ninguno aparece como de la nada, sólo los cadáveres que ya estaban ahí. Y que han empezado a oler bastante mal. Jurarías que cuando los matasteis no tenían ese aspecto tan...fláccido. 

Por un momento, Dave tiene la sensación de que algo le empieza a salir bien. Encuentra una gran cuerda con mosquetones, pero lo que es más extraño... ¡también un arnés! Yo no sé si es que quien vigile a través de las cámaras está ayudando, pero por mi parte... yo estoy encantado de que me ayude a salir de esto...

Al momento, se cuelga el arnés en la espalda a modo mochila, para no perder agilidad, recoge la cuerda y la coloca en el mismo para salir por el mismo camino por el que acaba de llegar

Dave vuelve al hueco del ascensor, donde su premonición se cumplió. llegando al hueco, se dispone a preparar el material de escalada para intentar descender al ascensor destrozado, aunque seguramente sólo sea para constatar lo que cree que ya sabe...

Desata la cuerda, mira a su alrededor, ata los mosquetones, se coloca el arnés, asegura la cuerda en el habitáculo del ascensor. y se dispone a bajar a buscar a sus compañeros... o lo que queda de ellos

Busco algún sitio donde poder anclarlo, ya sea en  algún hueco de las guías del ascensor o en algún sitio del pasillo que pueda hacer de tope (Por ejemplo algún mueble que pueda taponar la puerta del ascensor)

Es en este momento en el que el jóven Dave, recuerda que en las habitaciones contiguas, hay diverso mobiliario que puede utilizar de tope para encaramarse y descender por el hueco del ascensor.

Busca armarios, mesas, camillas que pueda usar con las patas enfrentadas..... Cualquier cosa que pueda servir para hacer contrapeso y evitar que sus huesos acaben esparramados en el suelo

No te cuesta trabajo encontrar una camilla en las habitaciones y empujarla hasta el ascensor. Es lo suficientemente larga como para colocarla atravesada contra las puertas, y ya viste que todas estaban en buen estado, por lo que será un estupendo tope al que anclarte.

Como si hubiera sido un Scout, se coloca su arnés, y con lo que él entiende que es una técnica depurada de cabullería, o al menos lo suficientemente resistente para aguantar su peso, pasa la cuerda entre la camilla que hace tope y su arnés y se decide a bajar por el hueco...

-Muerte o gloria... piensa para sí....

Tiras de la camilla hasta que está bien encajada y, con más entusiasmo que pericia, empiezas a descender por el profundo hueco del ascensor, aferrando la cuerda con fuerza.

Son muchos niveles...¿podrás llegar hasta abajo sano y salvo?

Empiezas a descender ayudándote de la cuerda. Vas con cuidado, pero al cabo de un rato empiezas a notar que tus manos y brazos sencillamente no pueden soportar tu peso. Buscas asideros en los que apoyarte, pero terminas perdiendo el agarre y el equilibrio. Te precipitas hacia el fondo.

Mientras caes, te golpeas contra los hierros del interior un par de veces. Eso y la cuerda enredándose en ellos frenan parcialmente tu caída pero aun así es muy doloroso y crees notar que se te rasgan la carne y el hueso

Desesperado, tratas de sujetarte de nuevo, pero apenas agarras la cuerda gritas, porque la fricción te abrasa las palmas de las manos, dejándolas en carne viva. Cuando por fin logras sujetarla o enredarte en ella, a poca distancia ya del fondo, la sacudida desencaja tus articulaciones y te hace oscilar violentamente como un péndulo. El movimiento lateral te estrella contra la pared y las guías, dejándote semiinconsciente.

Sin saber muy bien lo que pasa ya, te sientes deslizar contra la pared un par de metros metros más hasta una superficie dura, fría, e irregular, en la que te derrumbas como un saco de patatas. Allí se detienen tu movimiento y tu cerebro.

CONTINÚA EN LA SEGUNDA PARTE