Partida Rol por web

— Solo vi al zombi, pero tampoco es como si la gente puede levantarse de la tumba sin mas. O bien había un nigroamante, o ha sido... eh... lo opuesto a un milagro.

Lazaro miró extrañado, y francamente decepcionado, las reacciones de sus compañeros. La revelación sobre Gato no pareció importarle mucho, aunque el yelmo ocultaba si se había sorprendido o no.

— ¿De verdad esperáis llegar a alguna parte con una actitud tan pésima como esa? Os estáis acobardando sin siquiera haber visto al enemigo para tomar una medida de su poder, amilanandoos ante la mera mención de su existencia. ¿Esa es la actitud que vais a tener ante cualquier reto o desafío? ¿Cómo esperáis crecer y superar vuestros límites así?

Con un rostro de fria furia, Demian se puso de pie cuando Lazaro hablo acerca del nigromante. Escucho a Lith atentamente, intentando que su rostro no delatara la decepcion que sintio cuando esta sugirio escapar de tal criatura.

— Rezare Lith, no te quepa la menor duda. Pero sera por el alma de aquel que intente ponerse entre mi y mi deber. Nunca pense ver el dia en que Lazaro entre toda la gente hable con mas sentido que tu.

Fue una bendicion que el Gato comenzara a vomitar. Al principio, el paladin solo se limito a verlo con una cara de franca sorpresa: Su compañero tenia cientos de defectos, pero nunca habia demostrado cobardia. Aquella demostracion era tan impactante como el hecho de que era un elfo. CASI.

— Esto... Tienes algo, en la oreja...

Señalo sus propios oidos como mostrando donde estaba la afliccion del joven, aun algo sacado de lugar. Lo sabian los otros? Era el unico quien no se habia dado cuenta todo este tiempo?

Sacudio la cabeza, volviendo al tema de importancia: — Lazaro tiene razon. No podemos ignorar algo asi. Quizas tengas razon Lith, quizas es un zombie perdido. Pero y si no lo es? Hemos abusado de la hospitalidad de Jim y los suyos, vamos a dejarlos desprotegidos ante semejante amenaza? Vamos a encontrar a ese nigromante y mandarlo al infierno, donde pertenece.

Carole quedó pasmada con las orejas de Aerion, incapaz de apartar la mirada de ellas, se tardó varios segundos en poder cerrar la boca. La voz de los demás la regresa a tierra, aunque sigue guardando silencio. Por otro lado, Jim se vio distraído y se perdió del evento.

—Sí, necros... ¿Nigros?

Suena un poco feo...

—Necros Luebech advenios. ¡Aventureros ir a Luebech!

Entre esto y lo otro, el grupo decide partir hacia el norte. Ya sea por la misión que tienen actualmente o por esta nueva noticia rara que surge, el camino que deben seguir es casi el mismo, así que mejor aprovechar el tiempo.

Las pistas que habían conseguido indicaban que la guarida se encontraba cerca de la montaña, siguiendo por el camino hasta la primera encrucijada y apartándose de él, continuando derecho, hasta llegar a un monte tupido cerca del borde de la montaña. Se monta un campamento al anochecer en un lugar seguro mientras que continúan deliberando. Pese a haber discutido durante todo el trayecto sobre el curso de acción, aún no se toma una decisión clara.

— Esto... Tienes algo, en la oreja...

—Imaginaciones tuyas— le replico mientras tiro de mi capucha más todavía para ocultar mis orejas.

Sonrío cuando Carole empieza a chapurrear nuestro idioma y dice " ¡Aventureros ir a Luebech!".

—Sí, iremos a Luebech.

Una vez acampamos tras encontrar algunas pistas me pongo a trabajar en la hoguera. Mientras avivo las llamas lanzo la pregunta que me ronda en la cabeza.

—¿Entonces vamos a pasar del encargo de los duendes, o retrasaremos el tema de Luebech?

Espero en silencio las respuestas de mis compañeros mientras sigo avivando el fuego. Prefiero hacerlo de forma manual a que lo haga Lith con magia.

Cuando Gato se volteó para con la capucha caída no pude apartar la mirada siendo cazada con rostro de preocupación. Si bien era extraño ver un elfo fuera de sus territorios no era aquello lo que provocaba mi mirada de preocupación, si no el hecho de cómo había respondido a la mención de los nigromantes.

Cuando su pregunta sobre si tenia algo en la cara llegó y tras la alusión del sacerdote por sus orejas intetne rebajar un poco la tensión.

—En realidad… te queda un poco de… saliva.—Dije mientras señalaba mi propio carrillo para hacerle entender de que aun tenia un pequeño hilo de la bilis que había expulsado.

Fue entonces cuando Damian y Lazaro empezaron a subir el tono de conversación sobre que hacer con el nigromante. Levante los brazos antes de hablar.

—Estamos en una posada en mitad de ninguna parte.A lo sumo habrá un par de difuntos aquí y ya he instado en echar un vistazo antes de marcharnos. — Dije mientras cruzaba los brazos.— En serio, deberíais saber diferenciar entre tener el valor de ayudar a la gente o correr hacia la muerte.

Di un pequeño suspiro antes de coger de la mano a Carole y señalar las escaleras haciéndola entender que había que recoger las cosas de la habitación.

Así retomamos el viaje con un objetivo aun mas lejano y una nueva acompañante. El tiempo paso rápido y cuando quisimos darnos cuenta ya estábamos montando el campamento al lado del camino.

Estaba revisando los suministros que teníamos en el carro mientras Carole me miraba fijamente cuando la voz de Gato, quien habitualmente encendía la hoguera llegó hasta mi. 

—O paramos a matar unos goblins y canjeamos sus orejas en la siguiente sucursal del gremio para poder comprar suministros o tendremos que estar parando constantemente para cazar o forrajear alimento. — Dije mientras soltaba un suspiro.No tarde mucho en bajar del carro y revolotear el pelo a Carole.— Creo que sería mejor acabar con unos goblins, ayudamos a los viajeros de este camino, no cancelamos una tarea ya aceptada en el gremio y me evito tener que ver cómo le rompéis el cuello a un conejo durante el camino.

Aunque la verdad es que aquello último, con tal de no comer algo distinto a la carne seca, el pescado en salazón o pan duro, era algo que podría soportar.

Una vez mas, tomando la mano de Carlore camine hacia la fogata la cual ya empezaba a emitir pequeñas llamas y me senté junto a Gato dando unas palmaditas a mi lado para que La muchacha tomara asiento.. Mientras Demian y Lazaro hacían sus cometidos baje la voz para hablar con Gato.

—¿Estas bien Gato?—Pregunte de forma conciliadora— Allí en la taberna… por mucho que me explayara en las explicaciones algo me dice que el termino nigromante no era algo nuevo para ti.

Sabía que había sido bastante severa con lo peligrosos que eran los nigromantes, pero aquella reacción había sido demasiado brusca… Es decir, había visto a Gato pelear contra un caimán dentro de una alcantarilla, no era una persona a la que mi explicación sobre un nigromante fuera a hacer vomitar.

—¿Estas bien Gato?—Pregunte de forma conciliadora— Allí en la taberna… por mucho que me explayara en las explicaciones algo me dice que el termino nigromante no era algo nuevo para ti.

Me quedo inmóvil cuando me pregunta Lith. Muevo un poco las brasas como reacción.

—He tenido una mala experiencia con un mago que podría haber practicado la nigromancia— me limito a decir —Sé bien lo peligrosos que pueden llegara a ser.

No pienso hacer mención de aquel incidente de Dragonia, no tengo por qué implicarlos. Ya es demasiado que se hayan dado cuenta de que soy un elfo.

Lazaro estaba dando vueltas para comprobar los alrededores tras estirar los petates del grupo.

— Te vendría bien cazar para entrenar el cuerpo — le dijo el guerrero a Lith —. Pero eso lo podemos hacer con y sin dinero, así que sigue sin estar de mas acabar con esos goblins.

Tras insistir en vano que deberian al menos peinar la zona en busca del nigromante, Demian partio con el grupo tras agradecer a Jim su hospitalidad una vez mas. Le hubiera gustado despedirse del peregrino que conocio la noche anterior, pero no lo habia visto por ningun lado antes de salir. No tuvo mas opcion que dedicarle una rapida y silenciosa oracion mientras arrancaban camino.

La tarde llego demasiado pronto, y aunque los efectos de su sindrome de abstinencia comenzaban a hacerse sentir nuevamente, el paladin estaba de relativamente buen humor mientras abrevaba a Almendra.

Nunca se habia percatado lo mucho que extrañaba su hogar hasta que se pusieron en direccion alli. En sus sueños, justo antes de que rompa el alba para traerlo al imperfecto mundo material una vez mas, podia ver las inmaculadas torres blancas y las afiladas puntas de los techos de las iglesias de Luebech, podia sentir el viento fresco del mar en su rostro, oir el alboroto de las gaviotas en la cercania de los puertos... Y entonces despertaba, con la mañana llevandose una vez mas todo aquello que amaba tanto.

Cepillaba a Almendra de manera automatica mientras, abstraido, se preguntaba que era lo que podia estar pasando alli. La advertencia de Carole no era nada tranquilizante, pero estaba seguro que no habia lugar mas seguro en el planeta que la sede de las Doce Ordenes.

Pero si estaba tan seguro, por que no podia quitarse esta maldita preocupacion de encima...?