Por fin salíamos de aquel sitio. Yo ya con cierto miedo y ganas de irme a casa a darle del comer al gatico.
- Yosua, hermoso, acercanos a casa....Mira, alli le doy de comer al gatete, que estara estraspellao, y podemos hablar desto...En secreto, como en as piniculas. El guacheras no hará na ¿o que pensís? - pregunto.
Pos los gañanes salieron d'allí escopeteaos, que parecían c'habían comío en un ristaurante chino d'esos de la capital. ¡Ay los chinos! ¡Nos comen los chinos! En chinos era en lo que pensaba el alcalde tamién, que ende s'habían colao en la fábrica estaba asín como apollardao, que no hablaba, se ve que tenía su propio runrun... ¡O qu'estaba pensando sobre su casica en Cuenca! ¡Menudo pájaro!
El guiri se llevó a tos a la casa de la Cipriana, que tenía al gatete estraspellao y quería dale de comer. Asín c'así se fueron pa la casa de la Cipriana.