Le miré.
-No se a donde ir. -Confesé.- Pero seguiré sin Adrián hasta que cumple los 20 años.
Hasta la tarde no se despertara, hasta entonces que propones?Saco mi cabeza para lamer la cara de ella y animarla, después vuelvo a esconderla como antes.
-Alejarnos, lo maximo posible de esta ciudad. Iremos a un hipodromo, alli alquilare una avioneta y nos dirigiremos al desierto. ¿quien nos va a buscar alli?
Llegamos caminando hasta que vemos el helipuerto. Allí un hombre de unos 40 años, rubio, ojos verdes, complexión fuerte acompañado de una niña de unos catorce años que parece su hija claramente esperan mientras el hombre parece explicarle algo acerca de unas flores o plantas.
Me acerqué decidida, la noche se nos echaría encima sino nos encontrábamos en el aire en menos de una hora.
-Señor -llamé su atención.- Quiero comprar una de sus avionetas. -Le informé.- ¿Cuando pide por aquella? -señalaba una pequeña
El hombre me dio un precio que no me atreví a cuestionar. Tenía cara de honrado y yo no sabía el valor del dinero, así que, simplemente, le di lo que pedía. Saqué mis gafas de la mochila y me las puse.
-¡Osito! ¿Preparado?
Rowan compra una avioneta y cuando me pregunta si estoy listo miento pero voy con ella afirmando. Volamos hasta hacer nuestra primera escala en España, la ciudad es Madrid y algo se reactiva en mi. Algunos recuerdos surgen en mi es Rowan, no, no e Adrian y es Isabel. Cuando pisamos el suelo no puedo evitar gritar. Isabel no.