¡Voy a llamar! ¡A llamar a Iñaki! -dije, aún sabiendo que el programa de vuestro jefe estaba en el aire, a muchos kilómetros de distancia de Madrid-. Entonces cogí de nuevo mi teléfono, intenté ponerme en contacto pero no había manera... no había cobertura. Voy afuera... -les dije a mis compañeros sin poder mirar los hilos de sangre allá cayendo sobre la piedra de las paredes...
Salgo afuera.
-¡Espera Amaya! Mejor salgamos todos. -Tiendo una mano al aterrado Gonzalo para ayudarlo a levantarse-Tran-quiilo. No pasa nada, levántate y saldremos afuera de esta cueva a tomar un poco el aire y ver a Thomas. Tú tranquilo, respira hondo, estamos contigo y aquí no va a pasar nada, ya verás, sólo son un montón de piedrecitas y agua roja, ninguna de esas cosas ha matado a nadie todavía.
Me dedico a decir toda clase de palabras tranquilizadoras. Ni siquiera yo me creo lo que estaba diciendo, pero necesito que se tranquilice y nos acompañe, no me atrevo a perderlo de vista. Dios mío qué paparruchas estoy soltando.
Motivo: Calmar
Tirada: 1d6
Resultado: 1 [1]
Tiro para ver si calmo a Gonzalo. 1 dado pq no tengo conocimientos específicos ni herramientas.
El muchacho estaba totalmente acongojado por lo que veía. Mientras Amaya se detenía un instante antes de salir, Gilberto trataba de calmar a Gonzalo como podía, aunque aquella situación no era muy propicia. Sin embargo, el joven guía no iba a quedarse allí dentro solo, por lo que los tres, linterna en mano, salístesis de la cueva finalmente, desandando los pasos a todo trapo.
Una vez en el exterior, el frío concentrado en la cueva (un frío inexplicable) se disipó, y pese a que era verano y hacía "rasca" afuera, la temperatura era más alta que en interior. La furgoneta estaba allí, eso sí, pero ni rastro de Thomas.
Entonces Gonzalo se agachó, se apoyó en sus propias rodillas y, dejando caer la linterna afuera, comenzó a jadear. Un instante después sus ojos tornaron en blanco, y cayó fulminado al suelo, como inconsciente. Pocos segundos despues su cuerpo comenzó a moverse, como si de espasmos fuertes y descontrolados se tratasen, y por su boca comenzó a expulsar espuma; cada vez más y más. La situación era descontrolable...
Y el colofón final venía ahora. Ante vuestra increíble percepción de las cosas esa noche, los sensores de Amaya comenzaron a pitar aún dentro, y del interior de la cueva salió entonces un ser extraño y terrorífico. Caminaba sin pies, como flotando, y se aproximaba a vosotros (que estábais entre la entrada y la furgoneta). Venía y venía, se acercaba y se acercaba. Gonzalo tenía cada vez más espasmos, cada vez parecía empeorar... Y aquella silueta fantasmagórica era realmente desconcertante.
El móvil cayó de mi mano del susto que me llevé de ver a Gonzalo en tal condiciones AAaaaah Gonzalo para por dios, Aaaah Gilberto..que hacemos? le está dando un ataque Aaaaah joder joder Gonzaloooo. Estaba asustada..no sabía que hacer. Me dio por gritar y agarrar a Gilberto...ya esta! Y es que estaba totalmente bloqueada. Para colmo los sensores no paraban de sonar lo que nos provocaba aún más ansiedad. Pero si eso era poco...al mirar para la cueva vimos cómo una silueta, un espectro de lo más siniestro se acercaba a nosotros Aaaahhh AAaaaah le alumbre con la linterna que aún llevaba en la mano para poder apreciar mejor a esa criatura y con la esperanza de que la luz le asustará..como si esa cosa se fuera a asustar de una luz..pero si, en aquellos momentos de pánico total era lo único que se me ocurría. Gilberto, Gilberto...madremiaa que se está acercando!!!! Corrí al lado de mi compañero sin poder apartar la mirada del fantasma.
Temblando de terror y de rabia, estallo hacia Amaya mientras la sacudo tratando de sacármela de encima.
-¡No lo sé Amaya, NO LO SÉ! ¡No tengo ni puta idea, tú eres la que entiende de estas mierdas! ¡Sácale un crucifijo, espántalo, llama a los cazafantasmas, YO QUÉ SÉ!! ¡Sólo soy el tío que enchufa el puñetero micrófono para que soltéis paparruchas!
Mi incredulidad se derrite. Todos los disparates son reales. Y de repente lo que acabo de espetar me da una idea. Pongo el aparato de emitir en el suelo allí mismo, empiezo a tocar los mandos intentando conexión con la emisora y le paso un micrófono a Amaya: -! Toma! ¡Pide ayuda a la emisora a ver si nos mandan a la Guardia Civil ! ¡O le haces una entrevista, ¿¿no queríais grabaciones espectrales??! -
Motivo: Conexion en directo
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 1, 1 (Suma: 3)
Tengo el aparato y los conocimientos. Tres dados...oops.
Amaya había entrado en estado de pánico. Lo cierto es que sólo pudo reaccionar gritando de miedo y desesperación. Gilberto estaba tan nervioso y asustado (y con razón), que comenzó a tocar los botones de los aparatos que llevaba consigo, y que lograría, según lo estimado, contactar con la emisora (aunque estuvieran en pleno directo). Sin embargo, repetidor de frecuencia portátil se le cayó al suelo, el teléfono satelital comenzó a emitir un pitido y los cables se le enrredaron. La logística era en ese momento un caos.
La criatura seguía avanzando. Entonces pasó por flotando por encima de Gonzalo, que seguía inconsciente en el suelo. Ahora avanzaba hacia vosotros.
Comenzó a elevar un brazo.
Le doy un manotazo de frustración al aparato-¡JODER! ¡De todas las puñeteras noches para estropearse...!-y me interrumpo aterrado al ver que lo tenemos cada vez más cerca y empieza a señalarnos. Una docena de ideas pasa a toda velocidad por mi cabeza pero todas son irrealizables o estúpidas, así que me quedo parado sin saber qué hacer, sin poder dejar de mirar.
-¿Q-quién eres? ¿¡Qué quieres!?
-Usar lo de las consecuencias...no se me ocurre ninguna aplicable
-Tirarle el cacharro...es demasiado caro y valioso.
-Gritar de miedo y acurrucarme...no pega con lo que acaba de hacer
-Levantarme y amenazarlo con la multiherramienta... Le resultaría ridículo, a un fantasma no le puedes apuñalar.
-¿Huir?... No es tan mala persona como para dejar tirado a Gonzalo o Amaya. Además, en mitad de la noche, campo traviesa y sin conocer la zona es peligroso.
¿te refieres a la regla de "meterse en problemas"? Eso espara cuando pierdes algun contador de estado.
En breves actualizo.
La criatura no decía nada. Tan sólo avanzaba hacia Gilberto. Amaya trataba de entablar conexión con el equipo de Quinto Centenario y la Guardia Civil, pero no había manera. Entonces escuchásteis unos pasos acercarse, correr a todo trapo. Se trataba de Thomas, que traía un madero en su mano, una rama gruesa de árbol. Cuando estuvo a la altura de la criatura, trató de atizarla, aún a la carrera, pero ésta no hizo sino desaparecer dejando una leve humareda. Entonces reapareció detrás de Thomas, en ese instante.
¡AAAahhh!! -vuestro compañero gritó, y comenzó a elevarse en el aire por sí sólo-. Era como si alguien estuviera agarrándole por el cuello y alzándole a pulso, pero allí nada se veía (la criatura fantasmal estaba sólo detrás de él, sin inmutarse, viendo como espectadora el evento). Tomas se llevó las manos al cuello, tratando de zafarse, y sus pies se movían dando pataletas sobre el terreno. Acto seguido, Thomas dejó de moverse. Había muerto. La criatura desapareció entonces, esfumándose nuevamente en el aire.
Gilberto, haz una tirada referente a descubrir o darte cuenta de algo. Como siempre, usa 1d6 y añade hasta dos dados más por tu profesión, habilidades u objetos especiales.
Me lanzo sobre su cuerpo yacente.
-¡Thomas!¡¡Joder!!¿Pero qué has hecho, gilipollas??-durante un momento, por los nervios, le agarro y le sacudo, pero enseguida me detengo y lo suelto, porque estoy meneando un cadáver. Me rindo a la evidencia. Dios. Está muerto de verdad. ¿Pero qué cojones está pasando aquí?? No me caía muy bien, pero me duele verle muerto.
Me vuelvo un momento hacia Amaya -Amaya...pásame esa linterna- y una vez que la tengo empiezo a examinar su cuerpo. Y también el espacio circundante
Motivo: descubrir o darme cuenta de algo
Tirada: 2d6
Resultado: 6, 1 (Suma: 7)
1 dado, y otro por la linterna si te parece bien.
Nada. No tenía nada. Únicamente las marcas en su cuello, las que una forma indeterminada e invisible le había provocado la muerte. Gonzalo estaba a su lado, unos metros más allá tumbado inconsciente en el suelo.
Lo que sí logró ver Gilberto entonces un gran foco de luz apareció en el cielo, acompañado de un sonido constante y dinámico. Allá arriba, una luz parecía iluminar la zona desde las alturas, concretamente de un helicóptero. Más bombillas en la cola del apareato confirmaban que se trataba de un transporte así. Entonces apuntaron hacia las luces de la camioneta, que aún continuaban encendidan. Alguien os había encontrado. Parecía, y debía ser así, la guardia civil.
Acto seguido el aparato se alejó un poco de la cueva. No había sitio para descender y aterrizar en tal lugar, pues el espacio amplio delante de la roca junto al río, no era suficientemente amplio y seguro para la maniobra.
Unos veinte minutos minutos después, cuatro agentes de la guardia civil llegaron y vieron toda la escena: la camioneta abierta, con los instrumentos de transmisión; a Gonzalo y a Amaya desquiciados; a Gonzalo inconsciente, y al cadáver de Thomas delante de la entrada.
¡¡Alto!! -dijo uno de los agentes al ver la escena-, y os apuntó con su pistola reglamentaria -y era lógico: no entendía muy bien la situación al ver a dos personas vivas y a otras dos tumbadas...-. ¡Levantad las manos!
Gilberto, haz un último post de partida.
Sorprendido por la luz del helicóptero, pienso un sincero¡Gracias a Dios!
Pero tardan tanto que me hundo en pensamientos oscuros y caóticos. ¿Qué cojones acaba de pasar? ¿Está muerto de verdad? ¿Qué era eso: un fantasma, un demonio, un pavo con un lazo y una bomba de humo?? OH DIOS CUANTO DE TODAS ESAS MIERDAS DE FANTASMAS Y SOBRENATURALES ES REAL
Cuando aquel policía llega y me apunta, ignorando lo que dice, me levanto con un respingo, y con una mano, señalo nerviosamente a la cueva.
- ¡¡Está ahí dentro!! ¡¡El pavo ese lo ha matado y se esfumado pero seguro que está ahí dentro!! ¡Tienen que ayudarnos, joder!! ¡Que lo ha matado!
Levanté las manos sin saber muy bien cómo acabaría todo ésto. Por un lado me alivió ver allí a los agentes de la Guardia Civil, pero tampoco me hacía gracia que me estuvieran apuntando con un arma.
¡Hay alguien en la cueva! ¡Un fantasma! ¡Un fantasma! -señalé con la cabeza mientras sostenía las palmas de las manos en alto-.
* * *
Dos semanas después.
Los casos en la prensa se dispararon. Muchos periódicos de tirada nacional se hicieron eco de las noticias procedentes del río Tera, en Zamora. Ribalengo de Laguna era el pueblecito que estaba ahora en boca de, prácticamente, toda España. Por lo visto, tres reporteros de Quinto Centenario, el popular programa radiofónico de fin de semana había sufrido un percance mortal durante una de sus conexiones en directo. Tres de sus reporteros (uno de ellos un cámara) habían tenido que ser rescatados de la cueva del Diablo, una localización famosa por sus historias para no dormir, muy entretenidas para senderistas, pero que a ellos no les hacían mucha gracia
La noticia en sí había sido el fallecimiento en extrañas circunstancias de uno de los reporteros, un joven llamado Thomas Von Endler. Segun las autopsias de la investigación del suceso, murió asfixiado, aunque en su cuerpo ni en los alrededores se encontraron ningún tipo de droga o químico que le hiciera perder la vida. Los dos supervivientes, Amaya García y Gilberto Ruiz, fueron investigados durante mucho tiempo, sometiéndoles a arduas horas de interrogatorios, sesiones de juzgado como testigo de los hechos, y finalmente como imputados en un proceso para esclarecer la muerte de su compañero.
Ninguna de las acusaciones prosperó, y tan sólo se pudo certificar que el final de Thomas daría, por desgracia, para muchas investigaciones posteriores en la cueva del Diablo. Amaya y Gilberto se convertirían desde ese momento en en informantes claves de un proceso que ellos mismos investigaban en primera instancia.
Iñaki Jaramillo y Carmela Paredes hicieron varios reportajes para su programa con ellos como protagonistas, y le fueron concedidas sendas entrevistas para aclarar, desde su punto de vista, los sucesos vividos. Por lo que lograron dilucidar las siguientes investigaciones fue el hecho de encontrar los extraños montones de piedras y palos. Por lo visto, según la leyenda, los tres muchachos de los que la macabra historia partía en tal cueva llegaron a tal lugar y allí recogieron, en la entrada de la misma, piedras, palos y ramajos para hacer cabañas con las que jugar. Un hecho insólito que los tres protagonistas se toparan con esos montones delante de sus ojos. Se cuenta, en una de las versiones, que los tres jóvenes fueron devorados por el mal en esa cueva. Quién sabe si los tres reporteros seria su próximo trío de víctimas (pero ésto es algo que, por obviedad, sería muy atrevido asegurar).
También, las pequeñas grabaciones psicofónicas que fueron recogidas por Amaya la noche de los hechos fueron analizadas por distingas agencias profesionales y parapsicólogas, concluyendo una voz indeterminada encontrada fuera de rango auditivo. Las vidas de los dos reporteros que vivieron aquellos hechos cambió para siempre, y la cueva del diablo se convirtió en un hito del periodismo paranormal, al igual que otros lugares y puntos especiales de la geografía peninsular, durante los años venideros.
FIN