Partida Rol por web

Llegas rápidamente y tras entrar al baño tu sangre comienza a moverse rápido por tus venas y arterias expandiendo su poder y transformando tu cuerpo en un centenar de arañas pequeñas, dejas el grueso de las arañas en el baño y diriges a un par de arañas no vitales a explorar la salida del baño. Como no había nadie, no tuviste problemas en salir por la rendija de debajo de la puerta. Tu pequeño tamaño te ayuda a pasar desapercibido y caminar sin problemas, una por el suelo y otra por la pared tras trepar.

La suerte estaba de tu parte, aún estaba el camarero junto a Mandíbula-intrépida que le impedía acabar de salir del pequeño hueco que había entre la barra y la cocina de la cual había salido antes de que salieras por las rendijas.

Mientras una de las arañas queda en el techo como vigía para informarme lo que esta pasando y la otra se dirige al empleado que tenía puesta su atención en Mandibula-Intrepida que le impedía salir de allí,lo que tenía que hacer debía de hacerlo rápido así que la araña que seguía avanzando donde se encontraba el empleado subió por su talón izquierdo rápidamente y con la rapidez que brinda el ser pequeño ni lerda ni perezosa llegaría hasta un lugar en su cuerpo que le dolería bastante y se caería fácilmente obligando le a ir al hospital.

Usando mi conocimiento medico hice que la araña le picara en la zona cervical por encima del coxis dado que el veneno al solo tener que subir por el sistema nervioso hasta llegar al limbico hasta llegar a su cerebro por la zona de la mordida si no se aplicaba el anti veneno de la araña si fuera la araña del rincón normal lo mataría en 6 horas pero mi veneno actúa mas rápido aún.

Con esto como medico tendría la excusa perfecta para llevarlo al hospital y darle el anti veneno.

Una vez que realizara la mordida la araña a las dos que se fueron de mi cuerpo principal les ordene volver rápidamente,no tardaría mucho tiempo antes que el mortal comenzara a sentir los síntomas mas leves como ser la fiebre,nauseas y vomito,lo que tomaría entre 5 a 10 minutos esperaba que tanto Mandibula Intrepida como Gisell le detuvieran ese tiempo para luego retirarnos de allí con el ¨paciente¨.

Tanto Francisco como Arturo quisieron completar la información que había dado sobre los vampiros, aunque como de costumbre, el último se dispersó demasiado en sus explicaciones. Aun así, estaba convencida de que a Mandíbula-intrépida le habría quedado bastante claro en qué consistía uno de aquellos seres.

En cuanto a tantear al despedido camarero, ambos hombres se mostraron de acuerdo con ello, aportando ideas que parecían estar dispuestos a poner en marcha de inmediato; dejando más que clara su impaciencia. Pero si alguien les ganaba en impaciencia era la "tiburona", que aun habiendo mostrado una relativa calma en los últimos minutos, terminó por dejarse llevar por su instinto; tomándoles la delantera en cuanto a acudir en busca de aquel tipo.

- Las damas primero. - comenté con aire jocoso, viéndola partir hacia la cocina.

Mi primer impulso había sido el de querer detenerla, pues aquella no me parecía la mejor estrategia, pero en seguida cambié de opinión. El interior de aquella estancia dotaría a la joven de la discreción suficiente como para que no hiciera nada irreparable, y el cómo se desenvolviera en esa situación podía ser una buena prueba para ver qué podía esperar de ella.

El doctor, por su parte, insistía en un plan en el que volvía a darme órdenes sin explicarme siquiera qué pensaba hacer. No dejaba de resultarme gracioso que nos hiciera ver que no era de confianza pero que pretendiera que confiáramos en él. Opté por el silencio, marchándose el hombre araña poco después, habiéndose ido ya la "pececita"; a quien seguí con la mirada.

Fue entonces cuando el ex camarero salió, estando a punto de chocarse con Mandíbula-intrépida, y lancé a esta una mirada a la espera de que sus ojos se cruzaran con los míos; en cuyo caso le haría un gesto con la cabeza para indicarle que siguiera al chico, esperando que comprendiera lo que quería decirle.

- Parece que no tardaremos mucho más en abandonar este sitio. - le comenté a Francisco, recogiendo mi maletín y comenzando a ponerme en pie.

 - Si tu lo dices... -

Observe como Mandíbula-Intrépida se dirigía directamente a la cocina sin el menor disimulo. ¿Más fácil? Quizás. ¿Mas entretenido? Sin duda.

Y más claro que las intenciones del doctor, cualesquiera que fueran estas. Sería más fácil prepararnos si supiéramos exactamente que pretendía hacerle a aquel tipo, pero difícilmente podía culparle por no querer revelarnos de golpe todos sus trucos. ¿iría a usar algún Don? En tal caso tendría que estar atento para no perderme detalle.

Asentí a las palabras de Giselle mientras continuaba observando a Mandíbula y al ex-camarero, atento para ver hacia donde se encaminaba el segundo.

 - Vamos allá -

Comencé a notar la emoción de la caza y reprimí el habitual impulso de volver a mi forma original para ello. Ya habría momento para eso más adelante.

Incluso mientras, llena de decisión y de la necesidad de actuar que siempre me acompañaba, me alejaba de los demás en dirección a la puerta por la que aquel caminante del polvo había desaparecido, seguía oyendo de fondo el perpetuo parlotear del hombre bicho. Lo cierto es que no le presté la menor atención, pues comenzaba a percatarme de que su forma de hablar aletargaba mi interés.

Lo que yo necesitaba era actuar, de una vez. Nadar. No en el sentido literal, pues no podía nadar en el no-agua, pero sí moverme. En Mar, nadar supone avanzar, y en no-mar era lo mismo, pero de otra manera. Necesitaba actuar, hacer algo, no quedarme inmóvil como a ellos les gustaba al parecer.

Por ello, cuando aquel caminante del polvo salió bruscamente de la sala en la que se encontraba oculto, y a punto estuvimos de chocar en nuestros caminos, de nada sirvió aquella palabra que empleó en la lengua de la superficie. ¿Perdón? ¿Qué suponía el perdón? ¿Para qué lo quería yo? Para nada. Por ello, para lo que sí necesitaba, aquella palabra no significaba nada.

Perdón no. -Respondí de forma seca, la única que paradógicamente conocía, al tiempo que sujetaba del brazo a aquel caminante del polvo, con firmeza- Tú y yo hablaremos. Fuera. -Le indiqué de forma intransigente, dedicando una corta mirada a la mesa alrededor de donde estaban los demás, donde ya no estaba el hombre bicho, pero sí Giselle y Orellana, antes de guiar al caminante del polvo al exterior para hablar con él, aunque fuera a rastras.

Casi sin mediar palabra, Mandíbula intrépida se llevó al susodicho camarero que al ver una mujer tan directa no tuvo mucho reparo en seguirla con mirada lujuriosa. Ya que habían pagado anteriormente no hubo problemas ninguno en salir del lugar para la chica junto al camarero que no se cortó en cogerle el culo como si fuera ya su pareja no sin antes hacer una peineta a los que hasta entonces eran sus compañeros.

Desafortunado en el dinero afortunado en amores.

Dijo con voz alzada mientras salían.

Poco después, Francisco y Giselle siguieron su mismo camino, en parte para controlar a la tiburona y en parte para ver cuanto le podían sonsacar. El último fue Arturo que salía del baño haciendo algún estiramiento de cuello mientras que miraba el reloj y cronometrando el tiempo en su mente pues no debería pasar mucho antes de que se cumpliera su plan.