| JUGADA MASTER |
Farilynn no tuvo más remedio que aceptar la decisión de Jairon, muy a su pesar. Le hubiera gustado que empezara su nueva vida al lado de su familia, pero también entendía el peso que debía llevar el hombre sobre su conciencia. Probablemente no era capaz de vivir junto a Falathar sabiendo que él mismo le había dejado huérfano de padre.
Una vez que se despidieron todos, los elfos subieron al barco-castillo y una vez en cubierta, el barco comenzó a navegar. Dana y los habitantes de Deeteth, agitaban las manos a modo de despedida, hasta que se perdieron en el horizonte.
Todos comenzarían una nueva vida en sus correspondientes casas. Farilynn le ofreció a Jairon uno de los unicornios con los que se habían desplazado los elfos hasta la batalla de hacía unas semanas. Le dolía mucho que desapareciera así, pero no tenía más remedio.
- Me alegra que hayas podido hacer algo por mí y yo por tí. Sabes que estaremos en el reino esperándote con los brazos abiertos. Para ellos eres un héroe- dijo la reina, señalando con la cabeza a los elfos que los observaban-. Sin ti no habríamos logrado ganar la batalla... Espero que algún día regreses a nuestro lado y te perdones a ti mismo por el pasado que tuviste... Los demás ya te hemos perdonado- dijo, mientras los ojos se le llenaban de lágrimas, fundiéndose en un abrazo. Le dio un tierno beso en la mejilla y se separó de él, secándose las lágrimas.
Dejó paso para que Falathar y él se despidieran, ya que no se verían en muchos años. El unicornio ya estaba preparado para que fuera montado por Jairon y volaran hasta el destino que él deseara.
Mientras tanto, en Deeteth comenzaban ya los preparativos de lo que sería una gran fiesta. Dana le ofreció a Elvie cantar sobre un escenario improvisado, únicamente para ella. Todos sabían ya cómo cantaba la pequeña hada, pero era un gran privilegio para los oídos concederle un espacio personal para que les deleitara con su hermosa voz. La fiesta se realizaría por la noche, con un gran banquete... Que daría paso a una nueva vida.
Dana le había ofrecido a Sirius ser entrenador de lucha. El bien reinaba ya sobre la Tierra Media, pero no sabían cuando volverían a necesitar aquellas dotes. Habían preparado una de las casas de un piso para que allí se realizaran las clases de entrenamiento. Hëndel sería enfermera, junto a Cindy, en una enfermería perfectamente cualificada. Lëilyn aprendería el oficio para algún día relevar a su madre. Drum ayudaría a su padre con las clases.
Alynna le ofreció a Shera ser jardinera y cuidar las plantas junto a ella. Recorrerían cada día las casas y los caminos de Deeteth, procurando que ninguna planta estuviera en mal estado y las flores estuvieran hermosas.
Hiro y Kantorias, trabajarían juntos en la herrería, fabricando nuevas armas que algún día podían volver a necesitar.
Falathar, aprendería a convertirse en príncipe de los elfos para algún día tomar el control del reino, cuando su madre ya no pudiera hacerse cargo de él.
NOTA MASTER: Poner un post en el que resuma lo sucedido en ésta jugada master y comentando lo que haréis en adelante. Tener en cuenta que será el último post y, seguidamente, se dará por finalizada la partida. Gracias por vuestra colaboración y participación. Sóis todos unos grandes jugadores. Gracias por darme ésta partida tan magnífica. Un beso y un abrazo.
[epilogo]
La forja, el sonido del martillo sobre el hierro al rojo, la canción de cuna de Kantorias. La herrería en la isla de Deeteth era pequeña pero bien provista, allí Kantorias junto con Hiro recupero la carrera de sus padres sintiendose en calma al fin despues de tanto tiempo sufriendo por la pérdida de sus padres.
En los años siguientes seguiría trabajando en esa herrería, forjando armas, pero también otros múltiples objetos para todos los de la isla, refunfuñando con frecuencia pero nunca muy en serio ya que apreciaba de veras al resto de habitantes de la isla
gracias por la partida, ha estado muy bien
| EPILOGO |
Por fin todo había terminado, por fin éramos libres de hacer una nueva vida y vivirla cada uno a nuestra manera. Ya no tendríamos que vivir en alerta, esperando que nos atacaran o atacando nosotros mismos. La tranquilidad que reinaba en esos instantes la Tierra Media se hacía notar por los seres vivos, que ya podían caminar a sus anchas por los bosques y volar incansablemente por el cielo.
Tener a mis padres de vuelta era la mejor noticia que podía recibir después de ganar la batalla. De nada hubiera servido luchar durante aquellos años para después encontrarles sin vida. Les habíamos liberado, con la ayuda de Farilynn, Dana, Jairon y el resto de mis compañeros. Les estaría eternamente agradecida.
Los próximos años los pasaría ejerciendo de auxiliar de enfermera, ayudando a Cindy y a mi madre, curando heridas cotidianas y enfermedades naturales. Ya no tendríamos que tratar heridas de guerra, amputaciones provocadas con armas ni cadáveres mutilados por los enemigos. Ya todo era normal...
De vez en cuando le mandaba alguna carta a Falathar, aprovechando las que Dana le mandaba a Farilynn, para preguntarle por su aprendizaje real. También me pasaba por la herrería de los enanos, para saludarles y ver lo bien que trabajaban. Las posibles enemistades que hubieran entre las diferentes razas durante el pasado, se habían esfumado. Ya no habían rencores ni malas caras. Todo era paz y armonía. Ver cómo fabricaban armas me daba que pensar... ¿Podíamos necesitarlas algún día, en el futuro? Esperaba que no...
NOTA MEDEA: Te he copiado la idea del encabezado, Kantorias xDD