Partida Rol por web

Mientras me acercaba a la máquina de escribir, observé una silueta oscura deslizarse por el techo. No pude alcanzar el utensilio porque de repente se descolgó una enorme tarántula, cuyo tamaño y volumen escapaba a la lógica humana. Aquello no podía ser real... Me di la vuelta para avisar a Calvin pero el arácnido embistió a mi compañero con una velocidad que costaba creer. Grité su nombre en vano, pues ya la tenía encima de él. Oí cómo me pedía ayuda; sin embargo, era incapaz de reaccionar ante una escena tan surrealista y digna de una película de monstruos.

Escuché su gemido antes de ver cómo le clavaba los colmillos en el cuello y luego surgió un chorro de sangre que ascendía como si la empujaran con una jeringa. Surgiendo de ese modo tan llamativo, sin duda debía proceder de la sección de una arteria. Lo tenía jodido. Salí de mi estado de paralización, acortando las distancias con la criatura y descargué una bala en su cabeza. La detonación resonó en toda la sala antes de producirse un silencio absoluto únicamente interrumpido por los espasmos que acompañaban la muerte de la tarántula. Que se jodiera. ¿De dónde coño había salido algo así? Me agacho apartando con esfuerzo el cadáver de la causante del estado funesto de mi compañero.

-Calv... -murmuro antes de centrarme en él tapando su fea herida con una expresión ausente dibujada en mi rostro; este emite un sonido gutural húmedo y burbujeante. Sin duda tiene la garganta llena de sangre. Mucho me temo que estoy presenciando sus últimos coletazos de vida-. Joder, tío... Tú no... ¡JODER! -grito golpeando repetidas veces con el puño el suelo. La rabia invade mi cuerpo. Nos han asignado una misión sin saber realmente a qué nos enfrentamos y el resultado ahora es que mi amigo está a las puertas de la muerte. Tantas prisas y pocos datos sabía que no podían traer nada bueno. ¿Qué hacer ahora? Ojalá supiera la respuesta, pero no la tengo.

El brusco sonido del arma del soldado provocaron varias heridas letales a aquella criatura, la cual giró en el aire cayendo patas arriba y mostrando pequeños espasmos antes de morir irremediablemente...

Cuando ibas a echar un vistazo a la máquina de escribir pudisteis comprobar que había una hoja en el rodillo.

Releo un par de veces el mensaje escrito en el folio, creyendo fervientemente que esas iniciales pertenecen a Barry y que la Jill que menciona es la del equipo Bravo. ¿Qué hacía aquí? Por lo mencionado, estaba claro que lo que sea que hubiera ocurrido en la mansión, se estaba repitiendo en la prisión. Se venían problemas y yo estaba en el centro de la diana. Fantástico. Pero si consigo averiguar dónde está la fuente que me proporcione todas las respuestas a esta pesadilla, lo haré.

Introduzco el cartucho de tinta que llevo encima en la máquina de escribir y escribo un mensaje:

"Soy el agente Brixton Kennedy, perteneciente al equipo Charlie del cuerpo de policía de los S.T.A.R.S. de Raccoon City. Hemos sido avisados de una serie de disturbios y un posible amotinamiento mediante una señal de alarma que se activó aquí en la penitenciaría. Mi compañero Calvin Cox y yo hemos tenido que enfrentarnos a actividad hostil y no sabemos qué es lo que está ocurriendo. Si alguien lee esto, que pida ayuda al exterior de cualquier manera. Necesitamos refuerzos y un equipo de paramédicos. Por favor, si estás leyendo esto, huye y sobrevive."
                                                                                                                                                                   Brixton

Tras escribirlo, suspiro antes de agacharme y observar el equipo que lleva Calvin; me guardo las balas, algo me dice que van a ser más necesarias que nunca. Miro una última vez el rostro de mi compañero, apretando los puños.

-Desentrañaré este puto misterio. Te vengaré, amigo -susurro alejándome de su cuerpo y abriendo la puerta para seguir explorando las salas.

Con mucho cuidado comenzaste a moverte por el comedor para así poder llegar a la siguiente puerta. Las monstruosidades que había allí no se percataron de tu presencia, por lo menos por ahora, pero no sabías cuanto tiempo podría durar aquella ventaja.

Cuando intentasteis abrir la puerta [9] te diste cuenta que estaba cerrada ¡maldita sea! sin embargo parecía que la cerradura era más convencional que la del resto de puertas... igual si tuvieras una ganzúa...

Con ciertos remordimientos por abandonar el cuerpo de mi compañero pero con la certeza de que no puedo quedarme lamentando eternamente lo que está sucediendo, dejo atrás la sala. Voy con los cinco sentidos alerta para evitar sorpresas indeseables, hasta que llego a una puerta del pasillo de aspecto diferente a las otras. Saco la ganzúa y la introduzco en el hueco de la cerradura, girándola con precisión de un lado a otro hasta que se escuche el tan ansiado click. "Vamos, vamos... No hay tiempo que perder" -me digo con gotas de sudor cubriéndome la frente, producto de la tensión del momento.

Finalmente llegó ese "click" tan ansiado.

La puerta se abrió y entraste en una gran sala, un rápido vistazo te sirvió para saber que era la lavandería del complejo: todo estaba lleno de toallas y sábanas dobladas, aquel sitio estaba muy bien ordenado, parecía tranquilo, seguro.

Había un gran baúl al fondo de la habitación, junto a las lavadoras. Además, en un rincón apartado había una pequeña mesa donde descansaba una antigua máquina de escribir con un papel encajado en su rodillo.

Entro en la habitación tras utilizar la ganzúa y siento una oleada de alivio al comprobar que es un lugar limpio, con buena iluminación y, lo más importante, despejado. Me tomo unos segundos, notando que la tensión que invade mi cuerpo remite parcialmente. Inspecciono la sala por si hubiera algo de interés y tras esto, me dirijo a la máquina de escribir, por si hubieran escrito en ella.

Rebuscando en la lavandería encontraste algo que te impactó. Escondido en un doble fondo de una de las máquinas, una ametralladora en perfecto estado yacía a la espera de que unas manos diestras fuesen capaz de manejarla. Comprobaste el cargador y aún tenía balas en ella. 16 balas que te sabían a gloria.

Además, encontráis en la máquina de escribir una hoja con texto escrito en su interior: 
 

Descubrir algo de valor en la lavandería de una prisión suena extraño, pero si encima lo que descubres es un fusil de asalto M16, todo te parece un sueño. Y no, por sorprendente que me parezca, he encontrado este arma en una puñetera lavadora. Reviso el cargador y aunque no está completo, estoy seguro de que todas estas balas me servirán. Enfundo la Beretta y sopeso entre mis manos el fusil, agradecido a los dioses por haberlo puesto en mi camino. Luego, leo el mensaje en la máquina de escribir y esto confirma mis sospechas de que lo que fuera que vieron Barry y los demás en su anterior misión, se está repitiendo aquí. Quizá encontrar esos laboratorios sea la clave para resolver este rompecabezas.

Doy un última vistazo general a la habitación antes de abandonarla y partir, con el arma en ristre, preparada para cualquier hostilidad. Camino a paso rápido por los pasillos y me dirijo a una nueva sala, con la esperanza de encontrar pistas que me conduzcan al complejo subterráneo.
 

Tras abandonar la lavandería, te dirigiste a gran velocidad hasta una de las salas más grandes de toda la prisión (12).

Sin lugar a dudas se trataba del lugar donde se encontraban todas las celdas de los internos. Cuando entraste en el complejo te diste cuenta que también daba al patio exterior cruzando la doble puerta que permanecía cerrada al fondo, seguramente la zona de "recreo" de los reclusos.

Calculando por la extensión del lugar y como estaban distribuidas las celdas, allí podría haber más de 40 habitáculos, sin embargo, estabas demasiado lejos para saber si había algo interesante en su interior y tendrías que dedicar unos minutos en registrarlas.
 

Al divisar el largo pasillo donde se encuentran las celdas de los reclusos, mi mirada se pierde un instante hacia el fondo del mismo, por si observo algún movimiento. No puedo ponerme ahora a registrar todas las celdas que hay y el silencio que reina el ambiente me indica que de haber alguien se escucharía algo. Así que sin más preámbulos, me encamino a la doble puerta que conduce al patio exterior, para tener perspectiva de qué puedo encontrar por allí. Además, estar al aire libre me sentará mejor que caminar por este sitio claustrofóbico.

En pocos segundos llegaste a la gran puerta trasera, se trataba de una puerta doble que daba a otro lugar de la estancia que no venía en el plano principal que os marcó vuestro jefe.

No sabías cuales eran los motivos reales, si por desconocimiento o porque no entraban dentro del a zona que vosotros teníais que investigar. En el momento que abriste la puerta comprendiste que el lugar al que daba era mucho más amplio de lo que esperabas. Se trataba del patio de recreo de los presos, era inmenso y estaba dotado de muchas gradas y canchas para jugar al baloncesto. Sin embargo hubo varios detalles que te llamaron la atención: 

Los cielos oscuros estaban abarrotados de cuervos que merodeaban el lugar, todos ellos a gran altura pero no sabías porqué estaban ahí. Había también no demasiado lejos de tu posición un pequeño edificio, por el aspecto podía ser perfectamente una capilla.

Lo último en lo que te fijaste era al final del todo, donde una gran torre de vigilancia se alzaba, con los focos apagados por completo y aparentemente sin nadie custodiándola.

"Una bandada de cuervos acechando desde el cielo, esto es síntoma de malos presagios" -pienso extrañado al divisar tal cantidad de pájaros asociados a la mala suerte. Realmente los malos presagios ya se han cumplido viendo el actual estado de la penitenciaría y lo que ha ocurrido en su interior. Respiro profundamente, agradeciendo el frescor de la noche, mientras centro mi atención en los edificios que se erigen ante mí: una especie de capilla, una torre de vigilancia y unas pistas de baloncesto. Me dirijo por mera curiosidad y sin saber por qué a las canchas por si descubro algo interesante. 

Tu curiosidad dominó por completo las acciones.

Decidiste ir a echar un vistazo a las pistas, allá donde parecía haber más actividad por lo menos por la parte "animal" de la penitenciaría.

A medida que ibas acortando distancias, un profundo hedor a muerte fue dándote pistas sobre lo que allí acontecía: una pila de cadáveres yacía amontonado en mitad del terreno de juego, como si alguien los hubiese puesto allí a conciencia.

Aquello atrajo la atención de multitud de cuervos, pero éstos estaban inquietos y en cuanto notaron que hubo un nuevo "visitante" no dudaron en cambiar sus prioridades para echar un vistazo más cercano.

Tragaste saliva al comprobar como una porción de aquella bandada de cuervo se dirigió a ti a gran velocidad. ¡Si te descuidabas iban a sacarte los ojos!

A medida que me acerco a las pistas de baloncesto, un intenso hedor llega a mis fosas nasales. Y la terrible visión de la pila de cadáveres amontonados, provoca que se me escape un suspiro. Pero el problema no es solo ese. Mis peores presagios se confirman cuando la bandada de cuervos decide que yo soy un objetivo más apetecible que los cuerpos que tienen a su merced. Puede que una presa en movimiento sea más interesante que los presos que yacen muertos y estáticos en el pavimento. 

-¡Me cago en la puta! ¡Tragad plomo! -grito con todas mis fuerzas, alzando el fusil de asalto y descargando una ráfaga sobre los cuervos.

Al tenerlos tan cerca, me agacho y muevo el arma para apartarlos, lo que hace que mis disparos se pierdan en el cielo nocturno. Giro sobre mí mismo, percatándome de que varios de los cuervos caen en picado, aleteando sus alas en mi dirección. Rozo el gatillo del rifle, tratando de apuntar mejor; y cuando se encuentran a una distancia perfecta, disparo. "A la mierda todo."

Disparaste con el suficiente tino para acabar con tres de aquellos cuervos y a la vez asustar al resto de los allí presentes.

Con la amenaza eliminada intentaste acercarte un poco más a la pista para ver con más detalles la situación y lo único que comprobaste es que toda la pila de cadáveres que había allí había sido amontonada por alguien. Estaban perfectamente organizados los cuerpos para que no ocupasen demasiado espacio y se podían distinguir tanto uniformes de reclusos como de funcionarios de la prisión.

Supiste que allí no tenías nada que hacer. Tuviste que saciar tu curiosidad y ahora que lo habías hecho debías proseguir.

Una vez neutralizada la amenaza de aquellos cuervos con instinto asesino, bajo el fusil y me quedo observando el cielo, por si alguno más decide acercarse, pero los disparos han dispersado a la bandada. Los cadáveres apilados me dejan con el cuerpo angustiado... ¿Quién tendría tan pocos escrúpulos para hacer aquello? ¿Pretendería quemarlos todos? Cada vez tengo menos idea de nada, así que dejo atrás esos cuerpos y busco la entrada a otro edificio, no hay tiempo que perder.