Partida Rol por web

Mientras buscabas, en una de las taquillas has encontrado:

¡Munición para tu rifle!

-Esto es otra cosa -murmuro con una sonrisa dibujada en mi rostro cuando descubro balas para el fusil en una de las últimas taquillas. No me demoro y las introduzco con rapidez en el cargador; por lo menos ahora me siento algo más seguro. Salgo de la sala, decidido a encontrar la puerta para la que sirva la llave que he recogido. 

Para tu sorpresa la llave encajó perfectamente en la cerradura de la puerta (1) y pudiste girar el pomo.

Cuando abriste la puerta pudiste encontrar a un hombre muerto sentado sobre una silla, frente a él estaba la radio ¿sería desde allí donde dieron el aviso de los problemas en la prisión?. No tardaste mucho en darte cuenta que aquel hombre era uno de los vigilantes, se había suicidado con un disparo en la sien, puesto que aún mantenía el revolver en la mano.

Tras registrar al cadáver encontrasteis una llave que guardada en el bolsillo, tenía grabado el símbolo de una luna, muy sutil.

El revolver no tenía balas, parece que la última está todavía incrustada en su sesera, ¿qué habría hecho con el resto?

En cuanto comenzaste a trastear un poco con la radio te diste cuenta que todavía seguía operativa. Podrías transmitir a cualquier frecuencia que quisieras pero lo que más te impactó fue el mensaje de evacuación que estaban repitiendo.

"Aquí el el departamento de policía de Raccoon City, se decreta el estado de alerta, intenten no salir de sus hogares, las calles ahora son un lugar peligroso, repetimos, las calles son ahora un lugar peligroso. Si alguien se encuentra con algún hostil que corra inmediatamente y se dirija a la comisaría, la comisaría está acogiendo a cualquier tipo de superviviente o refugiado"

A los pocos segundos el mensaje se volvió a repetir, sin embargo de fondo se escuchaban explosiones, tiroteos y cristales rotos ¿qué demonios estaba pasando allí fuera?

"¿Pero qué coño ha pasado aquí?" -pienso observando el cadáver del vigilante. Si se había suicidado es que le había superado la situación a él y a todo el personal de seguridad de la penitenciaría. En ese momento escucho el mensaje a través de la radio, con el habitual sonido metálico del altavoz. Trago saliva, pensando que si lo que está ocurriendo aquí se ha extendido a toda la ciudad... Van a morir miles de personas. ¡Mi mujer y mi hija pueden estar en peligro! "Tengo que largarme de una vez de este infierno."

-Mierda -suelto con dejadez y poniendo cara de hastío mientras alargo la mano para presionar el botón de apertura de canal de la radio-. Aquí Brixton Kennedy, agente del equipo Charlie desde la penitenciaría de Raccoon City -pronuncio con claridad-. Solicito apoyo táctico y médico en las inmediaciones de la prisión; la situación aquí dentro es caótica y un compañero ha caído en combate. ¡Por favor, si el Capitán Max está ahí, que envíe jodidos refuerzos! ¡Cambio y corto! -esto último lo digo alzando el tono hasta el punto de acabar gritando.

Suelto el micrófono de la radio con irritación, sabedor de que si el panorama fuera está tan feo como comentan, lo último que harán es enviar un equipo a la penitenciaría. Estoy solo en esto, me temo. Cojo el revólver que sostiene en su mano el vigilante y dejo la Beretta, pues si consigo munición del .45, me sentiré bastante más seguro que con las balas de 9mm. Ahora tocaba buscar la puerta en la que encajara esta otra llave extraña.

¡Y el pomo giró!

Parecía que la nueva llave que encontraste era para esta puerta.

La abriste con cuidado y te adentraste en una nueva sala, aparentemente parecía pequeña pero cuando te fijaste bien era mucho más grande de lo que se dejaba ver; se trataba de un lugar repleto de sillas que miraban directamente a un gran cristal, era el lugar asignado para los familiares de las víctimas de alguien que iba a ser ejecutado con la silla eléctrica.

Tras la enorme cristalera que dividía la gran habitación pudiste ver que yacía el cadáver de un prisionero en la silla ejecutora, la imagen era bastante horripilante. Te llamó la atención que frente a la silla había un pequeño altar con un libro abierto, teniendo en cuenta la situación seguramente sería la biblia.

Te das cuenta de que si quieres llegar al otro lugar tenías dos opciones, o intentar romper el cristal que divide la estancia o dar un rodeo por la prisión hasta llegar a esa puerta. Al menos podías tomar la decisión con calma puesto que no parecía que hubiera alguna amenaza allí.

¿Por qué para entrar en la sala de ejecuciones había que utilizar una llave con el símbolo de la luna? Esa es una cuestión a la que no puedo dar respuesta. Camino con precaución y cierto nerviosismo por la sala, pues siempre se me pone la carne de gallina en este tipo de lugares. Nunca entenderé el morbo y la avidez por ver el dolor ajeno de la gente que asisten como espectadores a un espectáculo tan grotesco.

Miro a través del cristal protector y para mi sorpresa, hay un prisionero fallecido sentado en la silla eléctrica. ¿Sucedió todo el desastre de la prisión justo cuando le estaban ejecutando? Niego con la cabeza, centrándome en la biblia que se halla cerca del cadáver, encima del atril. Como no quiero perder tiempo dando vueltas, golpeo con la culata del fusil la cristalera, con cuidado de que no me salte algún resto a la cara.

Decidiste romper el cristal. Se generó un estrepitoso sonido pero nadie parecía alertarse de ello; ahora podías echar un vistazo a todo más de cerca, cualquier barrera ha sido ahora evadida.

Cruzo la cristalera, una vez la he destrozado a base de golpes, evitando los restos de cristal. Miro de nuevo el cadáver de la silla eléctrica; parece bien muerto, así que no hay ningún motivo para acercarme. Voy directamente al atril para examinar la biblia, pues quizá tenga alguna conexión con la que hay en la capilla.

Al echar un vistazo al libro comprobarás que la Biblia está abierta, justamente en mitad de la hoja aparece subrayado:

“Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía.”

                                                                                                                      Mateo 18:34 (página 278)

Y justo en el instante que dejaste de leer, como si el destino quisiera jugarte una mala pasada, el cadáver que estaba sentado en la silla eléctrica alzó el brazo intentando agarrarte, no tardó en deshacerse de los cinturones de seguridad con su sobrenatural fuerza ¡debías hacer algo!

Leo la frase detenidamente, centrándome en los números que acompañan la cita. ¿Un código secreto para abrir una puerta? No lo puedo asegurar, pero si no no entendería que estuviera subrayado. Y esto enlaza con lo que mencionaba Barry en la máquina de escribir. Con un nuevo objetivo en mente, estoy apunto de darme la vuelta cuando contemplo horrorizado las convulsiones del presidiario de la silla eléctrica y en cuestión de segundos se libera de las correas con una fuerza sorprendente. Sin dudarlo, levanto el fusil y descargo una ráfaga en él.

Disparaste con tu fusil esperando conseguir abatirlo con la misma facilidad que al resto de reclusos, sin embargo éste tipo de enemigo era mucho más fuerte.

Esquivaste con soltura uno de sus golpes mientras seguías vaciando el cargados. ¡No podías distraerte!

¿Aquel cabrón estaba hecho de jodido acero? Le había pegado tres balazos en diferentes partes del cuerpo y ni con esas detenía su avance. Esquivo una de sus manos que trata de agarrarme con una rápida maniobra y tras tomar de nuevo distancia, vuelvo a descargar otra ráfaga. 

Aquella cosa trató de morderme pero lo esquivé con un rápido giro de cuerpo, propinándole una patada para alejarlo. Sin embargo, no se inmutó ni retrocedió pese al golpe; en cambio, extendió sus brazos, intentando aferrarse a mí. Pude evitarlo, con un barrido con la pierna en el que conseguí que cayera al suelo. Sin miramientos, descargo un tiro en su cabeza y ahí se acabó la historia. Joder, ese era más duro que los que nos cargamos Calvin y yo en el comedor. Me tomo un segundo para asegurarme de que está bien muerto, tras lo que abandono la habitación y me dirijo de nuevo a la capilla. A ver si existe una conexión entre los números resaltados en esta biblia y la otra.

De nuevo te encuentras frente a la Biblia.

Ésta se encuentra cerrada.

¿Qué harás?

Abro la biblia, buscando la página 278, para ver si está señalada la cita como en la otra. Recorro también con la mirada la estancia, por si distingo un mecanismo o algo similar donde introducir los números.

Lo que sucedió a continuación para ti fue magia; oíste como algo hacía "click", giraste un poco el cuello hacia atrás justo para comprobar que el pedestal donde reposaba la Biblia comenzaba a moverse hacia atrás, como si hubiera un mecanismo oculto en aquella angelical capilla corrompida por el mal.

Un mecanismo como de un reloj indicaba que aquella trampilla que acababa de abrirse revelando bajo el pedestal un túnel secreto no iba a estar así eternamente, ese "tic" "tac" anunciaba que probablemente en cuestión de segundos se cerraría de nuevo, quitándote un valioso tiempo del que ahora mismo no dispones...

"Barry no mentía" -pienso cuando escucho el click y ante mí se descubre un pasadizo que conduce probablemente a los laboratorios que mencionaba en una de sus notas. La incertidumbre de no saber lo que me encontraré abajo es palpable y tampoco me quedan demasiadas balas. Pero, llegados a este punto, no voy a amilanarme y retroceder. Respiro hondo, trago saliva y comienzo a descender por la trampilla, pues si se cierra de nuevo quizá tenga que esperar demasiado o se bloquee el mecanismo.

En el momento que pasaste a través de la compuerta secreta ésta se cerró completamente, habías logrado entrar por los pelos y en el mejor momento puesto que un grupo de zombies parecía haber decidido ir también a la capilla. Por fortuna estabas en un lugar seguro, por lo menos en primera instancia.

El túnel era oscuro, o esa era la impresión inicial porque según descendías se iban activando unas luces circulares del techo. Se habían tomado demasiadas molestias en hacer esta entrada secreta ¿será a los laboratorios que citaba Barry en los documentos?.

Tras un escaso minuto descendiendo encontraste algo que te animó, fue una doble puerta de metal con el logotipo de Umbrella, la empresa farmacéutica que tenía su sede en la ciudad y para que engañarnos, había traído la prosperidad económica a las miles de familias que había viviendo allí.

Había un solo botón a su lado ¿era una especie de ascensor?

Me apresuré a entrar en el pasadizo cuando escuché tras de mí unos gemidos y ruidos guturales a los que no habría que esperar mucho tiempo para que adquirieran rostro. Con el fusil sujeto firmemente en mis manos y avanzando presuroso por los escalones, me detengo al observar el logotipo de la empresa farmacéutica Umbrella. ¿Un elevador? ¿Y qué pinta una empresa que supuestamente goza de buena fama y brinda ayudas económicas a miles de familias en la ciudad? Solo puede significar que quizá no es oro todo lo que reluce y esconden algo que huele a podrido en todo este embrollo. Si se habían dedicado a hacer experimentos con fármacos en la penitenciaría... La cosa pintaba mal. Muy mal.