Partida Rol por web

Saludo a la persona que entra.

-Buenos días

Espero a que Pierre me conteste

Miro al hombre que está en la panadería cuando entro. Buenos días. ¿Le conozco? Digo haciendo una leve reverencia y dejando que el desconocido vea mi escote por una fracción de segundo. Me llamo Francesca. No le había visto antes por el barrio.

La presurosa partida apenas le da tiempo a Dominique para recoger una chaqueta, su viejo bolso de cuero y una pañoleta para cubrir su revuelta y ensangrentada cabellera. Puede caminar por sus propios medios pero se encuentra algo aturdida y desorientada, quizá debido a esa niebla... Espero que sea pasajero. Esboza una pequeña sonrisa hacia la borrosa silueta de Ferran. Tú diriges. Aferrada al brazo del hombre, camina absorta en sus pensamientos. Recuerda a sus compañeros y la angustia le oprime el pecho. ¿Dónde estarán ahora? ¿Y si..? Aprieta con furia los labios al recordar lo acontecido. ¡Malditas ratas! Pagarán por esto. Un repentino sobresalto. Pierre. Joseph. Debo avisarles...

Ferran se detiene frente a una puerta. Aquí es.

Dominique esta malherida, quizas este cerca de perder el conocimiento, es por ello que me doy toda la prisa posible para llegar hasta la casa de mi amigo el medico. Espero que sea fuerte, si cae incosciente estaremos perdidos, raro sera para los nazis, que me vean con una mujer tan elegante y bien vestida a hombros. De este modo comienzo a darle conversacion a Dominique. Entre susurros la aviso que hablaremos de cosas triviales para tenerla advertida...espero que me entienda...

Por supuesto señorita, el vino frances no tiene ninguna comparacion con el de los viñedos del lazio italiano, alli, en los montes del vesubio, sobre las ruinas de la gran Pompeya, millones de uvas producen uno de los mejores lambruscos del mundo...aguante señorita....digo entre susurros.

Tras una larga conversacion banal acerca de los vinos del mundo, con una serie de retailas sin sentido, consigo llegar a la puerta de mi amigo, y le llamo de manera educada y sin perder la compostura aunque de buena gana aporrearia la puerta para que me dejase entrar...