Partida Rol por web

- Ella es Estelle, mi hermana - le digo a Metus porque parece muy asustado de todo - Hemos oído las risas y nos hemos asustado por eso he pensando en ti y que a lo mejor puedes ayudarnos, ¿puedes? - le digo todo eso muy rápido, y a lo mejor se asusta de que hable así

Las mira de reojo, desconfiado y mirando hacia el lugar de procedencia de las risas. 

-Puedo hacer tanto como vosotras, sé tantas cosas como vosotras...-Habla, enigmático, pero seguro de sí mismo.-Pero... ¿Qué sabéis o creéis saber vosotras?

¡Anda! ¡Un bichito! Imaginaba que sería algo más pequeñito, como un ratoncito. Pero su aspecto es bastante divertido.

Le saludo con la mano y le escucho hablar...Que bicho más raro.

-Pueeeees... Esas risas llevan ahí mucho tiempo, pero no les hacemos caso. Ya se callarán...-digo y abrazo a mi osito, él si tiene algo más de miedo... Yo no, ¿eh?

- A mí me dan miedo, no quiero saber qué son, pero quiero que se callen... - digo muy rápido, mirando a donde mira Metus, asustada - Y no quiero ir a buscarlas para que se callen... Me da miedito...

-Que se callen... ¿seguras?-Pregunta frunciendo lo que podría ser el ceño.-Las cosas no son lo que parecen, pequeñas.

Como si las voces os estuvieran escuchando, poco a poco el volumen sube y sube. Las risas comienzan a retumbar por la primera planta, dañando vuestros oídos. Luego parece que incluso suben a la segunda planta. Y finalmente... la casa se ve inundada por un mar de risas fuertes. ¿Risas? Algo en vuestra pequeña cabeza os hace dudar ahora de si realmente ese sonido son risas o no. Pero seguís escuchando eso mismo, risas disonantes, forzadas, tétricas. Como si decenas de gargantas se rasgaran para emitir un sonido mayor.

Metus se ha ido corriendo. Lo último que escucháis que dice es "ayudadles"... pero no sabéis a qué se refiere. Ha tenido que gritar mucho para que podáis escucharle, tiene un miedo que os invade a vosotras más que cualquier otra emoción. Estáis solas, con los oídos destrozados por las risas que parece que no cesan. Sentís mucho miedo, frío... como si un témpano de hielo os atravesara.

Y... como si quisieran cumplir vuestros deseos, las risas cesan poco a poco, regresando a su anterior tono. No sabéis como sentiros...

Un pensamiento llega hasta vosotras, incluso un sentimiento de responsabilidad. ¿Por qué? Parece que alguien o algo reclama ayuda, a su manera. Y tenéis la sensación de que aún estáis a tiempo, y de que el hecho de que las risas hayan descendido es una señal. Quizá... debisteis probar a bajar. Pero ya es tarde.

¿O no?