En cuanto el viejo jefe se pierde de vista, la aldea parece renacer, rápidamente la gente se pone a trabajar para apagar el fuego, mientras los médicos llevan a Brynhilda al calor de una casa, y otros preparan el cadáver de Vanir.
Yngvår le observa alejarse en silencio. Hace un amago de seguirle, pero se para. Mira al cielo, asiente y dice como si hablase consigo mismo.
Tienes razon. Mejor dejarle marchar. Siempre hay tiempo para entrar en Valhalla y en su soledad puede que se encuentre a si mismo, como me ocurrio a mi mucho tiempo atras.
Sonrie a sus compañeros, contento de no haber sido necesario derramar mas sangre de la necesaria. levanta la lanza y dice
Cuernos rojos! Hombres de Trundheim! El invierno es duro. Las cosechas son magras. Llega un tiempo de escasez. Si en algo tenia razon Thorkellson es que la lucha esteril entre vuestros pueblos solo puede llevaros a la ruina. Aseguraros de elegir nuevos Jarls que entiendan esto, para tener un futuro comun. Siempre hay pueblos al sur a los que atacar y recoger sus riquezas. Unidos, vuestros pueblos podran aspirar a un futuro mucho mas grande, bajo el auspicio de los Dioses.
Baja la lanza y se encamina a yudar a enterrar a Vanir
A parte, de que asi, me dejan una feria mas tranquila para el año que viene...
Si no fuera por lo dramático de la situación a Heda le hubiera apetecido reírse a carcajadas. Hacía sólo unos instantes estaban a punto de morir todos y ahora las tornas habían cambiado. Los Cuernos Rojos por fin habían comprendido la gravedad de los actos de su jarl el cual, al verse descubierto y vencido se alejaba del que, hasta esa noche, había sido su pueblo.
Heda le miró sin compasión mientras se alejaba cabizbajo y hundido. Aquel hombre, con sus actos, había llevado la muerte y la destrucción no sólo a su pueblo sino también a la aldea de Trundheim y sólo gracias a los dioses el desastre no fue peor.
Yngvår tiene razón, sólo saldremos adelante si las dos aldeas se unen y Erik me parece la mejor opción para ser el jarl de nuestro pueblo. Sumida en estos pensamientos ayudó a sus compañeros a cargar con los restos de Vanir.
El futuro se perfilaba incierto, sobre todo para ella. La amenaza de una venganza por parte de la familia de Sven pendería sobre ella a cada instante y, aunque no se arrepentía de haber acabado con el traidor, si le preocupaba lo que pudiera suceder. Pero eso sería mejor pensarlo con la luz del día, por ahora había muchas otras cosas que hacer.
Erik acepta la ayuda que uno de los Cuernos Rojos le brinda y se dispone finalmente a enfundar su espada. Observa con tristeza como el engreído de su suegro se aleja... Otro hombre perecería en la montaña pero Thorkellson es engreído y obstinado. No es la última vez que han oído hablar de él...
En cuanto termina de pensar en eso, se dirige a los que están con Vanir para ayudarles con su cuerpo. El muchacho era otra de las víctimas de las que Thorkellson tendría que dar cuenta a Hela. En cualquier caso, ya solo restaba esperar al amanecer para partir de vuelta a la aldea con los suyos y al menos la chica vendría con ellos...
Todo ha terminado. Puede que todo haya terminado...
Por muy lejos que huya, por muy alta que sea la montaña en que se esconda, hay un cuchillo que tiene su nombre...