En las noches frías de invierno, cuando el calor de la lumbre y las jarras de vino allanan las diferencias sociales, Richard gusta de relatar con su exótico acento, una y otra vez, sus proezas junto a su Señor espiritual, en especial los largos meses de asedio en el palacio de Avignon, luchando codo a codo con obispos, prelados y el Papa en persona.
Luego, tras la capitulación, rindió vasallaje a los reyes de la Corona de Aragón...y la vida no le ha tratado mal. En el ocaso de sus días es miembro seglar de la Orden de Montesa, así como señor y representante de su rey de una comarca ni grande ni chica, con una fortaleza levantada alrededor de una vieja torre de vigilancia romana, un par de torres más diseminadas por ahí, una villa más o menos grande con derecho de mercado, un par de aldeas más pequeñas y algunos caseríos dispersos...Un buen lugar para terminar sus días plácidamente...
Al menos, hasta la noche en la que el Diablo llamó a su puerta...
Amposta, Corona de Aragón, septiembre de 1422.
Parece que el grupo, por una vez, ha encontrado su fortuna.
Se encuentran al servicio del Barón Ricardo, un gentilhombre un tanto excéntrico cuyo nombre completo es barón Richard MacCormak. Procede de la lejana Escocia, y es un gigante pelirrojo, ya cincuentón, que vino hace más de treinta años a tierras mediterráneas a defender a su Papa, Benedicto XIII, de los herejes de Roma.
Aventura para un grupo de 4 a 6 jugadores, ninguno de los cuales debería ser, en un principio, de la Alta Nobleza, o al menos no gozar de los privilegios que conlleva.
Inspirada (muy libremente) en The War Hound and the World's Pain, de Michael Moorcock
Se exige saber hacerse la ficha y conocimiento de la época. Me es indiferente jugar a la 2 o 3 edición.