Partida Rol por web

kathra mira tras la puerta y no descubre ningún tipo de tesoro como esperaba... lo cual la irrita bastante. En vez de eso una saeta pasa bastante alejada de su cabeza de un tipejo que tiene más pinta de muerto que de vivo.

¿Quienes somos?.. ¿quienes diablos eres tu?, Kathra respondió secamente al tullido sin mostrarse amedrentada por la ballesta que portaba... seguía siendo solo uno.

Soy Rakin Madrona Dice el hombre. Vine aquí hace innumerables días para librarnos del mal de este lugar solo para encontrar que el lugar en si ES el mal. Y ese mal satura estas salas como sangre negra.

Fuí traicionado. El hombre de mi hermano, Kiet, me apuñaló por la espalda y me tiró aquí dentro, atrancando la puerta y dejándome a merced de los horrores del interior. Me abrí camino hasta aquí abajo, pero me salió caro. Una herida en mi pie comenzó a gangrenarse y tuve que cortármelo. Mis alimentos se agotaron pronto y ya estaba seguro de morir. Pero ahora me habéis salvado, amigos míos. Esto último lo diría con lágrimas en los ojos si aún le quedase líquido que desperdiciar en el cuerpo.

¿Ya está y eso es todo? vamos, nos hemos visto en otras como estas, y siempre nos ha estado esperando un bicho grande y gordo(no te ofendas Kathra, hablo de bichos grandes, *ejem*) del tipo "AGHH TE VOY A COMER" -Pongo los brazos en arco, imitando a un gorila bamboleandose- una pena no haberle podido mostras mis grandes habilidades mágicas -digo mientras jugueteo con mi varita entre mis manos.

La enana escuchó delirar al hombre.. no era posible que este fuera el hombre al que el alcalde mandó a recuperar su cuerpo... y que estuviera vivo.

Eso no tiene sentido humano, si como dices tu hermano Kiet te traicionó, ¿como explicas que nos pagara para...?, un momento... nos pagó para recuperar tu cadaver.

Kathra miró a sus compañeros con un extrañísimo atisbo de inteligencia en sus ojos...

Me parece que alguien deberá dar muchas explicaciones a nuestra vuelta. Erais, ¿puedes atender a este humano?, me gustaría que llegara de una pieza de vuelta a Jaspermoon.

Me acerco al pobre hombre y le examino las heridas, le doy algo de comida y bebida y rezo mis oraciones para curarle todo lo posible. -No te preocupes, en seguida saldremos de aqui...

-Skamos, todavia no hemos salido de aqui, no cantes victoria, posiblemente aún puedas demostrar todo lo que sabes hacer. -Digo con una sonrisa irónica

Bueno, entonces las instruciones son claras, si queremos cobrar debemos llevar un cadaver, y aunque este hombre se asemeja a uno, parece que esta vivo. He aquí los dilemas éticos sobre el bien y el mal, hacer una buena acción y no cobrar... -mi voz se va apagando mientras sigo con mis divagaciones- Eso no quiere decir buen hombre que vayamos a matarle, es solo un comentario a mis compañeros, yo solo "lo dejo caer"...

El hombre parece recuperarse un poco al comer y beber con ansiedad lo que le ofrece el clérigo y recibir sus curaciones, pero la debilidad causada por el hambre prolongado y la amputación de un pie no es algo que esté en vuestras manos solucionar en tan poco tiempo y con vuestros escasos recursos.

El hombre hace un terrible esfuerzo por levantarse y lo consigue apoyándose en la pared con el brazo contrario al pie amputado, viendole así uno casi puede hacerse una idea de como debió ser en sus mejores días, por algo era el heroe de Jaspermoon. Cuando comprueba que puede avanzar cojeando en este estado os dice: Tenemos que volver a la ciudad enseguida, allí podré terminar de recuperarme y recompensaros como es debido, pero sobre todo, tengo cuentas pendientes que saldar...

De pronto parece que recuerda algo, y se vuelve a mirar el martillo y el escudo que ha dejado atrás, después añade: Podéis usar mis armas, son mágicas y ahora mismo es lo menos que puedo ofreceros por haberme salvado, además... ya no creo que pueda volver a empuñarlas. Y baja la vista con tristeza hacia su pie amputado.

Rakin espera a que cojáis su arma y escudo, y después de explicaros sus características, empieza a avanzar desandando el camino que tanto os costó recorrer. Sus andares renqueantes son lentos pero sin pausas, ha abandonado su ballesta porque necesitaba ambos brazos para mantener el equilibrio y el peso añadido no le hacía ningún bien, aunque a pesar de su estado tiene un aire decidido que cualquiera envidiaría...