Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
-¿Y no puedo acabar con él una vez los hayamos sacado?
Me cruzo de brazos.
Soy una chica lista e interpreto que Katsu es mi tío...al que llamaste Kotse. ¿Cierto?
- Es una posibilidad. Pero quizás tendrías que empezar una búsqueda a por él, porque no sabemos dónde apareceremos en el hipotético caso de que consigamos salir.
Gimmjow:- Además de llevar a los heridos si es que hay heridos.
Hablan demasiado de hipótesis,por lo que no están seguros de lo que pueda pasar.
- Quiero que lo decidas antes de llegar, porque no me gustan las sopresas.
-Lo decidiré antes de llegar. Vamos.
Tampoco pensaba darle faclidades...si lo que sea que controla mi tio, lo controlase Aizen....problema.
Te miran ambos y luego Grimmjow está atento a Aizen que termina por asentir. No tiene mucho que hacer.
Cogéis de nuevo aire los tres y volveis a las profundidades del mar. Hay muchos bancos de peces y algún que otro monstruo marino a lo lejos. Pero Aizen se encarga de ahuyentarlos si se acercan más de lo que deben.
Tras cinco minutos termináis llegando al bajo de la isla. ¿Por qué no entrar desde la superficie? Aizen lo sabrá.
Hay una especie de canal estrecho por el que vais ascendiendo hasta emerger, en lo que parece una pequeña laguna con una cascada de agua en la pared.
- ¿Ves ese volcán?- justo en el centro.- Ahí tienes que entrar. No sé por qué os apasiona tanto el fuego. Nosotros esperaremos aquí. Una vez que entres tendrás que hacer que te diga cómo entrar de nuevo en el agujero. Solo él puede hacerlo desde ahí, porque se ha asegurado de que yo no pueda entrar por la lava.
-¿Y dentro del agujero?
Pasar por la lava no será un problema, obligarle a algo tampoco...pero si no sé que hacer...
- Traspasarás toda esa zona, romperás la piedra y ya estás en la sala. No hay pérdida. Solo hay que aguantar ese calor. ¿Serás capaz no?
-Aizen...te lo advierto, jugarmela no te saldrá bien.
Me envuelvo en mis auras y me dirijo al objetivo.
Va a estar caliente...pero lo soportaré.
O eso esperaba.
- No gano nada ahora con traicionarte, Reena-san. Gano más ayudándote.
Y sin más te deja ir.
Subes hasta arriba, el calor es para todo el mundo insoportable. Para ti solo es como si estuvieses al sol en un caluroso día de verano.
Te sumerges en la lava. Solo ves mezclas de naranja, rojo, amarillo y negro. Tus ropas no aguantan tanto calor, y terminan por dejarte desnuda.
No te preocupes por eso ahora, Reena. Yo te proporcionaré una ropa cuando salgamos de aquí. Concéntrate.
Pasar vas a pasar. Pero quizás con más daño o menos.
1d100 + resistencia al dolor.
El daño será 100 - el resultado que te salga.
No tardo mucho en pasar, aún así ya comienza a ser algo molesto cuando llego al otro lado.
No confío en Aizen, pero no me queda otra Debo solucionar lo que ha ocurrido.
Motivo: resistencia
Tirada: 1d100
Resultado: 70(+20)=90
Daño 10
Consigues romper la pared inferior de piedra y caes a la vez que un buen charco de lava se extiende por tu alrededor.
Inmediatamente, Karyu te da la ropa.
La sala es muy amplia y oscura. Solo iluminada por la lava que va impregnando el lugar.
No se ve absolutamente nada a excepción de la luz de un monitor que ilumina la cara de tu tío.
Kotsu:- Ya tardabas, Reena.
Está sentado en el suelo, encadenado al monitor con una cadena que ilumina de morado. No se puede mover, sabe que estás ahí para vengarte, pero también sabe que si lo matas puedes despedirte del todo de tus seres queridos.
Kotsu:- ¿Te gustó el juego?
Lo miro, el resplandor de la lava ilumina mi cara desde abajo...es pavoroso. Ni siquiera sé cuando liberé el bankai.
Avanzo un paso. Mi odio está a punto de descontrolarme.
Mis ojos se clavan en los suyos mientras avnzo paso a paso.
Motivo: pesadilla eterna
Tirada: 1d100
Dificultad: 70+
Resultado: 19 (Fracaso)
Motivo: pesadilla eterna
Tirada: 1d100
Dificultad: 70+
Resultado: 44 (Fracaso)
hago las tiradas por si se activase la pesadilla, lo haré cada post. Será algo inconsciente el activarla.
- Uy... no pareces muy divertida. Esa mirada da verdadero terror, Reena. Dime, ¿a qué has venido? ¿a matarme? ¿A por más diversión? ¿Matarías a un familiar Shihöin? ¿Pasarás a la historia por haber matado no solo a tu tío sino también a tu hermana? Bueno, supongo que no te supone ningún problema. ¿Cierto?
Sus últimas palabras me descontrolan. No soy consciente de hacerlo hasta que lo veo gritar y tratar de apagar las llamas.
¡Reena!
Lo libero de la pesadilla.
-Vas a devolverlos a la vida a todos. Y vas a hacerlo ahora. O será peor, mucho peor de lo que acabas de sentir. Porque, no. No voy a matarte. Puedo meterte en ese mundo, destrozarte una eternidad. Traerte aquí y curarte. Y siempre, siempre dolerá.
Motivo: pesadilla eterna
Tirada: 1d100
Dificultad: 70+
Resultado: 83 (Exito)
Sufre, pero es al mismo tiempo fuerte y no quiere mostrar su terror.
Así que así es como venciste a Reo. Quizás fui demasiado duro con él.
- No puedo sacarlos y me consta que lo sabes. ¡Están muertos!
Otra dosis de pesadilla, esta totalmente consciente. Le pregunto mientras lo tengo en ese mundo.
-Aizen opina de otra manera. Tío...¿Qué demoniós pretendías? ¿Quién te ayuda?
Lo libero de la pesadilla. No quiero que nadie me pille de sorpresa, asi que siento todo lo que pase en la sala, movimiento...reiatsu...
-Saca de esta dimensión a los que mataste. Vivos. Y hazlo ya.
Intenta aguantar pero el dolor y el terror se empiezan a asomar en su cara.
- No puedo Reena. ¡Lo único que se puede hacer es que entres ahí y luches por ellos! Claro, si quieres recuperar unos cadáveres aunque admito que no soy yo quien decide lo que les pasa en esa dimensión una vez que los selecciono. Y la verdad, no me importa abrirte ese portal. Puede que te pierdas del todo.
-Ábrelo.
Digo, sencillamente, eso. Tengo muy claro lo que voy a hacer.
Te mira unos segundos. Pero no duda más.
Cierra los ojos, aprieta el puño e inmediatamente la luz de la cadena se intensifica. Inmediatamente eres absorbida.
La sala: un largo pasillo. Oscuro. Estrecho. Piedra. Solo eso.
Conforme avances irás descubriendo diferentes salas y en cada una de ellas: los demás.
Cada sala, uno o dos de mis compañeros. De mis amigos. Mi hermana. Gente a la que traicioné, que confiaba en mí. A Yoruichi no parece pasarle nada, está perfecta. Parece solo dormir. Pero no es así. Matsumoto ha sido desmembrada, lentamente...en mi mente, el eco de su grito me desgarra.
Las heridas en Byakuya -¿Le amaba? Nunca me lo había planteado de verdad. Probablemente no, sencillamente era "el capitán", cuando dejó de serlo apenas tuve tiempo de nada más- y Kurotsuchi hechas por mí. Kyoraku y Nanao destrozados por bolas de Kidoh. Otros no parecen estar ni heridos. Pero tienen la mirada ida...como si no supieran distinguir lo que es real y lo que es una ilusión.
Ahora sí lloro. Mi visión es incluso borrosa, ya no lo aguanto más. Pero ya no tengo que controlarme.
Me viene a la mente la reacción de Soi Fong, saltando sobre mí. Gritadome desesperada. Incrédula por mi forma de actuar. Sin comprender por que no hacía algo tan lógico y sencillo como llorar por mi hermana.
La explicación era sencilla. Pero no pude darle palabras ante ella. Ante los demás capitanes. Mi poder se basa en mis emociones. Furia. Ira. Si dejaba que mi disciplina se rompiese...perdería el control y sería mucho peor.
No pude decirlo.
No sé cuanto tardo en dejar de llorar lo bastante para poder levantarme. Pero cuando lo hago voy creando camillas, enkosen, con kidoh para transportarlos a todos, hasta una sala más ámplia que hay al final. Los pongo bien cerca de mí y los protejo a cada uno con un tozansho individual.
Kâryu está inquieto...estoy consumiendo demasiado reiatsu. Y además no he preguntado a mi tío como salir se ahí. Es posible que estemos atrapados para siempre.
-Lo siento Kâryu. Siempre me has apoyado pero ahora...nos separaremos. Perdóname.
Noto su confusión, ya que no sabe que ocurre mientras yo concentro mi poder y activo las llamas blancas de la ira. Que crecen y crecen y se intensifican. Se oscurecen.
Y lo comprende.
-Inmolación.
Trata de oponerse a mi, de impedírmelo. Está asustado....cuando el efecto cese no sabemos que me ocurrirá a mí.
Pero no puede, sencillamente...mando yo.
Las llamas se tornan negras...el poder crece y crece de una forma brutal. Tan desmesurado que rasga la dimensión en la que estamos con un violento sonido de rasgadura. Y sigue aumentando.
Salgo de allí, sacándolos a todos. Y mi poder lo consume todo. A mi tío, a lo que está encadenado. Al volcán...la misma lava ardió y se evaporó ante la intensidad de mi reiatsu.
Todo lo que hubiera en un radio de diez kilómetros quedó consumido. Totalmente.
Los medidores de la doceava división reventaron, los capitanes sintieron la opresión de un reiatsu desconocido y brutal. Que se acercaba a ellos. La muerte.
Pero no murieron, solo era yo. Al Seireitei no le ocurrió nada.
Dejé los múltiples tozanshos que transportaba en la explanada delantera del cuarto escuadrón. Y también a Kâryu.
Tenía la esperanza de que aunque yo fuese condenada por traición, a él lo pusiesen en la sala de exposición, con otras zanpakutoh de shinigamis ya muertos. Para enseñar a quién vaya a aprender. No quería que lo aislasen, no merecía pagar por mis acciones.
Miré alrededor para ver una última vez a quienes abandoné y traicioné.
Y me fui sin mirar atrás. No quería ser encerrada. Yoruichi trataría de salvarme y eso sería malo para ella. Y para Soi Fong. Y no quería enfrentarme a Hitsugaya, Shinji, Hiyori, Matsumoto, Ikkaku, Kenpachi, Nanao, Unohana...
No.
Reena Shihöin desapareció.
Llueve, diluvia en realidad. Consecuencias del calor que liberé al estallar de esa manera. Evaporé mares y ríos y ahora vuelven a caer en forma de lluvia.
Con lo que me quedaba de mi poder corrí lejos. Muy lejos. Cuando desperté fue a causa de un potente trueno. Me encontraba tapada por una manta en una pequeña casa con el techo de caña. Una pareja de ancianos trataba de asegurarlo bien ante la lluvia.
Se les iba a romper el techo si seguía lloviendo así, tenía que ayudarles. Pero no podía ni girar la cabeza. Respirar y parpadear ya eran casi demasiado.
La anciana me vio despierta y se acercó.
Tres semanas llevaba ya con ellos, entre fiebres y delírios. No había parado de llover ni un momento en ese tiempo, y fue por las lluvias que me encontraron. De pura casualidad. El camino estaba bloqueado por lo que dieron un pequeño rodeo y me encontraron tirada boca abajo, embarrada y medio ahogada.
Las pesadillas coninuaron todas las noches. Matando a mi hermana, a mis amigos. Abandonándoles. Sintiendome abrasada por unas llamas negras hasta perder la conciencia y caer en el barro. Necesitaba tomar una pócima somnífera para poder dormir. Y para que ellos pudiesen dormir.
Un día me marché de allí...no podía hacerles eso. Eran buena gente. No debían encargarse de mi, noches sin pegar ojo, su poco dinero dividido aún más por mi culpa. Y sin poder ayudar.
Con el tiempo recuperé mi fuerza y mi agilidad. Gran parte al menos, por que todo lo que requiriese aunque fuese una mínima parte de reiatsu....me era imposible. Totalmente imposible.
Ya no necesitaba comer...al no tener reiatsu con beber agua me bastaba. Pero lo malo era el frío. Una sensación que empecé a descubrir. Ya no tenía mi fuego.
Y descubrí una forma de no tener pesadillas.
El alcohol. Inconsciencia por alcohol. No todas las noches pero sí cuando comenzara una pesadilla.
Era el único remedio.
Viajaba de un lado a otro, siempre alejada del Seireitei, y en el poco corriente caso de toparme con Shinigamis, procuraba que no me viesen bien. No podían localizarme, en el caso de que alguien me buscase, por mi reiatsu. Eso ya no existía. Probablemente me hubiesen dado por muerta, a menos que Kâryu les hubiera explicado algo, cosa que no tenía manera de saber...por ello, siempre viajando.
Un trueno me despierta.
Llueve casi tanto como aquella noche en casa de los ancianos, hace ya veinte años.
Me levanté para avivar las llamas del fuego añadiendo mas leña. Mi casa es pequeña pero acogedora. Tiene solo dos habitaciones, baño y salón-cocina-dormitorio. Cuando el fuego es grande, para aguantar el resto de la noche, regreso, helada, a la montaña de mantas.
Una manita se me sujeta al brazo e instantes después acurruca su cuerpo contra el mío. Murmura algo.
No puedo evitar sonreir sabiendo lo que dice aunque no lo haya escuchado.
"Te quiero mami."
Dejar de tener pesadillas a base de alcohol tuvo consecuencias. Dias horribles, resacas, vómitos....y una hija.
Una adorable y maravillosa consecuencia.
-Te quiero Soyu.
Nos tapé mejor y la abracé.
Posiblemente fuese uno de los últimos días que pasasemos en esa casa. Ella si que tiene reiatsu, y bastante para su edad. La he entrenado en el combate cuerpo a cuerpo y con katanas de madera. Se le da bien. Probablemente pudiese vencer a chicos mayores que ella.
Pero no puedo enseñarle a controlar su reiatsu...pequeños consejos...pero no puedo demostrar nada. Tiene que ir a la academia de Shinigamis.
Pronto regresaremos al Seireitei. Además, en la academia le darán de comer, cama caliente...
Me asusta separarme de ella, y más por mí que por ella. Pues se que irá a un buen lugar y que estaré cerca, en el rukongai aunque sea arriesgado.
Pero si he seguido viviendo, si no me dejé morir o fui consumida por mis recuerdos fue gracias a ella. A que nacío. Fue el faro que me iluminó el camino.
A sus diez años, es la edad mínima para entrar a la academia aunque la mayoría serán mayores.
Y tras veinte años desaparecida...habrá pocos que me recuerden o reconozcan.
Soyu Shihöin, aunque no dirá su apellido en la academia.